Cronofilia
El término es normalmente utilizado para reflejar el deseo sexual que experimenta un niño o un adolescente hacia un adulto
Advertencias:
En este capítulo se normaliza las actitudes femboy, también habrá una gran diferencia de edad entre los personajes relacionados, recuerden que esto es ficticio y si algo de lo que verás en adelante llega a molestarte, por favor abstenerse a malos comentarios, también a las comparaciones con otro fic. Gracias
Jimin se encontraba a las afueras del balcón de su habitación, observando como su padre hablaba de negocios con unos hombres muy conocidos para él, no le importaba exactamente de lo que estuvieran hablando, pero sus ojos simplemente no podían despegarse de ese lugar, mirando al perfecto hombre de tez blanca con un traje seguramente carísimo igual de pulcro que sus zapatos, y una mirada tan penetrante le daba un toque de superioridad en todos los aspectos.
Cuando los hombres comenzaron a levantarse de la mesa en la que estaban, él entró a su habitación y se echó una ojeada en el espejo antes de salir de ella cuesta abajo para tener una oportunidad de hablar con aquel hombre que había sido dueño de sus más pervertidos sueños y que no salía de su mente desde que tenía quince cortos años.
Llegó a la planta baja y los hombres ya estaban saliendo a excepción de aquel pelinegro, que se despedía de su padre en la puerta.
— No puedo esperar a empezar este proyecto.— le comentó a su padre.
— Ni yo, Yoongi. Sabes que siempre me alegra hacer negocios contigo.— ambos hombres sonrieron y estrecharon sus manos.
—¡Papi!— Llegó Jimin saltando hasta donde se encontraba su padre y se abrazó a su cuello.
— Jimin, ya te había dicho que no interrumpas, cuando esté en una reunión.—le recordó el hombre. El chico juntó sus labios en un puchero.
—Perdón, es que tus demás clientes ya se habían ido y el señor Yoongi, ya es como parte de la familia.— dijo apenado y observando con una sonrisa angelical al hombre mencionado.
— Y por eso mismo, ya te había dicho que podía llamarme Hyung.— interrumpió Yoongi.— No lo regañes Namjoon. A mi no me molesta.— le devolvió la sonrisa al adolescente de pelo teñido.
—Bueno, te lo dejo pasar por ser Yoongi.— soltó sin más.
—¿Puedo invitarlo a mi fiesta?— preguntó Jimin al oído de su padre.
—Claro, ¿por qué no?— el chico chilló feliz.
—Señor—Jimin miró al hombre que tenía cara de reprimenda, sus mejillas se colorearon y rectificó—Perdón, Hyung— Susurró con vergüenza. El mencionado sonrió complacido y asintió.— Quería que supieras que estás invitado a mi cumpleaños, este sábado.
—Oh, será un honor venir, aquí estare.— hizo una reverencia.
—Eso espero.—advirtió el padre con gracia.
Todos rieron y terminaron por despedirse de Yoongi. Jimin se marchó a su habitación chillando y brincando de felicidad, a partir de ese momento crearía un plan para seducir al hombre, al fin al cabo su mayoría de edad estaba a la vuelta de la esquina.
Los días siguientes Jimin iba al trabajo de su padre con la excusa de llevarle algo de comer, cosa que había hecho antes, pero se había vuelto más rutinario está vez, por supuesto que todas esas visitas se debían al socio de su papá que al hacer negocio con él, ahora estaba trabajando en su empresa, así que no dudo en aprovechar la oportunidad, pero en cada ocasión que había ido y que se había puesto lo más lindo que podía, no se encontraba con el sujeto y termina haciendo berrinche de regreso a su casa.
—¡Papi, estoy aquí!—gritó entrando a la oficina de su progenitor, pero grata fue su sorpresa al no encontrarse con él, sino con el hombre que tanto deseaba ver.— Ho-hola Hyung, ¿Y mi padre?
—Jimin.—se levantó de dónde estaba para posarse de frente al adolescente, pero manteniendo una distancia prudente. Lo examinó de arriba abajo y el menor se sintió de alguna manera, expuesto.— Tu padre está en una reunión, me dijo que lo esperara acá.
