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𝚚𝚞𝚒𝚗𝚌𝚎

—¿Qué? – preguntó para asegurarse de que había escuchado bien, sin embargo antes de que Rosé le respondiera, ya ella había dado un par de pasos hacia atrás y había apartado sus manos del cuerpo de Jennie.

Jennie se giró, mirando como su amiga se estaba acercando a ellas, tambaleándose, con Jisoo detrás de ella. Si alguien buscaba la definición de rascá' en el diccionario veneco, le sale una foto de su mejor amiga en ese momento.

—Te ví. – fue lo primero que dijo Lisa, llegando hasta su mejor amiga y apoyando todo su peso contra ella. Jennie frunció el ceño y miró a Rosé, quien se encogió de hombros.

—¿Qué hice?

—Le estabas agarrando el culo a mi hermana, sucia. – acusó Lisa, dándole un "fuerte" empujón a Jennie.

—Lis, estás burda e borracha y estás viendo cosas, nunca le agarré el culo a tu hermana. – rió suavemente, mirando a Rosé para que dijera algo. — Además, ya te lo dije, es como mi hermana pequeña, jamás le haría algo así.

—Entonces ví que querías agarrarle el culo a mi hermana. – volvió a decir Lisa, arrastrando la voz. Jennie rodó los ojos y negó con la cabeza.

—Lis, ¿quieres pelear conmigo? – preguntó, mirando a Jisoo en busca de ayuda. Su prima se encogió de hombros y se acercó hasta donde estaba Rosé. — Dale, ya, vamos a acostarte un rato pa que se te baje la pea.

—Nononono...

—Sisisisi. – rió Jennie, mirando a su prima. — Jisoo está botandola pero de jonrón, yo que tú voy a mimir un ratico.

Lisa vio a su novia, aunque no sabía si era por el alcohol que había consumido o los cigarros que se había fumado o esas gomitas que se había comido hace un rato, pero por alguna extraña razón, el rostro de su novia estaba más rojo que nunca y la miraba como si quisiera matarla.

—Ay, que miedo, Jen, sálvame. – pidió haciendo un puchero. Jennie rió y asintió.

—Dale, Jisoo, irá a acostarte. – dijo, ayudando a su mejor amiga a mantenerse de pie para que se fuera con Jisoo. — Cuando despiertes, nos vamos.

Jennie vio a la pareja ir hacia el pasillo de los cuartos y desaparecer por él, se giró en busca de la rubia, dispuesta a seguir dándola toda con su borde interno, sin embargo, ya la carajita no estaba.

—Ajá, ¿y está pa onde se fue? – dijo, mirando a su alrededor a ver si la veía por ahí. — ¿Qué bicho le picó? – murmuró al verla salir de la casa. De inmediato caminó hacia ella, chocando con algunas personas y arrugando la cara cuando veía a una de sus amigas haciendo el ridículo.

Se burlaría, claro que lo haría, pero ahora había otra cosa que le interesaba más.

—Rosie, ¿tas bien? – preguntó cuando se acercó a ella.

—¿Preguntas porque realmente te preocupo o porque soy li hirminiti di ti mijir amigi? – escupió con enojo, girandose para ver a Jennie.

—Epa. – la mayor se cruzó de brazos y rió. — ¿Me estás formando peo o cómo es la vaina? Porque si es así, déjame decirte que estás meando fuera del pote. MUY fuera del pote.

—Mamate un webo, Jennie.

—Te estás pasando. – le advirtió la mayor. — Cálmate, respira profundo y dime qué coño te pasa porque yo no soy adivina.

—¡Que me gustas, coño! – explotó la rubia, envalentonada por el calor del momento, por el alcohol que había bebido y por aún sentir la sensación del cuerpo de la mayor contra el suyo. — ¡Me gustas desde que tengo 10 putos años y sé que yo te gusto también pero sigues y sigues con esa mierda de que solo soy la hermanita de tu mejor amiga!

Jennie se quedó en silencio, literalmente fuera de juego por el repentino impulso de la rubia, aún más porque ella ni siquiera había tenido que esforzarse mucho para que Rosé le confesara aquello y mucho menos porque si lo que ella decía era cierto, entonces había avanzado más en esa noche que la semana anterior.

—Coño.

Rosé la miró con el ceño fruncido y tuvo ganas de soltarle un coñazo, sin embargo, no espero que Jennie se acercara a ella y la tomara del brazo y la jalara con ella hacia la parte trasera de la cara de Jeongyeon.

—¿Ah?

—Yo deje de mirarte de esa forma desde hace ratooo. – confesó, recordando la noche en la que se había tocado pensando en la rubia. — Pero lo seguía diciendo para tratar de convencerme a mí misma de que no debía hacer nada como...

—¿Nada como qué?

Para este punto de la conversación, Rosé se dió cuenta de que estaba acorralada contra la pared y el cuerpo de Jennie en un rincón oscuro. Si alguien pasaba por ahí, ni siquiera las vería por la falta de iluminación. El olor del perfume, a cigarro y a miche de Jennie la tenía mucho más mareada de lo que ya estaba, pero no iba a poner resistencia.

—Desde hace días te tengo un queso que no juega carrito, así que... O me das mi coñazo de una vez o te calas la vaina. – advirtió Jennie, tomando las manos de ChaeYoung con las suyas para ponerlas sobre sus hombros mientras metía una de sus piernas entre las de ella, pegandose lo más que pudo a la rubia. — Cuento tres y ya llevo dos.

No fue necesario que dijera más nada porque fue la misma Rosé quién unió sus bocas en un beso que fue inmediatamente controlado por la mayor debido a su propia inexperiencia.

Bueno, ahí iba su primer beso.

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