𝟻 | 𝙵𝚒𝚛𝚜𝚝 𝙳𝚊𝚝𝚎
Al terminar las clases, salgo de la escuela, me despido de Sam en el estacionamiento y me dirijo a mi auto con las llaves entre mi mano. Pero antes de subir, noto algo que me llama la atención.
Una de las llantas tiene un aspecto extraño, así que me pongo en cuclillas para examinarla, dándome cuenta de que está perforada. Y alguien debió perforarla, pues tiene claras marcas de lo que parece ser una navaja.
Maldita sea. No podré volver a casa con una llanta en ese estado.
Deberé pedirle a alguien que me lleve a casa, y la única persona que me llega a la mente es Sam, así que voy a buscarla.
No tardo en encontrarla recargada sobre el auto de su novio, aburrida mientras espera a que él termine de platicar con sus amigos.
—Sam— la llamo y ella me sonríe. —¿Crees que podrías llevarme a casa?.
—Yo tampoco traje mi auto, estoy esperando a Peter— responde con una mueca. —¿Qué le sucedió al tuyo?.
—Alguien me perforó una llanta.
Desde lejos, Peter me mira y me dedica una sonrisa malévola. No dudo que él haya sido el culpable, es el único que me odia... y yo también lo odio. No puedo esperar a que Sam corte con él.
—Que hijos de perra— responde molesta. —Lamento no poder llevarte a casa, pero sabes que Peter tampoco lo hará.
Eso me queda claro, Peter jamás me dejaría subir a su auto. Pero no me importa, prefiero irme caminando antes de pedirle un favor a ese idiota.
—No te preocupes, Sam. Iré andando.
Nos despedimos de nuevo y me alejo de ahí, comenzando a caminar por la acera de camino a mi hogar. Nunca he regresado andando, pero me imagino de que ha de ser un trayecto de más de veinte minutos.
Mientras camino con tranquilidad, admiro todo a mi alrededor y pienso sobre cómo le diré a papá lo de mi auto. Últimamente todo me sucede y no quiero que piense que soy una irresponsable o algo parecido, por que nada de esto es mi culpa.
Como sea, supongo que tendremos que llamar a una grúa para llevarlo al mecánico.
De pronto, veo de reojo cómo un auto se detiene a mi lado, pero estoy tan metida en mis pensamientos que no le presto atención.
—¡Zella!— un hombre me llama por mi nombre, y cuando volteo, me encuentro con Nick conduciendo su patrulla. —¿Quieres que te lleve a casa?.
Niego con la cabeza y continúo caminando. No pude ser que nos encontremos otra vez, sinceramente creí que se olvidaría de mí después de que consiguió lo que quería.
Aún así, me parece algo extraño que siempre aparezca en el momento oportuno.
—Miren quién es, don policía perfecto apareciendo para salvarme una vez más— digo, fingiendo asombro. —¿Acaso tú también perforaste mi llanta?.
—Te prometo que esta vez yo no fui el culpable.
—No sé si creerle a un policía— lo provoco.
—Vamos, sube al auto.
—Dame una buena razón para hacerlo— le pido, dedicándole una sonrisa.
Él piensa su respuesta durante unos segundos.
—Iremos a comer, te compraré lo que quieras, y luego te llevaré a casa.
Eso suena como un buen plan, mi estomago ruge después de estar esclavizada toda la mañana.
—¿Me estás invitando a una cita, Nick?.
—Supongo que si— sonríe.
Sé que no me dejará en paz, y además tengo hambre, así que me detengo, me quito la mochila y entro al auto, dejándola sobre mis piernas.
Me acomodo sobre el suave asiento de piel y observo todo a través de la ventana.
—¿Qué te apetece comer?— me pregunta Nick mientras pone el auto en marcha.
—Lo que sea me parece bien.
—¿No tienes alguna comida favorita?.
—No, la verdad es que casi todo me gusta. Papá me enseñó a no ser una malagradecida con lo que sea que me ofrezcan.
Él sonríe y me mira de reojo.
—Entonces yo escogeré el lugar— dice. —Conozco uno muy bueno.
—Déjame adivinar ¿me llevarás a Dunkin' Donuts por unas donas y un café? Eres policía, seguro eso te encanta— lo molesto con el típico estereotipo y él me mira de mala manera, pero sé que se está aguantando la risa.
—Qué graciosa eres— dice irónico.
—Oh, vamos Nick, no seas amargado.
Suelto una carcajada, y antes de que pueda seguir molestándolo, su radio nos interrumpe. Se trata de otro policía informándole a Nick sobre un robo que acaba de ocurrir en una tienda, aunque no hay nadie herido de gravedad y el ladrón ya fue detenido. Nick lo piensa un poco y entonces toma el radio de su camisa, respondiéndole que se haga cargo, pues él está en otro asunto más importante.
Creo que me agrada escuchar eso. Ser su prioridad antes que su patético trabajo me hace sentir bien.
Al cabo de unos minutos, llegamos al restaurante. Es uno pequeño y de lindo aspecto, probablemente aún manejado por una familia, no como los otros restaurantes de SunnyVale que pertenecen a las grandes cadenas o que son extremadamente costosos.
Bajamos del auto y entramos, para después tomar asiento en una mesa cerca de la ventana.
Yo pido una hamburguesa con papas fritas y él pide un sándwich doble de queso. Mientras lo esperamos, al fin tenemos una conversación donde ninguno de los dos nos molestamos, contándonos sobre nuestras vidas.