—Ah, ya veo. Lo esperaré también, entonces.—No dispuesto a dejar que su plan se fuera al caño, se encaminó hacia el escritorio de su padre meneando sus caderas de lado a lado y sentándose en la silla de su padre.
Aquello, antes los ojos de Yoongi no pasó desapercibido, en ningún momento le quitó los ojos de encima a esas esbeltas y bronceadas piernas que lo tentaban a pecar. Se cacheteó mentalmente cuando ese vago pensamiento de morder las piernas ajenas pasó por su cabeza.
—Siéntese.— Jimin le señaló en el asiento de enfrente, como si él fuese el dueño de aquella oficina. Sus piernas se encontraban cruzadas y su mano sostenía su barbilla, haciéndole ver más provocativo a la vista del hombre.—Y cuénteme ¿qué lo trae por aquí hoy, señor Yoongi?— bromeó y aquello hizo reír de sonoramente al mencionado.
—Quería hacerle una propuesta, Señor, pero veo que es muy joven.—le siguió el juego.— ¿Es apropiado llamarle así?
—Usted puede llamarme como más guste, Señor Yoongi.— Y el juego había comenzado. Jimin comenzó a tocarse los labios de manera sugestiva mientras observaba fijamente al mayor. Yoongi tragó grueso.—¿Y de qué trata esa propuesta?— está vez echo su cuerpo hacia atrás, apoyándose del espaldar de la silla y se giró hacia un lado, haciendo que el hombre tuviera un excelente panorama de sus piernas. Pasó su mano de arriba abajo e incluso, subió un poco más la falda que portaba.
—¿Qué haces— interrogó con voz ronca el contrario.
—¿Yo?—preguntó falsamente.—Nada, se supone que estamos jugando, ¿Que está pensando, señor Yoongi?
—¡Basta!— exclamó, al ver cómo el muchacho seguía subiendo aquella falda— Detente.—casi jadea al ver cómo se asomaba un pedazo de tela roja de encaje. Se levantó de su asiento y fue hasta el chico. Le dió la vuelta a la silla y lo encaró colocando sus manos en cada reposabrazos de la misma.— ¿Esto es parte de tu juego?
— No lo entiendo. ¿Qué cosa, Min?— preguntó con inocencia y acercándose más al rostro ajeno.
—No te hagas el desentendido conmigo.— la mirada de Jimin paró en la pelvis ajena, dónde analizó y sonrió con un dedo entre sus dientes.
—Ya veo, estás irritado.—su dedo se paseó por el pecho del mayor pero antes de que llegara a la entrepierna, él lo sujetó de la mano.—¿Su esposa no lo complace como debería, señor Yoongi?— preguntó batiendo sus pestañas.
—Ah, eso no debería importarte, tan solo eres un chiquillo hormonal.—Jimin puchereó.
—No diga eso, ya casi cumplo mis dieciocho, no soy ningún chiquillo.— frunció el ceño.—Si usted me permitiera, podría mostrarle de lo que soy capaz. Tal vez— pensó por unos segundos.-si no llego a complacerlo debería castigarme.— La cabeza de Yoongi estaba apunto de explotar y no exactamente la que tenía pegada al cuello.
¿En serio, aquel niño que había conocido desde que nació, estaba insinuándose de manera descarada? ¿Aquel mismo adolescente que a sus dieciséis años, había llamado su atención? ¿Ese niño, que se había lanzado en esos momentos a besarle?
— ¡Jimin, no!— se separó de él.— No podemos.
—¿Por qué no? Se que quiere esto, igual que yo.— se acercó a él, pero el hombre volvió apartarse.— Nadie tiene porque saber— volvió acercarse pero está vez Yoongi no se alejó. Jimin lo sujeto del rostro.—Hyung.— Susurró sobre sus labios.—Será un secreto. Nuestro secreto.
El hombre estaba en un trance, las suaves manos del joven se paseaban por sus mejillas y oreja, la piel de su nuca se estremeció, el olor exótico lo relajaba y quería poder enterrar su nariz en la curvatura de su cuello e inhalar hasta quedarse dormido, sus ojos color ámbar lo hipnotizaba y el roce de sus labios lo estaba volviendo loco.
