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𝙸𝙸. 𝙻𝚊𝚜 𝙿𝚛𝚞𝚎𝚋𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝚀𝚞𝚒𝚍𝚍𝚒𝚝𝚌𝚑

― Entonces, ¿solo buscamos el nombre de mi... tataratataratataratatara...?

― De tu familiar, sí. Solo lo buscamos entre los múltiples graduados de Hogwarts de su generación, y vemos que fue de su vida, tal vez eso nos de pistas de donde pudo dejar el código de su caja...

Draco empezó a buscar entre las estanterías de la biblioteca, prestando suma atención a los títulos de los libros. Izaro solo le seguía el paso, admirando la seriedad que le daba al asunto.

― Anuario... de 1849, 1850.... Aquí esta, es este. – Draco sacó un gran libro rojo, se sentó en la primera mesa que encontró y empezó a hojear con brusquedad.

Izaro intentaba leer los nombres de las hojas que Draco pasaba.

― No encuentro nada. – comentó Draco, apunto de empezar a buscar de nuevo. Pero, Izaro tomo el libro de sus manos, y empezó a hojear, teniendo más paciencia que Draco, y mucho mejor ojo.

― Aquí. Dominik White, Santo Merlín es idéntico a mi padre, no me había dado cuenta de lo parecidos que son...

― No le veo mucho parecido, se parece más a ti.

― Yo me parezco a mi padre.

― Solo tienes su color de pelo, tienes la cara de tu madre.

Izaro observó a Draco con el ceño fruncido.

― ¿Cómo estas tan seguro?

― Las fotos de la biblioteca de tu casa.

Draco volvió su mirada al libro, leyendo un poco de lo que venía junto a la foto del graduado.

― Fue el delegado de su generación. Conocido por sus buenos encantamientos. En su frase dice "Romper maldiciones será mi legado" Supongo que se convirtió en un rompe maldiciones.

― Nada puede estar por aquí que recuerde a los rompe maldiciones, ¿no?

― Quien sabe, podemos buscar en el salón de Defensa de Artes Oscuras... Por cierto, ¿Qué tal tu clase con Lockhart?

― No se como Hermione lo admira tanto, me parece muy bobo. Su examen fue tan... por dios, saque tres respuestas correctas. TRES. Me sentí tan estúpida. ¿Cómo te fue a ti hoy?

― Bien, clases aburridas, esos malditos bicharracos plantagoricos.

― Mandrágoras.

― Lo que sea. – Izaro rio, lo que provocó que Draco sonriera al instante. – Y una agradable sesión de "molesta a popotter"

― Te falto originalidad en el apodo, Malfoy.

Draco bufó, y la miro a los ojos, levantando una ceja, con una sonrisa ladeada.

― Soy lo más original e imaginativo que verás hoy, Samay.

― No me digas así, solo mi tía lo hace cuando me va a regañar. – Izaro cerró el libro que aún tenía en mano, y se levantó.

― ¿A dónde vas?

― Hoy es mi prueba de Quidditch, ¿lo olvidaste?

Draco mascullo una grosería mientras se levantaba con rapidez.

― Lo olvide, espérame, te acompaño.

― No te preocupes, Cedric está ahí, va a ser parte de la prueba, ¿tienes algo que hacer?

Draco hizo una mueca notable, y tomo con brusquedad el libro de las manos de Izaro.

― No, no tengo nada que hacer. Pero no me preocupo, Cedric estará contigo. Suerte en tu prueba. – Draco dejó el libro en una estantería cualquiera y salió apresurado de la biblioteca. Iza salió tras él.

― Oh no. Tú no te pondrás celoso, Malfoy.

― No estoy celoso, White.

― Lo estás. ¿Sabes que tengo derecho a enojarme, ¿no? Olvidaste la prueba. En "tu prueba" estuve animándote desde que inicio el día hasta que termino. – Izaro hizo comillas con los dedos, iban caminando apresurados, al parecer sin dirección alguna. Draco paró, y se dio la vuelta, fuera de sí.

― Yo no te pedí que estuvieras ahí. Eres tu que no tienes amigos.

― Se que no lo dices enserio, estas celoso y por eso eres cruel.

― No eres tan importante para mi como para estar celoso.

