¡Bioenas! Aquí solamente dejaré unos cuantos adelantos, tanto de cosas que se van a encontrar como de partes de la trama en sí. Comenzaré con los adelantos de lo que se encontrarán:

—Escenas explícitas, tanto de combate como muertes (Es Warhammer, era obvio esto xd) y del "otro tipo", si es que me entienden.

—Temas sensibles, como la depresión, la muerte de seres queridos y abusos de diversas índoles (Incluso de "ese" tipo de abuso)

—Algunas cosas mías, como planetas o especies xenos

—Referencias al lore de Warhammer, incluso sucesos importantes se van a abarcar, por ejemplo La Gran Cruzada, la Guerra contra los Rangda, la Guerra del Falso Primarca, la apertura de la Cicatriz Maledictum y posiblemente la Herejía de Horus. Recomiendo buscar sobre esos sucesos aunque sea un poco para entender un poco mejor la historia. Aviso que el lore de WH es largo como el cara-

Y eso creo que sería todo. Ahora, vamos con algunos adelantos de la historia ;)

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El Segundo era alguien particularmente relajado, un espíritu calmo y muy libre, detestaba los límites impuestos por los demás y era particularmente arrogante. A pesar de eso, apreciaba profundamente la vida de los suyos. Aunque no fueran realmente su especie, el los veía como tal, como su familia al haberlo aceptado. Aunque esto fue por dos razones; su genética, la cual le hacía parecerse a esta especie Xeno, y cuando tenía el equivalente a cinco años humanos mató a un...

El Onceavo, por su parte, era alguien muy jocoso, siempre tomando todo a la ligera, incluso La Gran Cruzada era un juego para él. Sin embargo era un adversario de temer, con una destreza marcial que dejaba en ridículo a Lionel Jonson, el primer Primarca y el mejor espadachín de la galaxia. Se debía a cuatro cosas más que nada... su don; el aprendizaje casi instantáneo, podía aprender cualquier cosa en tiempo récord, incluso para los suyos. Junto a su jocosidad que lo hacía poco predecible y una regeneración tan absurda, que se creía que era un Perpetuo, uno de aquellos seres inmortales, al igual que el décimo octavo Primarca Vulkan, y también contaba con el gen...

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—Oye, chico ¿Nos puedes conseguir tiempo mientras vamos por el botín? — Preguntó uno de aquellos criminales armados en medio de la batalla, con una rudimentaria armadura metálica, un rifle con lanza granadas y un parche en el ojo.

—Por supuesto que sí Gabe. ¡Todo con tal de traer un buen botín para las bandas! — Exclamó con una sonrisa el joven pelicastaño de tres metros, lanzándose a pelear contra la ley de aquel mundo a una velocidad apenas perceptible y una gran sonrisa.

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Aquel niño de tez morena como el abeto y pelo blanco como la nieve había alcanzado la madurez en apenas quince años terrestres, con unas alas, cola y escamas de color gris claro, un par de imponentes cuernos que apuntaban hacia atrás y una belleza tal que las hembras se desmayaban y los machos tenían suaves jadeos con su sola presencia.

Sin embargo, poco y nada le importaba tener pareja. Prefería comer algún dulce mientras estaba recostado en un árbol, o husmear en esos antiguos edificios llenos de esqueletos y tecnología de una era ya olvidada, de una Era Oscura...

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Aquellos alienígenas vulpinos, que ahora llamaba amigos a pesar de todo, le habían hecho ver que había sido manipulado por los humanos que lo criaron. Todo en pos de tener un arma imparable...

Eso lo hizo derramar lágrimas a mares, yendo a algún alejado lugar del planeta para que no vean su debilidad, lo hizo hasta quedarse dormido. Ahí tuvo un sueño particular, un gigante dorado de largos cabellos marrones, acompañado por otros tres seres, tan parecidos a él y tan diferentes al mismo tiempo...

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Miles de Marines Espaciales y quinientos cincuenta Custodes cayeron descuartizados para poder apaciguarlo. El dolor, la ira, el poder, el rencor, eran demasiados para manejar...

—No los dejaré vivos, malditos monstruos...

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Aquel enorme pelimarrón y sus compañeros Rafoxianos se encontraban viendo a la distancia pasmados lo que parecía ser una montaña. Sin embargo, cerca de esta estaban merodeando algunos seres de gran tamaño. No parecían los humanos locales, ni de los saqueadores. Portaban armaduras doradas y armas de curioso aspecto, parecían lanzas unidas a alguna especie de arma de fuego, algunas parecían particularmente robustas

—Como que se parecen mucho a tí ¿No?
— Comentó la peliblanca. — Aunque menos mugrosos y más serios — Acotó con algo de burla

—Quizás ellos sepan algo...

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—¡Segunda Compañía! ¡Aguantaremos la posición en nombre del Primarca! — Se escuchó en la distancia la voz determinada y sin miedo alguno del teniente de la Onceava Legión, mientras el rugido de las espadas-sierra y de los rifles Bolter se mezclaban con el rugido del ejército de demonios disformes de Khorne, dios de la guerra y la sangre, como un último bastión contra el terror creciente en el planeta

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–Saben que fisgonear en las cosas de los fallecidos está mal ¿Verdad? – Comentó el rafoxiano de ojos dorados y pelo rosa, sin dejar de sonreír, estando atrás de ambos

–En eso consiste la arqueología – Respondieron el necrón y el Primarca mientras seguían revisando aquella antigua nave, planeaban hacerla funcionar al igual que hicieron con la Xianzo

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Espero que les haya gustado este pequeño adelanto de lo que van a encontrarse, y gracias por votar, leer y comentar. Y como última cosa, les adelanto los aspectos de nuestros protagonistas ;)

Son unos papuchos ¿No?~ En fin, ya me tengo que ir. Bye bye :D

Pd: _-Goodnight-_ gracias por prestarme a tu OC