No pudo soportar más y lo beso, pero fueron micro segundos en los que chocaron sus belfos, ya que la puerta había sido abierta y el chico se separó rápidamente corriendo hacia ella.
—¡Papi!—se abrazó al hombre como era costumbre y él lo recibió feliz. Yoongi estaba transpirando y su corazón latía desenfrenadamente. Aquel niño iba a causarle un infarto un día de estos.
—Mi niño, ¿qué haces aquí?
— Vine a traer tu almuerzo, pero como no estabas decidí esperarte con Yoongi Hyung.—respondió con simpleza, y el pelinegro solo veía la buena actuación del chico, como si hace unos minutos no se hubiesen besado.
El dueño de aquella empresa comenzó a caminar a su escritorio y le hizo señas a su amigo de que se sentará al frente, tal cual había hecho Jimin hace un rato. El joven se colocó detrás de su padre y lo abrazó por el cuello mirando fijamente al otro hombre.
—Jimin, cariño, debo hablar unas cosas con Yoongi.— le explicó.
—Claro papi, entiendo. Yo debo irme de todas maneras, para comprar ropa para mi fiesta. No siempre se cumplen dieciocho ¿Verdad Hyung?— padre e hijo voltearon a verlo, esperando por su respuesta, él tan solo asintió, con el nerviosismo recorriendo cada zona de su cuerpo.
»—Debo estar radiante para mis invitados. Así que me voy. Espero verlo allá, Hyung.— le guiño el ojo a espaldas de su padre y luego se agachó un poco para besar la mejilla del mismo.—¡Adiós, papi!
Cuando el adolescente comenzó a caminar, Yoongi no pudo evitar mirar de reojo como el chico meneaba sus caderas de lado a lado. Tan seductor.
La puerta se escuchó cerrar y él por fin pudo soltar todo el aire retenido y mirar al hombre que tenía al frente, que lo veía con una sonrisa en su rostro sin saber lo que pasaba entre su hijo y el hombre que le doblaba la edad
∆
El tan esperado día había llegado, los invitados estaban esperando abajo mientras que el cumpleañero estaba en la parte de arriba con su amiga, ayudándolo a prepararse.
Cuando estaba listo, salió de la habitación junto a su amiga que lo llevaba de la mano, llegaron juntos a las escaleras y todo el mundo prestó atención a ellos, los invitados comenzaron aplaudir antes su presencia, pero él solo buscaba a una persona en particular, más no pudo localizarlo por ningún lado.
Bajo y comenzó a saludar a todos, que lo felicitaban por cumplir su mayoría de edad, él tenía que fingir una sonrisa al no reconocer a la mayoría de esas personas, probablemente eran personas importantes como socios de sus padres, pero sinceramente a él no le importaba ninguno de ellos. Su rostro se entristecía cada vez más, al pensar que Yoongi no había cumplido con su palabra.
Pensó en que tal vez el hombre ya no quería estar cerca de él luego de lo que pasó en la oficina de su padre y aquello solo le quitaba más las energías de querer estar en esa fiesta que había ansiado por tanto tiempo. Su padre llegó hasta él, sacándolo de sus pensamientos y lo invitó a bailar. Él no pudo negarse.
Así que allí estaba, bailando, pero él no dejaba de buscar con la mirada a aquel hombre que no podía sacar de su cabeza por más que quisiera.
Cuando estuvo a punto de resignarse, el hombre apareció a su lado pidiendo bailar una pieza, lo cual su padre no le negó, el chico estaba que explotaba por dentro de emoción y seguramente su rostro lo reflejaba.
—Te ves radiante.—el hombre lo sujetó de las manos y una la colocó en su hombro, y la suya propia en su cintura. Jimin se estremeció al sentir la fría mano por su espalda descubierta, debido a la camisa que había optado por ponerse.
—¿Solo radiante?—preguntó tratando de no sonar ansioso.
—No, te ves magnífico, precioso.—Jimin se sonrojó e intentó ocultar una pequeña sonrisa de felicidad que amenazaba con aparecer.
—¿Viniste con ella?— la duda se podía reflejar en su voz y la molestia comenzaba aparecer al imaginar a la esposa del mayor en un rincón de su enorme sala.
