
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐕
𝟒. 𝐋𝐚 𝐥𝐮𝐳 𝐚 𝐥𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐚𝐟𝐞𝐫𝐫ó.
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—¿Todo bien?— preguntó Kurapika acercándose a su amiga.
La mujer trago saliva y contando hasta tres contestó:— ¿No te parece esto una locura? Ni siquiera lo conoce, el Killua en quien yo confío no haría un trato con un tipo que acaba de conocer.
—No le veo lo extraño— se sentó alado de ella—. Él lo hizo conmigo, no me conocía de nada y aún así decidimos ayudarnos mutuamente.
—Es diferente— pero ella sabía que no, sabía que estaba siendo estúpida, e irracional.
—No, no lo es— Kurapika miro la parte superior de la casa viendo que Killua y aquel chico hablaban—. Confía en él, siempre lo has hecho ¿por qué ahora no?
Canary se quedó callada, sus sentimientos comenzaban a explotar; años de haberlos ocultado le estaban generando esto. Pero esta vez era diferente, Killua veía con interés a ese omega.
Lo podía ver y sentir. Su propio lobo le gritaba que esa pelea estaba perdida.
Volteo solo para verlos hablar, Killua parecía bastante interesado mientras que el moreno explicaba con una expresión seria.
—Deja de sobre pensar las cosas Canary— le dió un golpecito en su hombro—. Killua siempre ha sido así con los omegas y tengo que admitir que yo también estoy muy interesado— la duda surco el rostro de la alfa—. Es un omega de Slunce... Da mucha curiosidad— tenía un punto, Killua era curioso por naturaleza gracias a los años en cautiverio, aún así... Algo estaba mal—. Sé que estás enamorada, sé que darías tu vida por él— le sonrió con afecto—. Pero no olvides que también es tu amigo, su hermana está en condiciones inciertas y ese chico es la única esperanza que tiene.
—¿Crees que tenga una oportunidad con él, Kurapika?— el rubio quiso ser sincero, a Killua no le interesaban los alfas lo había visto coquetear con una que otra mujer alfa pero no pasó de solo ser tonteo. En cambio con los omegas era diferente, pero no pudo romper más el corazón de su amiga. Además aunque sonara egoísta y algo cruel la necesitaba fuerte, uno de los pilares que sostenía este hogar no podía deteriorarse.
—Creo que si— le dió su mejor sonrisa, era experto fingiendo emociones viendo el rostro más tranquilo de Canary se levantó—. Mejor entremos. Veamos si podemos ayudar en algo.
Ambos entraron a la casa, Basilius le explicaba algo a Bisky mientras señalaba varias posiciones en un mapa.
—Si habrá un ataque— el hombre miro a la mujer—. Nosotros tendremos que irnos por aquí— su dedo apunto al mar Imoogi.
—¿Estás seguro?— preguntó insegura—. ¿Podríamos tomar rumbo a Casiopea, después?
—Si bien nos va, tal vez— se rascó la cabeza indeciso—. Si no tendremos que parar en Hammer.
—¿Por?— la mujer le miro desconcertada.
—Por los ataques— se escuchó la voz de Gon detrás de ellos—. La reina tiene la fuerza necesaria para contrarrestar un ataque y además perseguir a unos ladrones.
—¿Así que no saldremos muy bien parados?— está vez el de la pregunta fue Leorio, viéndolos estresado.
—Me temo que no, por fortuna tenemos un par de armas— Gon se rascó la nuca, Basilius lo vio inquisitivo—. Jamás encontraron los bunkers.
Basilius sonrió divertido:—Ese idiota— el moreno lo vio con el ceño fruncido, más el hombre no parecía arrepentido de sus palabras:—Este es el plan, mientras que Gon y el niño bonito entraran al palacio— Killua bufo al escuchar el apodo—. Bisky los esperara afuera, Kurapika y Canary buscarán las armas, yo me iré con Leorio y Jingū para preparar el barco.
—Me parece bien— respondió Gon con los brazos cruzados volteando a ver al albino—. ¿Te parece bien, Killua?
