Treinta y tres
Minho no disfrutó durante algunos años la época navideña; la música, la comida, las luces, el clima e incluso el ambiente, lo hacían sentir nostálgico y triste, le recordaba lo solo que se sentía y lo mucho que extrañaba a su madre, ella era la única que celebraba a su lado esas fechas, y desde que ella no estaba, tuvo que pasar ese tiempo a solas porque a su padre no le interesaban mucho esas festividades.
Sin embargo, ahora con Jisung a su lado, el panorama era muy distinto. De repente, las luces se veían bonitas otra vez, la música lo animaba, la comida tradicional de la fecha se le hacía deliciosa, el clima parecía perfecto y el ambiente era agradable, cálido. La sensación de no estar solo llenaba de vida su entorno, dándole más color, disfrutando de cada detalle, apreciando cada cosa que veía, que escuchaba, que sentía... Todo estaba tomando su lugar después de mucho tiempo.
Ya habían pasado dos meses desde que Jisung regresó a casa, y con toda seguridad podría decir que las cosas iban de maravilla. Pero claro, no fue nada sencillo a pesar de que parecía que se recuperarían con solo la presencia del otro. Minho se animó a recibir ayuda profesional, habían muchas cosas en su interior que simplemente no podía controlar, el miedo de lastimar a Jisung otra vez era muy latente, convirtiéndolo en alguien mucho más tímido y cohibido de lo normal, la culpa con la que cargaba era difícil de borrar, y con todo eso en su cabeza, supo que no podría hacerlo por su propia cuenta, y como primer paso, dejar de un vez por todas el trabajo en el hotel era una buena idea. Él era feliz, si, pero muchas cosas seguían doliendo, el miedo seguía creciendo y la culpa no lo dejaba en paz cuando se hablaba del tema, pero aún así, con mucho esfuerzo, trataba de no huir y de mejorar esos aspectos, ya no quería seguir escondiéndose.
Por otro lado, Jisung también decidió que necesitaba superar lo que le pasó a él y a sus cachorros, estaba cansado de llorar repentinamente porque su lobo los extrañaba, y claramente, eso también le estaba afectando a Minho. Borrar las consecuencias del ataque era un proceso muy lento y difícil, no sabía lo mucho que estaba necesitando esa ayuda hasta que lo aceptó, y fue desde ahí que dio el primer paso. Le hacía falta mucho camino por recorrer, pero sin dudas estaba decidido a seguir adelante sin que esos eventos siguieran pesando tanto en sus vidas, porque si estaban destinados a estar juntos, debían encontrar la manera de ser felices.
Ambos estaban poniendo de su parte, y Jisung se sentía tan feliz de que las cosas estuvieran llevando su propio rumbo, quizás un poco lento, pero prefería que así fuera antes de que todo volviera a estallar en el futuro.
Esa mañana, Minho despertó sin su omega a su lado. Frunció el ceño levemente y luego miró la hora: las nueve de la mañana, un poco tarde para su propio gusto, pero, a decir verdad, había disfrutado decorar toda la casa con temática navideña hasta muy tarde en la madrugada con tal de complacer a su lindo omega, la emoción en sus ojos al ver todo muy adornado lo hizo sentir satisfecho, lo hizo sentir que valió totalmente la pena. Con pereza, se levantó y se duchó lo más rápido que pudo, de seguro, Jisung ya estaba muy bien aseado y despierto.
—Así que te levantaste temprano—dijo Minho cuando llegó a la cocina y lo encontró de espaldas, concentrado en servir café en una taza.
El omega se sobresaltó un poco al escucharlo, girándose a verlo con una brillante sonrisa.
—Estoy emocionado—se acercó al pelinegro y dejó un corto beso en sus labios como saludo—Te ves lindo hoy.
Minho sonrió tontamente sin dejar de mirarlo, rodeó con un brazo su cintura y lo acercó lo más que pudo, acarició suavemente su mejilla con sus nudillos, admirándolo en silencio.
—¿Qué pasa, Min?—le preguntó, cerrando los ojos ante el suave toque en su rostro, recargándose sobre su mano.
—Nada en especial, me gusta verte así sonriente.
Que Jisung estuviera tan feliz no era algo extraño, la mayoría del tiempo se encontraba de esa manera, sin embargo, en otras ocasiones, sus ánimos bajaban considerablemente, y Minho odiaba tanto verlo triste que cada vez que sonreía, le daba mucho alivio y felicidad. Sabía que siempre habrían malos momentos, y aunque fuera difícil, trataba de mantenerse a su lado sin desmoronarse él también, debía ser fuerte por los dos así como Jisung también lo era cuando lo necesitaba.
—Bueno, es una ocasión especial—lo miró sin alejarse, sintiendo su corazón latir emocionado por la cercanía.
—¿Es por la navidad?
Jisung asintió repetidas veces.
—Hay muchas cosas que hacer hoy. Esta noche tendremos una gran cena para celebrar.
—¿Tú vas a cocinar?—arqueó una ceja, ahora peinando los cabellos que caían sobre la frente del omega.
—Es mucho trabajo para mi solo—hizo un puchero—Le dije a Binnie que me ayudara.
Minho asintió, atento.
—También... Jeongin dijo que podría ayudar.
—¿Invitaste a Hyunjin?—Jisung asintió un poco inseguro—Oh... Entiendo.
Aunque Minho había hablado con Hyunjin hace unas semanas en un intento de explicar algunas cosas, no podía evitar sentirse extraño con su presencia, y realmente estaba esforzándose por comportarse de la mejor manera en cualquier situación; su lobo se removió un poco inquieto con la mención del alfa, sin embargo, supo manejarlo sin llevarlo a otro nivel. No podía pelear con cada alfa que era cercano a Jisung, incluso su relación con Chan estaba mejorando lentamente, y se mentalizó muy bien que su omega siempre estaría rodeado de otros alfas que lo querían mucho, y cuando mencionó a Jeongin, supo que de manera indirecta le estaba diciendo que Hyunjin también estaría ahí.
—Todo saldrá bien—alentó el omega con voz suave—Ellos se irán del país luego de las fiestas, así que quisiera despedirme—explicó cortamente a lo que Minho asintió, todavía en silencio—Te amo demasiado, Minho, eres el mejor de todos.
—También te amo—sonrió tranquilo segundos después, acercándose un poco para besarlo con suavidad, sobando su mejilla con cariño.
Debía alejar esos malos sentimientos, debía hacerlo por él mismo y por su omega, porque al final, solo se trataba de ellos dos, y sea como sea, seguiría luchando por su futuro, seguiría luchando por el bien de ambos, por ser el alfa que Jisung merecía.
Cuando rompieron el beso, Jisung se alejó de su cuerpo y regresó a lo que estaba haciendo, permitiéndole a Minho que tomara su desayuno con más tranquilidad.
—Debo salir—avisó el omega, dando vueltas por la cocina, dándole sorbos a su café en su afán de terminarlo—Hay regalos que comprar y en unos minutos viene Changbin con algunas cosas para la cena.
—¿Aún no tienes los regalos?—rió Minho al verlo preocupado por eso.
—Lo olvidé—se quejó, tomando las llaves del auto de su alfa para dirigirse después hacia la puerta—Pero ya sé qué debo comprar, regresaré en un rato.
—El mío debe ser el mejor de todos—demandó de manera juguetona, haciendo reír al omega.
Jisung estuvo a punto de salir de la casa cuando se giró y regresó hacia Minho, besándolo una vez más con mucho cariño y lentitud, sonriendo en el medio.
Se habían vuelto más cariñosos desde que las cosas empezaron a mejorar, tal vez en un intento de recuperar el tiempo perdido, pero sin dudas, amaban ese tipo de demostraciones.
—Ahora si—susurró sobre sus labios, dándole un último y casto beso antes de alejarse—¡Te amo, Minho, nos vemos!
Minho le sonrió, viéndolo con amor hasta que cerró la puerta, transmitiéndole a través del enlace sus sentimientos para que el omega se sintiera tranquilo, seguro y protegido durante el tiempo que estuvieran alejados.
También te amo, Jisung, más que a nada en la vida.
🌙
—¿Cómo te fue?
—Supongo que bien—dijo Minho con normalidad, saliendo del gran edificio después de su última sesión de la semana—Me siento muy bien. Gracias por venir.
Félix asintió conforme con la respuesta y le sonrió, notaba lo relajado que se veía el alfa, y sabía que era por las sesiones a las que ha estado asistiendo; solía verse así cuando expresaba sus emociones, así que podía asegurar que su amigo realmente estaba progresando.
—¿Tienes planes para esta noche?—preguntó Minho luego de un corto silencio.
—Tal vez.
—Jisung hará una cena navideña, así que si quieres ir, estás invitado—le sonrió.
—¡Claro!—dijo con emoción. Las cenas navideñas le parecían agradables, y la verdad es que no tenía muchas ganas de viajar a casa de sus hermanos esa noche, en año nuevo los visitaría—Llevaré el postre, dile a Jisung que no se preocupe por eso.
Minho asintió sonriente, caminando junto al omega sobre la acera de la calle, casi llegando a la parada de autobuses. Su celular empezó a vibrar con insistencia en su bolsillo; extrañado, lo sacó y revisó el nombre de la persona que lo estaba llamando.
Su expresión cambió de inmediato.
¿Por qué su padre estaba llamándole después de tanto tiempo sin saber de él? Era absurdo, no supo nada de él durante todos esos meses, y ahora que estaba avanzando, de repente apareció. Molesto, colgó la llamada y guardó de nuevo su celular, tratando de mantener la calma y de no ponerse ansioso; le resultaba un poco difícil ignorarlo completamente, su padre era el protagonista de todos sus malos momentos, y el pensamiento de que nunca lo dejaría en paz le causaba temor, no quería dejarse llevar otra vez por las cosas que él metía en su cabeza, no quería que todo su esfuerzo se viera reducido por él.
Estaba trabajando muy duro para que eso no sucediera.
—¿Pasa algo? De repente te ves incómodo—preguntó Félix, un poco preocupado por la manera en la que la expresión de Minho decayó en pocos segundos.
—Es mi papá, acaba de llamarme—explicó, sintiendo ahora un poco de curiosidad sobre lo que su padre quería.
—¿Por qué crees que sea?
—No lo sé—suspiró, sintiendo su celular vibrar de nuevo. Gruñó molesto, sorprendiendo un poco a Félix—Lo siento...
—Está bien—se apresuró a decir—No te preocupes, sé que es un tema delicado para ti.
Minho sacó de nuevo su celular y respondió:
—¿Qué quieres?
—¿Esa es la forma de saludar a tu padre?
—Es lo de menos, ni siquiera te importa—su tono de voz se volvió más duro.
El señor Lee rió cortamente al otro lado de la línea. Minho bufó.
—¿Qué quieres?—preguntó de nuevo. A su lado, Félix lo miraba con mucha preocupación, percibiendo su leve ansiedad—No creo que solo quieras saludar.
—Tienes razón... Seré directo. Los Han van tras de ti.
—¿Ahora de qué hablas?
—Quieren denunciarte por matar a los cachorros de tu omega y por no evitar el ataque—soltó como si nada, causando que su cuerpo entero se tensara—Bueno, hace ya un tiempo me dijeron que lo harían, pero ahora que respondiste, sé que todavía no han ido por ti, así que tómalo como un aviso.
—Pero...—su respiración se agitó, tomando asiento en las bancas de la parada de autobuses, sus piernas se sentían débiles—No fue mi culpa... Yo no... Yo no lo hice—negó con la cabeza repetidas veces, atónito.
—Ven a mi casa, te ayudaré a resolverlo.
—¡Pero no hice nada!—exclamó, sintiendo la mano de Félix cerrarse en su brazo, tratando de llamar su atención. Minho lo miró y respiró hondo, siguiendo las indicaciones de su amigo para tranquilizarse—No voy a ir—dijo con más calma.
—Es tu decisión, Minho, pero recuerda que quise ayudarte, ya sabes, eres mi hijo después de todo, debo protegerte.
Minho apretó con fuerza el celular contra su oído, sonando casi como una burla, y segundos después, la llamada finalizó. ¿Qué clase de amenaza era esa? ¿Por qué irían por él si no hizo nada?... Porque él no hizo nada, ¿cierto? No era su culpa... ¿O si?
No, no es mi culpa, se dijo así mismo varias veces, convenciéndose de eso.
Su pecho dolió, pero se esforzó por soportarlo, no quería asustar a Jisung, él debía estar muy ocupado con sus planes y no quería echarlos a perder con esas cosas, así que respiró hondo y exhaló, manteniéndose fuerte a pesar de que tenía muchas ganas de llorar y de que su cuerpo seguía sin fuerzas.
—Minho—habló Félix con voz suave, sacándolo de ese pequeño trance—Minho, ¿quieres que vayamos de nuevo con el psicólogo? Estamos cerca todavía, podemos regresar—tomó su mano con la intención de levantarlo y empezar a caminar, pero Minho se soltó.
—No—respondió sin verlo, apretando la mandíbula—Tengo que ver a mi papá.
—Minho, no vayas—pidió el omega, casi como una súplica.
El alfa suspiró sonoramente y lo vio, suavizando su expresión para tranquilizarlo de alguna manera, porque conociendo a Félix, terminaría llorando ahí mismo de la preocupación.
—Estoy cansado de él, tengo que enfrentarlo.
—Él es muy malo, encontrará la manera de afectarte y has mejorado, Minho, por favor considéralo, no caigas de nuevo en sus cosas.
—No me dejará en paz—aseguró rendido, agachando la mirada al aceptarlo—Tengo asuntos que resolver con él de una vez por todas, y sino lo hago desde ya, va a seguir insistiendo hasta hacer presión de nuevo.
Félix mordió su labio inferior con duda, no quería acceder a que Minho se fuera, pero después de todo, tampoco podía detenerlo.
—Ve a casa, prepara el postre y te veo en la cena, ¿está bien?
El omega asintió con duda.
—Dile a Jisung que te verás con tu papá.
—Claro, no te preocupes.
—Nos vemos en la cena, Minho—aseguró, viéndolo alejarse segundos después de una corta sonrisa de despedida.
Tenía un muy mal presentimiento, pero no debía ponerse nervioso al respecto, tenía que relajarse y prepararse para la celebración de la noche.
Todo saldría bien.
🌙
Emocionado, Jisung llegó a casa por la tarde con un montón de regalos. Sería su primera Navidad con Minho, y debía ser perfecta. En algunas ocasiones, su alfa le dijo que no solía celebrar en esas fechas, y aunque no le dijo específicamente las razones, dedujo que era porque no tenía con quien hacerlo. Pero ahora sería diferente, ahora estaría rodeado de amigos, de personas que a pesar de las circunstancias, lo apreciaban, y obviamente, estaría con él que era su omega.
—¡Al fin estás aquí!—gritó Changbin desde la cocina—¡Dijiste que ayudarías, llevamos casi la mitad y no queda mucho tiempo!
—Lo siento~—se disculpó, caminando hacia la sala principal—Traje regalos para todos, no te enojes.
—¿Me estás comprando con regalos?—enarcó una ceja él alfa cuando se encontró con el omega.
—Ni siquiera mereces el regalo, voy a cambiar el nombre y se lo daré a alguien más—rodó los ojos.
Changbin bufó y regresó a la cocina, haciendo reír al omega.
Sonriente, Jisung se acercó al enorme árbol de Navidad que decoró con su alfa, llenándose de una bonita sensación. Sacó algunos regalos para empezar a acomodarlos bajo el árbol, pero hubo algo que llamó su atención. Con el ceño fruncido se agachó y agarró un regalo que ya estaba puesto ahí, lo acercó y leyó la etiqueta que traía a un lado del gran moño.