Yoongi negó y respondió sobre su oído con una sonrisa ladina:—Le dije que era mejor que no viniese y que no me esperara despierta, que probablemente estaría comiéndome un lindo culo.
Jimin jadeó, miró al hombre a los ojos y le dio un manotazo en el hombro, rió al pensar en que fuera cierto que le haya dicho eso a su mujer, pero la verdad es que aquellas palabras lo habían encendido más que una fogata.
—Yoongi.—Namjoon había vuelto a acercarse.—Ya que estás, me gustaría hablar unas cosas del trabajo en mi despacho, si no te interesa.
—Papá.—alargó la palabra con fastidio.— ¿En serio? Tienes que hablar de trabajo justo ahora?
—Perdóname pequeño, es importante.— el joven chasqueó los dientes y se fue refunfuñando sin importarle lo que pensarán de su comportamiento.
—Justo tenía que hablar de trabajo hoy.—llegó quejándose al lado de su amiga Rose.—lo aparto de mi lado.—la chica simplemente rodó los ojos ante el berrinche del contrario, ella ya estaba consciente del enamoramiento que tenía con el amigo de su padre, así que estaba acostumbrada a ese tipo de escenas.— ¿Es mucho pedir algo de privacidad junto a ese hombre?
—Tal vez era algo importante.—respondió simple la muchacha.—Todo a su tiempo Jiminnie.
—Para ti es fácil decirlo, no te gusta alguien veinte años mayor.— manifestó enojado .— Ay, ¿sabes que? ya me harté de esta fiesta, cualquier cosa di que me pase de tragos y me fui a dormir.
No esperó a que la chica hablara y se fue al patio trasero en dónde estaba la piscina, el aire frío le pegó directamente al rostro y a su piel descubierta, se abrazó a sí mismo como si así pudiera mitigarlo un poco.
Se quitó los molestos zapatos y los lanzó a saber dónde, se sentó a la orilla de la piscina y metió los pies en la helada agua. Estuvo así por un rato hasta que oyó una voz a sus espaldas.
—Vas a enfermarte si sigues un minuto más allí.— no necesito darse vuelta para saber de quién se trataba, pero si se sobresaltó cuando colocaron un saco en sus hombros, su piel se lo agradeció, ya que le proporcionó calor de inmediato.— ¿Qué haces aquí?— sintió la presencia del hombre a su lado, agachado.
— Pienso cosas.
— ¿Qué cosas?
— Cosas de la vida.—el hombre no hizo más preguntas, pero aún así Jimin volvió hablar.—En como puede ser que un hombre treintañero me traiga como un completo loco y no pueda tener un novio por creer que tendré oportunidad. ¿No es tonto?—lo miró con los ojos acuosos.— Por su puesto que lo es, tienes esposa, ¿porque me tomarías en serio?
—Jimin, sabes que no está bien.— limpio las lágrimas que habían corrido de la cara del pequeño.
—Una noche, solo una noche te pido, ¿Si? Y prometo tratar de olvidarme de ti.— pidió aferrado al pecho del mayor. No le importo su dignidad, solo quería que aquel hombre lo hiciera suyo y le mostrará lo bueno que un hombre mayor podía llegar a ser en la cama.
— Jimin...—No terminó de hablar porque el adolescente se tiró a él y atacó sus labios con vehemencia.
—Solo una...— volvió a repetir en un susurró
∆
Se las habían arreglado para salir de la casa sin ser vistos, Yoongi había ayudado a Jimin a salir por encima de las rejas y luego el se despidió de lo más normal de los dueños de la casa, los padres del menor se disculparon de que no pudiera despedirlo, ya que el joven se había ido a dormir...Si tan solo supieran.
Subieron al auto de Yoongi y tomaron rumbo a un hotel, lo más alejado posible que no levantarán sospechas con personas cercanas. Ambos cuerpos estaban desesperados por juntarse aunque el mayor quisiera negarse a la idea y las manos de Jimin picaban por tocar la piel del mayor.
—Jimin, no hagas eso.—reprendió Yoongi al sentir la mano del menor en su pierna, muy cerca de su zona íntima.
—¿Qué cosa?
—Para, si no quieres que tengamos un accidente.—hablo seriamente, aunque él quería que esas pequeñas manos siguieran tocandolo.
Jimin bufó, pero no sé quedaría con las ganas, así que echó su asiento hacia atrás, acostándose. Comenzó a soltar gemidos agudos a propósito y empezó a tocar el interior de sus piernas, subió la pequeña falda, dejando ver su ropa interior de encaje, la cuál llamó la atención de Yoongi de reojo, la acciones de menor sólo lo estaban encendiendo más. Aceleró el auto y se pasó unas cuantas luces sin importarle las consecuencias que eso pudiera acarrear.
El menor seguía tocándose por encima de la ropa interior, la cuál le pareció estorbosa y se quitó, para luego lanzarla al frente del auto sin contar con qué quedaría enganchada en el retrovisor.
—Mierda, Jimin.— Yoongi quitó la prenda del lugar y se la puso en las piernas, pero luego de pensarlo unos segundos fue frenando de a poco y tomó la prenda de nuevo para colocarla en su nariz, inhalando la esencia del menor.
— ¡No hagas eso!— Chilló apenado.
—Tu la lanzaste acá.— se defendió volviendo a oler el pedazo de tela.—Ya llegamos.—Le aviso.
— Bien, devuélveme eso.—cuando intentó quitársela de las manos el mayor se lo negó, apartándola rápidamente.
—Vas a bajar así.—le sonrió arrogante. El menor se espanto de solo pensar eso.
— Estás loco, no. Se va a notar todo.— volvió a intentar arrebatársela.
—Eso debiste pensar antes, precioso.—Y se bajó, para no seguir escuchando las quejas del más joven, pasó hacia su lado del auto y le abrió la puerta.— Bajas o te bajo.—Jimin se resignó y terminó por bajar colocando sus manos en su entrepierna sin ser muy obvio. Caminó delante de Yoongi y este pudo ver cómo la falda se internaba entre ambos glúteos. Tan sucio y excitante.
—Apresúrate.—le gritó Jimin ya casi llegando a la entrada del hotel y él corrió hacia el contrario. No podía creer que se estaba dejando mangonear por un chiquillo.
Pidieron la habitación y en cuanto se la dieron ninguno esperó para llegar a ella, ya que en el mismo elevador comenzaron a devorarse la boca como si su vida dependiera de ello.
Yoongi aprovechó la desnudez del más bajo en sus nalgas e introdujo su mano debajo de la falda, apretando y amasando la carne. Jimin gimió al sentir un dedo intruso jugar con los pliegues de su ano.
El elevador llegó a su piso y ellos sin importar que hubiera personas, salieron de él besándose apasionadamente.
Jimin pegó un brinco y enredó sus piernas en la cadera del más alto, este lo sostuvo de sus desnudos glúteos. El pelinegro cómo pudo, caminó e introdujo la tarjeta que les daba paso al cuarto, entró con el chico aún encima suyo y cerró la puerta.
Estando dentro Jimin se bajó y se miraron intensamente. El chico se encaminó de espaldas hasta llegar al borde de la cama donde se lanzó, se apoyó de uno de sus brazos mientras que con su otra mano, se tocaba los muslos y elevaba su falda sin llegar a mostrar nada más.
Yoongi pensó que el descarado sabía cómo tentarlo al ver cómo le obligaba ir a él con un movimiento de su dedo índice. Él hizo caso y fue acercándose mientras se aflojaba la corbata. Cuando estuvo a centímetros del menor, este lo agarró de dicha prenda y lo jaló hacia él, haciendo que cayera encima pero sin llegar a aplastarlo.
—Quiero que me cojas tan fuerte y te corras tantas veces dentro de mí, hasta que no pueda recordar quién soy y mi culo se desborde de tu semen.—Dios santísimo. Yoongi jamás hubiera esperado ver aquel lado del pequeño ni en sus más impuros sueños.
—Lo haré, precioso. Voy a follarte tan duro que lo único que podrás recordar va a ser mi rostro.
Ambos se despojaron de sus ropas sin dejar ninguna prenda en sus cuerpos, solo eran ellos, como habían llegado al mundo.
— Hyung, quiero chupartela.—tocó la gran erección que tenía el mayor. Yoongi sentía que en cualquier momento podría correrse de solo sentir el delicado toque del menor.
— Súbete arriba de mí.—Jimin frunció el ceño al no entender las palabras del contrario. El pelinegro se acostó en la cama y Jimin pudo comprenderlo mejor. Se subió arriba de Yoongi de manera contraria, haciendo la famosa posición del seis, nueve.
Jimin con los nervios a flor de piel tomó el pedazo de carne que se le presentaba al frente entre sus manos. Yoongi lo observaba expectante a lo que haría, sus manos se paseaban por las piernas del menor e iban ascendiendo a sus nalgas, cuando sintió la primera lamida en el agujero de su uretra se aferro a ellas con fuerza.
— Mierda.—siseó cerrando sus ojos y disfrutando del placer que le estaba ocasionando la linda boca de chico.
Yoongi abrió los ojos completamente dilatados y analizó el delicioso manjar que tenía enfrente.
—¿Alguna vez te han dado un beso negro?—Jimin negó y gimió con el pene en su boca al sentir los húmedos besos del mayor en sus mejillas traseras.
—A los chicos de mi edad les da asco hacer eso.—chilló alto al sentir una tibia lengua pasar por su ano.
—Es una lastima.— Jimin empuñó el pene del mayor entre sus manos al sentir la ávida lengua buscando introducirse en su interior — No saben de lo que se están perdiendo.— dijo mordiendo el alrededor del arrugado anillo, sus dedos que apretaban y amasaban cada glúteo se fueron acercando a la entrada del menor para irse adentrando de uno en uno en aquella estrechez.
El menor sentía como su interior se contrae una y otra vez en busca de más contacto. Mordió sus labios y echó su culo hacia atrás, recibiendo como respuesta una nalgada.
—Tú sigue en lo tuyo.— le advirtió Yoongi elevando sus caderas en frente de su cara.
Jimin hizo caso y comenzó a chupar con igual voracidad que su mayor, sentía que en cualquier momento sus piernas le fallarían y le harían caer por completo su culo en la cara del mayor, sentía como esculcaba cada espacio de su interior volviéndolo completamente loco. No podía creer que el hombre de sus más impuros sueños estuviera ahí, haciéndole un oral en su culo mientras lo penetraba con sus largos dedos.
Si aquello era un sueño no quería que nadie lo despertara, pero no sé comparaba a ninguno de los que había tenido antes.
—Es suficiente.— Yoongi le dió unas suaves nalgadas haciéndole saber al menor que podía apartarse, pero eso no sucedió.
El menor siguió chupando la punta del pene del mayor, al punto de ponerlo rojo y hacerlo gruñir fuertemente.
—Jimin detente.— pero el mencionado seguía enfrascado en querer hacerlo llegar al orgasmo, porque si, en más de una ocasión Jimin había fantaseado con que el mayor se corría en su cara y Yoongi a pesar de también haberlo hecho, no era su plan terminar antes en ese momento.
Sujetó a Jimin de la cadera y lo echó hacia un lado boca arriba y se acomodo entre sus piernas.
—¡Hyung!—exclamó enojoso.
—Hoy no, pequeño.— Jimin formó un puchero el cual Yoongi besó. El joven lo abrazó por el cuello y lo acercó más a él profundizando el beso. Está vez era más delicado, se tomaron su tiempo en conocer sus lenguas lentamente sin apuro alguno, aunque por dentro se estuvieran muriendo por unirse y ser uno solo.
Yoongi se acercó hasta la mesa al lado de la cama y tomó un gel lubricante y una tira de condones que se encontraba allí.
— Yoongi Hyung.—el aludido se reincorporó entre las piernas ajenas y las separó, tomó una de ella y la elevó hasta su hombro, beso con parsimonia desde la pantorrilla hasta su tobillo donde mordió y dejó un último beso.—Creí que lo haríamos sin eso.—señaló apenado los preservativos.
—Aún no es el momento.
— Está bien.—aceptó sin rechistar.
Yoongi tomó su pene luego de haberse colocado el condón y lo alineó en el agujero del contrario. Jimin apretó las sábanas en sus manos al sentir la gran intromisión.
