Capítulo 5 - Lección 1 y 2: Centro comercial.
(Lean la nota al final del capítulo)
Narra Marnie:
Stephen me arrastra hasta llegar a su auto. Me siento nerviosa, ¿Qué tipo de ropa va a comprarme? ¿Será ropa que me guste? ¿O será algo que compremos de alguna tienda de zorras?
Me aterra lo que puede pasar aproximación.
Entra a su auto y hago lo mismo, me coloco el cinturón y espero a que arranque, lo hace y empiezo a rezar para que no pase nada malo.
Malo para mí, divertido para él.
—¿A qué centro comercial vamos? —pregunto nerviosa, me mira y sonríe.
¿Qué hace que sonría tanto?
—Uno de por aquí cerca. No te pongas nerviosa, pequeña saltamontes, no tienes nada que temer —contesta sonriendo, frunzo el ceño.
—Cuando lo dices así, me da más miedo aún —murmuro removiéndome en el asiento del auto.
Después de unos minutos se estaciona al frente de un centro comercial. Bajamos del auto y caminamos adentrándonos en el, miro hacia todas las tiendas y frunzo el ceño, no hay tiendas a las que acostumbro ir y sabiendo el tipo de ropa que Stephen espera que me ponga esto no será de mi agrado.
—Entremos a esta —dice y me toma de la mano jalándome hacia la tienda, a penas entro quiero salir.
La ropa que usan los maniquís es de zorra. Shorts cortos y rasgados, vestidos cortos y escotados, faldas más arriba de las rodillas y unas camisetas cortas como hasta el ombligo que no sé que rayos serán.
Stephen empieza a ver la ropa mientras yo intento salir de la tienda sin que me vea, pero fallo en el intento cuando me toma del brazo y me pasa unas prendas.
—Ni se te ocurra —digo inmediatamente al ver lo que quiere que me ponga, es un vestido escotado oscuro con unas especies de muñecos, flores, puntos, no sé qué diablos serán de color mostaza.
—Póntelo, te quedará bien —insiste.
—Esto no me llegará ni a la mitad del muslo —digo observándolo, rueda los ojos.
—Eso que interesa, no te hará mal broncearte las piernas —dice mirándome esperando a que me lo ponga.
Suspiro y me rindo. Me voy hacia los probadores y me lo coloco.
Me miro en el espejo del probador y ni siquiera me reconozco, intento tapar un poco el escote pero no puedo así que dejo de intentarlo. Me veo una vez más en el espejo y repaso lo que llevo, la verdad es que no me veo tan mal ni tan zorra como pensé que me vería. Salgo del probador y veo que Stephen esta distraído viendo su celular, lo llamo y voltea a mirarme. Sus ojos se abren y suelta su celular, su mirada me recorre el cuerpo, de arriba a abajo, desde el escote hasta mis piernas, me ruborizo ante su potente mirada y mi corazón late aceleradamente. Es incómodo y un tanto vergonzoso.
—¿Qué te parece? —pregunto con la voz temblorosa, se acerca a mí y pasa sus manos por mis hombros, hace un movimiento para que me relaje y seguido de eso suelta mi cabello lanzando por ahí mi sujetador de cabello.
—Mejor —dice acomodando mi cabello colocándolo hacia un lado y pasándolo por delante de mi hombro derecho—. ¿Lo ves? ¿Acaso te sientes como una zorra? —niego con la cabeza—. Mostrar un poco de piel y marcar tu figura no te hace una zorra, pequeña saltamontes. Debes saberlo.
—Gracias por el dato —digo sonriendo falsamente.
—De nada, ahora; ponte esto otro —dice pasándome una gran cantidad de ropa que mis pequeños brazitos no alcanzan a agarrar.
Tomo lo que puedo y me adentro de nuevo en el probador, esta vez me coloco unos shorts rasgados y una camiseta corta blanca hasta el ombligo, frunzo el ceño y salgo.
—¿Qué rayos es esto? —pregunto intentando alargar la camiseta—. Esto debe ser talla de niños, no me queda —le digo frunciendo el ceño, se ríe.
—Es así, se les dice Crop Top.
—¿Crop qué?
—Crop Top. A algunas chicas les quedan lindos, a pesar de que son cortos si te los pones con la ropa indicada te verás bien así uses faldas largas —explica mirándome de arriba a abajo, arqueo la ceja.
—Con esto puesto pareciera que le hubiese robado la ropa a mi hermanita o a algún enano —digo totalmente seria haciendo que explote en carcajadas.
—No seas exagerada, se te ve bien.
—Claro, claro. Como tu digas, Stephen.
Me rió y niego con la cabeza entrando de nuevo al probador.
Me coloco vestidos, jeans ajustados, shorts de todo tipo y camisas de todas las formas, colores y medidas. Algunas me gustan, otras las detesto pero la decisión final la decide la mirada jueza de Stephen, que me dice sinceramente si me queda bien o me queda mal.
Me ha dicho todo tipo de comentarios, desde: "Te lo metería con eso puesto" hasta "Pareces una ballena".
Su honestidad a veces asusta o enfada, se comporta conmigo respecto a las bromas como si nos conociéramos de hace años. Algunas las entiendo y otras no, como: "Me gustaría ser mantequilla para derretirme en tu bollo". Ni siquiera sé que significa eso.
Me hace comentarios que ni siquiera mi madre me dice, cosas como: "Si te viene la regla no puedes colocarte eso" y "Eso debes ponértelo sin sujetador".
Esta primera lección de escoger ropa viene con todo incluido.
Salimos de la tienda con todo lo que compramos, es increíble como tan sólo en una tienda compramos todo lo que según Stephen necesito para vestirme mejor. Él lleva cinco bolsas y yo llevo dos, se detiene a mitad del centro comercial y lo miro confundida.
—Es hora de la segunda lección —dice dejando las bolsas en el suelo, arqueo la ceja—. Este es el sitio ideal para que practiques como ligar con alguien.
—¿Qué? —pregunto frunciendo el ceño, ¿Qué diablos quiere que haga?
—Aprender a ligar es sumamente esencial si quieres llegar lejos con Alex. Si realmente quieres ser su novia y casarte con él y tener mil hijos... —ruedo los ojos, sus burlas están de más—. En fin, acostarte con él será sumamente fácil, sólo tienes que mover tu trasero y vestirte como zorra —hago una mueca de asco—. Pero como no quieres eso sino que quieres ir más allá, debes llamar su atención desde un principio, atraparlo en tus garras de saltamontes..—lo interrumpo.
—Los saltamontes no tienen garras.
—Como sea, para llamar su atención y hacer que vea algo en ti que le interese más que sexo debes aprender a ligar, porque no llegarás a hablarle con un: "Hola soy Marnie y estudiamos juntos, ¿Tomas agua?" y con eso caerá rendido a tus pies —bufo, yo no haría eso. Bueno... No exactamente así—. Debes captar su atención desde un principio, hacer que se interese en ti.
—¿Y cómo rayos voy a hacer eso? —pregunto frunciendo el ceño.
—Aprendiendo a ligar —contesta sencillo, ruedo los ojos.
—¡¿Y cómo voy a aprender, Stephen?! —exclamo haciendo movimientos con mis brazos.
—Pues vas a ir hacia allá —señala a unos chicos sentados en unas mesas—. Y hablarás con ellos.
—¿Y qué se supone que les diga?
—Bueno ya sabes que no va a ser un: "Hola soy Marnie, ¿Tomas agua?" —se burla, ruedo los ojos y bufo—. Habla con naturalidad, no tartamudees ni hables como una idiota virgen de convento. Sé tú misma pero no seas torpe o se burlarán de ti.
—Eres pésimo dando consejos en esto —me quejo fulminándolo con la mirada.
—Sólo ve hacia allá y habla con ellos y no vuelvas sin tener sus números de teléfono —dice y me empuja hacia ellos dando una palmada en mi trasero, apretó mis puños y me dispongo a golpearlo pero corre y se esconde.
