Capítulo 2.
Narra Ava:
Me remuevo incómoda y abro mis ojos lentamente, lo primero que noto al moverme y despertar es el horrible dolor de cabeza que tengo pero que no se compara con el dolor de espalda, siento que me clavaron un cuchillo hasta el fondo.
—Despertó —oyó decir a una voz bastante familiar, abro un poco más los ojos y miro a mis alrededores, parece que caí en un agujero negro, no hay luz y las paredes son rusticas como de piedra.
¿Así es el cielo o me fui al infierno?
Intento levantarme pero el dolor de mi espalda no me deja, me domina por completo haciendo que me estremezca y jadee.
—¿Dónde estoy y qué paso? —pregunto con un hilo de voz.
—Resbalaste y caíste dentro de la mina con nosotros, te golpeaste fuerte la cabeza, pensé que habías muerto —responde Ben—. Cuando te oímos llamarnos pensamos que estaríamos salvados pero...
—Caíste redondita igual que nosotros como idiota —termina Haile.
Esperen...
Paren el mundo.
¿Estoy atrapada en una mina con ambos?
Ahora si siento que me clavaron un cuchillo hasta el fondo.
—¡¿Qué?! —exclamo asustándome, intento levantarme pero mi espalda no me deja, otra vez—. ¿Cuánto tiempo dormí?
Espero que no vengan y me digan que una semana o tres días como en las películas.
—Como tres horas.
Por lo menos.
—¿Nadie ha venido a buscarnos? —pregunto. Ben se queda callado y se sienta al frente de mí en el suelo mientras que Haile me mira como si fuese estúpida.
—Creo que si ya hubiesen venido buscándonos, ¡No seguiríamos aquí! —exclama enojada.
Tranquila perra, no eres la única que está atrapada en esto. Ignoro su comentario y miro a Ben, ¿No podíamos quedarnos atrapados tú y yo solos? ¿Tenía que caer ella también?
Rayos y centellas.
—¿Cómo cayeron ustedes aquí? —pregunto acariciando mi cabeza.
—Eso que importa, lo que importa ahora es buscar como salir —dice Ben brusco, se le ve de malas.
Ambos parecen estar de malas.
—¿Qué han intentado? —vuelvo a preguntar, me miran como si no me entendieran—. Para salir de aquí, no me digan que llevamos tres horas atrapados y no han hecho nada.
—¿Por qué no hacías algo tú? —suelta Haile y rueda los ojos.
—No sé si te diste cuenta pero estaba inconsciente —respondo ante su ignorancia.
Perra descerebrada.
—Hemos gritado como locos pero nadie nos escucha —contesta Ben.
—¿No han intentado salir? ¿Escalar? —digo opciones, bufan como si estuviese dando la peor idea.
—Cuando caíste la tierra y las piedras quedaron sensibles, alguien da un movimiento en falso para tratar de salir y toda esa tierra y piedras le caerán encima —vuelve a contestarme Ben ya que Haile ya parece detestarme, y eso que sólo hemos hablado por dos minutos y no sabe que estoy completamente enamorada de su novio.
—¿Y por qué antes de que yo cayera no intentaron salir? —pregunto, Haile bufa y se sienta al lado de Ben, apoya su cabeza en su hombro y lo abraza.
Asco.
—No lo pensamos niña, ¿Ya puedes dejar de hacer preguntas que no nos llevaran a nada? —dice Haile, ruedo los ojos y rió sin gracia.
—Creo que soy la única que se está preocupando un poco por salir de aquí —digo e intento levantarme de nuevo. Esta vez ignoro el fuerte dolor de mi espalda y me pongo en pie.
Mis pies tiemblan por un momento pero logró estabilizarme y no caer, miro hacia todas partes y visualizo el lugar buscando algún otro sitio por donde salir.
