Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Pʀóʟᴏɢᴏ

La primera vez que vio a un Guardián fue cuando tenía seis años. Su tía Mito lo había llevado por primera vez al mercado orquídea, la mayoría de las veces que iban para allá era para comprar algunos materiales que faltaban para la producción de abanicos y relojes que su familia exportaba.

Por lo que aprovechando que nuevas cosas se estarían vendiendo decidieron ir y conseguir las cosas que necesitaban para su negocio mientras que su padre iba a pagar algo que no entendía muy bien que era. Curioso miraba con atención los juguetes que tenían en exhibición en una de las mesas, en su hogar no tenía muchos juguetes, pues eran caros y no podían darse el gusto de perder tanto dinero o piezas en el algo que no tenía valor alguno así que apartando su mirada de los brillantes juguetes de madera y piezas de cobre decidió mejor observar los puestos que vendían cerámica.

No fue hasta que su vista paso a una pintura, sabía que ese hermoso dibujo era hecho con minerales especiales para que brillara de esa forma tan preciosa. Ellos no podían ocupar ese tipo de material por lo general su tía utilizaba plantas para generar colores sin embargo sabía de aquellos artistas que utilizaban minerales preciosos que para aquellos como él eran imposibles de conseguir. La pintura resaltaba a una mujer de cabellos negros y piel pálida que parecía renacer del fuego sobre ella había un precioso fénix pintado de color rojo y en el fondo había un brillante sol; se maravillo tanto que se movió del puesto donde estaban y camino a aquel precioso dibujo.

—¿Es lindo cierto?— la voz risueña de una niña a su lado le hizo voltear para mirarla. Era más grande que él, cabello rojo y ojos verdes.

—Lo es— asintió—. ¿Quién es? ¿Alguna Diosa? Aunque no hay diosas de fuego.

—Es la reina Himiko— dijo emocionada—. La reina de Yamatai— los ojos de la infante se iluminaron como si estuviera hablando de la misma Madre Mêsíc— ¡Cuando cumpla 12 años estaré con ella!

—¿Por qué?— preguntó el niño curioso. La niña con picardía en su mirada subió la manga de su kimono mostrando una venda que se removió.

Con un suspiro entrecortado el moreno se tapo su boca:—¡Es una luna!

—Shh— la niña tapo su boca viendo hacia los lados, aunque nadie les estaba poniendo atención—. Tengo la marca.

—Mi tía me habló de la marca— susurró el moreno—. ¿Pero por qué tienes que ir al palacio?

—Los omegas tienen que ir con la reina a Yamatai, para convertirse en sus príncipes y princesas— la niña explico con una sonrisa—. ¿No suena increíble?

—Supongo que si— respondió sin entender del todo la emoción.

—¡Gon!— escuchó el grito de su tía, quien se acercaba a él con una mirada aterrada—.¡No vuelvas a hacer eso! ¡Me espantaste tanto!

—Estoy bien— contestó recibiendo el abrazo de su tía quien perfumo al cachorro con impaciencia. El niño volteo para ver a la niña, pero ya no estaba ahí. Su búsqueda se vio interrumpida cuando algunos gritos se escucharon en el lugar.

—¡Suélteme!— dentro del pequeño mercadillo y dónde había una estatua de la Diosa Mêsíc, se escucharon gritos de una mujer los curiosos se acercaron a mirar con atención, su tía también miró con el ceño fruncido al ver que la joven era tomada del brazo con fuerza.

—¡Dijo que la soltarás!— gritó alguien dentro de la muchedumbre, sin embargo el hombre no parecía entender.

—¡Me lastima! ¡Suélteme!— gritaba la joven de cabellos castaños y ojos color miel, Gon empezaba a asustarse un poco por el ambiente que se estaba generando, además aunque era un cachorro estaba rodeado de alfas muchos que empezaban a soltar feromonas. No entendía que pasaba.

—¡Suéltala! ¡Es mi hija!— pronto un hombre de tes morena y semblante cansado corrió como pudo al lugar donde su hija ya había sido lanzada a la tierra ensuciando su kimono.

—¡Es una omega!— las miradas atónitas no fueron pocas, la adolescente se veía de unos dieciséis años. Su tía ahogo un suspiro, sorprendida ante la revelación.

—¡N-no lo soy!— gritó desde el suelo con lágrimas en los ojos, sus ojos habían pasado de ser miel a ser oro, brillaban con tanta intensidad como si en verdad fueran joyas haciendo que el hombre robusto que la había sujetado en primer lugar sonriera de una forma que a Gon solo le hizo temblar.

—Tiene la marca— las miradas aún más atónitas fueron vistas en cada uno de los rostros de los betas y alfas que estaban ahí—. Es muy valiosa.

—¡No!— negó el hombre que se ponía frente a ella protegiéndola—. Se los ruego, es mi hija.

—¿¡Qué pasa aquí!?— una mujer de cabellos negros recogidos en un precioso chongo y un kimono de colores amarillos camino a la multitud acompañada de dos soldados. La mujer miro a la niña en el suelo, corrió hacia ella para tratar de ayudarla sin embargo el alfa se puso frente a ella con una mirada llena de advertencia.

—Yo la vi primero, mejor lárgate si no quieres tener el mismo final que ella— le amenazo—. ¿Crees que te tengo miedo? ¿Por andar siempre con esos dos idiotas?

—Estas asustando a la niña — dijo sin flanquear ni un momento—. Deja ir a la chica, nadie tiene porqué salir lastimado.

—¿Por qué debería hacerlo? Es una omega, una por la que pagarían mucho— dijo con una sonrisa burlona, pasando su mirada al anciano que se veía preocupado comenzó a hablar con altanería—. ¿Por qué tienes contigo a tu hija? ¿Ah?

—¡Desafió a los cielos!— se escuchó el grito horrorizado de una mujer. La mujer de cabellos negros miro de dónde había venido el grito con la quijada apretada.

—¡No es verdad!— gritó el hombre mayor.

—Apártate anciano— lo empujó a un lado con fuerza haciendo que el pobre señor cayera sobre sus costillas—. Ella es mía.

—¡Espera, no lo hagas!— la mujer del kimono quiso detenerlo, pero el alfa al ver que se acercaba le dió una cachetada haciendo que la mujer del impacto callera al suelo. La gente que veía la escena retuvo la respiración, los dos soldados quisieron caminar enojados al ver el trato; pero su señora había sido muy estricta con sus órdenes "pase lo que pase, no se metan".

—¡No por favor!— la chica estaba aterrada, Gon ya no quería ver incluso noto como su tía se había movido de su lugar con una mirada enojada.

Pero antes de que pudiera moverse los cielos se pintaron de rojo con nubes negras de las que rayos poderosos salían. Se escucharon truenos y una poderosa neblina espesa se acercaba de las montañas. Mito miro con terror a los cielos, abrazando con más fuerza a Gon esperando lo peor.

De las montañas de su alrededor llegaron los guardianes. Hombres enormes con armaduras samurái, que arrastraban con ellos un mazo gigante que además tenía pinchos filosos de los cuales se podían apreciar manchas rojas.

Cuatro de aquellos hombres rodearon a la gente que se encontraban ahí, no había ningún movimiento. Todos se limitaban a verse los unos a los otros con las piernas temblando y las miradas bajas. De los cielos, bajo una preciosa ave fénix, envuelta en fuego ante los ojos sorprendidos de Gon esa ave se convirtió en una mujer.

Los ojos de esa mujer eran de un carmín intenso, sus pupilas estaban contraídas y veían con alarma el lugar. La misma mujer dió un vistazo a ambas omegas en el suelo y furiosa gritó.

—¡Tu!— señaló al hombre regordete que la miraba con terror—. ¡Dañaste a esa niña!— su vista se hizo aún más intensa al ver a la mujer en el suelo con el peinado desecho y con el labio partido, con enojo se dirigió a aquel hombre.

—Lo siento— se hincó en sus rodillas, con las lágrimas saliendo de sus ojos al saber su destino—. ¡No sé que me pasó! ¡Lo siento, lo siento!

—Dijiste que era tuya— le miro con frialdad—. ¿Lo es?

—¡No, no!— negó con su cabeza varias veces. Gon vio como aquel hombre que hace unos momentos se veía tan tenebroso ahora parecía nada. Nada a comparación de esa mujer que aunque no tenía fuego a su alrededor parecía que lo tenía.

—¡Haz desafiado a los cielos! ¡Tocaste a esa niña y con avaricia la reclamaste como tuya!— le gritó, su voz se había vuelto fuerte, estaba seguro que se podría escuchar en los alrededores, con desprecio lo miro—. Y además te atreviste a tocar a una omega madre. Que osadía la tuya.

—¡Lo siento!— chilló—. ¡Yo no quería! ¡Lo prometo!

—¿No querías?— preguntó con una ceja alzada, burlándose de las palabras que decía.

—¡Ella, ella lo pidió!— gritó señalando a la niña que aún lloraba en el suelo. La risa de aquella mujer se escuchó por todo el lugar, una que a pesar de que parecía divertida tenía ese tinte pesado y tenebroso.

—¿Ella lo pidió?— la miró en el suelo, sus manos estaban rojas, tenían varios moretones morados. Los ojos de la mujer se volvieron oscuros, brillaban pero ese mismo resplandor ahora era opaco—. Pero mírala— la señaló—. Parece un ciervo recién nacido con lo mucho que está temblando.

El moreno vio como la mujer a la que esa dama brillante se había dirigido como omega madre se levantaba del suelo y limpiaba sus ropas sin quitar la mirada de los sucesos que estaban ocurriendo.

—¡Lo prometo!— gritó el hombre con lágrimas mojando su grasoso rostro—. Se lo imploro, tenga misericordia de mi.

La peliroja sonrió sádica al ver cómo ese hombre se retorcía por su perdón. Se acercó a él y con voz fría hablo:—¿Tu hubieras tenido misericordia de ella?— cuando vio que los ojos del hombre se expandieron y ninguna respuesta salió de inmediato la mujer gritó—. ¡Tendras tu sentencia por haber tocado a un omega, y también por haber atacado a una omega madre!

El cielo se iluminó, el color rojo se hizo más brillante y la energía era pesada daba la sensación de querer arrodillarse.

—Los cielos han dictado tu sentencia. ¡La muerte será tu castigo!— le dijo con desprecio—. Cómo es costumbre la ejecución se llevará a acabo en el palacio del Fénix. En Yamatai.

Cuando la mujer volteo para ver a los demás aldeanos hincados aceptando sin rechistar las órdenes que la mujer decía sonrió.

—Al ser una persona horrible, no creo que tengas nadie quien te ame o siquiera se preocupe por ti— dijo sin importancia, volteando a dónde estaban los guardianes que con grandes pasos acercaron una carreta.

Sin embargo, y cuando la mujer estaba volteada aquel alfa grande aprovecho la distracción para sacar un cuchillo afilado de su pantalón y con un último alarido la atacó.

Gon ahogó un grito, cerrando los ojos. A sus oídos no llego ningún otro sonido más que el sonido de algo rompiéndose en dos, abrió los ojos temeroso viendo a aquel hombre frenado a centímetros del cuerpo más frágil y pequeño. El siguiente sonido fue el chillido desgarrador de aquel hombre, después de unos segundos llegó otro más.

Esa mujer había roto ambos brazos.

—Que estúpido eres— le dijo con los ojos llenos de furia—. Quería tener un poco de misericordia por ti, pero, ya veo que no eres digno de ella— hizo que se arrodillara gimiendo de dolor por ambos brazos rotos—. Tu sentencia se realizará hoy, delante de todos.