Bien, Marnie, esto no puede ser tan difícil. Sólo se tu misma pero no seas torpe... Ser torpe es parte de mí.
Volteo a mirar a Stephen y este me alza sus pulgares con una sonrisa escondido detrás de una señora, ¿Qué le pasa?
Trago fuerte y camino hacia los chicos. Son tres, dos rubios y uno castaño. No muy atractivos pero tampoco están tan mal.
Bien, puedo hacer esto.
—Hola —digo acercándome a ellos, me miran con el ceño fruncido y recuerdo que sigo vestida como monja.
Diablos, vestida así será más difícil.
—¿Qué se te ofrece? —pregunta uno de ellos.
¿Qué se me ofrece?
¿Sus números tal vez?
—Bueno... Yo... ¿Toman agua? —pregunto balbuceando apretando mis labios.
¿Es en serio?
¿Soy tan patética así?
Justo lo que no debía decir.
Diablos.
—¿Qué? —preguntan con el ceño fruncido, me miran con cierta repugnancia.
—Estem... Bueno...
Odio esto, ¿Por qué rayos vine a hacerlo?
—Cariño te estaba buscando —interviene Stephen llegando, posa su mano en mi cintura y me apega a él, frunzo el ceño—. ¿Mi novia les pidió algo?
¿Novia?
—Sólo nos preguntó si tomábamos agua —responden confundidos y un poco intimidados por su presencia.
—Discúlpenla, es que anda en sus días. Ya vámonos, mi amor —dice sacándome del lugar, cuando ya no nos miran me suelta.
—¿Qué fue eso? —pregunto arqueando la ceja.
¿Dónde quedo "pequeña saltamontes"?
—Te estaba salvando de una gran vergüenza, mi amor —dice con un tono burlón en las últimas dos palabras—. ¿En serio les preguntaste si tomaban agua?
—Entre en pánico, no sabía que decir —admito avergonzada.
—Esta bien, nadie liga bien en su primera vez, por eso debes practicar antes de hacerlo con Alex. Ahora, inténtalo de nuevo —dice empujándome hacia otro grupo de chicos que justo van pasando. Me tropiezo con mis pies y caigo al suelo, los chicos fruncen el ceño y me miran en el suelo, me ruborizo de vergüenza—. Lo siento, mi novia tiene miopía —dice Stephen alzando las cejas levantándome del suelo.
Los chicos asienten y le sonríen mientras me miran extraños y se van.
—Justo ahora te odio ¡Hiciste que me cayera! —exclamo quitando el cabello de mi rostro.
—No, yo te empuje y tú te enrollaste con tus pies y te caíste. Luego fui al rescate y te salve.
—¿Ahora te crees mi héroe o algo así?
—No. Pero si sigo diciendo que eres mi novia hasta voy a empezar a creérmelo —sonríe y bufo, le doy un golpe en el hombro y camino alejándome de él.
Me siento en el borde de una fuente y tapo mi rostro con mis manos, suelto un gran suspiro e intento relajarme, siento a alguien sentarse a mi lado y sé que es Stephen con las bolsas de las compras.
—Soy un desastre —suelto haciendo un puchero.
—Lo eres —dice y se ríe, lo fulmino con la mirada—. Pero estoy aquí para ayudarte a que dejes de serlo.
—Hablando de eso, ¿Ya pensaste lo que quieres a cambio de todo esto? —pregunto, hace una mueca y ladea la cabeza.
—La verdad es que no lo he pensado, he estado un poco ocupado viéndote pasar pena —se burla riéndose.
—Hay veces donde realmente no te soporto —admito sacando mi celular de mis bolsillos y viendo la hora.
¡Es tardísimo! Ya mamá debió haber recogido a Chloe y ya deben de estar esperándome para la cena.
—¿Pasa algo? —pregunta Stephen al verme alarmada.
—Es tarde, ya debo volver a casa —digo levantándome y tomando las bolsas.