Más allá de donde estamos, se ve un túnel, me dirijo hacia allá y observo; polvo, rieles dañados y escombros. Camino más adentro de eso pero no hay mucho que pueda tomar como una opción de escapatoria, sólo se ven otros caminos oscuros con ruidos de ratas y no me apetece meterme hacia allá. Llego al final del túnel que está nublado de pura oscuridad, estoy que me hago encima pues odio estar a oscuras pero más odiaré quedarme atrapada en este sitio con Ben y su novia. Al final del túnel se ve una escasa luz, corro despacio hacia esa luz y me encuentro con nada y más y nada menos que un acantilado de mas o menos cien metros de altura.
¿Es esta la única salida que hay? Pues esta nos llevará directo a la muerte.
Me devuelvo hacia donde estaba y los encuentro besándose, mi pecho se hunde y mi respiración se descontrola por un momento.
—Ya llego tu amiga —dice Haile cuando me ve observarlos besarse.
—Ella no es mi amiga —murmura Ben pero logro escuchar.
Mi rostro inmediatamente muestra una cara triste y decepcionada.
Una cosa es que yo no le guste ni un poco a la persona que más me encanta en el mundo, pero otra muy distinta es que, ni siquiera me considere como una amiga.
Eso es un golpe bajo.
Justo como lo que dijo Alissa.
Tú no le importas.
—Esa es la única salida —hablo distrayéndome de mis emociones, señalo el agujero por donde caí que realmente se ve bastante inestable.
Necesito hablar aunque no lo quiera, lo menos que necesito ahora es que me afecten sus palabras.
—¿Qué parte de "El que de un mal movimiento todo eso le caerá encima" no entiendes? —habla Haile.
—¿Prefieres lanzarte por un acantilado? —pregunto brusca arqueando la ceja.
—¿Cuál acantilado? —pregunta Ben.
—No puedo creer que ni siquiera hayan recorrido el lugar, ¿Todo lo que han hecho estás tres horas ha sido besarse? —pregunto indignada.
Después de todo, el futuro padre de mis hijos no parece ser muy inteligente.
—Manosearnos también —agrega Haile—. Nunca lo había hecho en una mina —dice mirando a Ben seductoramente, éste la ignora y me mira mientras toda mi sangre se dispara hacia mis pies ya que al cerebro no me está llegando.
¡¿Tuvieron sexo en esta cueva?!
Maldita sea, necesito salir de aquí.
—¿Dónde está el acantilado? —pregunta Ben levantándose del suelo.
—Al final del túnel —respondo tratando de no vomitar justo ahora.
—Llévame allí, quiero verlo —me pide y luego sonríe. A pesar de mi enfado y repugnancia en este momento sigo estando rendida a sus pies. No puedo superarlo en cinco segundos así nada más—. ¿Haile vas a venir? —pregunta volteando a mirarla.
—Estoy cansada y no quiero moverme, ve tú con esa —dice mirándome de arriba hacia abajo.
¿Cansada de qué?
Ben se encoje de hombros y me observa para que lo lleve a donde está el acantilado, caminamos juntos por la oscuridad y no puedo evitar pensar en que este sería un logro para mí si su estúpida novia no estuviera a diez metros de distancia y no estuviésemos atrapados.
—¿Te da miedo la oscuridad? —me pregunta al notar que camino bastante rápido.
—Sí —respondo en un murmuro.
Llegamos al pequeño lugar con luz y le muestro el acantilado, sus ojos cafés se abren sorprendidos.
—¿Así que estás son nuestras opciones? Lanzarnos por un acantilado o escalar un muro inestable —dice y asiento subiendo ambas cejas—. ¿Adónde crees que lleve el agua?
—No lo sé, tal vez al otro lado del bosque. ¿No estás pensando en saltar o sí? —enarco la ceja y lo miro fijamente, no debe ser tan estúpido.
—¿En una escala del uno al diez que tan peligroso parece? —pregunta mirando hacia abajo.
—Once. Y en una escala del uno al diez que tan estúpido suena lanzarse la respuesta también es once —le contesto intentando bajarlo de esa nube de estupidez en la que se encuentra.
—No debe ser tan peligroso —dice sin levantar su vista de la larga distancia hasta el agua.
—¿Quieres lanzarte y averiguarlo? Si mueres sabré que tenía razón —digo tratando de bromear pero en vez de eso me sale como si lo dijera enojada.
—Alguien debería intentarlo —dice levantando la vista y conectando sus ojos con los míos.
—Porque no le dices a Haile —susurro y me sonrojo cuando me doy cuenta que lo ha escuchado.
—¿Por qué no te agrada?—pregunta, es obvio que con nuestra platica de hace unos minutos ya tiene una idea.
Que pregunta.
Tengo muchas razones, pero me decido a decirle algo más sencillo.
—No lo sé.
Obvio que lo sé, pero no estoy para explicárselo ahora.
—Entonces... ¿Qué hacemos? No hay formas de salir, sólo saltar o escalar, ¿Qué prefieres?
—Prefiero esperar y pensar en otra forma de salir de aquí que no termine en muerte —respondo y sonríe.
Como amo su sonrisa...
—¿Tienes tu teléfono?
¡Claro!
¡Los teléfonos!
¿Cómo no se me ocurrió antes?
Corro devolviéndome al sitio pero fallo, mi espalda me da otro corrientazo de dolor y me tambaleo casi cayéndome, cuando Ben se preocupa por ayudarme ya me encargue yo misma.
—Cuando caí, caí con mi bolso, nunca montaron mi bolso en el autobús así que debe de estar por aquí pero, ¿Dónde? —pregunto caminando a paso rápido pero con cuidado de no volver a caerme.
—Se debió haber desprendido de ti cuando resbalaste. Tal vez esté por los escombros —contesta. Llegamos y empiezo a mover cuidadosamente las rocas que cayeron conmigo, Haile me mira arqueando la ceja y Ben le explica—. Busca su bolso, ¿Ahí tienes tu teléfono, no?
—Sí, y ¿sabes? Sería bueno que me ayudarán —digo y de inmediato se ponen a buscar junto a mí.
Pasan unos cinco minutos y lo encuentro amontonado con otras rocas, Ben me ayuda a levantarlas y lo saco.
Abro mi bolso y lo primero que saco es mi teléfono, lanzo el bolso y enciendo el celular, tiene la pantalla partida pero aún enciende, el táctil está un poco dañado pero puedo usarlo.
—¿Y? —dice Haile.
—No hay señal —responde Ben por mí.
Por un momento suspiro de alivio, me alegro de haber quitado hace unos días a Ben de mi fondo de pantalla. Habría sido vergonzoso que hubiese visto una foto que le saque desprevino de fondo.
—Que porquería —gruñe Haile.
—¿Y sus celulares? —pregunto.
—Yo no traje el mío y el de Haile esta sin batería —dice Ben restregándose las manos en el cabello.
—¿Por qué? ¿Enviaste snaps desde aquí abajo? —le pregunto a Haile con una sonrisa molestándola.
—No estúpida, los snaps los envié antes de quedar atrapados —contesta como si hubiese mucha diferencia.
Ruedo los ojos y empiezo a moverme por el lugar en busca de algo de señal, recorro de nuevo la mina yéndome hacia el acantilado otra vez y devolviéndome, pero no hay señal.
Ni una barra.
Suspiro y me siento en el suelo con cuidado de no hacer un mal movimiento y lastimarme la espalda, aún me duele un poco. Me siento y cruzo los pies, Ben y Haile se me quedan mirando.
—¿Te quedarás ahí sentada? —pregunta Haile, la ignoro—. ¡Oye! Te estoy hablando —exclama levantando los brazos.
—Y yo te estoy ignorando —respondo rodando los ojos.
¿Qué haré parada? Es mejor pensar sentada en silencio.
—¿Qué hora es? Ya debió haber oscurecido —dice Ben.
—¿Qué te hace pensar eso? —pregunto arqueando la ceja, ¿Tiene algún reloj lunar o algo parecido?
—Los rayos del sol se filtraban por los pequeños espacios que hay en las rocas que obstruyen la salida, ya no se filtran, eso quiere decir que ya no hay sol —explica.
No jueguen, no quiero dormir en una mina.
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¿Qué les ha parecido el capítulo?
¿Qué les parece la historia?
Espero que les guste :)
Ben Gosling en multimedia.
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