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𝟖. 𝐁𝐚𝐭𝐭𝐞𝐥𝐟𝐢𝐞𝐥𝐝

La luna llena ilumina el campo de batalla, sus sombras alargadas proyectándose sobre los cuerpos sin vida de Vampiros caídos.

El sonido de las armas corta el aire y los gritos de guerra resuenan entre los Cazadores. Jake, conocido entre los suyos como "The Silent Dead," avanza sigilosamente entre los combatientes, su hoja plateada manchada de líquido oscuro de sus enemigos.

Cada movimiento es preciso, cada golpe letal. Sus adversarios, Vampiros desordenados y primitivos, caen uno tras otro sin siquiera poder defenderse.

Pero a pesar de su enfoque, la mente de Jake está en otro lugar. Sunghoon. El misterioso Vampiro que asegura ser de Pura Sangre.

A diferencia de los seres feroces y descontrolados a los que enfrenta ahora, Sunghoon es diferente. No solo por la manera en que se comporta, sino por la evidente superioridad en su presencia, en su poder.

Estos Vampiros, los que atacaban la Villa, parecen casi irracionales, criaturas llevadas por el hambre y la desesperación, como si no pudieran pensar más allá de su instinto básico de supervivencia. Y la plata de las armas de los Cazadores si los debilitaba, hiriéndolos con cada golpe.

Jake, sin embargo, no puede olvidar cómo la plata no había afectado a Sunghoon. No había dolor en sus ojos cuando lo había tocado, no había debilidad. Y esa sonrisa enigmática seguía atormentándolo, incluso ahora, en medio del caos de la batalla.

Con un giro rápido, Jake elimina a otro Vampiro que se abalanza sobre él, sus pensamientos regresando a la realidad. La Villa en la que se encuentran es una de las pocas que aún no había sido destruida por las hordas de Vampiros, pero la situación es crítica.

Los Cazadores habían sido llamados para protegerla, sabiendo que si esta Villa caía, sería solo cuestión de tiempo antes de que los Humanos fueran completamente exterminados.

Jake observa el campo de batalla, viendo cómo sus compañeros Cazadores luchan ferozmente, pero no puede evitar sentir que algo no cuadra. Los Vampiros que enfrentan no parecen tener ningún tipo de estrategia, no son más que bestias sueltas.

Pero si Sunghoon era de Pura Sangre, como dice, ¿por qué no está él aquí, liderando a estas criaturas? ¿Por qué deja que estos seres caóticos hicieran el trabajo sucio?

De repente, el sonido de un silbido en el aire lo saca de sus pensamientos. Un Vampiro, más rápido que los demás, se lanza hacia él, pero Jake es más rápido. Con un movimiento preciso, clava su espada en el pecho de la criatura, que se desmorona a sus pies. El olor metálico del líquido oscuro llena el aire, pero Jake ya está acostumbrado.

Mientras limpia su arma, un pensamiento cruza su mente. ¿Y si estos Vampiros son solo una distracción? Un cebo para alejarlos de algo mucho más grande. Y si Sunghoon realmente es un Vampiro de pura sangre, ¿qué papel está jugando en todo esto?

Con el corazón acelerado, Jake comienza a avanzar hacia el centro del pueblo, decidido a encontrar respuestas. Si Sunghoon está detrás de este ataque, si realmente es lo que dice ser, Jake necesita saber más. No puede permitirse el lujo de ignorar lo que ha aprendido de sus encuentros con él.

Al llegar a la plaza principal de la Villa, se detiene en seco. Allí, de pie en la penumbra, con su presencia imponente y esa sonrisa que parece desafiar la oscuridad, está Sunghoon. No hay necesidad de palabras para entender lo que está ocurriendo.

Sunghoon no ha venido a luchar. Ha venido a observar.

—Sabía que vendrías —Dice Sunghoon, su voz suave pero firme, como el eco de un pensamiento no expresado.

Jake aprieta los puños, sintiendo la tensión en su cuerpo.

—Te dije que nos volveríamos a ver, Jake.

—¿Qué haces aquí?

—¿No es evidente? Me aseguro que nadie dañe lo que me pertenece.

Jake siente una mezcla de emociones: miedo, rabia, atracción. Sunghoon es un enigma, una figura que lo desafía tanto física como emocionalmente. Sabe que debe enfrentarlo, pero ¿cómo derrotar a alguien que, por todo lo que sabía, es invencible?