Al instante los dos se dieron cuenta del error.

Izaro abrió los ojos como platos, impactada.

Draco abrió la boca para argumentar a su favor, pero fue interrumpido.

― Que olvides las cosas que son importantes para mi te lo acepto, Malfoy. Pero que me insultes solo por que estas celoso de mi amistad con Cedric, y que tengas que hacerlo solo para descargar esa furia injustificada. A mi no, Malfoy. Vete a la mierda.

― Que grosera... - murmuró, avergonzado pero orgulloso.

Izaro se dio la vuelta y empezó a caminar hacia los terrenos exteriores del castillo, en ellos, se encontró a Cedric.

― ¿¡Emocionada!? Dios, por fin entrarás al equipo. Que emoción. ¿Estas bien? No te ves bien. Te ves furiosa.

― Malfoy.

― ¿Qué no es tu mejor amigo? ¿Qué hizo? ¿No iba a venir a verte?

― Lo olvido, y se puso celoso de ti

― ¿De mí? Solo somos amigos. ¿El no es tu amigo? ¿Son pareja?

― Muchas preguntas, poco humor.

― Ve el lado bueno, enojada volarás mejor.

Izaro rio.

―Tal vez. ¿Mi escoba?

― En los vestuarios, con tu ropa provisional.

― Gracias Cedric. Ve al Campo, voy a cambiarme.

Se dividieron hacia lados diferentes, Cedric hacia el campo e Iza hacia los vestidores, al llegar, logró observar un montón de nuevos nerviosos por su prueba, vistiendo un uniforme provisional. Entre los muchos, pudo observar a Justin brincando de un pie a otro.

Izaro se acercó a él con una sonrisa.

― Hola Justin, no sabía que harías la prueba. ¿A qué quieres llegar?

― A golpeador, pero me han dicho que tengo brazos de espagueti y una complexión muy pequeña. ¿Qué opinas?

― Mmmm... - Izaro dio un giro 360° alrededor de Justin evaluándolo. – Estas bien, mira a Fred y George Weasley, ellos también son de baja estatura y son buenísimos. Solo asegúrate de que el bate no te pese, tienes buen brazo ¿no?

― De hecho, en el mundo muggle solía jugar baseball. Es muy parecido, también hay bateadores, pero no hay aros, y hay cuatro esquinas diferentes...

En ese momento, apareció en la puerta del vestidor, Zataran, el capitán del equipo. Llevaba la caja donde se guardaban las diferentes pelotas de Quidditch, además de una gran sonrisa en el rostro.

― Bien chicos, arriba. Su prueba inicia al pasar esta puerta, quiero que todos calentemos. El equipo oficial está afuera, esperando poder dirigir a algunos nuevos. Recuerden que ellos también están a prueba para retomar sus puestos, así que, si alguno sabe que es mejor que uno de nuestros veteranos, demuéstrelo. Como saben, soy cazador así que aspirantes a cazador, vengan conmigo.

Izaro, una chica de pecas y ojos azules, y un chico alto y delgado de grandes orejas, caminaron hacia la puerta, saliendo del vestidor. Se miraron entre sí, estaban casi seguros que Dabitha Morgan, la cazadora del equipo, se quedaría en el puesto, así que, dos de ellos, quedarían fuera o de suplentes.

Zataran los guío al centro del campo, y lejos de ellos, Cedric se encontraba guiando a los "futuros buscadores" aunque todos sabían que Cedric se quedaría con el puesto y ahí nada más buscaban un suplente. El chico sintió que lo miraban, y al encontrarse con los ojos de Izaro, le guiñó, mostrando su cautivadora sonrisa. Izaro se la respondió.

― Bien chicos, daremos cinco vueltas al campo, la primera vuelta la quiero despacio, la segunda a toda velocidad, la tercera la quiero parados en la escoba, surfeando. Las ultimas dos las quiero libres, ¿alguna pregunta?

La pecosa, con gesto dudoso, levanto la mano.

― ¿Sí? Mmmm... ¿Eres Matilda no?

― Si, ¿qué pasa si no sabemos surfear en nuestras escobas?

― Pueden intentarlo, pero no lo recomiendo. Si ese es el caso, avísenme e iré a echarles una manita. Miren, ahí viene Dabitha, también pueden pedirle ayuda a ella.

