Vamos por un helado
La semana transcurrió con total normalidad para Minho, su rutina seguía siendo la misma, nada había cambiado a pesar de que en alguna ocasión se encontró con Jisung en los pasillos, saludándolo cortamente. Eso no era suficiente para alterar sus días, hasta que el sábado por la noche al encontrarse sin ningún plan especial, Chan decidió invitar a sus vecinos a su departamento, utilizando la excusa de darles una bienvenida al edificio.
Chan realmente estaba interesado en Félix.
—Solo es un día, Minho, ser amable con los demás no va a matarte.
—No estoy de acuerdo con que los invites en mis días de descanso.
—Pensé que Jisung te agradaba—esperó a ver su reacción, pero Minho mantuvo la misma expresión.
—Hablé con él un par de veces, es todo—respondió con desinterés, encargándose de arreglar un poco el lugar.
—Eso es más de lo que normalmente haces con las personas—sonrió burlesco—Ni siquiera saludas.
Minho se encogió de hombros y dejó el tema, negándose rotundamente a darle vueltas a algo que en definitiva, no era importante.
—¿Puedo quedarme encerrado en mi habitación?
—No puedes—se negó de inmediato—Tienes que estar conmigo y hacerlos sentir bienvenidos.
—Y me pides eso a mí—murmuró, terminando de acomodar las cosas en su lugar—Voy a ducharme, recíbelos tú.
Chan hizo un sonido de aprobación, concentrado en terminar la cena.
Minho suspiró frustrado, socializar no era su fuerte, nunca sabía sobre qué hablar y hablar sobre él mismo no era una opción, odiaba hablar de su vida. Se encerró en el baño, tomándose todo el tiempo necesario para ducharse, tardándose a propósito; Chan iba a molestarse, pero eso tampoco le preocupaba.
Cuando decidió que había pasado el tiempo suficiente, salió del baño bueno se dirigió a su habitación, vistiéndose con su ropa más cómoda. Varios minutos después salió hacia la sala, encontrándose con Chan demasiado cerca de Félix, ambos sin haberse dado cuenta de su presencia.
—Entonces... ¿Ya está la cena?—habló en voz alta, sobresaltando al par.
—Minho, ahí estás—Chan rió nervioso, haciéndose a un lado del peligris—Estábamos esperándote.
—Se nota—dijo sarcásticamente, sonriéndoles. Su mirada viajó hacia todo el lugar, frunciendo el ceño al darse cuenta de que faltaba su vecino—¿Y Jisung?
—Oh, si—habló Félix, viéndolo—No pudo venir, dijo que tenía mucha tarea y que debía terminarla.
—Es una lástima, seremos solo nosotros tres entonces—dijo Chan, acercándose al sofá con los platos de comida servidos, siendo seguido por Félix,
Minho no respondió y se dirigió a la cocina, escuchando la vaga conversión de Félix con su amigo. Sin detenerse a pensar demasiado en sus acciones y las consecuencias de estas, buscó entre los gabinetes un recipiente en donde guardar comida, vertiendo un poco de lasaña dentro de este para luego cerrarlo con la tapa.
—Voy a salir—avisó, dirigiéndose a la puerta.
—¿No vas a cenar con nosotros?—preguntó Chan un tanto confundido, habían quedado en pasar la noche juntos—Dijiste que te quedarías.
—Ser el tercero no es algo que me emocione en una noche del sábado—explicó cortamente, abriendo la puerta—Te llamaré luego, diviértanse—y cerró la puerta tras él, dejándolos solos.
—Este chico...—murmuró Chan.
—No te preocupes—Félix acarició su brazo con cierta picardía—Está bien si solo somos tú y yo—sonrió sugerente.
Chan le sonrió de regreso, asintiendo de acuerdo.
Afuera del departamento, Minho se quedó parado unos minutos, debatiéndose sobre lo que estaba a punto de hacer. Jugueteó un poco con el recipiente con comida entre sus manos sin dejar de ver la puerta de su vecino, otra vez preguntándose a sí mismo qué diablos estaba haciendo ahí.
Podía darse la vuelta y regresar, pero eso sería realmente vergonzoso tomando en cuenta de que les hizo entender a Félix y Chan que no quería interrumpirlos.
Sin más opciones, Minho caminó unos cuantos pasos hasta quedar frente a la puerta de Jisung y tocó un par de veces, esperando ser atendido. Pocos segundos pasaron y todavía no obtuvo respuesta, creyendo que tal vez, no la había escuchado. Volvió a tocar, balanceándose sobre sus pies mientras esperaba.