De la niebla entro un hombre con una katana con la hoja de un color tan negro como la obsidiana, vestido con una túnica negra tapando su rostro. Aquel hombre se limito a ponerse a un lado del cuerpo del pobre alfa que creyó ser más inteligente que los cielos.

—Por tus crímenes, tu sentencia es la muerte. Que la misma sirva como advertencia para que nadie vuelva a cometer el mismo error— miro a todos con frialdad, Mito hizo que su vista se escondiera en su pecho y tapando sus oídos lo único que pudo escuchar fue el lejano sonido de la hoja contra la piel.

Gon no quiso mirar, tenía miedo temblaba y sentía unas horribles ganas de llorar. Después de unos segundos de un sepulcral sonido, la mujer hablo de nuevo pasando su mirada al hombre que estaba en el suelo.

—Como segunda ejecución tenemos a este hombre— el hombre paso su mirada del cuerpo inerte a la mujer con los ojos desencajados por el miedo. La omega que veía todo quiso moverse pero una sola mirada de la peliroja le hizo callarse y quedarse dónde estaba.

—¿¡Qué!?— la joven omega grito, viendo cómo ambos guardianes de gran tamaño ponían a su padre de rodillas sujetando sus brazos por la espalda con fuerza—. ¡No, es mi padre! ¡Por favor! ¡Él no hizo nada!

—Por esconder a un omega, por desafiar a la reina Himiko tu sentencia también será la muerte.

—¡No, papá! ¡Papá! ¡Por favor! ¡El no hizo nada!— gritó la niña, viendo a aquella pelirroja que no volteaba a verla, suplicante miro a la omega madre quien tenía la quijada apretada y las manos cerrados con fuerza—. ¡Se lo ruego!

El anciano miro a su hija quien se levantó tratando de correr hacia él, sin embargo, la mujer hizo un movimiento con su mano haciendo que la adolescente quedará sin movimiento.

—¡Ahora!

—¡No!— el grito de la niña erizó la piel de todos allí, la hoja había cortado la piel, la cabeza de su padre rodó en el suelo junto a su cuerpo que cayó hacía un lado. La mujer no retuvo más a la niña que cayó de rodillas sin poder dejar de mirar la horrible escena de su padre. Con las lágrimas mojando sus mejillas sin poder decir o hacer algo.

—Espero que esto sirva como ejemplo, no pueden esconder a los omegas— miró a todos—. Las sentencias han sido completadas.

Mito respiraba de forma erradica ocultado el pequeño cuerpo de su niño quien se aferraba a ella.

—Traigan a la niña— hablo la mujer, los guardianes la sujetaron haciendo que entrara a un carruaje de colores rojos y amarillos.

—¡No! ¡Déjenme ir! ¡Mis hermanos, están solos! ¡Por favor! ¡Tengan compasión! ¡No puedo irme así! ¡Ellos me necesitan!

Los cielos tomaron su color original, las nubes y neblina se despejaron. La mujer se fue convertida en esa ave roja preciosa, los gritos de la niña aún se escuchaban, sin embargo la neblina escondió por completo el carruaje junto a los guardianes que cuidaban al mismo.

El pesado ambiente hizo que su corazón se sintiera cansado. No quería volver a ver a esos guardianes ni a esa mujer que alejo a esa niña de su familia. Lo último que pudo ver tras el cuerpo de su tía fue a la omega madre viendo el camino por dónde el carruaje se había ido.

Hola. 💗

Gracias. Gracias. Gracias.

De verdad a quienes estén leyendo esta nueva historia, aún no sé cuándo subiré el primer capítulo ya que me faltan algunos detallitos que pulir. Pero, para que lo sepan tengo ya 10 capitulos escritos JAJJAAJAJ aunque obviamente como dije faltan unos detallitos.

Ahora sí, la pregunta de siempre.

¿Les gustó?

Espero que sí, les amo. 💗

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro