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Llorando sobre la leche derramada

¡Bienvenidos a mi primer ChanKai de manera oficial! ¡Whoo Yah! En fin, sí traía ganas de un ChanKai de los deliciosos, a continuación las generalidades rápidas de esta historia:

****ADVERTENCIAS****

1. Diferencia de edad entre los personajes (o sea no tan abismal, pero existe)
2. SUGAR DADDY AU!!
3. Prácticas sexuales orientadas al Daddy Kink y esta relación de dominio-sumisión.

****GENERALIDADES****

1. NO DRAMA.
2. ROMANCE, SEX & LOVE.
3. TODO AQUÍ SUCEDE DE MANERA CONSENSUADA PERO SIN UN CONTRATO PORQUE ESTO NO SE TRATA DE NEGOCIOS, SINO DE UNA RELACIÓN (ya irán viendo).
4. No soy buena ni muy creativa con los títulos, una disculpa por eso.

Sabiendo todo esto y sí es el cliché sexy que estabas buscando, espero disfrutes el primer capítulo, de no ser así, gracias por leer hasta aquí.

Enjoy!!

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Kim JongIn, 19 años, estudiante de segundo año de Pedagogía y mesero a medio tiempo en Starbucks, ama el chocolate y el pollo frito con vehemencia, pero si hay algo que ama más que esas cosas es definitivamente el día de pago. Sí, es su día favorito, incluso más que su cumpleaños, el cual amaría más sí fuera millonario y no tuviera que pagar un montón de cuentas, pero como no es así y debe hasta el alma, su día favorito es cuando le pagan.

El muchacho recibe su cheque y casi llora al ver esas horas extra reflejadas en su cuenta, aunque ciertamente iba a llorar sí no las veía porque no se metió en la botarga de un vaso de café por nada, pudo haber muerto allí dentro, claro que se merece ese plus.

Y aunque es un muy merecido y bien ganado extra a su dura semana, JongIn no puede gastarlo tan libremente hasta que revise la nevera y esté seguro de que no va a morir de hambre hasta el siguiente cheque y de que el techo sobre su cabeza no va a ser el de un puente.

Así que después de cobrar el pedazo de papel y lloriquear porque no puede gastar a manos llenas, se dirige a casa en tren porque su ID de estudiante le ofrece el 50% de descuento en todo el transporte y por supuesto, JongIn no está en posición de rechazar cualquier ahorro que le permita refrescar su armario a fin de mes.

—Odio ser pobre—es lo primero que lanza JongIn recién llega a casa—Lo odio, SeHun.

—Bienvenido a casa—le responde un jovencito de pelo rubio comiendo frente al televisor.

—¿Tú no odias ser pobre?

—Sí, pero no es que quejarme cambie la situación ¿cierto?

—Jactarte de tus desgracias es liberador, te motiva y maldita sea ¡hay gente que gasta mil dólares en un maldito par de zapatos, mil dólares SeHun, ni siquiera sé cuánto es eso en wones!

—Mucho, eso es seguro.

—¿Sabes? Ni siquiera necesito todo mi hígado ni uno de mis riñones, te los vendo.

—Seguro, porque yo claramente necesito hígado y medio y tres riñones.

JongIn se ríe animadamente desplomándose en el sofá junto a su amado mejor amigo de toda la vida, Oh SeHun, misma edad, misma carrera, misma universidad, mismo departamento con un baño, misma situación económica, sin SeHun se habría vuelto loco.

—SeHun ¿por qué estás viendo estática?

—Nos cortaron el cable.

—¡Odio ser pobre!

SeHun solo se ríe mientras se conecta al servicio de streaming que aún conservan al mismo tiempo que le recuerda a JongIn que no son pobres, solo tienen economía limitada porque decidieron ser independientes y no pueden gastar mil dólares en un par de zapatos, pero que sí pueden pagar el alquiler y los servicios básicos de su departamento, comprar comida, ropa, pagar la factura de sus teléfonos celulares y uno que otro lujo como el despilfarre de sus ahorros a fin de mes en cosas como ropa, videojuegos y mangas, la universidad se paga casi sola, el 85% de la cuota semestral lo cubre la escuela mientras sus notas se mantengan por encima del 82 y ahorrar el 15% en seis meses es más sencillo que juntar toda una colegiatura, sus padres a veces les envían dinero o los visitan dejándoles la nevera llena de comida casera, así que simplemente no pueden darse lujos de alto nivel, aunque claro, sería lindo irse de vacaciones cada vez que las tienen, actualmente ahorran con ganas para al menos pagarse una visita a Jeju el siguiente año.

Con una sencilla cena de salteado de col con pollo, el par de jóvenes se va a la cama que afortunadamente no comparten porque al menos hay dos habitaciones en su piso; JongIn se queja mucho, a veces demasiado pero ciertamente sabe que no puede renegar de lo que tiene y que todo lo ha conseguido limpiamente con su propio sudor, además a veces olvida que sigue siendo un estudiante y que en un par de años las cosas pueden ser mejores.

A la mañana siguiente, SeHun y JongIn hacen la repartición de gastos y se delegan los pagos que deben hacer, el rubio realista pagará los servicios y el alquiler, mientras que el pelinegro quejumbroso se encargará de rellenar las alacenas y la nevera.

Repartido el presupuesto y la labor de cada uno, parten a sus trabajos de medio tiempo aprovechando la semana libre por las festividades para cubrir turnos completos y poner más en su fondo de ahorros, SeHun trabaja en una librería y es la estrella del pasillo de mangas, aunque JongIn no lo envidia cuando tiene que hacer el pesado inventario o armar exhibiciones para los estrenos, le gusta más repartir café porque hay horas en las que puede sentarse y mirar el cielo.

O bien, mirar a los ejemplares masculinos que entran al local porque por supuesto, todas sus células son color arcoíris y el par recién llegado luce como la fantasía triple en la que ha soñado un par (muchas) de veces estar.

Los dos son altos, no es que JongIn bese el suelo, pero distingue ahí no menos de 1.85, uno tiene el pelo castaño y largo hasta la nuca, el otro es más llamativo con un platinado aparentemente también largo pero bien peinado hacia atrás y ligeramente más bajo que el castaño, ambos de traje, aunque el estilo del platinado le gusta más, todo de negro y sin corbata, con tres botones de la camisa sueltos.

JongIn se traga un gemido cuando sus ojos aterrizan en las grandes manos del platinado, un reloj en su muñeca izquierda, dedos largos y venas sobresalientes en el dorso, las del otro sujeto tampoco están mal, pero lucen más elegantes y refinadas, en cambio, las del más bajo lucen tan masculinas, tan sensuales y fuertes.

—Un americano doble y una tizana de frutos rojos.

—Joder.

Otro gemido del mesero se queda confinado entre su labio inferior y sus dientes al escuchar la gruesa voz de ese ejemplar que ya lo tiene babeando, la cajera toma su pedido y ciertamente luce tan destrozada como JongIn, está toda sonrojada y no la culpa, tremenda fuerza de voluntad para no desmayarse o saltarle encima a ese par sacado de los sueños eróticos de quien sea.

El dúo alborotador de penes y vaginas se sienta junto a la relajante fuente contraria al efecto que ejercen en todo el local, varios clientes los voltean a ver y las señoritas empiezan a murmurar y cotillear entre sí, incluso los empleados de la cafetería comienzan a reunirse en la caja para hablar de ellos y claro, JongIn se arrastra de su silla hasta el mostrador.

—Ellos son ellos ¿verdad?

—¡Sí! Dios mío, debí ponerme el pantalón que se me ajusta en el trasero.

—Soy el único que no sabe que está pasando aquí—JongIn irrumpe en la charla—Alguien dígame que debí tardarme más en la ducha y traer jeans ajustados y porqué.

La respuesta la obtiene de una revista que casi le lanzan en la cara, y ojalá fuera una revista con hombres musculosos posando en poses atrevidas y apenas ropa puesta, sin embargo, en sus manos JongIn tiene el nuevo número de Forbes y en la portada aparece el par sentado al fondo del local, hay un muy atrayente título que los llama "Los nuevos millonarios" o algo así pero al moreno solo se le queda la última palabra y yendo al artículo que habla de ellos se entera que esos dos no solo están guapísimos y calientes como el infierno, sino que también se pudren en dinero.

El castaño, y de acuerdo a la fotografía, se llama Wu YiFan, de Guangzhou, China y es dueño, sí, dueño, fundador y director ejecutivo de una compañía de servicios electrónicos y de telecomunicaciones que actualmente rivaliza con los líderes del mercado mundial, tiene la patente del desarrollo de un montón de aplicaciones y encima es el nuevo presidente de una naciente pero poderosa industria automotriz que controla los mercados de China y parte de Europa y que empieza a colarse en Estados Unidos.