—Tal vez salió—susurró para sí mismo, dándose por vencido.
Sin saben qué hacer ahora, se dio la vuelta y caminó por el pasillo, decidido a ir hacia la heladería a pasar el rato mientras tanto, pero se detuvo de inmediato cuando escuchó su nombre.
—¿Minho?
El mencionado se giró sobre sus pies, encontrándose con Jisung usando pijamas en medio del pasillo, notando el cansancio en su mirada; demasiado apagada. No quería sobre analizarlo, pero parecía haber llorado no hace mucho, su nariz roja lo delataba.
No podía preguntar aunque quisiera hacerlo.
—Hola—lo saludó cortamente.
—Tú... ¿Tú estabas tocando la puerta?—preguntó con una corta sonrisa.
—Uhm, si, pensé que no estabas así que iba hacia la heladería a pasar el rato—señaló, presionando el recipiente entre sus manos.
—Estoy aquí—rió cortamente—¿Pasó algo?—se acercó un poco, todavía habiendo mucha distancia entre ambos—¿Por qué me buscabas?
Minho apartó la mirada y rascó la parte trasera de su cabeza, sintiéndose avergonzado.
—No fuiste a la cena de Chan—empezó a explicar, dando algunos pasos hacia él—Pensé que querrías un poco de lo que cocinó—extendió el recipiente con comida, esperando a que lo tomara—No sé si hayas cenado ya.
Al ver la expresión de sorpresa en su rostro supo que había tomado una decisión estúpida. Su rostro enrojeció debido a la vergüenza y quiso huir de inmediato. Jisung, por otro lado, se sintió conmovido por ese pequeño acto, pareciéndole demasiado tierna la manera en la que sus ojos lo evitaban, notando perfectamente su timidez.
—Gracias—lo aceptó, agarrando el recipiente—¿Quieres cenar conmigo?—preguntó, caminando hacia su departamento.
Minho no respondió, sus pies simplemente se movieron tras el castaño hacia su departamento. Al entrar, pudo notar que todo estaba en orden, a excepción de algunas cajas que estaban sin acomodar todavía. La luz en el interior no era tan brillante, unas cuántas lámparas iluminaban la sala y la cocina, dándole un aspecto tranquilo y relajante.
—Puedes sentarte donde quieras—dijo Jisung, dirigiéndose a la refrigeradora—¿Quieres algo de tomar? Tengo jugo, agua y cerveza.
—Agua está bien—respondió, tomando asiento en el comedor, viendo vagamente los libros abiertos que Jisung estaba usando—¿Te falta mucha tarea?
—Estaba a punto de terminar, viniste en un buen momento—le sonrió, sentándose frente a él con el recipiente de comida y dos tenedores—Come conmigo.
—No traje suficiente para los dos—se negó, dándole un sorbo a su vaso—Estoy bien con mi agua—levantó el vaso hacia él, sonriéndole de lado.
—Ni creas que voy a dejar que solo tengas eso en el estómago. Come—repitió, abriendo la lata de cerveza que había sacado para él.
Minho asintió rendido y con el tenedor tomó un poco de comida, llevándolo hacia su boca para probar la cena de su amigo, que por cierto, había quedado maravillosa.
—Chan cocina muy bien—comentó Jisung luego del primer bocado, sorprendido por el sabor—No puedo creer que casi me pierdo esto—rió, dándole otro bocado—Gracias por eso.
—No es nada—murmuró en respuesta, pensando una vez más qué hacía ahí, nunca fue a la casa de ninguno de sus conocidos desde su mejor amigo.
—¿Quieres ver algo? Puedo buscar una película, ¿qué te gusta?
—Las de terror.
—¡Genial! También me gustan esas—se levantó de la mesa en dirección a la sala, pero Minho lo detuvo sosteniendo su muñeca.
—Solo termina de comer—pidió, soltándolo para dejar que tomara asiento de nuevo frente a él—Podemos ver una película después, tienes que cenar primero—accedió, sintiéndose un poco fuera de su zona.
—Está bien—asintió, volviendo a su posición de antes.
El tiempo transcurrió un poco lento para Minho quien se mantuvo en silencio la mayoría del tiempo, pero para Jisung, todo parecía ser demasiado rápido mientras hablaba de cualquier cosa sin dejar que Minho respondiera, simplemente era él contándole cosas que no le preguntó.
—¿No crees que es suficiente cerveza?—Minho preguntó cuando lo vio abrir su quinta lata—Entiendo que es sábado y quieras relajarte, pero no te ves tan bien.
Desde hace un rato, Minho había notado la manera en la que Jisung estaba comportándose. No quería entrometerse en sus problemas, pero estaba seguro de que si seguía tomando así, iba a terminar mal.
—¿De qué hablas? Estoy bien, siempre me veo bien—respondió, riendo cortamente sin darse cuenta de que sus ojos estaban cristalizándose.
Minho suspiró y apartó la lata de cerveza, sin embargo, Jisung reaccionó con rapidez y volvió a tomarla, dándole otro sorbo.
—Muy bien, es hora de que me vaya—Minho se levantó de su silla, diciéndose a sí mismo que ese no era su problema, tratando de ser indiferente ante alguien que no debía ser importante.
—¿Por qué?—Jisung hizo un puchero, dejando que las lágrimas mojaran sus mejillas—Dijiste que veríamos una película.
—Es tarde—desvió la mirada, evitando sentirse afectado por ese gesto—Tienes tarea que terminar, aunque no creo que lo hagas estando así.
—Quédate—pidió, dejándose llevar por el dolor acumulado en su pecho sin analizar su alrededor para detenerse a prestarle atención al hecho de que estaba frente a Minho—No te vayas, no me dejes...
Minho frunció el ceño, confundido. ¿Por qué le hablaba de esa manera?
Iba a responderle, pero Jisung simplemente salió corriendo en dirección al baño. Minho fue tras él, dispuesto a ayudarlo, pero se quedó totalmente estático al darse cuenta de lo que estaba pasando. No sabía si debía acercarse o dejarlo a su suerte, pero algo dentro de él no podía ignorar la condición en la que Jisung estaba.
—Está bien, tranquilo—se agachó a su lado, acariciando vagamente su espalda.
—Odio esto—sollozó, limpiando bruscamente sus mejillas húmedas.
Minho se mantuvo en silencio, escuchándolo quejarse hasta que creyó que fue suficiente. Lo ayudó a levantarse del suelo y a lavar su rostro para apartar las lágrimas, caminó con él hacia su habitación y lo ayudó a meterse en la cama, subiendo la sabana hasta su pecho para cubrirlo del frío que entraba por la ventana.
—¿Ya te sientes mejor?—preguntó Minho, sentándose a su lado en la orilla de la cama sin acercarse demasiado.
Jisung negó, cerrando los ojos.
—Es mi culpa—susurró—No debí beber así, me hace daño.
—No debiste—estuvo de acuerdo Minho, sonriendo apenas—Por ahora sólo duerme, tal vez mañana te sientas mejor.
—Lamento arruinar tu noche.
Minho no respondió, viendo como poco a poco, Jisung se quedaba dormido. Apagó la lámpara y salió de la habitación, dirigiéndose nuevamente hacia el baño.
Una extraña sensación recorrió su pecho al ver el montón de pétalos en el inodoro, haciéndolo sentir desconcertado y curioso al mismo tiempo. Tiró de la cadena y cerró la puerta del baño, pensando únicamente en eso.
En que Jisung estaba enamorado, pero no estaba siendo correspondido.
Un amargo sentimiento lo inundó, negándose a tener que pasar por algo así de nuevo. Salió del departamento y entró sigilosamente al suyo, percatándose de que Chan estaba profundamente dormido con Félix a su lado en el sofá.
No quiso molestarlos así que pasó de largo a su habitación, quitó sus zapatos y se cubrió con las sabanas, tratando de no darle más vueltas al asunto porque al final, Jisung solo era una persona más a la que eventualmente terminaría alejando, así que lo que pasara con él no era su problema.
Solo importaba él mismo, así debía mantenerse.
[🌷]
A la mañana siguiente, Jisung despertó gracias a la molesta luz del sol que entraba por su ventana, regañándose a sí mismo por no haber acomodado mejor las cortinas antes de dormir. Tan pronto abrió los ojos, un punzante dolor de cabeza se hizo presente, haciéndolo quejarse en voz baja. Restregó sus ojos y se sentó, viendo a su alrededor con cierta confusión. Revolvió su cabello y su expresión se tornó preocupada al recordar con detalle lo que había pasado.
Oh no...
Rápidamente salió de su cama y corrió al baño, abrió la tapa del inodoro y una mezcla de alivio y vergüenza lo llenaron al darse cuenta de que habían tirado de la cadena.
