𝄈𝄈Veintiséis𝄈𝄈
El sábado por la mañana, Jisung despertó demasiado temprano como de costumbre, su horario de sueño se había distorsionado de tal manera de que no dormía nunca lo suficiente, y aún así, despertaba antes de cubrir el tiempo que necesitaba para sentirse con energías. Seguramente terminaría afectándole a la larga, pero poco podía hacer si no se sentía en calma.
Lo primero que vio al despertar fue a Minho todavía durmiendo. Admiró sus facciones totalmente relajadas, quiso incluso tocarlo, pero temía despertarlo; ese era el único momento en el que podía verlo así de tranquilo, y sea como sea, le gustaba disfrutar de ese tiempo con su alfa.
Aprovechando que Minho aún no despertaba, se acurrucó contra su pecho, permitiéndose llenar sus pulmones del atrayente aroma del alfa, dándole una fuerte sensación de seguridad y calidez que lo hizo sonreír por un breve instante. Su piel se erizo al sentir que Minho rodeó su cintura de manera inconsciente, atrayéndolo más hacia sí mismo todavía dormido, buscando la compañía de su omega.
Jisung suspiró, cerró los ojos y trató de dormir otra vez porque cuando Minho despertara, volvería a la misma rutina de siempre.
Un par de horas más tarde, Jisung despertó de nuevo, pero esta vez sin la compañía del alfa. Buscó con la mirada dentro de la habitación y lo encontró afuera, en el balcón. En silencio, se dirigió al baño, enjuagó su rostro para espabilarse totalmente, cepilló sus dientes y salió de ahí. Dudó unos segundos antes de salir al balcón también, sintiendo el aire fresco de la mañana golpear contra su piel; se quedó parado, demasiado indeciso de sus propias acciones, y cuando por fin se había decidido a hablar, Minho se adelantó, poniéndolo nervioso.
—Pensé que dormirías más.
Jisung suspiró aliviado por el tono de voz tranquilo de su alfa, eso significaba que no estaba de mal humor.
—¿Por qué? Es tarde.
—Estuviste inquieto toda la noche y la madrugada—respondió cortamente sin mirarlo.
El omega se tensó. ¿Minho se dio cuenta del por qué? Esperaba que no, porque tenía razón, estuvo inquieto levantándose a cada rato, los antojos eran una gran molestia ahora que había empezado a experimentarlos, al igual que los vómitos, y las dos cosas combinadas le parecían terrible, en especial porque no quería ser descubierto.
—Lo siento, no quise molestarte—se disculpó en un susurro, esperando que le preguntara algo más, pero en su lugar, Minho simplemente asintió.
Jisung mordió su labio inferior con duda, y a pesar de que sentía un poco de temor, se acercó al alfa, abrazándolo desde la espalda con cuidado. Juntó las manos sobre su abdomen y recargó su mejilla en su espalda, rogando que no lo hiciera a un lado. Sintió como el pelinegro se tensó, sin embargo, no se alejó, solo se quedó quieto sin decir nada durante unos minutos.
—Feliz cumpleaños, Min—dijo en voz baja el omega, sintiendo su propio corazón latir con fuerza a la espera de una respuesta.
Minho suspiró, sintiéndose cálido por la cercanía de su omega, porque tenerlo cerca siempre lo hacía sentir diferente de alguna manera y su lobo se encontraba tranquilo con las feromonas de Jisung envolviéndolo, manteniéndolo casi bajo control. No podía ni siquiera explicar la manera en la que él y su lobo podían actuar de manera diferente en distintas situaciones, siempre creyó que eran uno solo, pero después de todo lo que ha vivido en esos días, se dio cuenta de que la influencia de su lobo podía manipular su lado humano ante la mínima provocación, volviéndose rencoroso, frío y cruel.
A veces, cuando Jisung no lo veía, sentía que el peso de sus acciones caían con fuerza sobre él, como si lograra recapacitar momentáneamente, llevándolo a un punto en el que no sabía qué hacer con el debate que se formaba en su interior, y cuando creía tenerlo todo controlado, otra vez se llenaba de ira y de malos pensamientos dirigidos hacia el omega.
Jisung era su calma, así como también su propio detonante.
—Hoy iremos a un evento que organizó mi papá—cambió el tema sin responder a las felicitaciones del omega.
Se giró hacia el rubio, rompiendo el abrazo sin cuidado. Jisung se apartó, asintió en silencio y sin quejas, prefería mantenerlo de esa manera, y aunque se llenó de desilusión por la reacción, se esforzó por no demostrarlo, al menos no frente a él, ya estaba harto de eso.
—¿Puedo traer a Seungmin y a Chan?—preguntó tímido.
—¿Para qué?
—Podrían ayudarme a prepararme, es todo—la verdad es que no quería estar solo, le causaba una horrible sensación estar a solas en esa gran casa—Solo será rato en lo que tú vienes.
Minho entrecerró los ojos, tratando de encontrar algún tipo de mentira en esa petición que parecía inocente, pero al notarlo cohibido y sentirlo asustado, supo que decía la verdad. Ya no podía confiar en él, así que tenía que ser más cuidadoso con las acciones y con las personas cercanas a su omega, no quería encontrarse con lo mismo de la otra vez por confiar en él.
Asintió luego de un tenso silencio.
—Debo salir, tengo que reunirme con mi papá, vendré solo a recogerte por la tarde, así que debes estar listo a eso de las seis.
Jisung asintió sin protestar, eso significaba que Minho pasaría afuera todo el día, por ende, no estarían juntos para su cumpleaños, aunque a decir verdad, ¿qué diferencia habría? De seguro, Minho no iba a aceptar nada viniendo de él, y pensar en eso solo aumentaba su tristeza porque como su omega, le hacía ilusión compartir esos momentos juntos.
Meses atrás, después de conocerlo, había pensando en hacerle algo muy especial para ese día, algo que lo hiciera sentir feliz, porque él podría hacer lo que fuera solo por Minho. Pero ahora entendía perfectamente que las cosas tienden a cambiar en poco tiempo, que no todo puede planearse y que el amor era más complicado de lo que normalmente se veía.
Minho pasó a su lado y lo dejó solo en el balcón. Y por lo menos, esa había sido una mañana tranquila.
🌙
Chan estaba viviendo los mejores momentos de su vida.
Desde que Seungmin aceptó el cortejo, no dejó de sonreír en ningún momento junto a él. Nunca se detuvo a pensar en cuánto dinero tenía que gastar o cuanto tiempo debía invertir, la idea de complacerlo y de darle toda su atención era maravillosa, no se quejaba en lo absoluto y se sentía incluso agradecido por ser la única persona encargada en darle esas atenciones. Porque alguien como Kim Seungmin merecía todo.
El sábado por la mañana, Chan prometió llevar al omega a desayunar, y en el centro comercial buscarían que otras cosas hacer para entretenerse en lo que se acercaba la hora para arreglarse e ir a la reunión a la que sus padres fueron invitados esa noche. Odiaba la idea de ir, pero no tenía opción, siempre era así cada vez que los invitaban a ellos.
Subió ansioso por el elevador hasta el piso del departamento de Seungmin. Tocó unas cuantas veces antes de ser atendido por el omega. Una sonrisa se formó en sus labios al encontrarlo todavía en pijamas y con el cabello desordenado mientras sostenía una taza de café en su mano, pareciéndole la imagen más tierna del mundo.
—¿Chan? ¿Qué haces aquí tan temprano?—no lo esperaba a esa hora, apenas se estaba levantando y no estaba en condiciones para recibirlo. A Chan no le importó en lo absoluto.
—Buenos días, Seungmin, te ves muy bonito recién levantado.
El omega se sonrojó inevitablemente y apartó la mirada, haciéndose a un lado para dejarlo pasar.
Chan entró al departamento, le dio un corto beso en la mejilla en forma de saludo y se dirigió a la pequeña sala, encontrando algunas cosas tiradas, pero no le disgustaba, se sentía como un acogedor y lindo hogar.
—Tú quédate ahí, regreso enseguida—apresurado, Seungmin dejó la taza con café sobre un mueble de la cocina y corrió al baño para tratar de arreglarse aunque sea un poco, pero Chan lo detuvo a mitad del camino, viéndolo con cariño y ternura.
Porque solo Chan lo miraba de esa manera. No con lujuria, no con deseo, sino que con cariño, y claro que sabía diferenciar ese tipo de miradas, causando que una fuerte corriente atravesara todo su cuerpo, volviéndolo débil ante él.
—Lamento venir antes de lo acordado, pero quería verte—lo acercó sutilmente, todavía con una sonrisa cálida en sus labios.
—Nos vimos ayer—casi rió con nerviosismo.
—¿Y eso qué? Me gusta estar contigo.
El corazón de Seungmin latió con fuerza, ¿Cómo había sido tan idiota de no ver lo que tenía justo frente a él? ¿Cómo si quiera puedo ser tan idiota para lastimarlo? Era exactamente el tipo de alfa que nunca creyó merecer, tan atento, caballeroso, romántico y guapo. Si, tuvo muchas opciones durante un largo tiempo, pero ninguno se comparaba en lo más mínimo, porque Chan era uno entre un millón.
—A mi también me gusta estar contigo—le sonrió, rodeando con sus brazos el cuello del alfa.
Chan se sintió nervioso en ese instante, olvidando esa posición de chico confiando con la que había llegado. La última vez que probó los labios de Seungmin, fue también la primera vez, ese día en el que se dio cuenta del horrible engaño del omega, y aunque ahora lo estaba cortejando, no se atrevió a besarlo en ningún momento, solo besaba sus mejillas y a veces su frente, por eso, no sabía como reaccionar ante el hecho de que sus bocas estuvieran tan cerca, tentándolo.
Tal vez debería besarlo.
Tal vez no.
Su cabeza no lo estaba procesando como quería, y eso lo hizo sentir verdaderamente tonto. Por otro lado, Seungmin se sintió valiente por un momento, dejándose guiar por los deseos de su lobo, deduciendo lo nervioso que el alfa se sentía. Sonrió ampliamente antes de romper la distancia, juntando sus bocas en un casto beso que no pasó de ser solo un toque de labios. Chan reaccionó al instante al cabo de unos cuantos segundos, rodeó con sus brazos la cintura del omega y lo acercó hasta que el espacio entre los dos fuera nulo, empezando a mover sus labios con lentitud, pidiéndole sutilmente permiso para cambiar el rumbo beso. Seungmin entendió sus intenciones, por lo que siguió sus movimientos, encajando casi a la perfección.
Las feromonas del omega se dispararon por todo el departamento, su lobo correteaba contento en su interior, disfrutando de esa sensación de ser besado con dulzura y pasión, mezclándose de forma armoniosa sin ser duro ni muy lento. No se dio cuenta en qué momento la intensidad del beso subió de nivel, escuchándose solo el sonido de sus respiraciones entrecortadas y los suaves jadeos cuando necesitaban tomar aire.
Chan no tenía la intención de descontrolarse, su mente seguía consciente de lo que estaba haciendo a pesar de sus deseos por tener todo de Seungmin, porque dejarse llevar por sus instinto no era lo ideal, por lo menos no por ahora.
Se apartó con suavidad sin ser brusco, pegando su frente con la del menor mientras regulaba su respiración, encontrándose con su mirada ansiosa segundos después. Llevó una de sus manos a la mejilla del omega y la sobó con delicadeza, sonriéndole tontamente.
El celular de Chan empezó a sonar con insistencia, interrumpiéndolos. Se alejó un poco más y sacó el aparato de su bolsillo con una expresión molesta, viendo el nombre de la persona que arruinó su momento con Seungmin.
—Llamas en un mal momento, Sung.
Jisung rió al otro lado de la línea, deduciendo que se encontraba con Seungmin por el susurro molesto de su mejor amigo.
—Lo siento, pero necesito que vengan, ¿pueden?
—¿Los dos?
—Mjm.
—Tengo planes hoy—comentó, viendo a Seungmin quien lo veía un poco extrañado.
—¿Qué pasa?—preguntó el pelirrojo al notar su expresión.
Chan tapó el micrófono de su celular y dejó en espera a su mejor amigo para responderle al omega.
—Quiere que vayamos a su casa—explicó cortamente.
—Vamos entonces—se encogió de hombros, dirigiéndose hacia el baño de nuevo.
—¿Seguro? ¿Qué hay de nuestra salida?
—Ya saldremos otro día, tenemos tiempo—Chan le había comentado que Jisung se había estado sintiendo desanimado últimamente, incluso él lo notó cuando lo vio en la Universidad hace unos días, así que si le estaba pidiendo que fuera, es porque de seguro los necesitaba, al menos para distraerse o para hablar del tema. Y, a decir verdad, no tenía problemas con eso, sabía lo importante que era Jisung para él.
Chan sonrió como un tonto, pensando en que Seungmin era el mejor omega del mundo. Regresó su atención a su mejor amigo, quitó la mano del celular y respondió:
—Estaremos ahí en un momento, Sunggie.
—No sabía que saldrían hoy, lo siento, Channie—se sintió apenado luego de escuchar a lo lejos la corta conversación con Seungmin. Realmente estaba siendo un estorbo—¿Y si mejor vienen mañana?
—No te preocupes, Sung, iremos en un momento, tú solo espéranos.
Tras una corta despedida, Chan cortó la llamada. Ahora solo debía esperar a que Seungmin estuviera listo para salir.
🌙
A Jisung le gustaba estar en compañía.
Cuando Chan y Seungmin llegaron, sus ánimos subieron considerablemente, haciéndolo sentir menos ansioso y más tranquilo. El hecho de solo tener a alguien con quién hablar, lo distraía de todo lo que estaba pasando en su día a día, y ahora que apenas se hablaba con Minho, su entorno se había vuelto más solitario y triste.
Después de que Chan le dijo que estaba cortejando a Seungmin, el enojo que sentía hacia él, desapareció. Confiaba en que su mejor amigo sabía lo que hacía, además, podía notarlo más feliz, relajado y con un brillo peculiar que hace un tiempo no veía, por eso, a pesar del sufrimiento por el que el omega lo hizo pasar, le agradecía muy en el fondo lo que causaba en él, porque de todas las personas, Chan fue su única fuente de felicidad por mucho tiempo, apoyándolo siempre en cada cosa, por más estúpida que le pareciera, así que le deseaba lo mejor del mundo, y si él creía que Seungmin era el indicado, entonces así debía ser, y no había nada más que Jisung quisiera para su mejor amigo.
No pudo evitar sentirse un poco celoso, verlos interactuar entre ellos era realmente envidiable. La sonrisa de Seungmin era amplia cuando el alfa estaba cerca, los ojos de Chan brillaban con amor cada vez que veía al omega, ambos metidos en su pequeño mundo. Se vio a sí mismo por un momento, jugueteando con Minho en la cocina de vez en cuando, riendo entre bromas, sentados juntos en el sofá viendo alguna película, escuchando música en su habitación mientras hacían tareas; todo fue perfecto por un tiempo, y ahora solo le quedaba el recuerdo de lo que fueron y que tal vez, nunca serán de nuevo.
Hizo su mayor esfuerzo por no pensar al respecto, se iba a dedicar a disfrutar la compañía que tenía en casa antes de que Minho apareciera, porque sabía que después de eso, todo volvería a ser difícil, en especial porque debían ir a esa reunión más tarde, y, a decir verdad, no sabía qué debía esperar. Un mal presentimiento se instaló en su pecho de solo pensarlo, su lobo advirtiéndole de forma sutil que algo podría salir mal ya que estaría ahí el señor Lee, y para nada que le agradaba su presencia, pero poco podía hacer al respecto, no estaba en sus opciones simplemente no asistir; según sabía, la reunión era por el cumpleaños de Minho, así que, como su omega, debía asistir para estar a su lado.
No podía escapar de eso.
El día pasó más rápido de lo que le hubiera gustado. Seungmin lo había tratado con especial amabilidad, lo cual lo hizo sospechar un poco porque, a decir verdad, él no era así de atento. No dudaba que era un chico educado y amable, pero se le hizo extraño que no lo dejara moverse tanto, que le estuviera preguntando a cada momento si se sentía cómodo y que le estuviera ofreciendo mucha comida, incluso ofreciéndose a cocinarla él mismo si es que se lo pedía.
Demasiadas atenciones de su parte.
No quiso preguntar sobre la razones que ya había deducido, enfrentarlo todavía le daba miedo, y aunque le daba un poco de vergüenza que lo supiera, no iba a molestarse por eso, sabía que Chan no lo hizo con la intención de dañarlo, a lo mejor, solo estaba preocupado y necesitaba hablarlo con alguien más. A final de cuentas, qué más daba, eventualmente, todos lo sabrían.
Chan y Seungmin se fueron a las cuatro de la tarde, dándole tiempo para tomar una ducha y arreglarse antes de que Minho apareciera. Buscó en su armario algo adecuado para la ocasión, y sintió alivio al encontrar algunos de sus trajes. Eligió el más cómodo, un traje color gris oscuro y una camisa de vestir blanca que iría por dentro; nada fuera de lo común, pero estaría mucho mejor de esa forma que usando algo más llamativo, lo que menos necesitaba ahora era la atención de los demás sobre él.