—Yo te llevo —dice y sin siquiera dejarme contestar me toma del brazo y me saca del centro comercial. Monta las bolsas en la maleta del auto y luego nos montamos nosotros, le doy la dirección de mi casa y arranca hacia ella—. ¿Por qué la última vez te lleve a una escuela? ¿Qué ibas a hacer? ¿Le lees cuentos a los niños o algo así?
—En esa escuela estudia mi hermana, debía buscarla —contesto haciendo que se trague sus bromas absurdas.
—¿Por qué siempre debes volver tan temprano? Para ser una virgen solitaria tienes muchas cosas que hacer siempre —dice sin dejar de mirar el camino.
—¿Cuáles más cosas que hacer aparte de aprender cosas sexuales de un ridículo que cree que es un payaso?
—Primero: tal vez si soy ridículo, pero no me creo ningún payaso, no es mi culpa que no te rías de mis bromas.
—Tus bromas siempre son sobre mí —reprocho, sonríe.
—Segundo: pensé que no querías llamar a tus clases "clases sexuales" —me encojo de hombros.
—Hay que llamar a las cosas por su nombre —digo encogiéndome de hombros.
—Si pero todavía no llegamos a eso, aún no te enseño esos placeres de la vida, así que aún no te doy clases sexuales. Hasta que no te enseñe como meter un pene en tu boca no llegamos a eso, por lo tanto, por ahora vamos por la etapa de clases de ligar.
—Como tu digas —digo ocultando una sonrisa, debo admitir que en ciertas ocasiones si es un poquito graciosa su manera de hablar y expresarse, aunque más que todo da un poco de miedo.
—Y tercero: no entiendo que haces volviendo a tu casa tan temprano, ¿Acaso llegas tarde a tus sueños húmedos con Alex Bomwell?
—Llego tarde a una cena familiar —digo y bufa.
—Se cena en la noche, pequeña saltamontes. Son las cinco de la tarde —dice como si dijera lo más inteligente del mundo.
—Ya deja de hacer tantas preguntas y conduce o llegaré más tarde —mando empezando a revisar los mensajes que me empiezan a llegar de mi madre.
De: Mamá.
¡¿Dónde andas, Marnie?!
Para: Mamá.
Voy llegando, el transito está lento.
Y por transito me refiero a Stephen que va más al pendiente de hacerme preguntas que de conducir.
Por fin llega a mi vecindario y le indico que se estaciona en unas tres casas más alejadas de la mía, no quiero que mi madre lo vea y empiece a hacer preguntas. Mi teléfono empieza a sonar y veo que es mi madre llamándome como loca, tomo las bolsas y me bajo del auto rápidamente corriendo hasta mi casa.
—Hasta mañana para ti también —escucho decir a Stephen a lo lejos, me volteo y le doy una sonrisa torcida antes de entrar a casa.
Entrando a casa me encuentro con la fuerte mirada de mi madre, que pasa de mí a las bolsas que sostengo.
—¿Con qué el transito? —me pregunta frunciendo el ceño.
Rayos.
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POR FAVOR LEAN ESTO,
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Este capítulo tiene muchos comentarios, y la mayoría se deben a personas ofendidas por la manera de pensar del personaje de Marnie sobre la ropa en esta capítulo, para ella es ropa de puta, zorra, etc. Muchas de ustedes se ofendieron muchísimo al leerlo, y dejaron muchas de sus opiniones claras en los comentarios, ahora yo quiero aclarar algo aquí; estoy muy de acuerdo que camisetas cortas o shorts cortos, entre otras, NO SON ropa de puta, YO MISMA uso esa ropa, y soy una de las personas que piensan que LO QUE USES NO TE DEFINE COMO PERSONA, pero quiero que comprendan que esta es la manera de pensar DE UN PERSONAJE, no es la mía. Son los pensamientos de un personaje el cual NO ESTÁ ACOSTUMBRADO a vestirse así, un persona que DESCONOCE sobre la moda, apariencias y muchas cosas más. De esto se trata gran parte de la historia, de la evolución de Marnie, quien pasa de no saber nada de nada, a aprender muchísimas cosas.
Espero que entiendan el punto aquellos que se frustraron al leer este capítulo. Sin más que decir, continúen leyendo.
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