Suspiró mientras se sostenía sobre el lavabo, viéndose en el espejo. Una mueca de disgusto se formó en su rostro al verse tan cansado por la noche anterior, apenas dándose cuenta de lo que había pasado, los recuerdos llegando a su mente demasiado nítidos para su gusto.
Sentía demasiada vergüenza, vergüenza porque Minho lo vio llorar así estando ebrio.
Sin mucho más que hacer, tomó una ducha, quitándose todo ese mal humor de encima para poder sobrellevar el domingo. No tenía planes en mente, Félix prefería quedarse durmiendo todo el día así que tampoco podía hacer planes con él. No le quedaba más que hundirse en su tristeza.
Estaba apenado, incluso consigo mismo, hace mucho tiempo no se comportaba así, a veces olvidaba lo que estaba pasando con su vida amorosa, pero al parecer, la situación ya no era tan simple como antes y darse cuenta de eso no era para nada alentador.
Cuando estuvo vestido nuevamente después de su ducha, se acercó a la cocina y vio el recipiente vacío sobre la mesa junto a varias latas de cerveza vacías. Hizo una mueca de asco, la sensación de haber bebido no era tan buena ahora. Agarró una bolsa para empezar a limpiar, dejando todo en su lugar. Tomó el recipiente y lo lavó muy bien para regresárselo a Minho, no iba a mentirse a sí mismo, la idea de verlo lo hacía sentir avergonzado, pero no podía quedárselo o mandarlo con Félix, no quería que Minho creyera que había hecho algo para tener que evitarlo, aunque, a decir verdad, preferiría no verlo durante un tiempo hasta que la vergüenza pasara.
De igual manera, eso lo iba a perseguir durante un rato.
—¿A dónde vas en domingo?—Félix apareció cuando estaba por salir, luciendo todavía muy adormecido.
—Tengo que regresar esto—le mostró el recipiente.
—Oh, cierto que Minho vino ayer—asintió, dirigiéndose hacia la cocina.
—¿A qué horas regresaste? ¿Al menos dormiste aquí?
Félix negó.
—Vine durante la madrugada, así que, si no te importa, seguiré durmiendo.
Jisung negó con la cabeza y dejó que su amigo volviera a su habitación.
Tras pensarlo un momento más, Jisung por fin salió del departamento y caminó hacia el departamento de Minho, se detuvo frente a la puerta, tocando un par de veces a la espera de que alguien respondiera.
Se balanceó un poco impaciente sobre sus pies antes de que alguien por fin abriera.
—Hola.
Jisung evitó la mirada del mayor y carraspeó un poco antes de hablar.
—Hola... Vengo a regresarte esto—extendió el recipiente hacia él, todavía sin verlo.
—Está bien, gracias—dijo, tomándolo—Tú... ¿Cómo estás?
La pregunta lo tomó por sorpresa, esperaba no tener que hablar nada al respecto.
—Uhm, estoy bien—asintió, claramente ocultando realmente el montón de cosas que pasaban por su mente—Solo me duele un poco la cabeza.
Minho asintió, diciéndose una y otra vez que no debía seguir preguntando, que ese no era su problema, pero, ¿por qué tenía la necesidad de hacerlo sentir bien? Sabía que no estaba pasándola bien, y con lo que descubrió anoche, confirmó que Jisung simplemente estaba escondiendo lo que realmente estaba entristeciéndolo.
Conocía muy bien las consecuencias del amor no correspondido.
—Entonces... Eso era todo, lamento interrumpir tu domingo.
Minho suspiró.
—Solo espera un momento.
Jisung frunció el ceño cuando lo vio cerrar la puerta, dejándolo solo en el pasillo. Iba a tocar nuevamente cuando la puerta se abrió y Minho salió, cerrando la puerta tras él.
—Vamos por un helado—le dijo, empezando a caminar sin esperar una respuesta, dando por hecho que iría tras él.
—Espera... No estoy listo para ir a la heladería.
—¿Qué más te falta?
—La ropa no es adecuada—se señaló a sí mismo—No tengo mi billetera conmigo, solo déjame ponerme algo mejor y traerla.
—Estás bien así, solo vamos.—dijo otra vez, dándose la vuelta para caminar nuevamente por el pasillo.
Minho volvió a su camino, dejándolo con la palabra en la boca. Jisung solo pudo esbozar una corta sonrisa por el gesto, caminando tras él hasta alcanzarlo.
Definitivamente, un helado lo haría sentir mejor.
[🌷]
Espero que la historia esté siendo de su agrado, gracias a las personitas que siempre están leyendo y apoyando mis historias :3
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