Era ya de madrugada, Marinette se encontraba inquieta y no podía conciliar el sueño, todo gracias a los mensajes y fotos que le había mandado su pareja, sabía que eso pasaria si le seguía el juego.

- Ya duérmete Mari.- bostezo la pequeña kwami.

La azabache no contestó hasta después de un rato que no aguanto más.

-Tikki... Motas.- susurró y ya una vez transformada en la heroína de París, salió de su habitación por la ventana para ir rumbo al departamento de su novio.

[...]

Después de unos pocos minutos, al llegar a su destino, abrió lentamente la ventana, una vez que entró, grande fue su sorpresa al encontrarse con el rubio, quien se encontraba aliatandose para salir.

-¿My Lady?- parpadeo asombrado. -Justo estaba por ir a...-

Sin dejarlo terminar, Ladybug se lanzó a él para besarlo de forma desesperada, lo cual tomo por sorpresa al joven, quien después de unos segundos correspondió el beso con la misma intensidad.

-M-Marinette...- él trato de hablar, no lograndolo al verse interrumpido por ella.

-N-No hables y besame...- susurro la azabache cerca de sus labios mientras que instintivamente friccionaba su intimidad contra la de él, provocando que el rubio soltara uno que otro jadeo.

Y así es como ambos comenzaron una batalla por ver quien tomaría el mando de aquel beso apasionado, un beso que expresaba al otro lo necesitados que estaban por sentirse una vez más, no resistiendo la tentación cayendo en ella sin pensarlo dos veces.

Los dos estaban dispuestos a entregarse para demostrar lo mucho que se amaban, más allá de la pasión también existía el amor mutuo entre los dos, algo esencial para comenzar una relación.

Aquella noche sin duda sería inolvidable para ambos jóvenes.