VII: We'll Always End Up On The Same One When We're Old
Oscar había amado y odiado por partes iguales la carrera de Australia. Ver a sus padres en el mismo lugar, aun cuando unos años atrás se habían separado, había sido muy conmovedor. El tener a sus hermanas y al resto de la familia presentes lo había hecho sentir mucho más tranquilo. Algo que le había ayudado a olvidar la cantidad de entrevistas que debía dar junto a aquel sentimiento sobre lo horrible que habían sido las carreras anteriores para él y Lando.
No se arrepentía de dejar Alpine e ir a McLaren, aún si el carro no funcionaba como esperaba, aun si no estaba obteniendo los resultados que deseaba, aun si había sido insultado por todo el mundo, aun si el auto era un enemigo mayor en su plan de enfrentar a Jos para demostrarle que Max no necesitaba perder su infancia por una carrera exitosa. No, no se arrepentía para nada.
Porque cambiar de equipo lo había ayudado a entenderse a sí mismo y lo que podía lograr con el apoyo correcto. Cambiar de equipo lo había hecho más cercano a Fernando, a Pato y a Lando, lo cual era una ventaja para sí mismo y para la carrera en el mundo del automovilismo que no sabía que deseaba tener.
Porque había aprendido a disfrutar de las horas de manejo, de los accidentes y de lo que aprendía de estos. Había aprendido a crecer, a entenderse a sí mismo y a tomar la vida con una pizca de incredulidad cada vez que su carrera crecía. Y, sobre todo, había aprendido a entender el amor que su hermano sentía por el deporte y la conducción.
Porque él también había aprendido a amarlo.
No era su trabajo soñado, pero no por ello se arrepentiría por escoger al equipo que desde un inicio mostró interés por ayudarlo a crecer y mejorar cuando su propio equipo lo había dejado en el limbo, esperando por una oportunidad, por un momento para demostrar que era un buen piloto.
Aun así, eso no significaba que fuera feliz estando nuevamente en Australia. Si, tenía a su madre y a sus hermanas. Si, su padre y el resto de ambas familias australianas estaban ahí para apoyarlo. Si, los fanáticos del lugar lo adoraban aún si le había quitado el asiento a Daniel en McLaren.
Pero este era el lugar de sus pesadillas.
Era la nación a la que había sido arrastrado para dejar atrás el infierno de su infancia, cuando no hubo más papeleo que llenar ni más discusiones que tener, cuando no tuvo la fortaleza para salvar a su león.
Era su recuerdo de que el monstruo le había quitado a su hermano.
Así que necesitaba hacer bien esta carrera, tenía que ganar algún punto y demostrar que podía ser más de lo que había sido hasta el momento. Necesitaba demostrar que tenía el talento y la habilidad para ser un piloto capaz de pelear algún día por un campeonato.
Debía lograrlo, de lo contrario, ¿Qué sentido tendría todo el sufrimiento que ambos hermanos vivieron por una carrera detrás de un volante?
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A Mark Webber le gustaba la forma en la que el novato de Formula Renault conducía. El joven australiano tenía habilidades y reflejos, pero sobre ello, tenía una conducción calculada y una mente controlada que demostraban que tenía material para ser campeón de Formula Uno.
Oscar sabía muy bien lo que hacía al firmar un convenio de manejo de carrera con él. Nadie entendería mejor su "hambre" por ganar y competir en la categoría reina que el hombre que fue obligado a ser segundo piloto de un campeón del mundo cuando sabía que tenía el potencial para más.
El mayor no tenía que saber que su hambre no tenía que ver con su descubierto cariño por el deporte, sino que estaba relacionada a su necesidad por conectar con su hermano para recuperar su lazo familiar, y su deseo casi psicopatológico de venganza contra su progenitor.
Sin embargo, el menor se lo dijo, porque no quería usar a la gente y dañar sus expectativas y sueños. Sabía lo duro que era destruir las ilusiones de una persona por motivos egoístas, y no pretendía darle alas innecesariamente a los delirios que tenía el australiano mayor con su posible exitosa carrera.
-¿Te gusta este deporte?
El australiano mayor se sentó frente al actual piloto de reserva de Alpine mientras le daba una taza de chocolate caliente. Sus ojos fijos en los del más joven, como si estuviera tratando de leerlo, de analizarlo, de saber sus verdaderos secretos.
-Si.
El australiano menor no tenía ni una sola duda, había aprendido a tenerle cariño a este deporte. No era tan apasionado como muchos otros pilotos, pero la adrenalina que este le provocaba, además del deseo de estar con su hermano, hacían que las cosas valieran la pena.
-Entonces solo queda trabajar para que mejores aún más y logres tus objetivos.
El piloto retirado se acomodó en su lugar, luciendo mucho más tranquilo que cuando escuchó la historia del menor, algo que sorprendió al más joven enormemente. La actitud relajada pero decidida que el adulto mayor tenía lo sacó rápidamente de su zona de confort, pero se negó a que se mostrara en su rostro.
-Te ayudaré a que te vuelvas uno de los mejores. Y, si en el proceso te vuelves un campeón del mundo, será una victoria más para mí.
-¿No te molesta lo que estoy haciendo? ¿Cómo estoy usando a las personas a mi favor? ¿Cómo quiero usar tus deseos a mi favor?
-Oscar... En este deporte tienes que aprender a cazar al más débil para ganar. Desgraciadamente Jos se los enseñó a ti y a tu hermano de una manera incorrecta.
El de ascendencia neerlandesa notó que el piloto retirado de Red Bull se sintió incómodo al hablar de un antiguo compañero de deporte, pero no se detuvo, probablemente porque sabía que el chico delante de él necesitaba escuchar aquello.
-Estás haciendo todo esto por salvar a tu hermano de ese sujeto. Quizá no sean los pasos correctos, pero tienes la mejor intención en el fondo. No puedo molestarme con alguien si esa es tu motivación al final del día.
El de cabellos rubios oscuros sonrió y negó con su cabeza mientras el castaño lo tomaba de los hombros y lo animaba a pensar en el futuro que podría tener en el deporte. Quizá no lo amara, probablemente nunca lo haría, pero Oscar haría lo imposible con tal de ganar y triunfar con tal de recuperar su hermandad.
Porque su león lo era todo para él.
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-Gran trabajo con Max, Ossie.
Una voz conocida llamó la atención del joven piloto de McLaren. El australiano observó con confusión a su mejor amigo, pero el resto de su rostro se mantuvo sin una sola gota de emoción, como solía suceder al estar en un espacio abierto poco seguro.
No estaba molesto con su resultado, quizá algo decepcionado, pero nunca se enojaría por algo que no tenía sentido. No iba a lograr nada quejándose y solo se desgastaría mentalmente. Si el auto no funcionaba no había nada que él pudiera hacer más allá de seguir practicando y darle su opinión al equipo.
Sin embargo, ahora sus pensamientos estaban enfocados en las palabras que su mejor amigo le acababa de decir. Sabía que Logan no diría algo así solo porque pudiese y supiese la verdad. No, el americano sabía más de lo que decía y necesitaba descubrirlo.
-¿Qué quieres decir, Logan?
-¿No has escuchado lo que dicen en el paddock?
Ambos varones se observaron fijamente, uno con más curiosidad que el otro. Pasaron un par de segundos en silencio antes de que el mayor lo viera con una mezcla de temor y preocupación, probablemente por una posible reacción negativa de su parte.
-Oscar... Max publicó en el grupo de pilotos que te tomaba como su protegido. Así que nadie puede hacerte daño sin una consecuencia de su parte.
El cuerpo entero del neerlandés tembló ante la sorpresa que aquellas palabras le generaban y lo que significarían. No era posible, su hermano no podía ponerse en riesgo de aquella manera solo por alguna locura. No, su león no se pondría en peligro contra su padre solo porque teme por la seguridad de su hermanito.
No podía, no podía...
-¿Qué demonios dices Logan?
-Mierda, realmente no sabías.
El estadounidense pasó una de sus manos por su cabello mientras observaba a su mejor amigo con el mismo nerviosismo que el más joven tenía. No debía haber sido él la persona que dijera una noticia como aquella sabiendo cuánto afectaba la estabilidad emocional del piloto prodigio este tipo de cosas.
Pero ahí estaba, abriendo la boca en el momento menos adecuado. Así que ahora estaba obligado a seguir explicando la situación de la cual se había enterado. De manera sutil cubrió con su cuerpo el rostro de su amigo de manera que las cámaras no pudieran enfocarlo y grabar su pánico ante la situación que iba a escuchar.
-Al parecer Max escuchó a algunos mecánicos de otros equipos insultarte. Entonces escribió en el grupo que nadie tenía derecho a decirte algo malo o tendrían problemas con él.
El piloto de Williams sacó lentamente su celular y se lo entregó para que viese el mensaje que Max había enviado a los otros pilotos. Al ver el grupo, en el cual no estaba añadido, era más que obvio que Oscar no debía haberse enterado de lo que su Maxi estaba haciendo. Probablemente no contaba con que Logan no fuese capaz de ocultarle nada.
"Será la única advertencia que daré. Más les vale no meterse con Piastri. Soy su mentor y no permitiré que algo le pase. Si alguno de ustedes o de sus equipos le hace daño, me encargaré personalmente de hacer el resto de sus vidas un infierno. No me importa perder el campeonato con tal de estamparlos contra la pared en cada carrera que tengamos si eso hace que entiendan la amenaza."
El más joven trató de calmar el pánico que sentía y que corría por sus venas. Cerró sus ojos y respiró profundamente mientras trataba de relajarse con alguna de las técnicas que su terapeuta le había recomendado tiempo atrás. Luego de un momento se alejó de Logan y comenzó a caminar sin rumbo fijo. No sabía qué hacer o decir, pero de algo estaba seguro, su león estaba haciendo tonterías innecesarias.
Es él quien necesita estar a salvo. ¿Qué importa si Oscar escucha uno o dos comentarios insultándolo? ¿Qué importa si los mecánicos u otros pilotos buscan humillarlo con comentarios sarcásticos? Nada dolerá tanto como Jos y la tortura física, emocional y psicológica que los hizo vivir mientras crecían. Necesita hacer algo pronto para poder limitar la locura a la que su hermano se acababa de meter.
-Parece que te subestime, novato.
Una voz con acento extranjero lo sacó de sus pensamientos y lo hizo detenerse para ver a un hombre vestido en rosso corsa parado frente a él. El mayor apareció con su sonrisa sarcástica plasmada en su rostro como siempre que él estaba planeando algo para evitarle problemas a su hermano.
-No sé de qué estás hablando.
-Por supuesto que lo sabes. ¿Te sientes feliz de que Max tenga su atención puesta en ti?
No podía golpearlo, no debía golpearlo. El hacerlo destruiría su construcción de persona calmada e intocable. Si reaccionaba a las palabras de Carlos con violencia o interés en pelear le daría la ventaja. Y Oscar jamás le ha dado la ventaja a nadie.
-No necesito tus reclamos, Sainz. Tengo cosas más importantes que hacer.
El neerlandés aprovechó que su mejor amigo lo había alcanzado para tomarlo del brazo y comenzó a caminar para alejarse del lugar o terminaría rompiéndole la nariz al mayor por ser tan molesto y meterse donde nadie lo llama. Algo para lo que realmente no tenía tiempo.
Una vez estuvieron en un área un poco más distante a las cámaras, el de ascendencia australiana se separó de su amigo para poder concentrarse. Necesitaba calmarse y recuperar el control para saber cómo manejar la información que tenía.
El mensaje de Max estaba en un grupo privado y estaba seguro que ninguno de los pilotos le diría algo a Jos, por mucho rencor que le tuvieran a Max. No, el desprecio al mayor de los Verstappen era algo colectivo en el paddock. Su león estaría a salvo por ahora.
Oscar tendría suficiente tiempo para asegurarse de que no existiera ni un solo cabo suelto antes de que su progenitor los descubriera. Porque lo haría, tarde o temprano, siempre lo había hecho. Pero, para entonces, su querido hijo menor ya tendría todo listo para proteger a su hermano y hacerle pagar cada lágrima que el león derramó por su culpa.
-Hablaré con Mark sobre los arreglos que necesitamos. Tenemos que empezar a mejorar las chatarras que tenemos de autos.
-Adoro cuando decides poner en práctica todo lo que estudiaste sobre ingeniería. ¿Seguro de que no quieres ser un ingeniero de Williams?
El castaño sonrió de lado para burlarse un poco de la situación en la que su amigo quería implicarlo. Su mirada se desvió un segundo al garaje de tonalidad rojiza que estaba algo alejado de donde estaban y cerró sus ojos en cuanto estos se encontraron con unos orbes chocolate que le miraban fijamente.
Tenía que anotar en su plan una manera de entretener a Sainz y mantenerlo lejos de su vida. No podía permitir que volviera a intervenir en sus planes para proteger a su hermano.
Nada podía importarle tanto como Max. No en ese momento.
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-Tengo un problema.
El americano entró prácticamente rompiendo la puerta de entrada de la habitación del piloto menor de McLaren, haciendo que la dupla que estaba dentro de la misma lo observara con sorpresa ante su actuar tan repentino. Pero la fémina presente logró calmarse más rápido que su acompañante y dueño de la habitación.
-¿Qué hiciste ahora, Logan?
-Lily, no lo culpes. No sabemos si fue su culpa.
La chica observó a su ex novio con seriedad y una mirada que decía de manera sutil "míralo, es un desastre" refiriéndose a que Logan difícilmente estaría en problemas que no fueran causados por él mismo.
-Fui con el equipo a tomar un poco...
-De acuerdo, entonces si es tu culpa, Lo.
-¿Ves? Te lo dije Oscar.
La joven se mostró orgullosa de tener la razón, mientras que el chico sentado a su lado sonreía con diversión al verla tan animada por estar en lo correcto. Aunque ambos sabían que él solo había mencionado lo contrario para que su amigo no se sintiera mal.
-¡Basta! Vine porque necesito ayuda
-¡Perdón!
La ex-pareja se disculpó al mismo tiempo y esperaron en silencio para que el mayor pudiera ordenar sus pensamientos y hablarles de lo que fuera que lo estaba conflictuando. Aún no iniciaban la temporada y este ya se había metido en problemas.
-Fui a beber con el equipo a una discoteca cercana. La pasamos bien, bromeamos sobre algunas cosas. Me dijeron que todo mejorara. Entre otras cosas...
-Continua
La joven de origen inglés se acomodó de mejor manera en su asiento mientras le hacía señas a su ex de que se acomodara también. Ambos sabían que esta historia los iba a entretener, sobre todo porque Logan siempre terminaba metido en un problema que nadie en su sano juicio estaría viviendo.
-Alex, mi futuro compañero, estaba ahí, con George, su mejor amigo, se me acercaron para divertirnos juntos, estábamos bromeando y pasándola bien...
La antigua pareja observó con curiosidad al actual piloto de Formula Dos y asintieron con la cabeza al mismo tiempo. Si no fuera porque estaba en un momento de pánico total, el mayor consideraría que esa sincronización los seguía haciendo ver adorables juntos.
-Fuimos a la pista de baile para divertirnos. Las cosas se tornaron... un poco más íntimas y yo no estaba pensando porque estaba borracho. Y ellos probablemente no estaban pensando, pero no sé cómo verlos a la cara ahora y...
-Logan, ¿Qué ocurrió?
Oscar agradecía que Lily detuviera la desviación que su amigo estaba por hacer debido al pánico y al mismo tiempo lo odiaba. Porque él conocía a Logan y sabía que estaba por escuchar algo que no le sentaría muy bien a su corazón de hermano protector.
-Besé a George en frente de Alex...
El americano bajó su mirada y jugueteó con sus manos, como si tratara de evitar ser regañado por la situación que estaba narrando. no necesitaba subirla para saber que su amigo no lo estaba viendo de la mejor manera.
-Y... Luego besé a Alex, porque en mi mente tenía sentido que no dejara a alguno apartado.
-¡Oh Dios, Logan!
La europea se sorprendió enormemente al escuchar aquello y rápidamente una risa nerviosa se filtró de su boca ante lo que estaba escuchando. Sus ojos viajaron rápidamente a Oscar, quien no se había movido en lo más mínimo y supo que la situación iba a escalar aún más.
-Eso no es lo peor, ¿Verdad? ¿Qué más pasó, Logan?
El australiano se mantuvo viendo con seriedad al americano, haciendo que este comenzara a acomodarse de un lado a otro por el nerviosismo que sentía al estar siendo juzgado por su mejor amigo. Claro, ambos sabían que no estaría pasando de no haber sido porque el casi siempre terminaba tomando decisiones cuestionables.
-Por algún motivo Liam estaba ahí con unos amigos, y cuando George y Alex se pusieron más cariñosos con sus toques, Liam llegó a sacarme de ahí.
-Claramente, tu caballero en brillante armadura.
El futuro piloto de McLaren rodó los ojos al escuchar el nombre del actual compañero de su mejor amigo y hermano. Por supuesto que iba a aparecer como el acosador que era para monopolizar el tiempo del mayor aún si Oscar había hecho hasta lo imposible porque dejase de lado su atracción por el rubio mayor.
-Y no sé qué pasó por mi mente, pero Liam se veía muy bien y no pensé mucho una vez me dejó en mi habitación de hotel, como el caballero que sí es. Y solo quería darle las buenas noches, pero también quería agradecerle... Así que lo besé también antes de cerrarle la puerta en la cara.
-Oh por Dios, Logan. Realmente bebiste más de lo permitido.
La joven estudiante de ingeniería movió sus manos para tratar de no mostrar lo mucho que quería reírse por la situación que el mayor de los presentes estaba viviendo. Principalmente porque estaba al lado del piloto menor, quien podría romper alguna cosa en cualquier momento por la frustración que la situación seguramente le estaba generando.
-¡Lo sé! Ahora no sé cómo interactuar con alguno de ellos.
El Verstappen suspiró y desacomodó su cabello antes de observar nuevamente a su amigo y hermano. Una parte de él quería dejarlo vivir en su miseria y sufrimiento por un rato más para que aprendiera a limitar su ingesta de alcohol, porque no estaban en Estados Unidos o en algún lugar de América como para pagarle a un policía y que este desviase la mirada de sus estupideces. Pero sabía que, de no decir nada, la espiral de ansiedad de Logan sería aún peor y sería difícil lidiar con ella justo ahora, ya tendrían una charla sobre ello en otro momento.
-Logan, respira. Liam sabe que habías bebido de más, Alex y George probablemente bebieron igual que tú. Así que solo discúlpate y diles que no volverá a pasar.
-Bien. Si, tiene sentido. De acuerdo...
Los tres se mantuvieron en silencio, mientras el americano se dejaba caer derrotado en una silla antes de subir su mirada para analizar el lugar. Había estado tan concentrado en sí mismo que no se había dado cuenta que en la cama de su antiguo novio había una cantidad ridícula de papeles dispersos por toda su superficie, pero una vez estuvo consciente de su entorno se concentró aún más en lo que tenía delante.
-¿De qué hablaban antes de que llegara?
-Jos Verstappen.
La chica sonrió suavemente mientras tomaba de nuevo su cuaderno lleno de notas con planes e ideas que habían hecho en los últimos años junto a Oscar para que este pudiese maximizar sus oportunidades de entrar en la categoría reina.
Podían haber dejado de ser pareja, pero ella no se tentaba el corazón para apoyar a su chico a sanar y curarse a sí mismo. No era una manera sana, eso todos lo sabían, pero Oscar no conocía otra manera que evitase que su padre fuera un peligro para alguien más, así que tenían que resignarse un poco.
-¿Finalmente decidieron que la mejor opción es matarlo? Sigo diciendo que puedo conseguir dónde deshacernos del cuerpo para que nadie lo encuentre.
-Logan, deja de querer matar a Jos. Ya te he dicho que sería demasiado amable el darle la muerte. No, él debe vivir y sufrir por sus crímenes.
-Bien, pero sigo sin estar de acuerdo con un plan tan largo. No te ofendas Lily, pero ¿No podemos saltarnos al menos siete pasos de los treinta?
Oscar negó con la cabeza mientras una sonrisa se colaba en su rostro. No estaba desconcertado por el tipo de amigos que tenía, pero le resultaba muy curioso que sus dos ex parejas tuvieran un sentido de venganza tan alto. Esperaba que al menos Max, donde quiera y con quien fuera que estuviese, se encariñara de personas más normales.
Si tan solo supiera.
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La cancelación de la carrera de Imola había sido una bendición y maldición para el Verstappen más joven, quien agradeció el tener un día de descanso después de las terribles carreras que ha sufrido McLaren con la chatarra de carro que tienen armado. Esperaba que Zak fuera capaz de agradecer y reconocer en silencio las mejoras que el joven había estado enviándole al equipo con Mark para que las nuevas piezas funcionen correctamente para Silverstone.
Pero ese no era el punto en ese momento.
Su mirada estaba enfocada en el lugar de la reunión a la que había sido invitado, por no decir obligado, a asistir. Había tratado de negarse lo más posible, pero la dulzura del piloto monegasco había ido muriendo poco a poco con cada negativa, por lo que no tuvo más opción que aceptar y prometer que llegaría junto con su rubio amigo o su compañero de equipo para evitar la ira que estaba irradiando el mayor.
Al final había terminado llegando antes que los otros pilotos al lugar, luego de que su sueño se viese afectado por su madre llamándolo para saber si él y Max estaban a salvo o si algo había pasado recientemente con cualquiera de los dos con Jos tan cerca de ellos y con las noticias de Italia y sus desastres naturales.
Era muy raro escuchar a su madre hablar de su hermano pues el mayor se había vuelto un tema prácticamente tabú en su hogar luego de que Hattie preguntara por él después de su primer y único viaje a Italia durante su infancia. Su madre aún no superaba lo ocurrido y se maldecía a sí misma demasiado seguido por haber permitido que Jos presionara tanto a Max hasta hacerlo aceptar el quedarse con él.
Pero Australia había cambiado algo en su dinámica familiar. Luego de los choques, de las banderas rojas y de que Logan apareciera delante de ellos luciendo como un cachorro perdido, toda la familia se había quedado cerca, viendo el podio fijamente hasta que fue hora de irse. Pero Nicole no se había movido de su lugar hasta que su hijo varón menor apareció y la observó fijamente.
La conversación que siguió no había sido algo que él quisiera recordar, pero tampoco algo que se permitiese olvidar.
[-Siempre odié que Jos lo presionara a que le gustaran los karts.
-Lo sé. Me lo mencionabas constantemente.
-Odié cuando dijiste que querías correr porque sé que nunca quisiste ser un piloto.
-Lo sé, lo furiosa que estabas cuando te dije que me iría a Reino Unido para tener más oportunidades de correr me lo dejó claro.
-Nunca pude superar que él ya no estuviera. Amo a tus hermanas y a ti, pero...]
-¿Oscar?
La mirada chocolate subió rápidamente para encontrarse con unos ojos azules, similares a un cielo tormentoso, que lo miraban con confusión al notar que estaba parado fijamente frente al edificio, pero no se movía para hacer algo.
-Max.
El campeón del mundo se acercó al piloto de McLaren y rodeó sus hombros con su brazo mientras los hacía caminar dentro del recinto en el que debían esperar a los demás. El más joven se dejó llevar debido a que sabía que su hermano no le haría daño de algún tipo, aun si para los demás su actuar era raro.
