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D O S

—Siéntate, voy a ir por el botiquín.

No puedo creer que estoy en el departamento de un desconocido. Claro, me salvó y todo eso, pero de igual forma se me hace un poco raro. Dejé mi mochila a un lado y me senté a esperar. Él bajó las escaleras, en sus manos traía el botiquín de primeros auxilios.

—Esto dolerá —me advirtió.

Mojó un pedazo de algodón con alcohol y lo acercó a mi labio. Joder, dolía mucho. Solté un quejido, él lo notó y comenzó a pasarlo con más suavidad. Luego de unos minutos dejó a un lado el algodón, y colocó una crema.

Cerró todo y me miró.

—¿Mejor? —preguntó y asentí.— Ahora, ¿qué hacías a altas horas de la noche caminando por la calle? ¿Venías de ver a tu novio?

Me miraba tan serio y la forma en que lo dijo, parecía que era mi padre el que estaba frente a mí.

—No, además no tengo novio —él sonrió de lado. Ignoré eso, me ponía nerviosa.— Salí de la casa de mi mejor amiga, teníamos un proyecto que terminar para entregarlo mañana. Ella tiene auto, pero sus padres no dejan que lo utilice, es un castigo por sus calificaciones.

—Bien, porque si me decías que saliste de la casa de tu novio, te hubiera pedido la dirección de ese imbécil, para ir personalmente y romperle la cara por dejarte ir caminando —sentenció.

Bien, creo que ya es hora de que me vaya a casa —estaba decidida a levantarme, pero él colocó sus dos manos en mis hombros e hizo que me sentará de nuevo. A lo cual lo miré confundida.

—Pasarás la noche aquí.

—Ya hiciste mucho por mí, lo mejor es que yo me vaya y te deje tranquilo. No quiero causarte más molestias —solo rio, como si lo que yo le estuviera diciendo tuviera alguna gracia.

—Dije que te quedas aquí y no estaba preguntándote. Tampoco está a discusión —se levantó.— Sígueme, te mostraré donde dormirás.

—Espera, todavía debo avisarles a mis padres donde estoy, si no llego se preocuparan.

—Pues hazlo —se encogió de hombros.

Me levanté y tomé mi mochila, busqué mi celular hasta que lo encontré, pero para mi mala suerte estaba roto. ¿Algo más que deba pasarme?

—Maldición —murmuré.

—Toma, llama del mío. —lo observé, me extendió su celular. Marqué el número de mamá y tuve la suerte de que respondiera rápido.

—¡Mamá!

¿TN? ¿Hija dónde estás? Ya es muy tarde —sonaba preocupada.

—Mamá tranquila, ocurrió algo malo, pero estoy perfecta. Esta noche no llegaré a dormir a casa, me quedaré con un amigo.

—¿¡Cómo que te pasó algo!? —exclamó preocupada.— ¡Dime qué no te han hecho nada malo, por favor!

—Mamá tranquila, en serio estoy bien. Ve a descansar, mañana cuando llegue a casa te explicaré todo a ti y a papá —oí como suspiraba más tranquila.

—Por favor cuídate mucho mi amor.

—Te lo prometo mami, ahora ve a descansar y no olvides tomar tus medicamentos.

—Sí, cariño. Te amo. sonreí y luego colgué.

—Gracias —le devolví su teléfono al pelinegro que me veía con mucha atención.

—Disculpa que te pregunte, pero ¿qué le pasa a tu madre? —mi cuerpo se tensó y miré hacia otro lado.— No estás obligada a contarme si no quieres.

—No, está bien —tomé aire.— Mi madre sufre de cáncer de mama. Hace años le cortaron un seno, pero luego brotó en el otro. Está con quimioterapia y algunos medicamentos, quieren ver si con eso lo pueden reducir, pero si no, tendrán que quitarle el otro seno.

—Y-Yo...lo siento —susurró.

—Tranquilo, ella es muy fuerte y sé que lo va lograr —sonreí cabizbaja. El lugar se quedó en silencio, todo estaba muy tensó, así que decidí hablar.— ¿Me enseñarás dónde dormiré?

Me hizo seguirlo, hasta llegar a la parte de las habitaciones, el departamento era bastante grande, pero al parecer solo contaba con dos cuartos. Entramos a uno, él encendió la luz, no estaba nada mal.

—Como no tienes pijama, te prestaré algo mío —cuando me di vuelta para responderle, él ya no estaba.

Me acerqué a la ventana y eché un vistazo hacia la calle, no había nadie. Cuando observé hacia el callejón que había enfrente, un escalofrío me recorrió el cuerpo, así que decidí cerrar las cortinas. Luego oí su voz de nuevo:

—Te va quedar grande, pero algo es algo —dejó la ropa sobre la cama.

—Gracias, está perfecto lo que me trajiste —sonreí amable.

—Bien, que descanses —se despidió y salió.

Esta será la noche más larga y rara de mi vida.

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07:20 a.m

Ese hombre me está siguiendo, tengo que correr, no puedo dejar que me atrape. Comencé a correr con mucha velocidad, pero fue en vano, él me atrapó y me metió al callejón.

—Vas a ser mía —mojó sus labios, comenzó a besar mi cuello y a tocarme.

Quería gritar, pero no tenía voz. Él me estaba tocando, él me iba a violar.

—¡No! —desperté de la nada, agitada y sudando.

Fue una pesadilla.

Carajo, lo sentí demasiado real.

Me senté sobre la cama y froté mis ojos. Miré hacia el costado de la cama, buscando mi alarma en la mesita de noche, pero me había olvidado de que estaba en una casa que no era mía. Percibí el ruido de platos, fruncí el ceño y bajé de la cama para ir al baño.

Una vez que terminé de ponerme presentable, salí de la habitación. Al llegar a abajo, el olor de huevos con tocino, pan tostado y café recién hecho, entraron en mis fosas nasales. Caminé hacia la cocina y me encontré con Jungkook, quien estaba sirviéndose un poco de café.

Se veía lindo.

—Buenos días —pronunció sin verme. Yo me sorprendí porque ni siquiera me miró para darse cuenta de mi presencia.

—Ahm...buenos días —me acerqué a la mesa.

—Come —puso un plato con un poco de huevos y tocino, luego colocó un vaso de jugo, con una taza de café al lado.

—Pareces una mamá —reí, sin embargo él no le encontró la gracia.— ¿Qué haces despierto tan temprano?

—Hoy es mi primer día en mi nueva universidad. Yo no soy de aquí, vengo de Busán, pero mis padres me trajeron aquí, debido al trabajo de mi mamá. Ella es diseñadora.

—¿Y a qué universidad irás? —indagué curiosa.

—Yonsei —casi me atraganté con el jugo, porque justamente esa es mi universidad.

¿Significa que nos vamos a seguir viendo?

—¿Te pasa algo? —arqueó una ceja.

—No...es que, esa también es mi universidad —seguí tosiendo.

—Que pequeño resulta ser el mundo a veces —fue lo único que dijo y en todo el desayuno no volvió a pronunciar palabra.

Yo diría que demasiado pequeño.

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                        —ᴇᴛᴇʀɴɪᴛᴇʟʏ

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