—¿Estás listo?—Minho entró sin avisar a la habitación, y como era de esperarse, Jisung sintió su llegada.
—Si...—respondió casi en voz baja.
Minho asintió y se encerró en el baño de la habitación. Jisung dejó salir el aire que sin darse cuenta había retenido, sintiéndose especialmente ansioso. ¿Qué tal si le decía a Minho que no quería ir? De seguro solo crearía mucho más conflicto, pero pensar en que debía fingir al lado de su alfa otra vez, ya parecía ser insoportable e irritante para él.
Media hora después, ambos se encontraban de camino al hotel, la reunión sería en el salón de eventos, así que de seguro ya todo estaba listo para los invitados. Jisung se mentalizó muy bien para mantenerse en calma, su lobo seguía moviéndose demasiado inquieto, aullando para llamar su atención, y él ya no sabía como tranquilizarlo; estaba empezando a molestarlo.
—¿Qué te pasa?—preguntó Minho, rompiendo el silencio dentro del auto sin mirarlo.
—Nada—respondió a secas, viendo a través de la ventana.
—Cuando lleguemos, cambias esa cara, ¿está bien? No quiero que hagan preguntas.
—Como ordenes, alfa—su voz salió aburrida, indiferente por la petición. Ya sabía que debía comportarse, no le gustaba que se lo repitiera cada vez que salían.
A Minho no le gustó el tono en el que el omega le estaba hablando, como si no le interesara en lo absoluto lo que le estuviera diciendo, parecía que lo ignoraba y respondía solo para callarlo. Disgustado, apretó el volante con sus manos, esforzándose por tranquilizar a su lobo irritado, estaban por llegar al hotel y no necesitaba ponerse de mal humor por culpa de su omega, resolvería ese problema después.
Luego de estacionar el auto, Minho bajó y esperó a que Jisung hiciera lo mismo, se posicionó a su lado, dándole la clara señal al omega de que debía tomar su brazo antes de entrar.
—Solo serán un par de horas y nos iremos—sintió las manos temblorosas del omega rodear su brazo.
—¿No podemos irnos antes?—preguntó, arriesgándose a una mala reacción, pero quería por lo menos intentar.
—No, no podemos—se negó completamente, empezando a caminar—Cuando entremos irás a una de las mesas de invitados, después de eso, solo deja que yo me haga cargo.
—¿Solo voy a estar sentado todo el tiempo?
—Si, así que compórtate. No causes ningún problema y sé amable con los demás.
A Jisung se le revolvió el estómago con esa orden, compórtate, había escuchado esa horrible palabra por mucho tiempo viniendo de su padre, viniendo de otros alfas engreídos que creían poder someterlo, y el hecho que ahora, Minho se lo estuviera diciendo, solo causaba que la odiara más, dándole más seguridad de que lo había perdido.
Sonrió forzadamente tan pronto entró al lobby del hotel con Minho a su lado, sintió la forma posesiva en la que bajó su mano lo agarró de la cintura cuando algunos alfas lo vieron pasar, atraídos por él y su dulce aroma. Minho se sentía tan orgulloso como molesto; tener a un omega tan hermoso como Jisung subía mucho su propio ego, pero al mismo tiempo, odiaba la mirada que los alfas le daban de manera disimulada, y otros sin descaro alguno. Se acercó a su cuello y mordió sobre la marca de manera superficial como muestra de posesión, asegurando su posición de alfa sobre el omega, y solo así, la mayoría apartó la mirada.
Jisung quiso huir de su agarre, odiando completamente las acciones del alfa, como si fuera un objeto al cual debía estar cuidando para no ser arrebatado. No pudo protestar al respecto, dejó que Minho mordiera su piel, avergonzado por hacerlo en público, pero era una estúpida forma en la que los alfas se comunicaban y dejaban en claro lo que era suyo.
Incómodo, Jisung frunció el ceño, apartándose de forma sutil y disimulada para no llamar la atención, porque a diferencia de otros omegas que creían que era un gesto de amor, él si que lo odiaba. Minho notó ese detalle, por lo que afirmó su agarre mientras gruñía en respuesta para someterlo; Jisung era su omega, no tenía porqué molestarse si quería marcarlo de esa forma para demostrar su poder sobre él, solo debía aceptarlo y sentirse agradecido por ahuyentar a los otros alfas que lo miraban con ojos hambrientos.
Pero a sus adentros, Jisung sabía que no lo hacía por protección, sino que por celos, por esos asquerosos celos que lo hacían comportarse como alguien totalmente diferente.
—Hijo, ven conmigo un momento, deja a tu omega por allá con los demás—apareció el señor Lee en la entrada del salón, sonriente y con expresión amable.
Jisung se contuvo a sí mismo de reír por la hipocresía en esa expresión. Sin esperar a que se lo dijeran, se soltó de Minho y caminó hacia la mesa que le habían indicado, apretó los puños gracias el enojo que se estaba acumulando a su interior, otra vez llenándose de ese odio hacia los alfas con la diferencia de que Minho ahora era parte de ellos.
—Déjalo, solo que no cause problemas—dijo el señor Lee cuando vio la expresión molesta en su hijo por el comportamientos de Jisung.
—Vamos—fue lo único que dijo, caminando en dirección contraria sin siquiera fijarse en donde su omega estaba.
El señor Lee sonrió triunfante, ver a su hijo de esa forma lo llenaba de orgullo, se estaba convirtiendo en el alfa que siempre soñó ver en él; esa expresión tímida, débil y nerviosa ya no se veía, ahora se notaba más severo, seguro y fuerte.