-¿Qué estabas haciendo afuera? Alguien pudo hacerte daño, o pedirte una foto, o...
-Mamá espera que estés bien.
-¿Qué?
Oscar cerró sus ojos y se maldijo un segundo. Max y él casi no habían podido hablar de nada ni de nadie, pero ahí estaba él, mencionando a la mujer que a ojos de Max lo abandonó y lo dejó con el monstruo más cruel que pudiese existir.
Sin embargo, luego de sus palabras, su hermano no se movió de su lugar, solo lo observó con confusión ante lo que había dicho, lo que le confundió más de lo que quisiera. Pues la mirada de Max le decía que no creía que eso fuese posible, como si no hubiera esperado que Nicole se preocupara por él.
Como si no hubiera esperado que su madre lo amara.
Aquello hizo un nudo en la garganta del piloto novato y lo obligó a sacar rápidamente su teléfono para mostrarle su conversación con Nicole. Había varios mensajes en los cuales él no había contestado más allá de un emoji o simplemente los había ignorado. Sin embargo, había algo constante en cada mensaje que contestaba de ella.
"Asegúrate de que tu hermano esté bien."
"Tu hermano y tu van a darme un paro cardiaco. Por favor, tengan cuidado."
"Mandaré algo para tu hermano cuando estén en Silverstone. Más te vale que se lo entregues, Oscar."
-Sabes lo mucho que ella te ama, que nunca ha dejado de hacerlo, ¿Verdad, león?
Unas voces se escucharon a lo lejos, pero al menor no le importó tanto como debería haberle importado usualmente. En este momento estaba mucho más interesado en confirmar una cosa tan simple pero capaz de destruirlo completamente por dentro.
¿Era consiente su amado león, su adorado niño de cabellera de oro, su caballero de brillante sonrisa, su todo, que aún era amado pura y sinceramente? ¿O Jos había arrebatado aquella creencia de su mente también?
¿Qué tanto había sufrido su hermano y él no había estado ahí para detenerlo?
Un sonriente Charles Leclerc entró en el edificio y caminó hacia donde ellos estaban en cuanto los notó, mientras era seguido por otros pilotos que hablaban con calma. En cualquier otra situación Oscar habría sido capaz de notar que los ojos claros del monegasco habían pasado de brillar con adoración a ira al ver a Max tan cercano a su persona. Pero en ese momento no le importaba.
Nada importaba más que su hermano.
-Leon, dime que Jos no...
-¡Max, Oscar! Llegaron temprano, que sorpresa.
El actual campeón del mundo se alejó rápidamente de su hermano para saludar a los pilotos que llegaban y el piloto de McLaren tuvo que tragarse el nudo que se alojaba en su garganta para saludar escuetamente a los pilotos de Ferrari, al piloto joven de Mercedes y al otro piloto de Red Bull, quienes habían sido los primeros en acercarse a ellos.
Detrás de ellos venían los pilotos de Williams, y en cuanto Logan lo vio se movió a su encuentro, como si buscara cuidar de su persona. El cuerpo del piloto más joven de la parrilla estaba temblando de una manera sutil, casi imperceptible. Pero eso no significaba que no fuera notoria de detenerte a observarlo.
El americano lo tomó del brazo y acarició en silencio el área de contacto mientras trataba de decirle palabras que lo calmaran y lo devolvieran a la realidad. Todo mientras los orbes chocolate se encontraban escondidos por los párpados cerrados de su dueño.
El neerlandés más joven estaba triste por su hermano, por supuesto, pero eso no era lo que lo tenía de aquella manera.
Oscar estaba temblando de furia.
Sentía la ira como lava ardiente, recorriendo todo su cuerpo hasta hacerlo pedazos y dejar un sabor amargo en su boca. Ni siquiera las palabras amables de Logan podían calmar la furia que brotaba en su corazón y lo hacía pedazos con cada respiración que tomaba.
Sus ojos se abrieron para encontrarse con los azules del Verstappen mayor y tuvo que respirar profundo varias veces para calmarse. Ante las miradas ajenas parecía a punto de llorar, pero nadie era como Max o Logan para notar que no era tristeza lo que había en su mirada. Sino odio puro.
¿Por qué no aceptó matar a su progenitor antes?
Se dejó arrastrar por su mejor amigo mientras fingía que todo estaba bien, pero sabía que no lo estaba. Necesitaba actuar, necesitaba moverse, necesitaba probarle a ese hombre que se había equivocado con su persona, con su madre, con su forma de criar a Max.
[-Max fue quien me hizo ser madre. Él me dio ese título. Es mi primer hijo... Eso es algo que nadie puede cambiar Oscar. Pero yo no pude ser la madre que él necesitaba. Ahora está ahí, en lo alto, pero la cima es un lugar solitario, Oscar. Él va a necesitarte.]
Estando tan enfocado en sus planes, no notó los ojos chocolate que lo habían estado siguiendo desde que Max se había alejado de su persona.
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El australiano estaba caminando tranquilamente por el paddock cuando escuchó los susurros llenos de insultos a su persona nuevamente. Estaba cerca de Alpine, por lo que sabía que se encontraba en un área poco segura para él. Así que apresuró su caminar para llegar a donde Logan lo estaba esperando, cerca del área de Williams, donde James tenía un ojo puesto en la seguridad de sus pilotos.
Ambos novatos caminaron por el área una vez estuvieron juntos, con uno hablando de planes de venganza y desesperanza, mientras que el otro solo escuchaba el desastre que su amigo quería hacer ante una situación que ni siquiera era problema suyo.
Oscar quería recordarle a su acompañante que era mejor que se concentraran en la temporada que estaba por iniciar y en la oportunidad que tenían que en otra cosa, pero parecía que esa conversación ayudaba a su amigo a relajarse un poco más, así que lo dejó seguir.
Sin embargo, su charla se vio detenida inmediatamente cuando un chico británico de ojos claros se detuvo frente a ellos con una seriedad que mostraba que, probablemente, estaban en problemas, aunque no habían hecho nada todavía.
-¿Todo bien, George?
-Sí, Oscar. Pero creí que querrías saber que Jos Verstappen está por aquí. Para que tengas cuidado.
Los orbes chocolate se encontraron con los azules de su mejor amigo y regresaron rápidamente a la presencia del piloto de Mercedes, que lo miraba fijamente, como si supiera algo que probablemente no debería saber.
-¿Verstappen? ¿Por qué me importaría?
-Supuse que, si estás usando otro apellido que no es el suyo, no querías que te encontrara. Es difícil que la FIA apruebe ese tipo de cambios y datos, pero supongo que también tiene sentido o no sabríamos distinguir entre tu persona y nuestro actual campeón.
Oscar quedó frío al escucharlo, su rostro normalmente sereno y tranquilo mostró algunas fisuras inmediatamente al escuchar que alguien más sabía de él y Max. No podía permitir que se filtrase, no había forma de que los medios se enteraran antes de que la mitad de temporada llegase. Si alguien lo descubría, si alguien que no fuera Jos lo averiguaba...
-Oscar respira, todo está bien. Él no puede hacerles daño. No ahora.
El menor sintió un sabor metálico en su boca, mientras algo recorría su tráquea para salir. Su cuerpo se dejó caer rápidamente en el hombro del americano y abrió su boca para que la sangre cayera de esta hacia el pañuelo que había colocado en su boca rápidamente.
Notó como su amigo se volteaba de manera casi inmediata para cubrirlo de los ojos curiosos que los estaban observando desde diferentes áreas del paddock. George, quien no se había alejado del lugar los observó con temor y pánico ante la reacción que estaba viendo de parte del australiano, pero no era comparable al miedo que le había hecho sentir al más joven de ellos.
Oscar se alejó de su amigo, guardando su pañuelo con discreción, y mantuvo sus ojos cerrados un momento mientras trataba de relajarse y recuperar su compostura, aun cuando sentía la sangre presionar para poder salir de su cuerpo. Su mirada chocolate observó rápidamente al piloto de Mercedes y lo retó con la misma. No podía permitir que algo, cualquier detalle, fuese revelado.
-Logan, dame un minuto con Russell.
El americano pasó su mirada del menor al mayor varias veces antes de suspirar con resignación y alejarse un poco. Ambos sabían que no importaba lo que dijera, el australiano no lo escucharía. No ahora que se había sentido amenazado.
Una vez estuvieron solos, el mayor de los pilotos alzó sus manos con calma, tratando de demostrarle al otro que no era una amenaza. Pero era una situación bastante compleja debido a que el otro parecía un depredador a punto de atacar al sentirse intimidado.
-¿Qué sabes George? Y ¿Por qué?
-Debido a mi posición en la asociación de pilotos tengo acceso a documentos importantes relacionados a todos los pilotos. Sé que Max y tú son familiares, y por tu reacción no quieres que Jos esté demasiado involucrado en tu vida. Tranquilo, no diré nada más sobre ello.
El joven de ascendencia australiana no estaba muy seguro de las palabras del otro, sobre todo porque los documentos mencionados por su persona habían sido manejados por Mark y a FIA con el mayor de los cuidados.
El piloto retirado les había contado la más desgarradora de las historias sobre Jos y Oscar para limitar el contacto entre ambos y las áreas donde podía estar sin ser un peligro para el más joven.
Eso claramente había incluido una limitación a las áreas y carreras a las que podía asistir sin ser escoltado fuera, algo que Red Bull también había estado buscando lograr durante los últimos años. Un acuerdo silencioso, pero que los beneficiaba a todos.
Por ello no creía una sola de las palabras que había salido de la boca del mayor, había algo que no le había dicho de manera sincera y él necesitaba saberlo. Si podría existir una filtración de su información y la de su león, él tenía que eliminarla inmediatamente.
Incluso si era otro piloto.
-Russell...
Probablemente el otro noto algo en su tono de voz, por lo que se obligó a sí mismo a seguir contestando y ampliar un poco más su explicación.
-Te prometo que esa es la verdad. Estaba en unos documentos que me enviaron al inicio de la temporada mencionando que otro Verstappen entraría en la categoría, pero que prefería el apellido Piastri, y que pedía distancia de Jos Verstappen y discreción sobre este tema y su relación con Max Verstappen. Nada más.
-¿Le dijiste a alguien más?
-Nadie. Todos los demás saben que eres Oscar Piastri y ya. Está en el documento de los pilotos, puedes verlo tú mismo.
El menor sabía que aquello era verdad, nada en el documento había mencionado en lo más mínimo que él y Max tuvieran algún tipo de conexión, incluso decía que Oscar había nacido en Melbourne en vez de Países Bajos. Así que, hasta el momento, no tenía por qué dudar del mayor.
-No digas nada de esto George. Nadie más puede saberlo.
El británico asintió en silencio, estando de acuerdo con la petición, pero algo en su mirada le dijo al piloto de McLaren que esto no era el fin de su conversación. Algo que era obvio para él, sobre todo cuando se trataba de pilotos tan codiciosos con información y búsqueda de ventajas. Así que decidió probar su teoría con el contrario.
-Quieres algo a cambio, ¿No es así?
-No realmente, pero... ¿Qué tan difícil es que Logan acepte una cita?
El rubio se alejó del lugar sin decir más. Su mente estaba en todas partes y ninguna estaba en este preciso lugar ni en la primera carrera que debía tener, ni en cerrarle la boca a su padre, ni en los posibles problemas que podían haber detrás de escena debido a la petición que Mark y él habían hecho.
Todo lo que le importaba en ese instante, era su hermano y su seguridad.
Si tenía que eliminar a Russell durante una carrera con tal de lograrlo, bueno... se asegurará de que el accidente de carrera quedara marcado en la memoria de todos, de manera permanente.
Para buena suerte de George, su monoplaza decidió que no quería cometer homicidio en su primera carrera. Por lo que el menor terminó enviándole un mensaje con cosas que Logan disfruta, con tal de cerrarle la boca por un tiempo.
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Oscar caminaba en silencio por Mónaco, no era su lugar favorito en el mundo, pero había sido obligado a asistir a un evento con McLaren luego de que la carrera de Imola fuera cancelada. Sabía que no tenía mucho que objetar como novato, pero hubiera preferido dejar el manejo del evento a Lando.
Su mirada recorría las calles con tranquilidad mientras terminaba de hablar con las personas a las que Zak quería que conociera. Usualmente se hubiera negado a la petición de su superior, pero le convenía llevarse bien con todos en caso necesitara de ellos en el futuro.
Luego de unas cuantas charlas más sintió su teléfono vibrar de manera constante por lo que se excusó y se alejó a revisarlo. Sabía, por el patrón tan específico, que eran mensajes de Logan, pero eso no lo relajo en lo más mínimo.
"Creo que Jos está aquí."
"Lo vi cerca de Max."
"Maldición, si es él."
"Oscar, estamos cerca de la Rue Saige."
"Ubicación enviada"
"Ven. AHORA."
El piloto de McLaren maldijo su suerte al estar tan lejos del lugar, murmuró una pequeña grosería antes de caminar hacia donde Zak y Andrea estaban y comentarles que tenía una emergencia y debía irse. El americano no parecía muy feliz, pero el italiano aceptó casi de inmediato por lo que no pudo decir nada. Probablemente algo en su rostro les dijo que no era una broma, algo que agradecía y odiaba en partes iguales.
No se detuvo a pensar en ir al estacionamiento del hotel que tenían cerca para ir por su auto y conducir hacia el lugar que Logan le había dicho. En un momento como este, Oscar era un peligro en el volante y no quería chocar en las calles de Mónaco antes de la carrera.
El menor de los Verstappen corrió por las calles de Mónaco, agradeciendo no llevar nada puesto con el logo del equipo, pues no quería ser reconocido en lo más mínimo. No cuando su rostro tenía sus sentimientos tan visibles para los demás. Este no era el momento para ser detenido por algún fan de esa manera.
Una vez estuvo cerca del maldito lugar se apresuró a revisar la ubicación y caminar hacia el área, un maldito callejón en medio de las calles abiertas de Mónaco, Jos no había cambiado en nada su forma de castigar a Max.
Un golpe seco lo hizo detenerse por completo mientras sentía algo subir por su garganta. A diferencia de lo usual no era sangre, pero eso no lo hacía mejor, porque sabía que esa reacción de su cuerpo ocurría bajo situaciones específicas. Así que se giró hacia el lugar del cual provenía el sonido y se encaminó hacia este con un solo pensamiento en mente.
Mataría a Jos justo ahora si estaba golpeando de nuevo a Max.
Algo que tendría que cumplir inmediatamente al notar la cabellera rubia de su hermano en el suelo luego de que Jos lo hubiese golpeado hasta tirarlo al suelo. Algo que no duró mucho porque el mayor tomó al campeón del cabello y lo jaló de este hacia arriba para darle otro puñetazo.
Quiso correr y maldecir al hombre, sin embargo, unas manos lo retuvieron y cubrieron su boca, por lo que no pudo hacer más que observar como su hermano era golpeado nuevamente por su progenitor, aun cuando ya estaba en el suelo. Su sangre hervía y maldijo la existencia de todas las personas que conocía mientras veía a aquel hombre alejarse de su hermano, dejándolo en aquel lugar como si no valiese nada.
El piloto retirado se fue tranquilamente, dejando al rubio con un moretón en su encantador rostro, varios golpes en su pecho, y una mirada carente de vida. Fue entonces que el piloto más joven de la parrilla fue capaz de liberarse del agarre que tenían sobre él tanto el siete veces campeón del mundo como el piloto mayor de Ferrari para poder acercarse de inmediato al neerlandés mayor.
-León.
-¿Oscar?
La mirada de su hermano se llenó prontamente de pánico y lágrimas, algo que le trajo a su memoria un recuerdo del mayor con sus manos llenas de sangre mientras su pequeño cuerpo no paraba de temblar por el dolor causado por su padre. Sacudió discretamente su cabeza para eliminar ese recuerdo de su mente por el momento.
Sus manos tomaron rápidamente las contrarias mientras escuchaba a los pilotos murmurar preocupados por el actuar del actual campeón. ¿De qué servía que actuaran de esa manera ahora si no iba a ayudarlo o salvarlo del mayor cuando era necesario?
-¡Max!
El mexicano y el monegasco que habían estado ausentes hicieron acto de presencia para ayudar rápidamente al rubio que no paraba de temblar. El más joven de los nuevos presentes se dejó caer en sus rodillas mientras se detenía a revisar con cuidado el rostro herido. Mientras tanto, el mayor había sacado una crema de algún lado y comenzó a esparcirla con cuidado en la mejilla herida.
-Todo va a estar bien, mon cœur. Perdona que no estuviéramos aquí.
El neerlandés más joven no dijo nada más ni se movió de su posición, su mirada centrada en su hermano y en sus acompañantes era todo en lo que estaba consciente. Pronto sintió a alguien tomarlo del brazo y volteo para notar a su compañero de equipo tratando de alejarlo de lugar para que otros miembros de Red Bull se acercaran. Sin embargo, su cuerpo no se movió demasiado.
Su mirada regresó a la del rubio mayor y se acercó un poco más para que sus ojos se encontraran, unos brillando con temor y otros con preocupación. Ambos sabiendo que el menor iba a terminar con esto, con el progenitor de ambos. Al diablo sus planes y tonterías, Oscar iba a evitar que esto volviese a suceder. No estaba en ese maldito infierno para ver a su hermano caerse a pedazos. No iba a permitirlo ni a perdonarlo.
-Es la última vez que esto pasa, león. Lo prometo.
Y eso no eran palabras al viento, ambos sabían que aquel no era el caso en lo más mínimo. Si el más centrado de ellos decía que aquello no volvería a pasar, el mayor sabía que era algo casi seguro.
Porque Oscar se mataría a sí mismo antes de permitirse romper una promesa con su hermano.
Pero, como siempre, se negaba a pensar en la muerte como opción contra Jos y su violencia. La muerte era tenerle demasiada piedad a ese hombre. Así que el menor prefería atormentarlo en vida. Hasta que sangrase y llorase lo mismo que ellos habían hecho mientras crecían sufriendo por su culpa.
Se levantó lentamente para darse la vuelta y alejarse del lugar y el resto de pilotos, le dio una ligera sonrisa a su compañero antes de ver a su mejor amigo y hacer una señal sutil para que se fueran juntos. No conocía Mónaco, pero iba a localizar a ese bastardo para hacer que se arrepintiera de haber herido a su hermano.
Ya verá luego cómo vengarse de los que lo habían detenido de salvar a su león.
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Carlos había aprendido a observar, a analizar el momento y tomar la mejor estrategia para poder tomar las victorias que le pertenecían. Quizá no era un prodigio como Max, no tenía un título llamativo como el de Charles y no era el niño adorado de su escudería inicial como Lando. Pero había aprendido a ser y hacer lo necesario para ser reconocido.
Quizá por eso había un choque tan marcado con Oscar, porque el chico no tenía el pedigrí, pero todos hablaban de darle tiempo para que fuera un campeón del mundo. No tenía un apodo que hiciera temblar a las masas, pero los fanáticos lo comparaban con animales constantemente y eso lo hacía más llamativo para ellos. No había sido querido por su escudería académica, pero la había abandonado a tiempo para darse una oportunidad en el deporte.
Oscar estaba en la misma posición que él, como un eterno segundo piloto, pero, a diferencia de Carlos, el australiano no parecía tener prisa por crecer dentro de la categoría, aun así, presentaba resultados que no cualquier persona sería capaz de realizar.
No, ambos eran la otra cara de la moneda que representaba su compañero de equipo. pero, al mismo tiempo, eran capaces de representar algo completamente diferente.
Carlos era el lado oscuro de la moneda de Charles. Había ido perdiendo su brillo poco a poco con cada cambio de equipo y la gente apenas lo veía a él cuando el príncipe de Ferrari estaba cerca. Todos estaban más concentrados en el sol de Maranello que en la luna que se alzaba del lado contrario.
Oscar era la otra cara de la moneda de Lando, igual de brillante, igual de intrigante. Era como encontrar una moneda perdida en el tiempo y descubrir que era más preciosa que cualquier otra. Si Lando era el sol de McLaren, Oscar era la luna en medio de un eclipse, logrando robar la atención del sol y convirtiéndose en un evento único y peligroso.
No le agradaba cómo el menor de los pilotos había podido cambiar tanto el ritmo y rutina de todo el deporte tan fácilmente, pero quizá era algo que solo McLaren era capaz de hacer posible. O tal vez había más en el actuar del chico que no les permitía ver la verdad.
-Oscar es lindo si te das la oportunidad de conocerlo, Carlos.
-¿Lindo? Yo no usaría la palabra lindo para describirlo. Es más, pequeña amenaza le queda mejor como apodo.
-Lo dices porque estás celoso de él por algún motivo. Pero Oscar es lindo, incluso cuando está serio o nervioso muestra que es una persona encantadora.
-Lando... Dime que no te has enamorado de Oscar.
El menor no contestó y siguió revisando su teléfono, pero no necesitaba hablar para que Carlos supiese que estaba evadiendo decirle la verdad. Al parecer, su mejor amigo dentro del deporte había comenzado a tener sentimientos por el chico que estaba obsesionado con Max Verstappen.
Un sabor amargo recorrió su boca y garganta al pensar en lo ridículo de la situación que tenía delante de él. Era una tontería pensar en que el menor quería encontrar la manera de tener al campeón a su lado, como si eso lo fuese a ayudar de alguna manera. Además, su antiguo compañero decía esas cosas porque ni siquiera era capaz de notar lo podrida que estaba el alma del otro chico.
Era una tontería, estar detrás de alguien inalcanzable mientras tenía a una buena persona detrás suya. Lando merecía más, no a un australiano que al parecer no sabía entender que debería fijarse en otras personas que no fueran el actual campeón del mundo.
-Oscar no es una buena persona, Lando. Te lo voy a probar.
Solo necesitaba algo de tiempo para mostrarle al resto lo destructivo y peligroso que podía ser el chico australiano. Solo así entenderían el peligro y se alejarían del chaval.
-Sí, sí, lo que tú digas. Vamos Carlos, Max está esperando por nosotros y no me gusta tenerlo esperando tanto tiempo cuando Jos puede estar rondando las calles de Mónaco libremente.
Horas después el español tendría su mirada centrada en el piloto más joven de McLaren mientras este se retiraba del lugar donde todos habían visto a Jos golpeando a Max. Y, a diferencia del resto de veces que lo observaba luego de que había con el campeón, Carlos finalmente podía identificar la emoción que nublaba la mirada del menor.
Estaba furioso, tanto como para matar a alguien.
El mayor lo dejó ir sin decir más, pero sonrío por lo bajo al notar que quizá no sería necesario hacer demasiado para que los demás notaran su actitud. Para que notaran la verdadera personalidad del joven piloto de McLaren.
Carlos no iba a quejarse.
No si eso le permitía monopolizar completamente al menor.
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*Golpea un micrófono para probar el sonido*
¿Hola? ¿Alguien con vida?
Una disculpa por el tiempo donde no se actualizó la historia. Pero la vida adulta paso arrollándome y apenas estoy recuperando mi ritmo de vida. Vayan a terapia, siempre es bueno.
Creo que el punto más interesante del capítulo probablemente fue el de Logan y sus 3 mosqueteros. A este punto, realmente no sé qué quiero hacer con ellos, o siquiera si haré algo, pero el resto de la temporada nos dirá.
Espacio para sus teorías y preguntas.
Nos leemos pronto.
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