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✭EIGHTEEN✭

Hyunjin miró con desprecio al par de cazadores frente a él, puede que hayan ido hasta ahí para avisarle lo que estaba sucediendo, y no iba a negar que la noticia de que Jisung y Jeongin estaban vivos, lo había hecho sentir un poco aliviado, con esperanza, pero aún así, seguía sin confiar en ellos. Una parte de él le seguía diciendo que podría ser una trampa, sin embargo, eso incluso parecía casi imposible, no creía que Seo supiera de las alianzas con los otros reinos, por lo que no esperaría un ataque, o tal vez sí, pero no de tantas hadas.

ㅡNo puedo simplemente dejarlos irㅡhabló el príncipe heredero, poniendo ese temible semblante serioㅡNos han causado muchísimo daño.

ㅡTómenme como su prisioneroㅡhabló Minho con mucha seguridadㅡChan puede guiarlos hasta el lugar, necesitan a uno de nosotros... Y prefiero que él sea quién los lleve.

Chan lo miró alarmado, ¿cómo se lo ocurría semejante estupidez? No podía dejarlo ahí, las hadas jamás lo dejarían salir, lo más probable es que moriría en las prisiones de ese enorme castillo.

Hyunjin asintió pensativo, de ellos dos, a Minho le tenía más rencor, no quería ni imaginar todo lo que tuvo que hacerle pasar a su hermano con tal de llevarlo a esa trampa de la que no pudo salvarse. Así que la idea de encerrarlo a él le pareció demasiado buena; sabía que no podía matarlo, no podía hacer algo como eso, así que su castigo sería estar encerrado hasta el fin de sus días.

ㅡLlévenseloㅡordenó a los soldados que los habían llevado al castillo.

ㅡ¡No!ㅡexclamó, Chan tratando de moverse, pero sus manos seguían sujetas y dos soldados lo sostuvieron con fuerzaㅡ¡Eres un niño idiota!ㅡestaba molesto con él, ¿eso significaba que no volvería a verlo? Solo pensarlo le causaba una opresión en el pecho.

ㅡ¡Estaré bien!ㅡrespondió el menor, saliendo por fin del gran salón.

Claro que estaba mintiendo, estaba demasiado aterrado, no quería pasar el resto de su vida encerrado en una celda sin saber de Jisung, sin verlo, sin tenerlo cerca. No sabía cómo iba a sobrevivir a eso, pero no tenía más opción, no iba a permitir que encerraran a Chan, porque, aunque había ayudado al ataque, sabía que Hyunjin estaba más enojado con él, y eso era lo más justo.

Los soldados lo llevaron bruscamente por los pasillos de ese enorme lugar hasta llegar a una gran puerta de metal con detalles dorados que la adornaban de manera elegante, demasiado bonita para ser una prisión. Al abrir la puerta, lo primero que vio fue unas escaleras casi interminables que iban hacia abajo, ni siquiera podía ver con claridad, el lugar era realmente oscuro y frío.

Varios minutos después, acostumbrado a la oscuridad, notó que las paredes estaban hechas de piedra, demasiado altas. Entraron a una habitación muy grande que solo estaba siendo iluminadas por algunas antorchas, pero el fuego no era suficiente para ver con claridad, ni siquiera para brindarle un poco de calor.

Uno de ellos abrió una de las celdas y sin delicadeza alguna, tiró a Minho hacia el interior, cerrando la puerta con varias cadenas y candados para que no pudiera escapar.

ㅡAgradece que han sido bondadosos contigo, mereces morirㅡescupió furioso el soldado mayor, dándole una dura mirada antes de irse junto al otro soldado.

ㅡVaya mierda, que grande eres, Leeㅡse dijo a sí mismo, escondiendo su rostro entre sus manos.

No había forma de que su vida empeorara hasta ese punto, pero solo necesitaba saber que Jisung estaba bien y protegido.

ㅡYa pasaron cuatro días y no hay señales de Minhoㅡcomentó Wooyoung cuando se encontró con Changbin en la entrada del sótano de su mansiónㅡ¿Crees que traiga las hadas que pediste?

ㅡNo lo séㅡse encogió de hombros, encendiendo las luces del sótanoㅡA lo mejor ya está muertoㅡrióㅡEn todo caso, aún le quedan tres días más, no te apresures.

Wooyoung asintió, encontrándose con la mirada asustada de todas las hadas en las celdas.

ㅡSaca a aquellas dos hadas, acabo de vender sus alas y las quieren para esta nocheㅡseñaló a dos chicas, una de ellas tenía alas amarillas, brillantes y casi transparentes, mientras que la otra, tenía alas moradas con algunos detalles grises, más pequeñas, pero igual de hermosas.

Ambas hadas abrieron sus ojos con miedo al ser señaladas, entrando en pánico.

Changbin subió las escaleras y salió del sótano, sonriendo con satisfacción al escuchar los gritos y lloriqueos de sus presas.

Jisung se sentía cada día con menos fuerzas, desde que Minho llegó, nadie más había aparecido en ese lugar, únicamente la persona que iba a dejarle comida. Estaba totalmente desesperanzado, decaído y sin ganas de vivir. No había día que no pensara en su madre y en su hermano, preguntándose cómo estaban, pensaba en Félix y en Jeongin, deseando que estuvieran bien, que siguieran con vida.

Sintió su cuerpo demasiado débil, su estado emocional también estaba quebrantado, sin ganas de nada, ya ni siquiera le importaba estar vivo, solo necesitaba parar con ese sufrimiento, cada día lloraba menos, ya no caían más lágrimas de sus ojos, simplemente se quedaba quieto en la esquina de esa pequeña habitación, esperando que las horas pasaran mientras los sollozos de las demás hadas lo torturaban, recordándole que no pudo hacer nada para salvarlas.

Pensar en Minho lo hacía sentir vacío, su corazón sintiéndose demasiado frío ante el recuerdo; creyó por un momento que realmente iba a sacarlo de ahí, ¿cómo pudo siquiera creerle? Se odiaba a sí mismo por seguir confiando en alguien como él. Ya no había vuelta atrás, a ese paso, su inevitable destino muy difícilmente podría cambiar, de seguro nadie más sabía en donde estaba, de seguro ya lo hacían muerto.

Cerró sus ojos con fuerza, enfocándose en otras cosas que no fueran Minho, porque cada recuerdo dolía más; de seguro ya estaba tras otras hadas, engañándolas para llevarlas a ese espantoso lugar, y solo ese pensamiento lo hacía estremecerse con repudio.

Un sollozo se escapó de su garganta, sorprendiéndose a sí mismo porque aún tuviera la energía para hacerlo. Su piel pálida y manos temblorosas denotaban debilidad y cansancio, y de ninguna manera saldría vivo de ese lugar, porque si Changbin no lo mataba, iba a morir por su propia condición.

Y después de un rato, cayó inconsciente de nuevo.

Hyunjin terminó de amarrar su largo cabello en una coleta, dejando algunos mechones en su frente. A su derecha, encontró su corona, tan brillante y majestuosa sobre un pequeño cojín con bordes dorados y delicados; tomó la corona con mucho cuidado y la puso de la misma manera sobre su cabeza, se miró en el elegante espejo de cuerpo completo de su enorme y vacía habitación. Suspiró con tristeza, viéndose tan cansado en su propio reflejo, había ocultado las ojeras con un poco de maquillaje, pero la tristeza en sus ojos no era algo que pudiera esconder. Ese día en específico, no dejó que nadie lo ayudara a vestirse ni prepararse, quería hacerlo él mismo, no deseaba que lo vieran en esa condición tan lamentable a pesar de que fácilmente los demás lo habían notado.

Pensar en un compromiso es lo que menos quería, no estaba listo, pero ¿cuándo lo estaría entonces? En su cabeza solo aparecía Jeongin, su sonrisa tan deslumbrante, su rubio cabello demasiado suave entre sus dedos, sus lindos y pequeños ojos que se cerraban cada vez que reía; él debía estarse comprometiendo con Jeongin, no con otra persona a la que no conocía, a la que no amaba en lo absoluto. Apartó esos pensamientos antes de que empezara a llorar de nuevo, no podía presentarse ante los reyes del reino vecino de esa manera, no sería conveniente.