Jisung tomó asiento, saludó educadamente a los presentes en la mesa sin detenerse a ver quiénes eran los demás invitados, pasando por alto que sus padres, los Bang, y los Hwang estaban ahí, tal vez después se acercaría a saludarlos. A lo lejos, vio a Minho sonreír con otros alfas, notando lo cambiado que ahora estaba, haciéndolo pensar en que realmente, su Minho nunca regresaría. Suspiró, jugueteando con los cubiertos mientras a su alrededor, la mayoría había empezado a socializar, escuchando el murmullo de las personas más cercanas; poco le importaba relacionarse con ellos.
Al cabo de unos cuarenta minutos en los que su alfa no se acercó en lo absoluto, la comida fue servida en cada una de las mesas. Jisung hizo una mueca al ver su plato tan lleno de comida, no porque no se viera apetitoso, sino que el fuerte olor hizo que su estómago se revolviera completamente. Sabía lo que eso significaba, pero no podía levantarse ahora, Minho no dejaba de verlo a cada instante y si corría al baño, de seguro iría tras él para ver hacia donde iba solo para regañarlo. Respiró hondo y exhaló, conteniéndose con todas sus fuerzas, y para controlarlo un poco tomó unos sorbos de agua con el fin de alejar el malestar.
No funcionó.
—Sunggie, ¿por qué no estás con Minho en la otra mesa?
—Chan, estoy a punto de vomitar—dijo apenas, dándose aire con las manos, tomando más agua sin percatarse de que era eso mismo lo que le generaba más náuseas.
—Vamos entonces, ¿qué haces aquí sentado si te sientes mal?—alejó el plato de comida para que no siguiera molestándolo. Agarró su brazo e hizo el amago de levantarlo, pero el omega lo detuvo.
—No puedo, no ahora....
Chan iba a decir algo, pero se vio interrumpido por el sonido de los parlantes del salón.
—Buenas noches, sean todos bienvenidos...
Jisung levantó la mirada, encontrándose con el señor Lee. Tras él, estaba Minho con una expresión más seria cuando notó la presencia de Chan a su lado, y con eso supo que no le gustó la cercanía.
—Chan... Ve a tu mesa—pidió en voz baja, ahora viéndolo.
El alfa notó la palidez en su mejor amigo y negó, otra vez tomándolo del brazo.
—Vamos, te ves enfermo, Jisung.
—Estoy bien... Solo vete a tu mesa, por favor solo hazlo—se soltó, alejándose un poco más de él.
Algo no estaba bien, y aunque quiso seguir insistiendo, obedeció, prometiéndose no apartar la vista del omega en caso de que algo más pasara.
—Sé que todos los presentes aquí me conocen, siempre he tratado de mantener lazos importantes dentro del mundo de los negocios para que todo siga funcionando de manera armoniosa, y aunque hay personas más exitosas que yo, me siento orgulloso por lo lejos que he llegado...
Jisung cerró con fuerza los ojos, las náuseas haciéndose presente nuevamente, haciéndolo sentir mareado. A ese punto, todo su alrededor estaba en segundo plano, la voz del señor Lee se escuchaba demasiado lejana, ajeno a su aburrido discurso, y sin poder soportarlo más, se levantó de golpe y corrió fuera del salón, dirigiéndose directamente al baño.
Al verlo salir, Chan se levantó también, pero su madre lo detuvo con rapidez, obligándolo a quedarse sentado con una dura mirada. Minho también lo vio salir, y en lugar de sentirse preocupado, solo pudo sentir el irrespeto del omega hacia él, le advirtió que estuviera tranquilo, y en lugar de obedecerle, simplemente se fue a mitad de la cena bajo la curiosa mirada de los presentes que habían empezado a murmurar entre ellos por su repentina acción.
Hyunjin, desde su mesa, vio el estado en el que Jisung se encontraba, debatiéndose sobre si debía ir tras él y asegurarse de que todo estaba bien o si no debía meterse, no creía que Jisung se sintiera feliz de verlo de nuevo, además de que Minho estaba presente, una imprudencia así podía traer consecuencias, pero había algo en el omega que le preocupó mucho, salir casi corriendo no era algo que alguien haría de la nada.
—Elegí este día en especial porque hace veinte años exactamente, mi difunta esposa me dio el mejor regalo...—mientras hablaba a través del micrófono, asintió de manera disimulada hacia alguien en el fondo dentro del salón, dándole la señal para ir tras el omega en ese preciso momento. Y así lo hizo, yendo tras él sin perderlo de vista. Sonrió, el momento perfecto se hizo presente y no lo iba a desaprovechar, agradecido porque Jisung le hizo más fácil las cosas.
Jisung logró entrar al baño con una mano tapando su boca, se encerró en uno de los cubículos vacíos y empezó a vomitar mientras lloraba, sintiendo todas esas emociones a flor de piel más la horrible sensación de sentirse enfermo. Al terminar, salió del cubículo, limpió su rostro y su boca con agua fría hasta que todo el mal sabor desapareció, y cuando se sintió levemente mejor, se recargó sobre el frío lavamanos de cerámica, dejando que las lágrimas siguieran saliendo de manera descontrolada en forma de desahogo. Agachó la mirada, temiendo ver por el espejo el horrible estado en el que se encontraba, porque de seguro, se veía del asco. Preocupado, intentó mejorar su imagen, pero seguía viéndose de la misma forma, porque estaba jodido por dentro, y mientras siguiera así, su aspecto nunca iba a mejorar; frustrado, terminó despeinándose más, demasiado herido por dentro como para seguir prestándole atención a algo tan estúpido como eso.
La puerta del baño se abrió bruscamente, sobresaltándolo ligeramente. Percibió un fuerte aroma a tierra mojada, el olor de un alfa desconocido. Levantó la mirada hacia la persona que recién entró, sintiéndose amenazado con solo darse cuenta de la manera tan perversa en la que lo estaba mirando. Limpió sus lágrimas rápidamente y se apresuró a salir, pero el alfa obstaculizó su camino con su cuerpo, deteniéndolo justo en la puerta.
