Narrador omnisciente:

Número Ocho se senté al borde de la cama, mientras veía a Cinco dormir tranquilamente.

Ella había gastado todas sus energías curandolo, ese poder no lo tiene 100% controlado y cuesta más tenerlo a flote tanto tiempo seguido.

Pero por el lo hizo y lo seguirá haciendo si es necesario.

Ella siente dos miradas detrás de su espalda, sabe perfectamente quienes son, pero espera a que ellos hablen primero.

-Hay que ir a por Harold Jenkins- dice Diego serio.

-¿A donde? - le responde Allison

Se instala un silencio en la habitación pero T/N sabe dónde buscar.

-A las afueras de la ciudad... Esta la cabaña de su abuela, seguramente hay estará el y Vanya- responde con dificultad, sin energías no puede hacer mucho.

-Bien, pues vamosnos- dice Número Dos dándose la vuelta.

-Yo no puedo- responde ocho sin mirarle.

-¿Por.. -

-No tengo energías Diego, he gastado hasta la última gota en curar a Cinco, de momento sólo podre andar y hablar pero con dificultad... Mis poderes volverán a la normalidad, más o menos dentro de unas horas... - responde

Número Cuatro reunio a todos los hermanos que quedaban en la casa a para contarles algo.

Cinco despertó como nuevo, no tenía cicatriz, algo que le pareció extraño, pero pensó que su padre tendría algo para las cicatrices y mamá se lo proporcionó.

Luther despertó con una mujer, perdió su virginidad y ni siquiera se acuerda de ello.

T/N ya está recuperada va hacia la cocina para saber que quiere Klaus.

Mientras tanto los demás hermanos ya están allí.

-Sabéis donde están... Diego? Allison? .. T/N?- con la ultima mencionada Cinco lo mira.

-Me dejaron una nota diciendo que iban a por el tal Harold- responde Luther con resaca.

-Pfff- bufa número Cuatro.

Alguien abre la puerta.

-Ya estoy- responde Ocho.

-No te habías ido? - pregunta Luther sin mirarla.

-No tenía energías. - mira a Cinco- estuve todo la noche curando a... Alguien- responde y se sienta al lado de Klaus.

Klaus le sirve café.

Le da un sorbo y da una mueca de asco.

A cinco le pasó lo mismo.

-A quien hay que matar para conseguir un buen café?! - preguntan los dos al mismo tiempo.

Se miran, pero Ocho aparta la mirada.