Jake da un paso atrás, su respiración entrecortada mientras su mirada se clava en los ojos de Sunghoon. Esa familiar sensación de inquietud lo invade, como si estuviera atrapado entre el deseo y el temor.

—No te pertenezco —Responde Jake, aunque incluso él mismo siente que sus palabras carecen de convicción.

Sunghoon esboza una sonrisa lenta, casi burlona, acercándose con una calma que parecía burlarse del caos a su alrededor. El viento frío de la noche susurra a su alrededor, pero la presencia del Vampiro hacía que la temperatura suba en el cuerpo de Jake.

—¿Estás seguro de eso? —Pregunta Sunghoon con un tono suave pero lleno de desafío—. Desde el primer momento en que cruzaste mi camino, nuestras almas se han entrelazado. Lo sientes, ¿verdad?

Jake aprieta los puños con más fuerza, tratando de contener la mezcla de emociones que lo consumen.

Durante semanas, ha intentado convencerse de que puede olvidar a Sunghoon, que la conexión entre ellos es solo una ilusión. Pero ahora, de pie frente a él, la realidad es mucho más difícil de ignorar.

—Yo decido mi destino —Exclama Jake—. No puedes simplemente aparecer y reclamarme como si fuera una posesión más.

Sunghoon da otro paso hacia él, cerrando la distancia. Sus ojos brillan con una intensidad peligrosa, pero su expresión sigue siendo calmada, casi gentil.

—Nunca he dicho que no tienes control sobre tu destino, Jake. Pero hay fuerzas más grandes que nosotros que han tejido estos hilos —Sunghoon levanta una mano y la coloca sobre el aro de plata en el labio de Jake—. Y este pequeño símbolo de resistencia... no te protegerá cuando llegue el momento.

Jake siente un escalofrío recorrer su cuerpo al contacto. Sabe que debe alejarse, cortar el vínculo, pero algo en la cercanía de Sunghoon lo mantiene paralizado.

—En dos inviernos —Repite Sunghoon, su voz apenas un susurro—. Vendré por ti. Cuando el frío sea tan implacable como la verdad que te niegas a aceptar. Y entonces, ya no habrá dudas en tu corazón.

—¿Por qué dos inviernos? —Pregunta Jake, incapaz de evitarlo, su voz rota entre la rabia y la curiosidad.

Sunghoon inclina la cabeza ligeramente, sus ojos fijos en los de Jake, como si el tiempo se hubiera detenido entre ellos.

—Porque en ese tiempo habrás visto, vivido, y comprendido lo que realmente eres. Y más importante aún, lo que realmente deseas.

Jake siente que su corazón late con fuerza, sus pensamientos enredándose con las palabras de Sunghoon. Cada fibra de su ser le dice que debe luchar, resistir, pero hay algo en la voz de Sunghoon, en esa mirada penetrante, que lo hace dudar.

Sunghoon da un paso más, tan cerca que Jake puede sentir su aliento en su piel.

—Sabía que vendrías —Susurra Sunghoon, su voz suave, casi íntima—. Siempre lo haces.

Jake cierra los ojos, intentando recordar por qué había venido a este lugar. Pero la verdad es dolorosamente clara: siempre había estado destinado a estar aquí, frente a Sunghoon. Y en lo profundo de su ser, una parte de él lo sabí desde el principio.

Con una última mirada, Sunghoon desaparece en las sombras, dejando a Jake con más preguntas que respuestas.

Pero una cosa está clara, esta batalla, este encuentro no es el final. Sunghoon ha dejado claro que lo seguirá, que jugaría con él hasta que Jake finalmente ceda.

Y mientras el campo de batalla se sume en el caos, Jake se prepara mentalmente.

Sabe que, tarde o temprano, tendrá que enfrentarse a Sunghoon de nuevo, y en ese momento, descubrirá si realmente está destinado a resistir o a caer en la tentación del Vampiro de Pura Sangre, que ahora parece formar parte de su destino.

𝐌𝐚𝐝𝐧𝐞𝐬𝐬
𝟖. 𝐁𝐚𝐭𝐭𝐞𝐥𝐟𝐢𝐞𝐥𝐝
𝟐𝟒/𝟎𝟗/𝟐𝟎𝟐𝟒

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