Park ChanYeol, el platinado y nativo de Seúl es del mismo calibre que su acompañante y según el artículo, mejor amigo, pues actualmente es el director ejecutivo del Grupo Samsung, la empresa de electrónica más grande e importante de Corea del Sur a nivel mundial, pero también es el fundador de su propia empresa destinada a los medios de comunicación que según sus palabras, empezó como una transmisión de radio en un club de verano, se convirtió en creador de contenido en YouTube y ahora es el dueño y presidente de uno de los grupos de radio y televisión más grandes en Corea, el drama favorito de SeHun pasa en esa cadena y es socio de otro montón de compañías de renombre.

Aunque sí eso no impresiona a la primera, saber que ambos apenas tienen 29 años sin duda te detiene el corazón. Ese par es sin duda lo que la gente de negocios llama tiburones.

—Es bueno saber que las deidades toman café—JongIn dice casi llorando y extendiendo los brazos hacia el cielo—Gracias por recordarnos a los simples mortales nuestra miserable existencia repartiendo café.

—Deja de joder y entrega el pedido—la gerente dice empujando la charola hasta el pelinegro—Aunque rézale al mismísimo diablo para que no te tropieces.

JongIn balbucea una respuesta extraña y sale caminando con gracia para entregar el pedido de su charola, se burla de que su jefa crea que necesita ayuda de algo más grande que él cuando equilibrio y destreza son su segundo nombre gracias a muchos años practicando ballet.

Pero cuando ve a nombre de quien está esa orden, se muerde la lengua y empieza a rezarle a cada deidad antigua y moderna que conoce, incluso le pide por su alma a un tal Ryomen Sukuna que de acuerdo con SeHun, es un dios encarnado en un niño, sin embargo, ninguna de esas plegarias lo salvan de que sus ojos se encuentren con los de Park ChanYeol mientras corta la distancia entre él y la mesa.

El tiempo se mueve con espesa lentitud mientras Park lo sigue mirando, el millonario incluso se apoya contra el reposabrazos de su silla y sujeta su barbilla entre su pulgar e índice sin apartar esos brillantes ojos del mesero que empieza a respirar con dificultad, agradece al cielo que solo sea uno de los hombres quien lo ve, el otro está ocupado en su teléfono y ni parece notar lo que pasa en sus narices.

A sus espaldas, JongIn puede sentir la mirada de sus compañeros y los malditos probablemente apuestan con cuantos pasos más puede dar antes de caerse frente a los nuevos millonarios, hubiera sido mejor no ser entrometido y quedarse con la incógnita de quien demonios eran esos dos.

Pero sus pies y Sukuna están de su lado porque logra llegar hasta la mesa en una sola pieza y sin derramar gota alguna, incluso toma la tizana con un pulso perfecto dispuesto a ponerla en la mesa, ChanYeol señala a su acompañante y el movimiento del mesero se va hacia la izquierda dejando el vaso elegantemente.

Solo el café.

Es el mantra de JongIn mientras toma con cuidado el medio del vaso térmico de la charola y lo balancea hasta el lado de Park ChanYeol que sigue sin quitarle los ojos de encima, escucha una risita a su costado y su pulso tiembla un poco, pero logra poner el maldito vaso en la mesa.

—Gracias, JongIn.

Y es todo, Sukuna se pone en su contra.

El cuerpo del moreno vibra al escuchar su nombre salir de esa profunda voz y en un lamentable intento de alejarse, hace que el vaso de café se tambalee hasta que termina en el pantalón de ChanYeol, quien pudo reaccionar y echarse un poco hacia atrás evitando una catástrofe en sus testículos; aún más desesperado, JongIn saca de su delantal el trapo que debe cargar y lo pone inmediatamente al servicio del magnate para que al menos aleje el calor de su piel.

Pero de nuevo, Sukuna le recuerda que no está de su lado.

YiFan se echa a reír a su otro lado y probablemente su jefa lo va a crucificar y lo que pasa es que JongIn cerró los ojos antes de que el vaso terminara de caer, así que no vio que en realidad el contenido está mayormente en las piernas y zapatos y no donde apuntaba la trayectoria original y donde ha puesto el trapo.

Así es, JongIn plantó sus palmas envueltas en tela sobre la entrepierna de Park ChanYeol.

—Esto—ChanYeol habla señalando la presión en su entrepierna—¿Tiene algún costo extra?

—Mierda.






****NOTAS DE LA AUTORA****

1. Sí, son asquerosamente ricos, tan exagerados como pude escribirlos y sí, también está Kris, pocas historias mías no lo van a incluir ¿qué puedo decirles? Es mi bebé.
2. Como ya vieron, la diferencia de edad es de DIEZ AÑOS y Nini no es un niño, es legal según el parámetro de Corea del Sur y Chan no es un viejo, aun así, son libres de pasar de la historia a partir de aquí.
3. Esto se cocina lento pero vale la pena.

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