Cuando por fin estuvo por completo en el interior del menor y la entrada del chico se ciñó alrededor de su pene, fue la gloria para ambos.
Min comenzó con movimientos de cadera suaves tratando de que el menor se acostumbrara a él, cuando Jimin comenzó a moverse buscando más placer, el pelinegro aumentó el ritmo de las embestidas.
Yoongi se movía exquisitamente bien, no sé comparaba a ningún otro chico con el que haya tenido relaciones y mucho menos a sus juguetes sexuales que le tocaba usar cuando fantaseaba con el mayor.
—¡Más rápido, Hyung!- pidió con lágrimas acumuladas en sus ojos, sus mejillas estaban completamente rojas y sus labios hinchados de tanto morder, ya podía sentir ese conocido cosquilleo en su vientre, tenía tiempo sin encontrar a alguien que lo volviera loco y lo hiciera correrse tan rápido, casi todos los hombres con los que había estado buscaban solo liberarse ellos, por supuesto eran adolescentes hormonales que solo buscan satisfacerse ellos mismo. No eran hombres de verdad, no eran Yoongi.
Min comenzó a salir y a entrar de nuevo con mucha fuerza, encontrando el punto exacto de Jimin, que lo hizo delirar y aferrarse fuerte a las sábanas.
El chico no pudo soportar mucho más y se corrió de manera precoz, y se hubiera avergonzado de no ser porque ya no se encontraba en sus cinco sentidos.
—Mi niño, creo recordar que aquel día en la oficina de tu padre me dijiste que querías demostrarme de lo que eras capaz y que si no lo hacías.— se quedó pensando por unos minutos antes de empujarse dentro de nuevo, haciendo gemir fuerte al chico.—Debería castigarte, ¿cierto?
Yoongi salió del menor y con todas sus fuerzas le dió vuelta al menor haciéndolo chillar, hizo que se colocará sobre sus rodillas y brazos y entró de nuevo en él de una sola estocada.
— Eres un mal niño, te corriste antes de tiempo.— Una nalgada resonó por toda la habitación junto al gemido ahogado de Jimin.- No esperaste ni un minuto.-otra nalgada junto a una embestida hizo eco en el lugar. Después de esa vinieron muchas más. Jimin ya no estaba soportando el peso de sus brazos y casi cae de cara de no ser porque el hombre lo sujetó por debajo de los brazos y lo pegó a su pecho.
Siguió embistiendo en esa posición sobre estimulando al chico que se contrae una y otra vez, apretando y aflojando su ano alrededor de su pene, ocasionando que colisionara fuerte contra sus nalgas y terminará corriéndose. Todo su cuerpo se contrajo y cayó encima del menor apoyándose de sus codos para no aplastarlo.
Jimin hubiera estado más feliz de lo que ya era en ese momento si tan solo hubiera sentido toda la esencia del mayor en su recto. El menor abrió su boca pero sin emitir ni un solo sonido. Había llegado al clímax por segunda vez, las miles de sensaciones lo estaban haciendo delirar y ver borroso.
—Ven aquí.— Yoongi se acomodo con el chico a su lado y le dió un beso en su mejilla.—Te daré un descanso, pero esto no acaba aquí.
—Fuiste muy duro.— puchereó el menor.
—Lo siento.—se lamentó mientras acariciaba la cintura ajena.
Jimin negó y respondió:—Me gusto... Creo que es mi turno.—Se levantó con su cuerpo teniendo leves espasmos por el reciente orgasmo y se posicionó a horcajadas encima del hombre.
— No creo soportar que está sea la primera y última vez.— Jimin se detuvo al intentar penetrarse con el miembro ajeno.
— ¿Qué quieres decir con eso?—preguntó con los nervios a flor de piel.
—Que no quiero que esto sea algo de una sola vez. Te quiero solo para mí, Jimin, desde hace años y quiero asumir las consecuencias de estar contigo.
Los ojos del chico estaban acuosos y su corazón rebosaba de felicidad, se abrazó al cuerpo del hombre y se separó para tomarlo del rostro y besarle.
Aquella sería una larga noche, probablemente la primera de muchas...
Hola y adios. (❍ᴥ❍ʋ)
29/05/2023
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