Se fijó una vez más en sus finas ropas y joyas, satisfecho con lo que veía, y salió de su habitación algunos minutos después cuando le avisaron que su futura prometida con los reyes estaba a punto de llegar.

ㅡAl fin vienesㅡsusurró su madre a su lado cuando tomó asiento en su trono, totalmente serio.

ㅡLo sientoㅡrespondió con simplicidad. Sabía que no debía ser tan duro con su madre, de todas formas, era algo que ya estaba estipulado hace muchos años atrás, y él había aceptado porque quería lo mejor para su pueblo, solo que no pensó que sería en esas circunstancias, no pensó en que un día iba a caer enamorado de Yang Jeongin.

ㅡLos Kim están aquíㅡavisó uno de los soldados, abriendo las puertas del salón de par en par, dejando a la vista a tres hermosas hadas con facciones finas y alas realmente llamativas, alas características de la realeza.

Una mujer muy elegante con un bonito peinado lleno de pequeñas joyas se hizo paso en el salón junto a un hombre con semblante serio y respetable, ambos vestidos adecuadamente con sus ropas finas y joyas deslumbrantes en sus manos. Tras ellos, entró una chica con el rostro tapado con corto velo para que nadie fuera del castillo pudiera verla, porque los príncipes y princesas no podían aparecer públicamente en el pueblo a menos que sea totalmente necesario.

ㅡBienvenidosㅡla reina se levantó de su trono, siendo seguida por Hyunjin para hacer una respetuosa reverencia que los Kim respondieron de la misma maneraㅡVamos al comedor, he preparado un banquete para ustedes.

Los Kim sonrieron satisfechos y se encaminaron hacia donde se les estaba guiando.

Hyunjin no podía evitar pensar en que todo eso era innecesario, no quería perder el tiempo en banquetes y esas cosas, necesitaba una solución pronta y un plan para salvar a las hadas que habían cazado porque estaba seguro de que más de alguna ya había muerto en manos de Seo Changbin, y eso lo enfermaba, porque era su pueblo, su hermano seguía ahí quién sabe cómo y su novio también. Pero no podía interponerse ante los protocolos, solo debía seguirlos, en silencio.

ㅡEs un gusto tenerlos aquíㅡsonrió la reina hacia sus invitados.

ㅡLo mismo para nosotrosㅡrespondió la reina KimㅡQuerida, ya puedes quitarse ese veloㅡle susurró a su hija que yacía sentada en silencio a su lado.

La chica obedeció y por fin dejó a la vista su rostro.

Hyunjin sabía de la belleza que poseían las hadas, no era primera vez que veía a una princesa, pero estaba seguro que esa chica era la más hermosa que había visto. Su cabello largo, negro y ondulado contrastaban perfectamente con su piel blanca, sus labios levemente pintados de rojo resaltaban sus facciones y las largas pestañas en sus ojos eran muy llamativas, y ni hablar de sus alas, eran color celeste con detalles dorados por todas partes, muy grandes y brillantes. Él pudo haber quedado flechado tan pronto la vio, cualquiera lo haría, pero su corazón ya tenía dueño, y muy difícilmenteㅡpor no decir imposibleㅡsería reemplazado por otra persona.

ㅡSihyeon, saludaㅡle pidió el rey Kim.

ㅡEs un gusto estar aquí, gracias por la invitación.

Incluso su voz era hermosa.

El desayuno transcurrió con normalidad, ambas familias hablando de cosas superficiales, siendo los únicos en silencio el príncipe y la princesa.

Minutos después de finalizada la comida, Hyunjin y Sihyeon salieron del comedor a petición de sus padres, excluyéndolos de todo lo que se hablaría del compromiso, lo cual les resultaba ridículo porque ellos eran los que iban a someterse a eso, pero no podían decir nada, solo debían seguir órdenes. Por esa razón, se dirigieron a los enormes jardines del castillo, caminando en los senderos repletos de coloridas flores que le daban vida al color verde de los árboles que los rodeaban.

ㅡEscuché lo que pasóㅡhabló por fin la pelinegra, mirando de reojo al más alto a su lado que caminaba con sus manos juntas en su espaldaㅡLamento mucho que el príncipe Jisung haya sido capturado.

ㅡYo lo lamento másㅡrespondió, decidiendo no ser grosero, ella no tenía la culpa y tampoco debía descargar su molestia y dolorㅡEspero que todo esto ayude a salvarlo a él, a nuestro pueblo y a Jeonginㅡdijo sin pensarlo, a lo mejor no tuvo que decirlo en voz alta.

ㅡ¿Quién es Jeongin?ㅡpreguntó curiosa.

Hyunjin la miró, ¿sería necesario decirle la verdad sobre él?

No, no lo era.

ㅡUno de mis soldados de más confianza, se quedó a luchar cuando le di la opción de huir, por eso es importante para mí tenerlo con vida.

La chica asintió, deteniéndose a ver los rosales. Sonrió al ver las brillantes y cuidadas rosas, le gustaba mucho ese jardín, era mucho más bonito que el de su castillo.

ㅡTampoco quiero el compromisoㅡhabló sin mirarlo, con calmaㅡPero no me quejo, si eso ayuda a traer de vuelta al príncipe Jisung, por mi está bien, es mi deber hacerlo.

Sihyeon se giró a verlo, sonriéndole con amabilidad, no quería ni imaginar como sería perder a un hermano en manos de cazadores, ella no podría con la perdida de alguno de sus hermanos menores, estaría muy destrozada y también haría lo que fuera por tenerlos a salvo. Y creía que Hyunjin estaba siendo muy valiente al acceder a un compromiso con alguien a quién no conocía, con alguien con quien tendría que hacer una familia para tener herederos. Estaba claro que no había amor de por medio, cuando había matrimonios arreglados, nada de eso existía, pero quería pensar en que el algún momento podría haber algo, mucho tiempo más adelante tal vez podría surgir amor, así que, por el momento, llevarse bien era lo mejor que podían hacer, por lo menos para mantener un matrimonio sano.

ㅡSé que no tienes opción, pero graciasㅡle sonrió antes de retomar su camino en medio del jardín, en silencio.

ㅡEntonces... Luego del ataque para recuperar al príncipe Jisung, ellos deben casarseㅡrepitió el rey Kim, confirmando lo antes hablado. A ellos les interesaba también la unión entre ambos reinos, y estaban satisfechos con los beneficios que les traería que Hyunjin se mudara a su reino siendo el esposo de su hija mayor.

ㅡAsí esㅡasintió la reinaㅡNecesitamos a su ejército lo antes posible, tenemos tres días para poner en marcha el ataque, sino habrá sido en vanoㅡtrató de mantener la calma ante ese pensamiento, pensar en que no podría salvar a Jisung y Jeongin la ponía muy mal, pero no podía quebrarse en ese momento frente a los Kim, como líder, debía mantener la compostura sin importar la gravedad del problema, sin importar qué su propio hijo estuviera en manos de cazadores.

ㅡEstá bien, firmemos estos papeles entonces y mañana mismo el ejército estará en camino.

Hicieron pasar de nuevo a Hyunjin y Sihyeon, ambos muy serios y en silencio. El compromiso era un paso importante para sus vidas, algo a lo que no podían negarse, algo a lo que habían accedido por el bien de sus pueblos por ser los siguientes en el poder. Y es por eso que luego de unos minutos en donde les explicaron las condiciones del compromiso, se encontraban firmando los papeles que sustentaban esa unión. Sihyeon le regaló una corta y amable sonrisa a Hyunjin cuando terminó de firmar con su delicada caligrafía, a lo que éste le respondió de la misma manera, sintiendo su corazón romperse ante ese nuevo futuro en el que Jeongin ya no estaría presente.

A la mañana siguiente, Hyunjin y su madre se prepararon para el ataque que se llevaría a cabo esa misma noche; el ejército del reino vecino ya estaba en camino, según los Kim, por lo que debían estar listos con los pocos soldados que estaban dispuestos a enfrentarse de nuevo a los cazadores.

Estaban orgullosos de su raza, nunca buscaban ser violentos y siempre estaban dispuestos a defender a los suyos, pero en esa ocasión debía ser diferente, ellos debían luchar hasta el final, y si debían matar a esos cazadores, lo harían.

Horas más tarde, el salón principal del castillo estaba lleno de soldados. Como los Kim prometieron, el ejército llegó rápido, todos armados con diferentes tipos de armas, utilizando uniformes con los escudos de sus respectivos reinos, listos para lo que se avecinaba. Sabían que si iban todos juntos llamaría mucho la atención, por lo que rodearían el lugar desde las afueras del bosque para tomarlos por sorpresa. Hyunjin había decidido entregarse como carnada, se lo llevarían a él y cuando menos lo esperaran, el ejército atacaría de una vez desde afuera, utilizando sus armas y poderes, de todas formas, los humanos ya sabían sobre éstos y ya no temían mostrarlos.

Antes de irse, Hyunjin se dirigió hacia la celda en donde tenía a Minho. Pidió ir solo, quería hablar con él antes de emprender su viaje hacia las afueras de la ciudad. Bajó las escaleras hasta llegar a la habitación en donde estaban las celdas, caminó en silencio hasta que se detuvo frente a la de Minho, apenas viéndolo a través de la suave luz de las antorchas.

ㅡ¿Qué haces aquí?ㅡpreguntó Minho en voz baja, sintiendo su garganta demasiado secaㅡNo sabía que los príncipes podían venir a ver a sus prisioneros.

ㅡNo vengo a saludarte, claro estáㅡrespondió con frialdadㅡEl ataque será esta noche, así que, si es una trampa, te juro que yo mismo mataré a Chan, y luego vendré por ti.

ㅡMe parece bienㅡasintió sin mirarloㅡPor lo que sé, la cantidad de cazadores disminuyó también, así que hay probabilidad de que puedan ganar.

ㅡ¿Cómo sabes que somos suficientes para ganar?

ㅡNo lo sé, solo es un presentimiento.

ㅡMhmㅡlo miró despectivamenteㅡVas a morir aquí de todas formas, no pienso dejarte libre, aunque pueda traer a mi hermano.

Minho asintió y suspiró, ya nada de él importaba, solo importaba Jisung.

ㅡBienㅡfue lo único que dijo antes de simplemente irse de ahí.

Hyunjin no estaba seguro de nada, estaba arriesgando ya no solo a su ejército, sino que también al de otro reino, y sabía que toda esa responsabilidad recaía en él porque estaba encabezando el ataque. No habían planeado todo con tranquilidad como tuvo que haber sido, pero ya no tenían tiempo y se negaba a esperar un día más.

Salvaría a Jisung, a Jeongin y a su pueblo, aunque tuviera que dar su vida en el proceso.

Chan guió a Hyunjin hacia las afueras de la ciudad en la oscuridad de la noche, ambos en total silencio dentro del auto. Hyunjin estaba ansioso, iba desarmado y cualquier cosa podría pasarle, pero si todo salía como lo habían planeado, muy posiblemente no saldría tan herido, creía que sus poderes eran suficientes para enfrentarse a ellos. La idea era no perder más soldados, y se encargaría hasta donde pudiera que eso no pasara.

Cada vez las luces de la ciudad se hacían más y más lejanas, viéndose al exterior únicamente el camino rodeado de extensos y altos árboles. Logró ver a algunas hadas siguiéndolos entre la oscuridad del bosque que había alrededor, sintiéndose aliviado porque no los había perdido.

ㅡ¿Alrededor de cuantos cazadores hay?ㅡpreguntó el castaño sin apartar la vista del camino.

ㅡCerca de cuarenta... Pero están en su territorio, de seguro tienen muchas armas y esa mansión estará rodeada de trampas para hadas.

Hyunjin asintió, procesando la información; debían ser cuidadosos y sigilosos.

ㅡEstamos cercaㅡavisó Chan.

Su estómago se contrajo con nerviosismo al pensar que vería de nuevo a Jeongin, no quería ni pensar en las condiciones en las que lo encontraría, al igual que a Jisung. Estaba temeroso, tratando de ser fuerte ante esa situación.

ㅡEs aquíㅡChan detuvo el auto y apagó las luces, quedando casi en completa oscuridadㅡA un par de kilómetros está la mansión.

ㅡVamos entoncesㅡbajó del auto y lo esperó.

Caminaron por mucho tiempo hasta que entraron al sendero del jardín delantero de la mansión de Seo. Lograron identificar a los cazadores que cuidaban la casa desde afuera, todos armados y atentos.

ㅡBien, ponme estas esposas, dirás que Minho vendrá pronto con mi madreㅡdejó que Chan pusiera las esposas en sus muñecas y le dio algunas armas que llevaban en el auto para aparentar que estaba siendo amenazadoㅡComo cambies algo del plan, las vas a pagar, hay muchos soldados rodeando el lugar y yo mismo puedo zafarme de estas estúpidas esposas, ¿entendido?

Chan asintió. Inhaló y exhaló con nerviosismo, ya estaban ahí, no podía huir, solo le quedaba apegarse al plan, de todas formas, ya había traicionado a los cazadores, y ellos no debían saberlo.

Los cazadores lo apuntaron con sus armas tan pronto lo vieron aparecer cerca de la entrada, todos demasiado atentos a las maravillosas alas que Hyunjin había dejado a la vista como método de distracción.

Caminaron hasta la puerta principal sin que les quitaran la vista de encima, uno de ellos llamó a Changbin, demasiado curioso del por qué justo Chan estaba llevando a esa hada ahí.

Changbin abrió la puerta y sus ojos se abrieron con sorpresa al ver las alas de Hyunjin, emocionado por tenerlo por fin ahí, no esperaba que ese día tuviera a una de sus más preciados objetivos, incluso pensó que tendría que idear otro ataque porque Minho no había dado señales y solo le quedaban dos días para que su trato finalizara.

ㅡAquí está el príncipe herederoㅡdijo Chan, empujando a Hyunjin hacia delante de manera bruscaㅡMinho vendrá en unos minutos con la reinaㅡdijo con seguridad, manteniendo su semblante serio.

Changbin lo miró con sospecha, no esperaba a Chan, pero le parecía lógico ya que ellos dos trabajaban juntos, así que esbozó una enorme y siniestra sonrisa, sin apartar la vista de las brillantes y grandes alas del príncipe heredero.

ㅡ¿Quién diría que ese tonto lo iba a lograr?ㅡdijo para sí mismo en voz alta, siendo escuchado por los demás.

Hyunjin lo miró con asco, y luego sonrió con suficiencia. La atención estaba en él, justo como esperaba que fuera, todos los cazadores que cuidaban afuera estaban desprevenidos, por lo que, si lograban vencerlos, entrar ya no sería mayor problema.

ㅡTu hermano es muy llorón, me tenía harto, al principio no paraba de decir tu nombre, de seguro estará feliz de verte de nuevoㅡle dijo, Changbin sin dejar de sonreírㅡ¿Aún así sabes que no voy a soltarlo, cierto?ㅡsusurró en su oído, encontrándose segundos después con la mirada llena de odio del castaño.

Lo estaba provocando, lo sabía, no podía caer ante eso, debía seguir, pero ya tenía muy claro que su objetivo principal sería Seo Changbin, él mismo iba a atraparlo y hacerlo pagar por todo lo que ocasionó.

ㅡVas a soltarlos a todosㅡle dijo con calma, dándose seguridad a él mismo, volviendo a sonreír ante la aparente confusión en el mayor.

En un rápido movimiento logró quitarse las esposas y entró a la mansión, observando con detalle como dos cazadores se interpusieron entre él y Changbin, protegiéndolo. Chan lanzó un disparo al aire desde afuera, dándole la señal al ejército para atacar, apuntó su arma a dos de los cazadores que estaban en la entrada y les disparó con precisión, viéndolos caer al suelo entre lastimeros quejidos.

Y de esa forma, el ataque empezó

Lamento si se está tornando aburrido todo :(

Espero que les guste, estoy emocionada porque casi salgo de vacaciones y estoy segura de que aprobé todas mis materias🥺

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