Han transcurrido tres largos días desde que tuve aquel encuentro con el rubio y puedo asegurar que no he perdido las esperanzas de tenerlo entre mis piernas porque sé que tarde o temprano ese maldito dios griego caerá a mis pies y lo voy a disfrutar tanto.

—Te ves patético— soltó Jeongin tras sentarse a mi lado.

—Gracias— dije con sarcasmo.

—Estudiantes, ¿adivinen que loca idea tengo conmigo el día de hoy? — preguntó el profesor tras entrar al aula.

Los estudiantes soltaron quejidos puesto que sabemos exactamente que el profesor tiene con él una tonta idea que nos hará perder la cabeza y no existe nada en el mundo que pueda detenerle.

—Sé perfectamente que aman mis ideas, es por ello, que decidí hacer una actividad muy emocionante y única... ¡Les va a encantar! — nos aseguró con tono sarcástico tras aplaudir y de pronto entraron dos hombres con varias cajas y las colocaron al frente del aula.

El profesor Heechul es sumamente experto en hacernos sufrir indirectamente, pero eso no quita el hecho de que es experto en su materia y siempre busca la manera de hacernos entender a la perfección cada uno de los temas.

—Mis queridos alumnos, prepárense para perder la cabeza.

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—¡Puta madre! — gritó con frustración Hyunjin tras encontrase conmigo. —¿Por qué demonios tuve que venir este día?

Solté una risita. —¡Te ves extremadamente patético, querido! — solté con sarcasmo —No hagas esos pucheros que te vas a arrugar muy joven...

—Minho, cierra la boca o te haré pagar por lo que me has hecho.

Al enterarme de la actividad que nos dio el profesor Heechul, decidí llamarle a Hyunjin y le dije que la actividad era de suma importancia puesto que, de esto dependería si lograríamos aprobar el curso o no; el muy estúpido vino corriendo y se enojó cuando se encontró con la cruda y cruel realidad.

—¿Qué me harás? ¿Follarme hasta dejarme invalido?

Hyunjin arrastró la mirada hacia a mí y sonrió perversamente. —No me des ideas, Minho.

Le saqué la lengua a modo de respuesta, así que él me mostró su dedo medio.

El profesor Heechul ha decidido darnos un maldito bebé de juguete con la intención de que comprendiéramos muy bien que no es fácil tener un hijo cuando se es muy joven; quizá todo hubiera estado mejor si mi esposo falso fuera Hyunjin, sin embargo, debo encontrar a mi esposo que ha sido elegido por el profesor que le encanta emparejar a chicos con chicos puesto que le divierte.

—Minho, ¿cómo vas con...? — Jeongin se quedó en silencio tras encontrarse con la mirada oscura y penetrante que le ha dirigido Hyunjin.

—¿Con qué? — le incité a continuar.

—¿No me vas a presentar, Minho?

Rodeé los ojos. —Jeongin, él es mi amigo Hyunjin. Hyunjin, él es mi amigo Jeongin y no te atrevas en hacerle daño porque te haré pagar por ello— le advertí con tono serio.

—¿Crees que soy capaz de meterme con todo lo que tenga agujero?

—Sí.

Hyunjin simplemente se giró hacia Jeongin y dijo—: Es un placer, Jeongin.

—Lo mismo digo— sonrió con timidez el pequeño angelito y sentí que he cometido un gravísimo error al presentarlos ya que Hyunjin no tiene nada más que perversión en su cabezota.

—Deberíamos de buscar a los padres de nuestras bendiciones— suspiré.

—El padre del mío es...— Jeongin miró el papel y sus ojos casi se salen de su lugar, rápidamente elevó la mirada hacia Hyunjin y dijo—: Eres tú.

Hice una mueca de asco y tomé a mi bebé falso—: Entonces, me iré a buscar al padre de mi querido bastardo.

Supuestamente el sorteo ha sido al azar, así que, abrí el papel y miré el nombre que aparece en este y automáticamente una gran sonrisa cubrió casi todo mi rostro y me sentí flotar en el cielo.

"Bendito sea el señor, una oportunidad más para tentarlo", pensé con alegría.

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—A ver si entendí— dije tras dejar al bebé sobre una de las mesas de la cafetería. —Me estás diciendo que no te harás responsable, ¿por qué?

—Niño, tengo mejores cosas que hacer.

Rodeé los ojos y me crucé de brazos. —Me importa una reverenda mierda si tienes mejores cosas que hacer. ¡Debes hacerte cargo de tu hijo! — solté con frustración. No puedo dejar que el rubio se niegue a hacerse cargo puesto que mi calificación está en juego. —Ese niño no se hizo por obra del espíritu santo, así que, vamos, cumple con tu maldito papel.

—Lo haré. Solo porque mi calificación depende de esto, de lo contrario, ni siquiera me acercaría a ti— soltó con desdén.

Me giré hacia las puertas de la cafetería y comencé a andar, sin embargo, el rubio me detuvo y me giró hacia él con fuerza. —¿No piensas llevarte al bebé?

—Dado que estamos pasando por un divorcio este fin de semana te lo quedarás tú— me solté de su agarre y continué con mi camino.

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—Es un patán. Tú padre es un completo patán— le dije al bebé tras colocarlo sobre el techo del auto ya que no encuentro las llaves. —¿Dónde demonios dejé las llaves? — me pregunté a mi mismo. El contenido de mi mochila cayó sobre el suelo y respiré profundamente para no perder el poco control que me queda.

—¡Santa mierda! — exclamé con frustración tras aventar con fuerza la mochila al suelo e hice una rabieta infantil al ver como cayó el bebé al suelo.

Chasqueé los dedos y sonreí abiertamente tras encontrar las llaves del auto en el bolsillo trasero de mi pantalón.

—¿Qué demonios haces? — el rubio apareció de la nada, así que di un salto involuntario a causa del susto.

—¿Por qué me asustas?

—¿Por qué está el bebé sobre el suelo? — ignoró por completo mi pregunta y decidió tomar al bebé.

—Ah, el bastardito me estaba ayudando a encontrar las llaves del auto.

El rubio me miró con una expresión de frialdad en su rostro y me señaló con su largo dedo índice. —No dejaré que te tomes a la ligera esto.

Amo cuando me mira de esa manera tan fría y llena de odio porque sé perfectamente que el odio se convierte en amor.

—Rubio, tranquilo— le sonreí tras tomar su dedo en mi mano y bajarlo —, soy un padre primerizo y cometo errores como todos.

—Mi nombre Christopher.

—Chris, mi nombre Minho.

Me encanta pronunciar su nombre.

—¿No crees que el basta... bebé debería de tener un nombre? — pregunté tras recoger mis partencias del suelo.

—Después pensaremos en ello.

—Recuerda que solo tenemos un mes para nombrarlo, de lo contrario, podría llamarse no nombre y se burlarían de nuestra criatura. Eso sería cruel, ¿no lo crees?

—Mañana lo decidiremos, por ahora, me debo ir.

Chris me entregó el bebé, así que, abulté mis labios y los señalé con mi diestra. —¿Y mi besito de despedida?

El rubio simplemente rodó los ojos y desapareció de mi vista.

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[✐━] Capítulo corregido: mayo 04, 2022.