Lisandro Martínez

-Sabes? Ya es muy cotidiano que vayamos al apartamento de las hermanas Lockley juntos- resalta Marcus mientras subíamos las escaleras.

-Tienes razón, a pesar de recordar que nos la manteníamos en casa de Scott y Danny- hago memoria.

Marcus mira al frente -me siento un poco mal por Scott, apenas se casó con Danny y la rubia tuvo que irse de viaje de trabajo.

Asiento ante lo que dijo -oye, y qué pasó con Esme y Tri?- cuestiono por las otras mejores amigas de Mar.

-Triana creo se fue a Barcelona por Héctor y está a nada de dar a luz- describe -y Esmeralda regresó a Londres para continuar con sus estudios me parece- revela.

Llegamos a la entrada del apartamento justamente cuando Mar y Liz venían de salida. Las hermanas nos miran con asombro pues nosotros llegamos para sorprenderlas en la mañana antes del entrenamiento -oh!! No esperaba verlos...- se le escapa decir a Lizbeth.

Marcus es quien contesta -queríamos verlas antes del entreno.

La morena me lanza una mirada -pues que temprano vinieron. Son las 6 am- comenta Mar.

-Quiero hablar contigo porque sé que tu trabajo no me dejará más tarde- le hago saber.

Las hermanas se lanzan unas miradas entre sí -Marcus, si no te importa, acompáñame por un café- invita Liz y el británico le hace caso alejándose de nosotros.

Mientras tanto, Mar me dice que entremos a la casa para conversar en privado -de hecho, también debo hablar contigo- revela seria -y si me permites, me gustaría comenzar primero.

Yo asiento acomodándome en el sofá -te escucho.

Podía notar que estaba nerviosa pues jugaba con sus manos -apenas ayer terminé con Rúben- suelta. Aquello me pone a analizar un poco la situación -tu mejor que nadie sabes que he estado trabajando sin parar y lo único que hago una vez que llego a casa es dormir- excusa -no había tenido la oportunidad de terminar con él hasta ayer por la tarde que por fin me llegó ayuda con mi trabajo y por eso pude despejarme un poco de mis deberes. Lisandro, discúlpame si apenas terminé con Rúben, de verdad que lo he intentado hacerlo más temprano para poder estar contigo sin obstáculo alguno...

Hablaba demasiado rápido gracias al nerviosismo que la consumía pues creía que me enojaría con ella -Hey, Mar- le susurro y al mismo tiempo tomo sus manos para relajarla, lo cual funciona pues deja de temblar -te entiendo a la perfección y no tienes que disculparte. Lo importante es que lo hiciste- aclaro con mi mirada fija en sus ojos.

Ella toma un profundo respiro -no sé qué hice para merecerte- la británica me envuelve en sus brazos con fuerza.

Por supuesto que yo la abrazo transmitiendo el calor y comodidad que necesita. Una de mis manos rodea su cintura mientras que con la otra daba caricias en su nuca. Este abrazo y los demás que nos hemos dado siempre son especiales -yo me considero el hombre más afortunado del mundo porque el tenerte a ti por fin lo es todo en mi vida. Ni ganar la Copa del Mundo me llenó de felicidad como tu lo haces.

Mar alza la mirada con sus ojos un tan cristalinos -Lisandro... eso fue muy lindo...- queda encantada con mi discurso.

Acaricio su mejilla -te amo desde el momento que te conocí y seguiré amándote hasta el fin de los tiempos- me atrevo a decir con bastante seguridad ahora que nadie está de por medio para impedir el estar juntos.

-Eres el sueño de toda chica, Licha, simplemente perfecto- describe juntando nuestros labios.

Nuestros movimientos se sincronizan al instante, nuestras bocas se conocían muy bien y nuestras ansias de volver a besarnos se cumplió. Ella me iba guiando hasta su cuarto sin separarse de mi ni un segundo. Cierro la puerta de un patadón y continúo con la sesión de besos.

La tomo por los muslos para cargarla hasta su cama y hundirla en ella. Me atrevo a bajar mis dedos haciendo un recorrido en todo su cuello, pecho y abdomen hasta llegar a donde quería. Desabrocho su pantalón metiendo dos dedos en su intimidad para sacarle ese placer que ella se merece.

Mar suelta unos gemidos en mi boca y al mismo tiempo muerde mi labio inferior indicando lo exitada que se comenzaba a poner. Nuestras lenguas disfrutaban jugar con la otra a tal punto de ser solo una. Mientras que mi chica poco a poco comenzaba a sentirse húmeda haciendo que ahora yo me prenda aún más.

-No pares, sigue, sigue- suplica la morena debajo mío.

Suelto una risita al mismo tiempo que chupaba su cuello -paciencia- pido tomándome mi tiempo para poder disfrutar de su cuello sin dejar faltar ni un centímetro de recorrer.

Esto era lo que al fin quería. Hacer el amor con Marlene como debe ser, no solo una fantasía o porque fuera la última vez. Sino que fuera el placer de hacerlo cómo realmente ella se merece.

Sin duda que fue el mejor sexo que haya tenido con alguien. Sus gestos, caricias y gemidos me hacían estallar de puro placer; sus besos y chupadas me exitaban a niveles tan altos que hasta yo desconocía.

Amo a esta mujer de pies a cabeza, desde el día que nos conocimos en mi reunión de bienvenida, fue que quedé flechado y atraído a Mar. A partir de ese instante no quería ni deseaba otra chica que no fuera la británica.

Pasaron demasiados meses pero finalmente logré conseguir que Marlene Lockley fuera exclusivamente mía.