—Permiso... Voy a salir—dijo en voz baja sin dejar de ver sus pies, intimidado con su presencia.
El alfa era alto y fornido, parecía ser mucho mayor y tenía un aspecto desagradable a pesar de estar vestido formalmente. A Jisung le aterrorizó por completo.
—¿Jisung, cierto?
El omega asintió sin mirarlo, pareciéndole imposible levantar la mirada para enfrentarlo como antes hubiera hecho. Se había convertido en un omega asustadizo y débil.
—Creo que no puedo dejarte ir, preciosura—dijo con voz grave, erizando la piel del menor con su tono de voz meloso.
—Debo irme, mi alfa me espera y si no voy, vendrá por mi—quiso sonar seguro, pero su voz temblaba, sabía que Minho no iría a buscarlo por más que su lobo pidiera ayuda, porque desde hace mucho que ya no le hacía caso—Vas a estar en problemas si me tocas, te lo digo desde ya.
—No creo que eso suceda—sonrió ampliamente, poniéndole seguro a la puerta—Y no me amenaces, bonito, odio que los omegas intenten pasarse de listos.
Jisung retrocedió, los latidos de su corazón sonaba demasiado fuerte, poniéndolo nervioso y tembloroso. De nuevo, sus ojos se llenaron de lágrimas, pero esta vez, de miedo, tan desprotegido y débil bajo la mirada de ese alfa a quien nunca había visto antes y que se acercaba a él a paso lento mientras sonreía con cinismo.
—Muchos de ustedes no conocían a mi hijo, y ha sido principalmente porque ha estado alejado del mundo de los negocios, viviendo su vida como un joven despreocupado...
Minho seguía parado unos pasos atrás de su padre, escuchando su discurso sin prestarle demasiada atención, buscando con la mirada a Jisung que no regresaba. Pudo sentir a través del enlace una pequeña incomodidad, cayendo en cuenta de que se trataba de su omega que al parecer, no se encontraba cerca, su olor no se sentía por ningún lado así que no podía ubicarlo dentro del salón. Suspiró despreocupado, cuando su padre terminara, iría a buscarlo si es que todavía no había regresado, no podía salir en ese momento, su padre le indició que era necesario que se quedara ahí hasta el final.
Mientras tanto, Jisung sentía que se ahogaba en su propio llanto con cada sollozo que salía de sus labios, asqueado por la forma en la que el alfa olfateaba sin descaro alguno su cuello, ignorando el hecho de que ahí ya había una marca. Apartarse se le hizo imposible, el hombre lo tenía acorralado contra la pared con el peso de su cuerpo, poniendo fuerza en sus brazos para que no se soltara. Siguió llamando a Minho de manera desesperada, pero su alfa no parecía responder, sentía perfectamente como simplemente ignoraba su llamado.
—Eres mucho más lindo de cerca—murmuró contra su cuello, apenas lamiendo la zona para dejarla húmeda.
Jisung estaba a punto de vomitar de nuevo, el aroma del alfa se intensificó con un objetivo específico: tomarlo como omega. Su lobo lloró asustado, negándose a aceptar a otro alfa que no fuera Minho.
—No...—susurró entre lágrimas, otra vez forcejando para huir.
El alfa gruñó, rozando sus dientes en la piel cicatrizada de su cuello.
—Eres el omega perfecto para mi, Jisung. Tan hermoso y joven—sonrió—Vas a darme muchos cachorros y obtendré mi recompensa por marcarte. No va a dolerte mucho, podrás soportarlo.
Jisung no comprendía qué estaba sucediendo, no sabía ni siquiera quien era ese hombre, solo sabía que debía encontrar la forma de huir antes de que lograra morderlo, eso solo acabaría con su vida y la de Minho en un instante, y ahora que estaba en cinta, tenía que proteger a su cachorro también, convirtiéndose en prioridad para seguir luchando por su vida.
Llenándose de valor y alejando el temor, levantó la rodilla hacia la entrepierna de su atacante, logrando que aflojara su agarre y se desestabilizara. Lo vio caer al suelo mientras se quejaba de dolor, dándole tiempo para tratar de escapar, pero la mano del alfa se cerró alrededor de su tobillo, haciéndolo caer de golpe contra el suelo. Jadeó adolorido, asustado al verlo levantarse segundos después, furioso.
Minho siseó por lo bajo, más inquieto que antes. La urgencia de encontrar a Jisung creció un poco más, prestándole más atención al constante llamado de su omega a través del enlace.
—Como actual dueño de la mejor cadena hotelera del país, quiero dar la agradable noticia de que, mi hijo, Lee Minho, será el único heredero de toda esta empresa dentro de poco cuando esté listo para retirarme. Me gustaría que lo recibieran con los aplausos que se merece.
El salón se llenó del sonido de los aplausos de los alfas y omegas, algunos sorprendidos porque era primera vez que Lee Joongi hablaba abiertamente sobre su hijo, y otros, simplemente murmurando al respecto; les parecía increíble que alguien tan joven estuviera dentro de todo ese imperio, no era fácil estar en un cargo grande e importante, por lo que estaban sorprendidos de verlo ahí con total seguridad.
—¡Maldito omega!—gritó cuando se levantó, viendo con furia al rubio que trataba de levantarse a toda prisa—No vas a irte hasta que tengas mi puta marca.
Se acercó a él y golpeó con su pie sus brazos sin darle la oportunidad de sostenerse, haciéndolo caer nuevamente. Jisung volvió a jadear cuando su cabeza tocó el suelo con más fuerza, mareándolo.
—No quiero tu asquerosa marca—dijo con la voz débil y entrecortada el omega, viéndolo con dureza a pesar del dolor físico y el cansancio en su cuerpo.
El alfa cerró sus manos en puños, furioso por su altanería; le proporcionó con el pie un nuevo golpe que fue directo a su abdomen.
Y entonces, Jisung se sintió débil, buscando protegerse de las patadas que llegaron a él con rapidez, apenas dándole tiempo de cubrir su abdomen con ambos brazos.
¡Alfa...!
Mientras le sonreía con orgullo a los invitados, Minho escuchó la voz de su omega con claridad, pidiendo ayuda. Sin prevenirlo, soltó un jadeo de dolor que lo hizo estremecerse por la intensidad. Cayó sobre sus rodillas y se encogió de manera repentina por el dolor, ignorando las miradas curiosas y asustadas de los demás. Mantenerse en pie le estaba resultando difícil.
—Jisung—su alfa reaccionó de golpe, creando la necesidad de protegerlo a toda costa.
El señor Lee no se asustó, sabía que su plan ya estaba en marcha, solo era cuestión de tiempo para que empezara a llorar y a sufrir por el lazo roto. Para no levantar sospechas, se acercó a su hijo y trató de ayudarlo con preocupación fingida, pero Minho apartó su mano de un manotazo, viéndolo con miedo y preocupación, todavía desde el suelo.
—Necesito ir con Jisung, ¿¡en donde está Jisung!?—gritó como desquiciado, desconcertándolos a todos.
—Hace ratos se levantó—dijo con tranquilidad, sin inmutarse—Vamos, debes ir a que te atienda un médico.
—¡No! ¡Quiero a Jisung!—volvió a gritar, su lobo llorando en su interior—¡Debo ir con mi omega!
El señor Lee tomó con fuerza a su hijo en un agarre firme, evitando que siguiera moviéndose, debía ir con un médico para estar bajo los cuidados necesarios antes de que lo peor llegara.
Desde el suelo, Jisung apenas vio a su atacante por las lágrimas que nublaron su vista, adolorido por los golpes y preocupado por su cachorro. Tenía tanto miedo que su lobo enloqueció, llorando también sin intenciones de calmarse.
El alfa le dio un golpe más, sacándole el aire. Se sintió mareado, el olor de la sangre se hizo muy fuerte y su rostro ardía.
—Aléjate—murmuró cuando sintió al hombre sobre él, otra vez metido en su cuello mientras se restregaba sobre su cuerpo, buscando más.
No tenía fuerzas para moverse, no tenía ni siquiera las fuerzas para seguir llamando a su alfa; solo podía llorar y quejarse. ¿Era así como moriría? No sabía qué había hecho para merecer lo que le estaba sucediendo, no recordaba haber hecho algo realmente malo.
Puso sus manos sobre su abdomen otra vez, deseando que todo estuviera bien, pero, ¿había posibilidad de que así fuera?
A lo lejos, interrumpiendo sus pensamientos, logró escuchar la puerta ser golpeada repetidas veces con urgencia, casi tirándola.
—¡Abre la maldita puerta!
Reconoció la voz de Hyunjin al otro lado, gritando con voz demandante. Quiso sentirse aliviado, pero ya no sabía si podía confiar en que estaría bien incluso con su presencia, así que, inseguro, se encogió en su lugar, sintiendo sus párpados cada vez más pesados.
Hyunjin no estaba preparado para ver lo que tenía frente a sus ojos: Jisung en el suelo con el rostro herido, apenas consciente, con el fuerte olor a feromonas sexuales del alfa dentro del baño combinadas con el miedo del omega. Dio un paso adentro para ayudarlo sin detenerse en el otro alfa, y sin anticiparlo, el hombre lo tomó del cuello con firmeza y lo estampó con fuerza contra la pared, golpeó su rostro unas cuantas veces antes de dejarlo caer inconsciente al suelo, dejando un rastro de sangre en la pared.
El alfa estaba frustrado por no terminar con su deber, pero antes de acercarse al omega otra vez, otro alfa apareció, luciendo terriblemente furioso, su respiración era pesada, sus ojos brillaban y su cuerpo estaba tenso en posición de ataque.
Sintió la amenaza, percibió en él el miedo, la ira y a su lobo listo para atacar en cualquier momento.
—Jisung es mi omega—dijo, entrando al baño sin intimidarse por el tamaño del alfa. Su mente y su lobo buscaban matar al causante del daño en su omega que seguía tirado en el suelo sin moverse—Te metiste con mi omega—su voz era grave, amenazante, lleno de ira con el deseo de lastimarlo brotando por sus poros.
Chan llegó segundos después, encontrándose con toda la escena. Asustado, entró al baño también; aprovechando que ambos alfas estaban distraídos en su estúpida guerra de miradas, tomó a Jisung en brazos como pudo, y lo sacó de ahí, haciendo el mayor esfuerzo por no llorar.
—¡Llamen a una ambulancia!—gritó desesperado, recostándolo sobre un sofá en el lobby—¡Ya!—volvió a gritar, sobresaltando a las personas que se habían acercado con miedo a ver qué estaba sucediendo—Hay otro chico inconsciente en el baño, vaya alguien por él—ordenó, a lo que un empleado del hotel asintió y fue hacia el baño junto a otros dos compañeros.
Minho siguió golpeando al hombre todavía en el suelo. No supo exactamente cómo había logrado derribarlo, pero sus emociones estaban descontroladas, dándole la fuerza necesaria para que su lobo se hiciera cargo del hombre que le hizo daño a su omega.
—¡Ya basta, Minho!
El señor Lee lo agarró por detrás, empujándolo a un lado para que dejara de golpearlo. Minho se estabilizó del empujón con rapidez, ignorando el dolor en sus nudillos inflamados, regresando hacia el alfa para seguir golpeándolo, pero nuevamente, su padre lo detuvo.
—¡Voy a matarlo, apártate!—exclamó hacia su padre con rabia—¡Me importan una mierda las consecuencias!
—¡Compórtate, Minho!
—¡Casi mata a mi omega!
—Todo esto es una mierda—habló el hombre, interrumpiendo la discusión, escupiendo la sangre que se acumuló en su boca por lo golpes—Ni siquiera logré marcarlo—miró a Joongi—Vas a cubrir los gatos de este estúpido ataque.
—Eres un jodido inútil—le gruñó, molesto por haber dejado que su evento se arruinara para nada—Una simple tarea la fallas.
Minho iba a preguntar sobre esa conversación, pero su lobo volvió a llorar por su omega cuando lo sintió más débil al otro lado del enlace. Se dio la vuelta y no encontró a Jisung en donde lo había visto hace unos minutos cuando entró. Asustado, corrió afuera del baño, encontrándose todavía con mucha gente reunida en el lobby, murmurando cosas sobre lo que acababa de pasar.
—Pobres chicos, los dos iban inconscientes...—escuchó decir a alguien entre el montón de gente.
Sin pensarlo dos veces, corrió afuera del hotel hacia su auto y condujo directamente al hospital más cercano con las lágrimas mojando sus mejillas. Se estacionó torpemente en algún lugar del vacío que encontró, entró al hospital con pasos rápidos y preguntó por Jisung en recepción. La persona encargada le dijo que había llegado hace unos minutos y que no podía entrar a verlo todavía, pero que podía esperar en el pasillo mientras tanto.
Afligido, corrió hacia el pasillo indicado, encontrándose con Chan, los Hwang y los Han, todos con expresiones preocupadas en sus rostros, a excepción de Chan que no dejaba de llorar y temblar, caminando de un lado a otro sin dejar de morder su pulgar, ansioso y con la ropa manchada con sangre.
La sangre de su omega.
—¿Qué dijeron? ¿Él está bien?
—¿Por qué tardaste tanto?—Chan le preguntó, empujándolo con rabia—¿Por qué no lo sacaste de ahí? ¿Realmente puedes sentirlo a través del enlace o su unión es una puta farsa?—estaba enojado, demasiado enojado por haber visto en esas condiciones a su mejor amigo cuando se supone que tenía un alfa que debía defenderlo, un alfa que podía cuidarlo—Estoy seguro de que te avisó, pero tú, maldito bueno para nada, lo ignoraste—sollozó—Si algo le pasa, será toda tu jodida culpa. Si él muere, voy a matarte yo mismo—amenazó directamente, y por como lucía, Minho creyó en sus palabras.
—¡Solo dime cómo está!—evitando todas las preguntas, Minho le gritó, negándose a aceptar que algo peor podría suceder, negándose a pensar que Jisung estaba así de mal.
—Aún no nos han dicho nada—habló él señor Han con un poco más de calma, alejando a Chan para que se tranquilizara—Y si no se calman, van a sacarlos, ¿si entienden eso?
Chan se apartó con brusquedad del agarre del señor Han y se recargó sobre la pared al otro lado del pasillo, pensando en el embarazo y bienestar de su mejor amigo. Estaba casi volviéndose loco por la espera.
Mucho tiempo después, el médico apareció con expresión neutra.
—¿Familiares de Hwang Hyunjin?
—Nosotros—dijeron los Hwang al unísono, acercándose con los nervios de punta.
—Afortunadamente, logramos estabilizar a Hyunjin, pero todavía sigue inconsciente por el golpe que recibió en la cabeza. Perdió un poco de sangre, y aunque pudimos controlarlo, estará débil por un tiempo.
La señora Hwang lloraba con cada palabra que salía del doctor, sosteniéndose con fuerza de su esposo para no desplomarse ahí mismo.
—¿Va a despertar pronto?—preguntó el alfa, calmando el llanto de la omega.
—Esperamos que si. Pueden pasar a verlo por unos minutos—señaló el pasillo detrás de las puertas corredizas.
Sin dudar, los Hwang buscaron la habitación de su hijo, un poco aliviados por las noticias, pero preocupados por el estado en el que su hijo se encontraba.
—¿Familiares de Han Jisung?
—Nosotros—dijeron esta vez los presentes.
—Puede decirnos, todos somos cercanos—dijo Chan, ansioso y con la voz quebrada.
—¿Alguno de ustedes es el alfa del joven Han?
—Soy yo—respondió de inmediato, Minho.
—Muy bien. También logramos estabilizarlo, tiene algunos golpes en el rostro, recibió golpes en la cabeza y tiene muy lastimadas las costillas. Al parecer, su atacante buscaba inmovilizarlo, pero no matarlo—explicó, viendo a cada uno, hasta que su mirada se detuvo en Minho—Los golpes fueron muy brutales, debe entender que en ese estado, el abdomen se vuelve un punto muy sensible, joven Lee, y siento decirle que los cachorros no lograron salvarse, hicimos lo que pudimos, pero era casi imposible, no había forma de que lo lograran.
—¿Cachorros?—murmuró casi en un hilo, perplejo y sin poder creer lo que estaba escuchando.
—Su omega estaba esperando dos cachorros, tenía tres meses de embarazo... Lo siento mucho, joven Lee. Pueden pasar a verlo en unos minutos, una enfermera vendrá a avisarles para que entren uno por uno.
Minho se tambaleó y cayó al suelo en total silencio con la respiración entrecortada, agitado mientras los Han sollozaban, totalmente ido y sin saber cómo reaccionar por el dolor tan abrumador en su pecho. Su mente dio mil vueltas, y entonces comprendió todo: los vómitos constantes, los malestares, el apenas perceptible olor de su omega y los llamados a través del enlace.
Iba a ser padre y no lo sabía, perdió a sus hijos sin siquiera saber que los tendría.
🌙
:(
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