
Capítulo 3
〖☽〗 07/03/2024【☾】
...
La vida pasaba cada vez más lenta para una persona que hacía mucho que había dejado de sentirla.
Durante unos instantes, se distrae pensando en el pasado. Intentando averiguar el momento exacto en el que todo cambió para no llegar a reconocerse actualmente.
Hacía unos días todo estaba bien y aún no había salido de su zona de confort.
Indecisa y sin saber que hacer, continúa intentado hacerse con el control de sus emociones, pero sus esfuerzos resultan en vano.
Los segundos pasaban lentamente en su pequeño infierno personal, mientras sigue sin encontrar nada que responda a su pregunta: ¿qué va a hacer ahora?
Escucha ruidos de fondo que la desconcentran, pero no consiguen hacer que se inmute. Sabe que son sus vecinos arreglándolo todo antes de irse.
Cuando el sonido cesa, reúne suficientes fuerzas para levantarse de la cama, y entre resoplidos lo consigue finalmente.
Tiene una única cosa clara: necesita pensar y relajarse.
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El banco cruje cuando se sienta. Las hojas de los árboles caen a su alrededor formando una escena mágica que es incapaz de disfrutar.
No sabe que hacer. Las emociones se enredan en su pecho y descienden hasta su estómago, donde acaban formando un terrible nudo difícil de deshacer.
Sus manos comienzan a sudar mientras su corazón late descontroladamente en su pecho. Sin lugar a dudas no sabe qué ocurrirá a continuación y eso le aterra.
Teniendo ya una cosa clara, se da momentáneamente por satisfecha.
Después de todo, duda tener suficiente valor como para seguir indagando en la marea de emociones que trepa por su pecho. Solo lleva cinco minutos, y ya siente las espinas del miedo atenazándole la garganta.
Aún así, no se deja llevar tan fácilmente. Respira hondo una, dos y hasta tres veces.
Finalmente, consigue relajar ligeramente su alocado corazón.
Aprovechando ese efímero instante de debilidad, las lágrimas intentan escaparse de sus ojos. Ella lucha para detenerlas, y pese a eso, algunas logran escapar y acaban recorriendo sus mejillas; dejando tras de sí un camino húmedo y ardiente.
Unas simples gotas de agua que parecen quemarle y que hacen que se percate del tsunami, que se desarrolla en su interior.
No desea pensar en nada, pero le es imposible. Muchas veces ha deseado poder tener la capacidad de dejar la mente en blanco y poder olvidar así sus emociones, junto con todo aquello que le atormenta.
El banco vuelve a crujir y ella se obliga a relajarse. Sin necesidad de girarse, nota una respiración a su lado y se remueve incómoda.
La otra persona no dice nada y ella hace lo mismo. Cuando el silencio comienza a hacerse demasiado denso para ambos, un desagradable carraspeo le recuerda la presencia de otro ser vivo a su lado.
—¿Qué te parece si nos tomamos un café en aquel restaurante de allí delante? —Su voz es suave, casi como si temiese asustarla. Está a pocos centímetros de su rostro y eso hace que consiga ponerle nerviosa. Una de sus manos descansa en su hombro, rozándola con sus largos dedos. —Somos solo dos personas que no nos conocemos de nada, pero eso es algo que puede cambiar...
—Justo por eso, no sé quién eres y únicamente me estás molestando. —Ella se gira a mitad resoplido molesta por la situación. Si hubiera sido cualquier otro día, habría aceptado encantada.
Después de todo, para conocerse antes se debía ser unos completos extraños, ¿no?
La única pega, era que justo ese día necesitaba un tiempo para sí misma; para pensar en todo aquello que estaba sucediendo, aquellas cosas que le afectaban tanto por dentro.
Puede que en el fondo desease quedar con ese apuesto desconocido, invitarlo a cenar y hasta quizás besarle para comprobar si así era capaz de olvidarse de todo ese terrible asunto con Liam.
Pese a eso, algo la detuvo. No sabía el motivo ni la causa, pero algo le decía que aquel no era el momento indicado para conocerle. Algo en su interior no dejaba de susurrarle que se volverían a encontrar, que sólo necesitaba tiempo y mucha paciencia.
Ella creía en el destino, era una completa romántica de pies a cabeza y se dejó llevar por esa extraña sensación.
Sin darse cuenta siquiera, comenzó a sonreír como una completa estúpida.
La sonrisa únicamente hizo que elevarse de manera ligera, las comisuras de los labios, pero fue suficiente como para saber que aquel curioso encuentro le había gustado.
Aunque se negase a reconocerlo, el peculiar joven que tenía delante; con el pelo revuelto, las mejillas ligeramente sonrojadas y unos ojos que conseguían penetrarle con la mirada, había causado un gran impacto en su interior.
Sin duda, esperaba que se volvieran a encontrar de nuevo, y a ser preferible, lo antes posible. Aunque siendo sincera, ahora le sabía bastante mal haber sido tan desagradable en su primer intercambio de palabras.
Quizás simplemente era atracción física lo que sentía, pero aún así. Aquel chico no se merecía la frialdad con la que le había tratado antes. Y dispuesta a intentar remediarlo, abrió la boca con un terrible nudo en la garganta, pero él se le adelantó.
—Recuerda que todo siempre acaba pasando... —La voz del desconocido volvía a traerla de vuelta a la realidad y casi como si le hubiera leído la mente, acababa de decir algo en lo que ella estaba pensando. —Estoy seguro de que nos volveremos a ver, eso no lo dudo. Pero espero que esa próxima vez, la luz de tu sonrisa sí ilumine tus ojos.
Como una tonta, ella simplemente le mira boquiabierta. Había desarmado por completo todas las frases que hacía unos instantes tenía tan claro que debía decir.
De manera que, incapaz de encontrar siquiera su voz, observa anonadada como el joven deja caer su mano hasta su bolsillo. Dejándole una flor que en ningún momento ha visto que haya arrancado o tomado de ningún sitio.
A continuación, él se levanta y se marcha lentamente.
Nunca lo reconocería, pero lo que más deseaba en ese momento, era levantarse y buscarlo. Finalmente, por una vez en su vida, dejó de lado a su cerebro y escuchó lo que su corazón quería decirle: debía mantenerse cerca de él y por ende, seguirle. Y así lo hizo.
✫・。. 𝕯𝖊𝖓𝖓𝖆 ‧ *・༓☾
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