"Para Jisung, de Minho"
No era una carta, no estaba decorado, no tenía tampoco la mejor caligrafía, sin embargo, sintió ganas de llorar. Claro que supuso que obtendría un regalo de su parte, pero no creyó que lo pondría así de sentimental. Se sintió tonto un momento por emocionarse por algo así, pero pronto apartó ese pensamiento, no debía avergonzarse de sus sentimientos, y si ese gesto le daban ganas de llorar de la emoción, lo haría sin restringirse. Retener sus sentimientos nunca era algo bueno.
Mientras limpiaba sus lágrimas, acomodó los demás regalos con cuidado de que ninguno estuviera mal arreglado, todo debía verse lindo.
Minutos después se acercó a la cocina y se incorporó a Changbin y Jeongin, ahora los tres haciéndose cargo de las últimas cosas, solo faltaban unas horas para que los demás empezaran a llegar, así que debían apresurarse si querían estar a tiempo.
🌙
Minho caminó por un buen rato, de seguro ya habían pasado un par de horas desde el último mensaje que le dejó su padre en donde le indicaba como llegar a la casa en la que ahora estaba viviendo.
Estaba frustrado, el tiempo pasaba y él seguía sin atreverse del todo a llegar.
Las cinco de la tarde.
Ya era muy tarde, ni siquiera supo en qué momento el tiempo pasó así de rápido. Afligido, escribió un rápido mensaje a su omega, asegurándole qué llegaría pronto y que no se preocupara, dándole la excusa de que se detuvo a comprar algunas cosas después de su sesión. Solo esperaba llegar antes que Félix, si Jisung se daba cuenta por boca de su amigo que fue a casa de su padre, seguramente habría una discusión, y no por la pequeña mentira, sino por haberle ocultado algo así de importante, pero por el momento, no quería estresar a Jisung, hablarían de eso después, su prioridad ahora era resolver los asuntos con su padre y regresar a casa con su omega.
No podía perderse esa cena.
Con mucho valor, por fin entró a la residencial qué indicaba la dirección, caminó unos minutos hasta que llegó a la casa de su padre. A simple vista podía notar que era una casa pequeña, pero lujosa, adecuada para una persona como él. Se detuvo en la entrada y se preparó mentalmente para lo que podría suceder. Tenía que ser fuerte, nada debía afectarle, debía estar seguro de lo que creía de él mismo, y aunque no fuera fácil, al menos tenía que demostrarle a su padre que ya no era tan débil, que ya no podría manipularlo.
Porque al final, el único culpable era su padre, él ocasionó que su vida se arruinara, él era el culpable del ataque, él era el culpable de lo que le pasó a sus cachorros, y ya era hora de que se hiciera responsable de sus actos.
Estar ahí representaba su propia valentía, representaba las ganas que tenía de olvidar todo y seguir adelante siendo la persona que era, porque incluso él mismo estaba seguro de que nunca sería el alfa que tanto le exigía que fuera, el alfa que la sociedad demandaba, y su padre tenía que aceptar lo de una vez por todas.
Tocó la puerta un par de veces, y luego de un rato, fue su padre el que lo atendió. El señor Lee sonrió triunfante al verlo ahí, sabía que llegaría, solo era cuestión de tiempo para que volviera a caer.
Minho se hizo paso al interior de la casa sin esperar a que su padre hablara, necesitaba terminar con todo eso para poder irse con su omega que de seguro lo estaba esperando.
—Me alegra que hayas decidido venir—el alfa mayor cerró la puerta, dirigiéndose hacia la sala en donde Minho estaba de pie en el medio, cruzado de brazos.
—Si crees que voy a dejar que me eches la culpa, estás equivocado, papá—le dijo directamente y sin rodeos, iba a saltarse todo ese discurso inútil en el que su padre lo trataba como quería para afectar sus puntos débiles, porque a esas alturas, estaba molesto—Sé que tú estuviste detrás de todo, así que déjame decirte ahora que no voy a quedarme callado.
Joongi sé tensó. Claramente, no pensó escucharlo así de decidido, sin embargo, debía guardar la compostura y no demostrar lo sorprendido que se encontraba por su actitud tan segura.
—¿Quieres culparme ahora a mi?—rió sin gracia, cruzándose de brazos también—Vamos, Minho, ambos sabemos que solo quieres huir de las consecuencias.
—Basta con eso—apretó la mandíbula, llenándose cada vez más de ira, ira que tuvo contenida justo para esa ocasión—Arruinaste mi vida, papá, desde que me presenté como alfa has estado obsesionado con cambiarme, pero adivina qué, eso no va a pasar nunca, soy así, te guste o no.
—Sigues siendo un idiota, Minho—entrecerró los ojos, viéndolo con seriedad—Eres una vergüenza de alfa, y jamás voy a aceptar que mi hijo sea así.
—¡Solo déjame en paz!
—¿O si no qué?—se acercó, sintiendo como su lobo se imponía ante el lobo débil de su hijo.
—Me voy a asegurar de que pagues por lo que nos hiciste, tus malditos negocios se irán a la mierda y tú vas a morir en la cárcel—dijo con voz amenazante, su lobo gruñendo en advertencia, importándole poco que su padre fuera más fuerte, pero si podía defender a su omega, lo haría sin pensarlo.
—No te tengo miedo, Minho—sonrió egocéntrico—Te hice un favor, nadie merece tener como padre a un alfa tan inútil como tú, créeme, esos cachorros están mejor muertos.
Sin pensarlo, Minho soltó un fuerte gruñido, levantó el puño y golpeó directamente su rostro, aprovechando ese momento de debilidad para empujarlo y hacerlo caer directo al suelo. El señor Lee trató de procesar lo que acababa de suceder, sobó superficialmente su pómulo para apartar el ardor. Con furia, miró a su hijo todavía de pie.
—¿Qué? ¿Te molesta que diga la verdad?—provocó, sintiendo como poco a poco el lobo de Minho volvía a hacerse presente.
Minho seguía siendo una bomba de tiempo fácil de detonar, y Joongi sabía como utilizar eso a su favor.
—¡No es mi culpa!—gritó, sintiendo sus ojos arder por las lágrimas, repitiéndose una y otra vez que no tomaría de nuevo esa carga.
El señor Lee se puso de pie sin bajar la guardia, atento a cualquier otro movimiento de su hijo. Arregló su traje, dispuesto a pelear con Minho si era necesario, porque así como veía las cosas, el lado alfa de su hijo seguía inestable, volviéndolo violento y sin límites.
—Jisung va a cansarse de ti algún día, ¿de verdad crees que va a estar toda la vida al lado de la persona que mató a sus hijos?
Minho sollozó en voz alta, revolviendo su cabello con fuerza ante la frustración de seguir luchando por mantenerse bajo control, pero cada palabra era más fuerte que la anterior, su padre estaba destruyéndolo justo en donde más le dolía, y aunque trataba de mentalizarse de que todo era mentira, no podía evitar sentirse afectado al respecto.
Se odiaba por no ser nunca lo suficientemente fuerte.
Sin saber cómo contenerlo más, su lobo sobresalió, gruñendo con enojo, herido y muy enojado. Fuertes feromonas se esparcieron por todo el lugar, anunciándole a Joongi que por fin estaba frente al lado alfa de su hijo, totalmente diferente al Minho de siempre.
—Bien, así me gusta—sonrió el señor Lee, asintiendo—¿Lo ves? Nada te cuesta.
—Voy a matarte—susurró con voz grave sin dejar de mirarlo, todavía con lágrimas en sus mejillas—Voy a matarte por arruinar mi vida.
—No eres capaz, Minho, no sabes pelear—dijo, despreocupado, sin embargo, su lobo seguía diciéndole que se mantuviera alerta—Ahora si, regresando al tema de los Han...
—Tú vas a pagar por eso—volvió a gruñir, acercándose con sigilo.
El señor Lee lo miró con media sonrisa, sintiéndose levemente molesto por retarlo de esa manera tan descarada sabiendo que no tendría oportunidad de ganarle.
Estaba confiado.
Y otra vez, sin darse cuenta, otro golpe fue directo a su rostro, pero esta vez directamente a la nariz, notando la presencia de sangre. Volvió a gruñir, humillado y molesto, ya era segunda vez sin prevenir el golpe de un alfa tan inexperto, eso dañaba muchísimo su ego.
Cuando Minho se alejó, Joongi aprovechó para darle también un golpe, desequilibrándolo al instante.
—¿¡Cómo te atreves a golpearme!?
Su mirada se llenó de ira, sus puños picaban por seguir golpeándolo, dejándole todo a su instinto alfa, ese lado que buscaba siempre estar sobre todos, ese lado violento y agresivo. Al escucharlo quejarse, lo tomó del cuello y volvió a golpearlo, pero con más fuerza.
Minho jadeó de dolor, poniendo todas sus fuerzas para apartarse, pero parecía imposible, su padre era realmente fuerte y ágil comparado con él.
—Tienes la maldita osadía de retarme cuando no sabes ni defenderte—volvió al golpearlo, haciéndolo sangrar.
El señor Lee estaba fuera de si, tiró a Minho con facilidad hacia el suelo, causando que se golpeara con algunos muebles, viéndolo intentar desesperadamente levantarse. Se acercó a él, otra vez levantándolo sin dificultad, cerrando su mano alrededor del cuello del menor, importándole poco lo mucho que se movía por soltarse, ejerciendo más presión con solo pensar en lo decepcionado que estaba de él, en lo mucho que intentó que fuera diferente y no funcionó, en la vergüenza que le causó desde pequeño cuando lo confundían con un asqueroso omega, en todas esas veces que hablaron mal de él por no criar bien a un alfa, en todo lo que su esposa le decía con tal de defender a su hijo, odiando cada minuto en el que tuvo que dar la cara por él al ser su padre.
Hace mucho que odiaba a su propio hijo.
Cómo pudo, Minho golpeó con fuerza al mayor, ocasionando que aflojara el agarre en su cuello, más no tuvo el tiempo suficiente para huir. El señor Lee sintió un nudo en la garganta al mismo tiempo que su vista se nubló por las lágrimas, haciéndolo sentir aún más humillado por sus propios sentimientos llenos de rencor y de tristeza profunda.
Minho puso sus manos sobre las de su padre, intentando una vez más poder soltarse, y en cuanto su mirada encontró la de su padre y vio el dolor y odio acumulado, supo que no tenía escapatoria.
Estaba desquitándose.
—Seguirás siendo una basura hasta el último minuto de tu vida—susurró con odio el señor Lee, soltándolo bruscamente con la intención de lastimarlo.
Minho sintió que pudo respirar por unos segundos, sin embargo, cuando su padre lo soltó, cayó directamente hacia el suelo, golpeando su cabeza tan fuerte que todo se volvió negro de manera instantánea para él, su cuerpo dejó de doler y no había nada más que el rastro de las lágrimas mojando sus mejillas.
Joongi lloró sin dejar de ver el cuerpo inmóvil de su hijo sobre un charco de sangre que salía de su cabeza. Miró sus manos temblorosas y sintió que todavía tenía mucho dentro de él que no podía soltar, el odio seguía muy latente, sofocándolo. De repente, había mucha gente dentro de su casa, algunos levantando a Minho, otros revisando todo el lugar, y un par frente a él haciéndole preguntas que no escuchó, totalmente ido en sus propios pensamientos como para darse cuenta de lo que estaba pasando.
—Tiene derecho a guardar silencio, cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra—esposaron sus manos sobre su espalda baja, más no puso resistencia—Tiene derecho a un abogado, si no tiene, el tribunal le otorgará uno.
El policía tomó con fuerza al alfa y lo empujó a la salida. Joongi recién notó el montón de gente afuera de su casa con expresiones curiosas; vecinos, policías y una ambulancia.
¿Qué había hecho?
🌙
El siguiente es el final🥺
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