Tenía que aceptar ahora que su cabeza no funcionaba mucho, era como si su mente estuviera bloqueada por el horrible sentimiento de no encontrar una salida. El cansancio mental que ya venía arrastrando de meses, más la ansiedad de la posibilidad de encontrar a su hermana sin vida lo tenían al límite. Estaba cansado, y lo único a lo que podía aferrarse era a estos dos qué parecían bastante centrados en la misión. Mucho más que él, en otras circunstancias le diría a Kurapika que tomara la decisión por el equipo, ahora sentía que debía ser él.
—Me parece bien— dió el visto bueno, Basilius asintio yendo a buscar unos mapas de una de las islas pequeñas que se encontraban inhabitables.
—Gon— el albino miro con ansiedad al moreno, no quiso preguntar nada porque no podría aceptar que a su hermana la estén torturan o algo peor... pero ahora sentía que debía estar preparándose mentalmente —. Mi... Hermana, ¿está bien?... ¿Zushi?
La mirada dura del moreno pareció suavizarse, tal vez al ver su genuina preocupación:—Ella está bien, el eclipse es demasiado importante para la reina, ella pidió que los dejaran abajo hasta que sucediera el ritual— hizo una mueca indecisa—. El que debería preocuparte es el otro chico.
—Mierda— suspiro, solo esperaba que no fueran tan severos con él—. ¿A qué hora nos vamos?
—En... ¿Una hora tal vez? Lo mejor será que descanses, el veneno sigue en tu cuerpo. Debes estar muy cansado— dijo viendo las heridas sobre la ropa.
—¿A qué hora es el eclipse?— preguntó sin querer descansar.
—A las cinco de la tarde— miro su reloj, eran casi las siete de la mañana—. Aún tenemos tiempo.
—Bien— sonrió—. Tal vez lo mejor si sea descansar.
El moreno asintio, alejándose de él para ir a sentarse detrás del hombre que seguía explicando con lujo de detalle dónde buscar. Se acostó en una colchoneta que estaba en el suelo, jamás imagino que se sintiera tan bien un poco de consuelo en su espalda, lo último que vio fue al grupo rodeando la mesa cuando cayó rendido.
—Hey, Killua— la voz se escuchaba extraña. No la reconocía—. Es momento de que te vayas.
Abrió sus ojos, su cuerpo se sentía mucho mejor después de unas cuantas horas de descanso. Vio que Canary le sonreía, traía en sus manos una capa.
—¿Qué hora es?— preguntó levantándose tomando la prenda.
—La una— sonrió—. El omega ya está listo, está arriba hablando con Basilius.
—Mmh— se frotó su rostro con sus manos—. Cuídense en esa isla, no bajen la guardia.
—Entendido jefe— sonrió divertida—. Nosotros también nos iremos.
Killua se levantó minutos después de que su amiga se había alejado con Kurapika. Subió las escaleras, Basilius parecía explicar algo bastante importante para él, Gon parecía incómodo ante las palabras. Soltó una tos fingida para que supieran que estaba ahí.
Gon tomo la capa que estaba en la mano del alfa:—Vámonos— comenzó a caminar hacia las escaleras.
Basilius dió un suspiro, vio al albino que parecía no saber que hacer, camino hacía él:—Cuídalo, suele ser bastante impulsivo— dijo con una sonrisa divertida—. A él y al niño.
—Por supuesto— había algo en la mirada de Basilius que incluso a él sin saber del contexto entendía que al hombre le dolía—. Aunque no creo que necesite que lo cuiden.
Basilius dió una risa:—Eso es obvio, solo dile que no sea tan cabeza dura.
—¡Killua!— escucho el grito de abajo, el albino se alzó de hombros y con un asentimiento por parte del alfa más viejo camino a las escaleras.
Gon al verlo comenzó a caminar a la salida de la cueva, sin notar la mirada pesada que la mujer de cabellos chinos le daba. Killua camino detrás de él, en silencio. Subieron al bote comenzando a remar.
—Entonces— empezó Killua—. ¿El niño, dónde está?
—En una aldea vecina— respondió el moreno observando el cielo nublado—. Se llama Ori.
—Ori, es un lindo nombre— sonrió, Gon asintio con las expresiones más relajadas—. ¿Es tu...?
—Killua, cuando lleguemos al palacio harás todo lo que diga— interrumpió, el alfa se dió cuenta de la forma en la que movía su pierna de abajo a arriba y como le sudaban las manos—. Se supone que yo ni siquiera debería estar en los pasillos, así que si me ven estamos acabamos.
—¿Ah?— le miro sin comprender.
—No preguntes— nego—. Solo que sepas que dentro no usamos nuestros olores así que tendrás que seguir ocultándolo.
—Esta bien.
—Supongo que sabes pelear, si nos atacan... Defiendete— miro una vez más al cielo.
—Eso es obvio Gon— dijo, el moreno asintio. De nuevo hubo en sepulcral silencio. Hasta que llegaron a la playa, Gon se veía bastante nervioso, a diferencia de él pensaba que está era su primera vez haciendo todo esto—. ¿Primera vez?
—Segunda— respondió tomándolo por sorpresa—. Esa vez nada salió bien, entenderás los nervios.
—Sera diferente— quiso darle apoyo, ya no se veía como un omega temerario si no como uno asustado—. Haremos que sea diferente.
Sin decir ninguna palabra, respiro profundo comenzando a caminar. Killua vio de nuevo esa aura peligrosa en él, era bastante interesante. Tenía que admitir que aunque no confiara del todo y estuviera en guardia la mayor parte del tiempo estaba algo interesado en él. Un ruido de hojas lo hizo poner su mano por instinto en el arma que llevaba en la cintura, de repente de las ramas y troncos el pelaje rojo se hizo ver.
El omega puso una mano en su rostro para que no se moviera, el alfa bajo la guardia al notar que el animal se acercaba con cautela oliendo a ambos y bajando sus orejas cuando Gon se acercaba cada vez más.
—Hace mucho que no veía a uno— susurró el chico al estar totalmente cerca del animal, acercando su mano para que esté la olfateara—. ¿Estás perdido amigo?
Killua vio el vestigio de una sonrisa cálida en el rostro del omega, aquella barrera de fuerza se había roto por un instante, no fue hasta que el mismo vio al animal. Un zorro de pelaje naranja, era precioso. Había visto muchas criaturas y animales por el mundo, los zorros no eran una excepción, Sin embargo este era... Hipnotizante. Sus ojos lo vieron con aún más curiosidad cuando vio la marca más oscura en el lado lateral del animal. Si su vista no lo engañaba esa parte oscura formaba una flor. ¿Cómo era posible?
El animal de repente alzó sus orejas alejándose del toque del moreno volteo la cabeza y sin más salió corriendo. Gon se levantó viendo con nostalgia al lugar donde el animal había salido corriendo.
—Vamos— dijo comenzando a caminar.
Después de unas cuantas horas porque vaya que estaban algo alejados del palacio, llegaron al gran castillo.
El sol no se veía en todo su resplandor gracias a las nubes grises. Sin tantos problemas entraron al palacio por los jardines que daban a una cocina que por consecuencia daba a un comedor. Gon caminaba despacio viendo que no hubiera nadie, los protocolos del eclipse eran rigurosos y se tenían que llevar a cabo de la forma más estricta posible.
El desayuno era a las diez de la mañana, de doce a dos se arreglaban las cosas que aún no estaban listas, los bailarines y actores daban sus últimos ensayos las últimas horas eran para alistarse, a las cuatro y media todos los omegas tenían que estar a las afueras del palacio en las plataformas voladoras junto al de la reina.
Sobre todo los solis, tenían que estar ahí. Con agilidad, Gon se movió a la lavandería, Killua lo seguía bastante impresionado por lo hermoso que era el castillo por dentro.
—Ten— le dió una túnica grande, de los guardias—. Pontela arriba de tu ropa.
—¿Y tú?— pregunto poniéndose la prenda. Vio que el chico sacaba una túnica de colores morados con dibujos bordados a manos de color amarillo de una de los closets. Era una prenda hermosa.
El omega tomo dos máscaras, una en forma de sol y otra en forma de luna la cual se la dió a él.
—Ahora camina, me seguirás no estés tan cerca de mi, ¿okey?— le preguntó—. Esas... Túnicas son para los soldados.
—Entendido.
Gon comenzó a caminar, entrando a los jardines donde había mucha decoración del día, colores morados y amarillos. Killua estaba embelesado.
Pero Gon notó su primer problema, habían muchos de sus compañeros afuera. Sakura de hecho estaba hablando con una de sus amigas, ¿qué mierda estaba pasando?
Camino con prisa a su recamara, Killua espero afuera del pasillo mientras Gon veía una sombra dentro de su cuarto. Al abrir y sorprender a quien sea que estuviera ahí, miro desconcertado a Idril.
—¿Idril?— preguntó—. ¿Qué haces aquí?
—¿Gon? ¿No estabas en los calabozos?— preguntó ella viéndolo sorprendida de pies a cabeza—. ¿Te volviste a escapar? Por Měsíc, ¿quieres que te maten?— regaño la chica en voz baja revisando el pasillo.
—Shh— la metió al cuarto, Killua había escuchado a la perfección la plática. ¿Gon había estado en los calabozos...?—. ¿Qué mierda esta sucediendo?
—Bueno, la reina pidió que todos los leuks se resguardarán en la casa de las flores— dijo mirando sus manos—. Parece que esperan que ataquen a la hora del eclipse, los guardianes y los solis van a pelear hasta que nuestra reina obtenga toda la energía.
—¿Qué?— la miro sorprendida.
—Si yo también pensé que era una mierda— se alzó de hombros—. Venía por esa daga que te preste la otra vez— alzó la arma—. Tal parece que nosotros nos tendremos que defender.
—Dioses— suspiro abrazándola—. Pero hay algunos que ni siquiera saben pelear aún— dijo escandalizado—. ¿Qué harán con los niños?
—La reina pidió que se llevarán a todos los niños a...— suspiro y susurrando continuo—. Las antiguas ruinas de Eivør.
La sorpresa iluminó el rostro de Gon, ¿cómo era posible eso?, la reina no dejaba que nadie fuera a esas ruinas ni siquiera los transeúntes se animaban a ir ahí. ¿Tan mal sería todo esto?
—Los llevarán por la zona minera— dijo tomando con fuerza el mango de su arma—. Los están preparando.
Gon supo que ya no podía estar más tiempo con Idril, un nudo en su garganta se formó cuando entendió que ya no hablaría con Neon o con Sakura.
—Idril— la tomo de los hombros viéndola a esos ojos verdes que tenía—. Has sido un gran soporte aquí, te quiero demasiado— la chica lo veía con cariño y desconcierto—. Cuando todo esto termine quiero que entres a la habitación debajo del librero hay una madera rota saca lo que hay ahí— le sonrió con cariño—. Sabrás que hacer cuando lo encuentres.
—Gon me estás asustando— la chica le miro preocupada con sus ojos empezando a ponerse rojos—. ¿Todo está bien?
El nudo se hizo más grande al ver sus ojos, sin dudarlo la abrazo tan fuerte. La extrañaría mucho.
—Vete y por favor, cuídate mucho— la soltó—. Prometelo.
—Lo prometo— con una sonrisa triste salió del lugar no sin antes verlo por última vez... Sentía que esto era una despedida ¿Pero por qué?
Gon saco de uno de los cajones un cuchillo de caza, mismo que había pertenecido a Aziz, lo escondió debajo de sus ropas y con las manos temblorosas tomo de una cajita de madera una peineta. Se la colocó en su cabeza con fuerza para que no se cayera, Ara estaba con ella.
Una foto de él y su tía Mito también fue tomada y guardada en sus pantalones. Tomo el collar que una vez le regaló Luck y se lo puso, dando un suspiro salió de la habitación.
Vio a Killua que estaba apoyado al final del pasillo, recto... Como un soldado, el hombre le dió un asentimiento. De repente vio que muchos omegas que hace rato estaban en el patio se encontraban ya formados y comenzando a caminar bajo las órdenes de varios protectores.
Gon comenzó a caminar a la parte interna del palacio seguido de varios soldados a los que Killua también siguió. El eclipse sería pronto. Ambos llegaron al segundo patio del palacio, Gon tembló al divisar a uno de los guardianes grandes e imponentes en la salida del mismo.
Solis y alfas esperaban con paciencia las órdenes de la reina. El moreno trato de no llamar la atención, dió un vistazo rápido esperando que Luck no estuviera aquí.
De repente las puertas de los balcones se abrieron dejando ver a la reina, sus pasos elegantes y ese aura fría; a ambos lados y para sorpresa de todos se encontraban los dos hijos del sol. Los dos más importantes, consejeros y protectores de la reina.
Ambos con esa tela negra cubriendo sus ojos pero dejando ver su boca, la túnica grande hacía que ambos escondieran sus brazos en las grandes mangas.
—Hijos míos— comenzó la mujer—. En un día ideal estaría feliz, eufórica de que nuestra diosa después de tres años nos brindara un poco de su luz— la mayoría asintió—. Sin embargo esos parásitos no son más que piedras en nuestro camino— dijo con voz furiosa—. No dejaré que ninguno de nosotros salga lastimado, pero, tengo que obtener esa energía— con disimulo miro a Killua, aunque ahora eran un equipo no podía saber de Slunce, de lo que eran—. Peleen por mi, por su reino, por nosotros— alzó sus manos a los laterales como si diera un abrazo—. Por Himiko.
Un grito de guerra se escuchó por todo el patio, los protectores de mayor rango veían desde arriba con seriedad a cada uno de ellos.
—Preparense— la reina suspiro—. Subiremos a las plataformas como siempre y cuando ellos ataquen respondan con la misma fuerza.
Gon fue acercándose poco a poco a Killua, no podían salir lo mejor sería esperar en la zona de entrenamiento. Cuando vio su reloj de arena en su cuello notó que pronto serían las cinco. Sus nervios comenzaron a sentirse aún peor, incluso sentía asco.
Cuando vio que la reina entraba en otra habitación después de las últimas palabras a las que no les puso atención. Todos en el patio comenzaron a equiparse, las armas retractiles eran la mejor opción para esta situación.
Gon llegó dónde Killua esperaba:—Sigueme— el alfa hizo lo que el omega le pidió caminaron hasta llegar a un domo más grande donde igual habían soldados y solis. Pronto Gon los dirigió a una habitación pequeña en dónde ambos entraron.
—¿Ella era la reina?— preguntó Killua sorprendido—. Había escuchado que su presencia era demasiado, pero... Los rumores se quedan cortos— dijo genuino.
—Ella es una dominante— dijo quitando la máscara y secando su frente—. Tiene bastante presencia.
—Una dominante— repitió—. Si ser un alfa dominante es un problema no me imagino un omega.
Gon lo miro con curiosidad bien disimulada, tenía sentido por la gran estatura y el aroma aunque no lo había dejado salir de forma natural mientras dormía fue otro asunto. Era muy fuerte, ahora entendía la resistencia al somnífero.
—Si— asintio—. Ser un dominante es una mierda.
Ambos se miraron, Gon quiso reír ante el desconcierto que pasó a la comprensión en el rostro contrario.
—¿Por qué estabas en los calabozos?— preguntó de repente.
—Me castigaron— se alzó de hombros—. La madre superior creyó que sería una buena lección.
—¿Por eso los golpes?— con un movimiento de cabeza señaló a los moretones en su pómulo.
—Si, digamos que si— sus dedos fueron de forma inconsciente al lugar—. No tienes que desconfiar si ese el problema.
—En realidad confío más en alguien que estuvo en problemas en su propio reino— le sonrió.
—Tiene lógica— respondió viendo a la ventana que daba al patio, muchos ya estaban saliendo—. Pronto será el momento. Atento.
Killua asintió, Canary había dejado una pistola en sus ropas además de una navaja no eran sus armas favoritas pero de algo servían aquí. La ansiedad comenzaba a ser molesta.
—Cuando escuches la voz de...— antes de pudiera explicar la voz fuerte de la reina empezó a sonar aunque con bastante eco pero se podía apreciar lo que decía—. Killua, tengo que decirte algo.
Killua lo miro alarmado, al ver los ojos indecisos de Gon:—Ahora mismo es posible que tú... Y Bisky vean algo imposible...— Killua parecía no entender sus palabras—. Por lo que más quieras, no hagas preguntas.
Killua asintio aunque no estuviera entendiendo nada.
Bisky estaba preparada, había una muy pequeña multitud la mayoría veía a los alrededores con bastante sospecha. Aunque estuvieran los arreglos realmente no se podía ver mayor felicidad. La alfa suspiro, justo cuando eran las cuatro y media del cielo llegaron dos plataformas echas de un mármol blanco con detalles dorados.
Habían tres, dos a los laterales y una más en medio, más pequeña y en la que se podía divisar el logo del reino. Bisky se maravillo al ver esa tecnología. Flotaban con propulsores que estaban debajo en el suelo de las mismas. Pronto también dos pantallas se presentaron, grandes que mostraban todo el lugar.
Justo después, de un tiempo las plataformas bajaron dejando que varias personas se subieran, Bisky vio que todos llevaban la misma túnica y la misma máscara. Todos ellos en las plataformas más largas, luego una mujer fue vista en la tercera plataforma. La reina Nagisa.
Bisky vio como todos reverenciaban hincandose por lo que siguiendo a los demás también lo hizo. Cinco segundos después todos se levantaron esperando las palabras de la reina, el lugar se empezaba a emocionar, los ojos de todos ahí brillaban con jubiló.
—¡Hijos de la Luna!— se escuchó su voz retumbar por todo el lugar—. Es una alegría para mí poder pasar este momento con todos ustedes.
Bisky miraba al cielo, era muy hermoso el hecho de que la plataforma pareciera estar exactamente situada dónde el sol también lo estaba.
—Hoy como cada tres años, obtendremos la energía de nuestra Diosa, y la bendición de nuestro Sol— justo cuando dijo esto, la Luna y el Sol ambos astros comenzaron a juntarse—. Hoy ganaremos esto mi gente— sus palabras llevaban un tinte bastante oscuro que hizo a Bisky ponerse alerta—. Hoy, seguiremos en la cima.
Los segundos pasaron tan lentos, pronto el cielo comenzó a ponerse de color oscuro, Bisky vio con sorpresa como una luz amarilla de gran intensidad surgió de la unión de ambos astros, la luz viajo a la plataforma en un estruendo y la mujer que estaba dentro de la misma levito con sus manos extendidas como si se estuviera alimentando de la misma. La misma luz se hizo aún más brillante.
¿Qué mierda estaba pasando?
Aún es shock con la respiración agitada, cuatro explosiones se hicieron escuchar.
—¡Ahora!—
Bisky escucho el sonido de un gong junto al de una corneta, era el sonido de una batalla, las personas de las plataformas saltaron de la misma con varias armas brillantes con intensidad.
Bisky se recuperó del shock de inmediato, comenzando a pelear también, aún sin saber a quienes debía de atacar. Gotas de lluvia comenzaron a caer.
¿En qué mierda se acababan de meter?
Las explosiones se escucharon, Gon salió corriendo del lugar seguido de Killua.
—¡Están entrando al palacio!— grito uno de los soldados.
—Preparense— un protector con una mirada tal tranquila que podría hacerte temblar saco de un anillo en su mano un arma larga con púas en la parte posterior. Killua vio sorprendido que de esta salía un brillo intenso.
—¡Protejan la entrada a la casa de las flores!— se escuchó su voz fuerte—. ¡Protejan el santuario!
Gon sintió su hombro arder al igual que su abdomen picar. Era su núcleo, el eclipse lo estaba alterando.
—Vamos Killua tu hermana está abajo— susurró el chico comenzando a correr de lado contrario del que estaban todos esperando a la pelea.
—¿Gon, estás bien?— la pregunta lo hizo tropezar—. Estás muy pálido.
—Estoy bien— dijo sin dejar de correr—. Los calabozos están por aquí.
Ambos llegaron a la puerta que estaba cerrada obviamente, Gon pudo abrirla con un alambre Killua entro corriendo.
—¡Alluka!— se escuchó el gritó, el alfa corrió a la celda dónde el sollozo de su hermana se escuchó.
—¡Aquí Killua!— gritó aliviada, lágrimas bajando por su rostro detrás de él Gon la miraba sin expresión—. Gracias.
—No me agradezcas ahora— suspiro viendo al albino—. Killua tenemos que ir por el otro chico.
Juntos abrieron la celda, Gon también abrió la de Ume abrazándola.
—Te sacaré de aquí Ume— dijo sonriendo—. Podrás esconderte en otro lugar.
La chica nego con la cabeza sosteniendo su costilla:—No Gon, mi historia acabo aquí.
—¿Qué?— preguntó sin entenderla—. ¿De que hablas?
—Me ejecutaran— Gon comenzó a respirar con dificultad—. Y si me voy jamás volveré a ver a mi hermana.
—Pero...— Ume sonrió con cariño, lo abrazo con fuerza—. ¿Por qué?
La mujer nego con la cabeza con una pequeña sonrisa en sus labios apretando sus manos con cariños.
—Ve y haz lo que tengas que hacer— se separó viendo a los hermanos que también se abrazaban—. Ayudaré a Alluka con el otro chico.
—Gracias— Gon volvió a abrazar a la mujer con lágrimas formándose en sus ojos—. En serio.
—Vete, ahora.
—¡Killua, vámonos!— dijo el moreno con las manos temblorosas.
Ambos salieron de los calabozos, Killua seguía al moreno que estaba más serio que hace unos momentos. Juntos fueron a la parte derecha del palacio, subieron las escaleras llegando a una puerta enorme de color rojo y dorado, ambos la abrieron.
Al entrar, velas alumbraron el pasillo. Habían dos puertas una dónde estaba el santuario, la otra era la habitación de la reina.
Juntos entraron, el ambiente paso a ser uno frío. Enfrente de ellos había una estatua de piedra, una mujer Killua suponía Himiko, debajo de ella habían varias flores, incienso y fruta además de pequeños juguetes de madera con forma de zorro.
—Lo que buscas está aquí— Gon camino a otro gran mueble dónde habían muchas reliquias, jarrones, peinetas, abanicos, joyas y arriba en la pared estaban varias pinturas colgadas—. Son objetos que pertenecieron a nuestros antiguos monarcas— explico Gon abriendo un joyero de cristal donde estaba un collar de piedras preciosas—. Y de la misma Himiko.
—Las veneran— afirmó el alfa colocándose detrás de él, mientras Gon sostenía el collar con delicadeza y una elegancia casi hipnotizante de la misma forma en la que tocó al zorro. Vio al omega suspirar con los ojos cerrados llevo el collar a su frente con respeto, luego susurró algo inaudible a las piedras. Abriendo los ojos guardo el collar en una bolsa de tela oscura con ayuda de Killua ambos bajaron la pintura.
Quitaron el marco y con mucho cuidado lo guardaron en un estuche circular hecho de bambú. Killua se lo colgó en el hombro y antes de salir del lugar Gon hizo una reverencia a la estatua de la reina Himiko. El albino no era religioso y sinceramente jamás le interesó ese mundo, sin embargo verlo en el omega.
Era hermoso. Ver la genuina fé y el respeto brillar en sus ojos, así como la forma en la que parecía pedir era... Fascinante de ver. Se alejo para darle privacidad, se quedó parado a un lado de la gran puerta.
No pasaron muchos segundos cuando el omega lo siguió con una mirada complicada de describir.
Al salir escucharon el ruido, se miraron y con un asentimiento salieron. Gon vio que en el pasillo habían alfas peleando con los terroristas... Todos ellos llevaban máscaras, sus ojos se expandieron cuando vio alfas de su reino peleando también.
Los terroristas se habían aliado con la resistencia.
Por eso sabían tanto.
Un tipo corrio hacia el blandiendo un arma pesada de acero, Gon con agilidad evadió el estruendo de la arma en el suelo, se puso en posición de combate viendo los ojos del hombre por la máscara, con un pisotón Gon alzó una lanza que estaba ahí en el suelo.
Su entrenamiento hacía que pudiera ocupar cualquier arma. Miro de reojo a Killua que también había empezado a pelear.
Suspiro, no tenía otra opción.
Holaaaa.
¿Cómo están? Espero bien.
Oigan he de decir que mi parte favorita de este cap fue cuando Gon y Killua llegan al santuario, no sé pero me encanta leerlo.
Nos leemos la siguiente actu. Cuidense mucho. 💗
Bye bye.
-Annie ☾-
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