Dabitha era una chica de quinto año, según tenía entendido Izaro, era famosa por sus bromas a Snape, algo perezosa, y amante apasionada del Quidditch. Caminaba hacia ellos, dejando su rubia melena volar con el repentino viento. Parecía sacada de una película, e Izaro nunca había visto una.

― Hola chicos, esfuércense mucho, si ocupan ayuda, grítenme. ¿Empezamos Zati?

― Zataran.

― Zati es mejor.

― Lo que sea, empecemos. Desde aquí chicos, tengan cuidado. Y tú, la blanquita. ¿White no? Que irónico, tu escoba es genial. ¿Es cierto que...?

― Si, tiene frenos automáticos.

― Genial, hablemos de ella luego. Vamos chicos, arriba.

Los tres novatos se miraron y empezaron a volar, lentamente viendo como los demás llegaban al campo, y se unían a sus diferentes "instructores". En las gradas, el joven Draco, se sentaba en estas, con sus gorilas detrás, mirando toda la práctica.

Las pruebas avanzaron bien, hicieron partidos improvisados, los cazadores pusieron a prueba a los guardianes y los golpeadores se pusieron a prueba intentando golpear a los cazadores. Fue divertido, y para al final de las pruebas, Zataran ya sabía quién sería su nueva cazadora.

Izaro White volaba con una gracia muy palpable, al principio, pensó que ella no tenía lo que se necesitaba para ser cazadora. Pero en los partidos improvisados, lo sorprendió por completo, sus ataques y defensas eran completamente agresivas y analíticas. Zataran pudo observar como ella miraba toda la escena para saber que hacer. Izaro se elevaba para ver todo el campo por completo, y no duraba más de unos segundos para regresar con una estrategia.

El problema, a los ojos de Zataran, era que no sabia compartir sus estrategias, las planeaba para si misma, para una sola persona. Y eso sería complicado de cambiar. Sin embargo, eso no cambiaba que había metido 6 anotaciones, ni lo bien que era para adaptarse a las situaciones. Ella era su elegida.

― Bien chicos, buen trabajo a todos. El día de hoy, a las 8 pm, podrán ver después de la cena, en el tablero, los resultados y escogidos. Los entrenamientos, se les entregará mañana en papel, y ya, es todo. Gracias por venir.

Izaro suspiro, cansada y se fue caminando con Cedric, conversando sobre el día y las pruebas.

― Draco vino a verte.

― Lo vi.

― ¿Hablarás con él?

― Hoy no. Esta vez se pasó, pero no estoy enojada, ni nada; me siento indiferente. Pero quiero darle un susto, siempre lo perdono rápido.

― Esta bien, solo no te pases, el tiene sentimientos. Me voy a comer con una chica de Ravenclaw que acabo de conocer, es linda. ¿Te veo en la noche?

― Claro, suerte.

― ¡Entraste Izaro! Deberíamos hacerte una fiesta. Lastima que ya todos comimos y estamos llenos. – Leanne bufó, aburrida. Izaro estaba junto a sus compañeras de cuarto, viendo en el tablero de anuncios el nombre de la blanquita en él. Cedric se encontraba por ahí, festejando con sus amigos su renovación del puesto.

― No pasa nada, podemos festejar después, ahora solo quiero dormir. Me voy al cuarto, hasta mañana chicas. – se despidió de las niñas con un gesto flojo con la mano, y se fue directo a la cama, donde al llegar, encontró el ya conocido búho de Draco, dejando una carta, para salir por la puerta de la habitación.

Izaro hizo una mueca, y tomo la carta, un poco ansiosa.

"Lamento haber sido grosero, no tenía una razón coherente para serlo. Lo hiciste genial en la prueba, como siempre. No necesito ver los resultados para saber que entraste, felicidades."

Junto a la carta, había un pequeño dulce trabalenguas, Izaro los amaba, aunque terminaba sin poder hablar.

La niña, dejo la carta en su mesa de noche, y el dulce lo escondió debajo de su cama, sabiendo que Megan y Leanne podrían comérselo. Se fue a dormir, teniendo en claro que tendría que aceptar las disculpas de Draco en la mañana.

Durmió con una ligera sonrisa en su rostro. 

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