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Capítulo 5: Pornografía.

He esperado el viernes por la noche como un niño ansioso aguardando por su regalo de navidad la noche antes de que santa venga, y tengo miedo de que suceda como en muchas navidades, que pedía un Max Steel y terminaba recibiendo medias.

He aguantando las bromas de Dylan por casi toda la semana, y he lidiado con mis terribles pensamientos sobre a donde debería llevar a Alaia en una cita. Usualmente llevo a mis conquistas a comer a algún restaurante o quizás a un parque, pero con lo poco que sé sobre Alaia no sé si eso sea algo que a ella le vaya a agradar, ni siquiera estoy cien por ciento seguro de si yo le agrado.

—Entonces llévala a un cementerio —dice Dylan ofreciendo un comentario para nada productivo una vez más, lo miro mal y ríe—. ¿Qué? Has dicho como veinte veces que la chica no parece normal, mencionaste que su forma de vestir es cien por ciento cómoda y que le encanta escabullirse de noche, oh... Y tampoco sabía que la ventana se llama ventana —sonrío al recordar que lo llamo "hueco"—. Si te preocupa que la lleves a un restaurante y se coma al chef o que la lleves a un parque y se lance de la montaña rusa entonces llévala a un cementerio y pues... Si le parece extraño y perturbador entonces si es alguien normal, si le parece fantástico... Definitivamente es bastante rara. De igual modo sales ganando porque es justo lo que estás buscando para tu vida, a menos que termines cavando tu propia tumba.

—Dylan primero no voy a llevarla a un cementerio, ¿Quién demonios va a un cementerio en la primera cita? Ni siquiera en la primera cita, en ninguna cita deberías ir a un cementerio —Dylan asiente dándome el punto a favor—. Y segundo, no estoy buscando rareza o perturbación en mi vida, sólo quiero salirme de lo cotidiano y experimentar cosas nuevas, pero amigo, ir a un cementerio en una cita no es una de ellas.

—Entonces el cine —dice abriendo la última bolsa de cereal.

Cabe destacar que todos se los ha comido él.

—No hay películas muy buenas, no quiero que se vaya a quedar dormida en medio de la función.

—Pues si la película es aburrida la besas toda la función y ya —me guiña un ojo mientras se mete un puño de cereal a la boca—. Nadie en estas épocas va a una cita al cine a ver la película, Kilian —añade mientras mastica haciendo que parte del cereal en su boca no permanezca en su boca, ¿Hace cuanto no le dan de comer a esta criatura?

En fin, lo que dijo antes es cierto, pero...

—¿Y si la beso y me golpea? —debo estar abierto a todas las posibilidades.

—Entonces es lesbiana —dice llevándose otro puño de cereal a la boca—. O te considera extremadamente horrendo, lo que sería raro porque si yo fuese mujer me acostaría contigo —agrega mientras desliza su mano nuevamente en la bolsa de cereal.

—Te comes todo eso tú solo y me deberás una bolsa entera de choco krispis —digo bastante serio, Dylan suelta la bolsa de cereal y se queda sin decir nada por unos segundos.

—¿No te enseñaron a compartir? —suspiro y ante su mirada perturbante de cachorro que más bien parece  un pescado triste, lo dejo seguir comiéndose mi cereal—. Mira, nunca te había visto tan inseguro con una chica en una cita, y la verdad es que te ves patético.

Lo dice quien en su intento de hacer una mueca de cachorrito abandonado parece una morsa después de un festival de drogas.

—La verdad ante todo —comento levantando las cejas.

—Kilian debes dejar esas estupidas inseguridades y adueñarte del juego, si Amalia te ve inseguro entonces lo más probable es que se sienta insegura también, o más probable aún que te mande a la mierda.

—Alaia —corrijo. A la mierda seguramente terminaré yendo directico.

—Esa misma —chasquea sus dedos—. Invítala a cenar a tu casa, si algo sale mal no tendrás que ir en un viaje incómodo en auto mientras la llevas a su casa porque vive al lado y se puede ir caminando, tampoco tendrás que gastar dinero en comida porque le puedes pedir a tu madre que cocine o puedes ordenar comida —asiento, no es que sea tacaño pero no está de más ahorrar, si algo mis padres me han enseñado es que si quiero tener dinero aparte de trabajar duro debo ahorrar.

Eso o robar un banco como en las series de Netflix.

—Por fin dices algo que sirve —lo toma como un cumplido y chasquea sus dedos una vez más.

—Sólo ocúpate de lucir bien y comprar condones... Si las cosas salen bien ya tienes la habitación disponible arriba —dice señalando hacia el techo, tuerzo los ojos—. Y ves, tampoco gastas dinero en el hotel.

—Ya cállate o empezarás a hacerme sentir como el Don Juan más barato del mundo —me hace caso y cierra la boca metiéndose otro puñado de cereal.

(...)

Me echo un poco de perfume y arreglo mi cabello mientras me miro al espejo como por quinta vez. Quiero verme bien, y puede sonar bastante superficial, pero Alaia es una chica que con la mirada ya te hace saber que te ves ridiculo, quiero dar una buena impresión en nuestra primera cita, es probable que hasta sea la única que tengamos, y si es que es una cita. Así que debo dejar de lucir como un vagabundo que tiene un mes sin bañarse.

La mayoría de las personas dicen que el físico no importa, y yo considero que definitivamente no es lo más importante, sin embargo si hay que darle la importancia que merece porque nadie se masturba pensando en "¡Diablos, que ricos sentimientos"!

Las cosas como son.

Sacudo mi cuerpo y miro mi celular, son las 10:59pm y quede por pasar a Alaia a las once, así que ya debería ir camino a su casa, vivimos al lado así que me tomará literalmente un minuto.

La puntualidad ante todo también.

Salgo de la casa y en segundos llego a la suya, suspiro antes de tocar la puerta pero antes de que pueda siquiera acercar mi mano al timbre, la puerta se abre, Alaia sale rápidamente y luego cierra la puerta detrás de ella. Sus movimientos son tan rápidos y poco precisos que no se da cuenta que queda a pocos centímetros de mi cara, la observo en silencio por unos segundos y veo como lentamente frunce el ceño.

—¿Si vamos a ir por comida o te vas quedar viéndome como si te debiese dinero? —habla empujándome levemente pero ni tan leve con sus manos.

—Sobre eso... Planeé en cenar en mi casa, podemos ordenar pizza o unas hamburguesas.

—¿Tus padres no están en tu casa? —pregunta haciendo una mueca de confusión, niego con la cabeza.

—Están en una reunión de trabajo fuera del pueblo —respondo tratando de no hacerlo sonar como el típico "casa sola, veamos Netflix".

—Okey —se encoge de hombros y empieza a caminar en dirección a mi casa.

Camino detrás de ella y me fijo en su ropa, que a pesar de que es una "cita" esta vestida como de costumbre, no es como las anteriores chicas que normalmente en la primera cita se visten para dejar una buena impresión. Hasta yo lo hago, pero a diferencia, Alaia simplemente lleva unos Air Force 1 y una camisa junto con unos joggers anchos, y si me fijo bien, parece que su ropa es la misma talla que la mía.

Interesante.

Abro la puerta de mi casa y la dejo entrar primero, pero a mi gesto se rehusa a entrar.

—¿Qué pasa?

—¿No te preocupa que pueda robarte? —pregunta totalmente seria.

Pues si te soy sincero me preocupe tanto sobre la posibilidad de que me apuñales que me olvide de esa otra opción.

—Eh, no. De todos modos voy detrás de ti —procesa mis palabras y entra, se sienta en el sofá y se queda en silencio. Un silencio bastante incómodo—. Entonces... —balbuceo tratando de buscar conversación pero no logro nada, más que todo porque Alaia no parece tener el mas mínimo interés en querer salvar la cita.

Creo que después de todo si vino por la comida.

—¿Nos vamos a quedar callados sin hacer nada? —ante su tono de voz puedo notar que esta estresada.

—¿Qué te gustaría hacer?

—No tengo ni idea, no acostumbro a hacer estas tonterías —responde claramente de mal humor, arqueo la ceja.

No lavas pero tampoco prestas la batea.

—A alguien le hace falta un buen polvito liberador de estrés —murmuro más para mi mismo.

Solía pensar que era interesante, pero justo ahora me parece que esta siendo un grano en el culo.

—¿Polvito? —al principio pienso que simplemente me está jodiendo haciéndose la desentendida, pero luego capto que su confusión es bastante real.

—¿No sabes lo que es un buen polvo? —niega con la cabeza. Bien, quizás de la montaña de donde viene tienen otra manera de expresarse.

—El buen polvo que conozco es la coca, ¿Me invitaste aquí para drogarnos? —niego rápidamente con la cabeza.

—Cuando habló de un "buen polvo" me refiero a buen sexo —explico siendo lo más claro y directo posible.

—¿Y para que mezclan el sexo con las drogas? El sexo es mejor por si solo, consiente lo disfrutas al máximo —diablos, señorita.

—No es mezclarlo, es sólo una expresión, no la inventé yo, no sé si salió del porno o de donde —me mira confundida—. ¿Que? ¿No sabes lo que es porno? —niega con la cabeza—. Es cuando las personas se graban teniendo actividades sexuales.

—Las personas hoy en día definitivamente no saben que hacer con sus vidas.

Cada quien hace de su vida lo que le plazca. Pero... ¿Cómo es que no sabía que es porno?

—¿De dónde eres? —se queda callada por unos segundos eternos y luego responde.

—De muy lejos —se limita a decir.

—Creí que había porno en todas las partes del mundo —digo un tanto extrañado.

Esto ya se salió de mis manos, capaz y tampoco sabe que santa no existe.

—En fin, ¿Me vas a mostrar si o que? —puedo notar una pizca de entusiasmo en sus palabras, esto se va a descontrolar.

—¿Realmente quieres que te muestre porno? —asiente convencida poniéndome en una situación bastante rara—. Bueno... —sacó mi celular y busco en Google alguna página famosa.

PornHub.

No suelo ver estos videos porque mi vida suele ser, o solía ser más de... Recrearlos más que fantasear viéndolos, eso lo hacía más que todo a los catorce cuando era todo un masturbino. Sin embargo, Alaia quiere saber asi que... Selecciono uno de los videos y lo reproduzco. Todo empieza con una plática normal hasta que luego los protagonistas empiezan a quitarse la ropa y... Gemidos y más gemidos. Me remuevo en mi asiento sintiéndome bastante incómodo y hasta sintiendo un poco de calor recorrerme el cuerpo, trato de no ver el video y me fijo en ver la reacción de Alaia a tal... Descubrimiento, por así decirlo. Luce bastante concentrada, noto que muerde su labio inferior y sus mejillas se enrojecen, pero no es hasta que empiezo a sentir algo queriendo subirse en mi pantalón que detengo el video.

—¿Por qué lo detienes? —pregunta bruscamente.

—¿Quieres seguir viendo?

Okey, fue una pregunta estúpida. Es porno, es adictivo sobretodo cuando eres nuevo en el asunto.

—Obviamente, la excitacion es una de las mejores sensaciones —ave María purísima—. La última vez que la sentí fue cuando te vi sin camisa viendo por la ventana de tu habitación —la miro impactado pero decido no responder, ¿Qué se supone que debería decir?

Fuertes declaraciones.

—¿Cuantos años tienes, Alaia? —necesito asegurarme de que esto no sea ilegal.

—La edad es sólo un número —antes de decir algo argumentando contra eso, me detiene hablando otra vez—. Debo preguntarte algo —no quiero ni imaginar que será—: Sueles llamarme por mi nombre y me gustaría hacer lo mismo pero debo admitir que se me olvidó el tuyo.

—Kilian White —asiente.

—Bien, Kilian White, ¿Podemos seguir viendo porno?

—No sé si sea buena idea, porque verás... El cuerpo puede reaccionar y desear hacer ciertas cosas y... No sé cómo puedan terminar las cosas aquí si dejamos que eso pase —llevo mi mano a mi cuello y rasco mi nuca. Alaia se acerca a mi y me mira fijamente a los ojos, sus mejillas enrojecidas realzan las facciones de su rostro, sobretodo esos ojos azules que me observan como si estuviese estudiándome.

—¿A qué le temes, Kilian? —pregunta en un murmuro muy cerca de mi rostro, remoja su labio inferior con su lengua manteniendo su expresión neutral, generándome confusión ya que no sé si sus actos sean con fines seductivos o si me lo estoy inventando.

—A nada —respondo manteniendo la cercanía, Alaia se aleja lentamente  y se queda esperando a que le dé mi celular.

Lo desbloqueo y selecciono otro video, lo reproduzco y esta vez, no quito la mirada.

O al menos eso intento hasta que la puerta se abre y entran mis padres.

—¿Kilian? —pregunta mi madre viéndome desde la puerta, arquea la ceja en cuanto oye los gemidos provenientes de mi celular.

¿Es mercurio retrógrado y nadie me dijo?

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PARA SEGUIR LEYENDO IR A:

https://m.dreame.com/novel/WT+Mq5hw/ejldJZ9ay3p3Q==.html

¿Quién de ustedes esperaba que la cita de estos dos diera ese giro? 🤣

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