Odio estar siguiendo el consejo de papá inconscientemente.
Todo marcha de maravilla hasta que veo unos rostros familiares entrar por la puerta. Son Sam, Peter y dos de sus idiotas amigos.
Intento esconderme y voltear hacia otro lado, pero es demasiado tarde, ellos ya me han visto. Sus miradas se clavan sobre mí, en especial la de Peter, y sé que se muere de ganas por decirme algo, solo que no se atreve por la presencia de Nick.
Le sonrío a Sam y luego regreso mi mirada hacia la mesa, jugueteando con el menú.
—¿Te encuentras bien?— me pregunta Nick, notando mi claro nerviosismo.
—Sí, estoy bien. Es solo que ellos son mis compañeros.
Nick mira hacia su mesa, que está al otro extremo del restaurante, y luego me mira a mí otra vez.
—¿No te llevas bien con ellos?.
—Con Sam si, es mi mejor amiga— le explico. —Pero no con el imbécil de su novio y sus amigos.
Para evitar arruinar nuestro ambiente ameno, evito decirle a Nick que lo que me preocupa es que Peter nos haya visto juntos, pues sé que no tardará en abrir la boca y decírselo a toda la escuela. Pero ya no hay nada que podamos hacer al respecto.
Cuando la comida llega, ambos comemos mientras seguimos con nuestra conversación, aunque sinceramente me siento observada e incómoda, cosa que no me ayuda.
Nick me cuenta que viene de un legado familiar y ha seguido los pasos de su padre, quien también fue Sheriff. Después de todo no somos muy diferentes, conmigo es lo mismo, mi abuelo fue el fundador del banco GoldsBank, cuyo mando le fue heredado a mi padre, y algún día será mi turno.
Una vez que terminamos de comer y Nick paga la cuenta, lo tomo de la mano y lo obligo a salir del restaurante lo más rápido posible.
—Perdóname, Nick, no pretendía arruinar nuestra comida— le digo en cuanto subimos a la patrulla. —Es solo que esos chicos me incomodan.
—No te preocupes, lo entiendo. En ocasiones los deportistas son algo pesados ¿no?.
—Sí, son unos completos idiotas.
Nick suelta una risa y pone el auto en marcha, ahora para dirigirnos a mi casa. Mientras tanto, yo miro por la ventana, hasta que de pronto me viene algo a la mente.
—Nick ¿puedo preguntarte algo?.
—Por supuesto.
—¿En verdad te parezco la chica más linda de todo SunnyVale?— le pregunto, recordando aquellas palabras que me dijo antes de besarnos.
—La respuesta es un sí, pero no sé por qué me preguntas cuando siempre me has acusado de ser un mentiroso— me provoca.
Ruedo los ojos.
—¿Y no lo eres? Te recuerdo que secuestraste a mi caballo y luego mentiste sobre haberlo encontrado en el bosque.
Él ríe y pasa una de sus manos por su cabello, peinándolo hacia atrás. No lo voy a negar, hoy se ve muy lindo.
—Bien, lo admito, pero eso ha sido lo único en lo que te he mentido.
—Más te vale— le digo, fingiendo un tono serio. —Y ni se te ocurra volver a jugar con uno de mis caballos.
—Prometo no volver a tocar a tus animales de miles de dólares— responde, y después frunce el ceño. —¿Por qué demonios cuestan tanto?.
—Por que son deportivos, Nick. Es como los autos ¿sabes? Un auto deportivo es mucho más costoso que uno normal, y lo mismo aplica para los caballos.
Nick me mira con rostro de confusión, aún sin entenderme.
—Olvídalo— le digo.
—Tal vez algún día me puedas enseñar sobre caballos... o también podrías montarme todo el día, como lo haces con ellos— dice él, con una sonrisa juguetona.
Yo suelto una carcajada y le doy un golpe en el hombro.
—No seas vulgar, Nick.
—Lo siento.
Siendo honesta, me encanta ver esta otra parte de Nick Goode, la parte juguetona y tierna, no como la de policía correcto y perfecto que muestra ante todos.
Momentos como este me hacen preguntarme si quizá mi padre tiene razón.
Después de unos cuantos minutos llegamos a nuestro vecindario y Nick aparca la patrulla frente a mi casa.
—Gracias por todo— le digo con una sonrisa, pues aunque me cueste admitirlo, me agradó nuestra cita.
—Es un placer.
Tomo mi mochila, pero antes de cualquier cosa siento el impulso de besarlo, así que eso hago, me acerco a él y uno nuestros labios por un breve momento, sintiendo nuevamente las maripositas en el estómago.
Al separarnos, le dedico una sonrisa.
—Nos vemos luego, sheriff.
Sin esperar una respuesta, bajo del auto y camino hacia casa sin mirar atrás, pues no quiero que vea la sonrisa de tonta que me ha causado.
——————————
Holi a todas jsjsj solo pasaba para agradecerles por todos los votos y lecturas, la verdad nunca creí llegar a tan lejos y no saben lo bonito que siento al ver que les está gustando tanto. De verdad mil gracias 🤧❤️
También he decidido agregar una nueva canción al soundtrack de este fic, y se trata de All Time Low ft. Blackbear - Monsters por si gustan pasar a escucharla.
Eso es todo, las tqm <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro