Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

25: Navega entre mi espuma

El mar es diferente antes de salir el sol, la luna le da fuerzas en la noche. Es de madrugada cuando es más fuerte, cuando está más lleno de vida.

El olor a agua salada es lo que me ha despertado, pero no viene del océano chocando contra las rocas del acantilado, sino de ella, que todavía duerme. Su aliento entibia mi pecho y la abrazo con más fuerza, no quiero que se escape jamás, no de nuevo.

Rozo su frente con mis labios y la escucho ronronear como un gato, sonrío porque ella siempre me ha parecido más una chinchilla.

Se acurruca más y, mientras se enrosca a mi alrededor, confirmo mi teoría. Se siente tan pequeña y frágil que quisiera ponerla en una botella y cargarla conmigo para siempre.

No sé si mis lágrimas son de felicidad o pesar. No logro creer a veces que estamos juntas de nuevo, que puedo ver su sonrisa, que todo es como antes, que me quiere tanto como yo a ella.

Tampoco que haya hecho algo tan imperdonable, que su vida esté tan destrozada como para ser el precipicio su mejor opción.

Y es que, ni ahora que está conmigo, parece llevar una existencia apacible cuando no me ve.

«¿Ser humano será tan horrible, o se habrá ganado ella la lotería de la mala suerte?»

Porque se nota a leguas que solo es feliz en los ratos que pasamos juntas. Pero si es así, ¿por qué se niega a hablarme de ello?

«Mi dulce Ella, si pudiera crear una burbuja irrompible que nos encerrara para siempre en este instante, lo haría; pero ni agotando mis sentidos hasta desfallecer podría lograrlo.»

—Hola. —Me habla y salgo de mi trance, su tono es tan bajo que casi parece estar soñando.

—Buenos días —respondo, aunque el sol no ha salido.

Me busca con la mirada, aprieta los ojos y los frota contra mi camisa. Siento que el aire a nuestro alrededor se colorea de rosados y azules, del color de la neblina de madrugada.

Bosteza y muevo una de mis manos para quitarle las lagañas, no me importa que proteste, es la primera vez que despertamos juntas y pretendo hacer eterno cada instante.

Ronronea de nuevo, esta vez consciente y mira a su alrededor. Intenta incorporarse apoyándose de mí, se cae, la sostengo. Tiene los ojos rojos, apenas los puede abrir, y su voz suena carrasposa. Lleva una de sus manos a su cabeza, beso su frente de nuevo.

«¿Te duele, Ella? ¿Cómo puedo ayudarte?»

Es el alcohol, quizás, y el dolor que está enmascarando. Yo me siento bien, pero he escuchado los efectos que tiene, las terribles mañanas después del desastre.

—¿Dónde estamos? —pregunta a mi oído, su aliento me hace tiritar aunque no tengo frío.

No puedo aguantarme y la beso de nuevo, esta vez en los labios. Ella se ríe y presiona los suyos con más fuerza. Recuerdo cada detalle de la noche, como sus lágrimas se mezclaban con mi piel. Al menos ahora no está llorando, sé que logré hacerla feliz, aunque sea por un rato, hasta que el mundo se reinicie.

Ninguna de las dos va con prisa, sé que no tiene clases y a mí no podrían importarme menos mis obligaciones.

«¿Qué podríamos hacer más que eso?»

Empiezo a planear el día, estar allí acostadas hasta que nuestros cuerpos nos supliquen movernos, comer sentadas en la orilla de la playa o incluso en el borde del acantilado. No tiene por qué seguir siendo un lugar de recuerdos terribles, de gritos de auxilio. Podemos transformarlo en nuestra guarida, un santuario.

Separa su cuerpo del mío por un segundo y rueda hacia un lado, detallo su silueta y rozo mis dedos contra su costado. Tiene el cabello enmarañado, enganchado con el mío y sonrío mientras trato de desprenderla para que no se haga daño. Está tanteando con su mano, no logro prestarle atención, no puedo ver algo más que no sea la base de su cuello. Me acerco y la abrazo por detrás, ha dejado de moverse. Apoyo mi mandíbula en su hombro, la aprieto con fuerza y ella se ríe.

La pantalla de su teléfono se enciende, la advertencia de batería baja reluce. Ahora es mi sirena quien tiene llamadas perdidas, mi corazón da un vuelco, mi respiración empieza a volverse pesada.

Siento que tengo un yunque en el pecho.

«¿Será posible?»

Tiemblo, tengo náuseas de pronto. No puedo creer que este momento perfecto haya durado tan poco.

Entonces me doy cuenta de que las llamadas tienen un nombre, de que no es un extraño, su acosador, el villano que la ha seguido desde Las Américas.

«Francesco.»

Resuena en mi cerebro y sé que tengo de recordarlo.

«Francesco.

Franceso D'Argento.»

¿Por qué no logro dar con él? Llevaba años sin escucharlo, pero está ahí, en algún lugar de mi mente. Ella se encoge de hombros y voltea a mirarme.

—Luego le hablaré, ha tenido tiempo de sobra para preocuparse —dice, besándome de nuevo y rodeándome con sus brazos mientras caemos al suelo.

Francesco, su padre, la certeza me golpea como un balde de agua fría. Entonces recuerdo que no fue a su casa la noche anterior, que quizás no sepa dónde está, ni con quien.

Pero está a salvo, y eso es lo que importa. Si ella está bien, yo también lo estoy. En el fondo, eso es lo único que cuenta.

Me entrego a sus labios por un rato más, ignorando el pitido del teléfono y la llamada entrante que lo hace vibrar.

¿Qué más da?

Si estamos juntas, el mundo deja de existir, desaparece.

¡Ahora es el teléfono de Ella!

¿Qué crees que le dirá Francesco?

¿Fue buena idea ignorarlo?

¿Cuánto tiempo durará el ensueño?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro