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23ও

Minho ya no podía salir de la mansión. Después de lo ocurrido en el compromiso de Jisung y Hyunjin, Minho fue incapaz de salir ante la luz del sol, su piel empezó a quemar y a doler de nuevo, deduciendo que era debido al cúmulo de sentimientos malos dentro de él. Era realmente desalentador saber que su esfuerzo ya no servía de nada puesto que ahora, volvería a esconderse en la oscuridad.

Dejó de usar la máscara también, creía que ya no valía la pena esconder la cicatriz de su rostro. Era un monstruo y esconderlo era ridículo a esas alturas. Sus inseguridades crecieron de nuevo, las ganas de estar acompañado habían desaparecido, refugiándose en su soledad para sentirse menos sofocado; ni siquiera hablaba con Félix.

Si no comes solo vas a lograr enfermarte, ¿eso quieres?

No hubo respuesta.

Félix simplemente dejó la comida afuera de la habitación en donde Minho se estaba quedando y se alejó.

Esa fue la última vez que Minho recordaba haber escuchado a Félix. Fue hace una semana.

Se estuvo ocultando en su habitación favorita de la mansión porque se negaba a regresar a su propia habitación, el hecho de haber compartido su cama con Jisung ahora era un recuerdo demasiado amargo que deseaba olvidar, aunque a decir verdad, creía que era imposible hacerlo.

Todo se mantuvo de esa manera hasta que en esa noche, varios toques en la puerta lo hicieron sobresaltarse. Por un momento pensó que era Félix avisándole que su cena estaba lista, pero normalmente, Félix no tocaba así cuando se trataba de eso. Un poco inseguro se acercó y otra vez, varios toques sonaron en su puerta.

—Min, soy Félix—habló el menor desde el otro lado—Sé que no quieres hablar y lamento molestarte, pero hay alguien rondando afuera y estoy asustado.

Hace unos días, Eunha dejó la mansión con la intención de buscar a su familia y a las demás hadas, estaba muy agradecida con Minho por dejar que se quedara todo ese tiempo, pero quería aprovechar que la situación estaba más tranquila dentro del bosque para seguir su camino. Y es por eso que, Félix se quedó básicamente solo en ese enorme lugar, la presencia de Minho era prácticamente nula, se sentía como si no hubiera nadie más, y durante las noches, trataba de no asustarse, debía acostumbrarse a ese nuevo ambiente, pero ese día mientras estaba terminando de hacer la cena, escuchó algunos ruidos en el exterior que lo hicieron preocuparse, sonaban como quejidos y susurros que no podía percibir del todo. Tan pronto escuchó todo eso, corrió escaleras arriba hasta Minho con la esperanza de que lo ayudara, él solo dudaba poder hacer algo, era lo suficientemente cobarde como para salir y ver qué estaba pasando.

—Se irán pronto—fue la única respuesta de Minho, creyendo que eso sería suficiente para que Félix se tranquilizara y lo dejara en paz.

Pero estaba claro que no sería posible, Félix temía no poder defenderse si alguien intentaba entrar, ya los soldados sabían que Minho estaba viviendo ahí, incluso uno de ellos estuvo afuera la última vez que vio a Jisung y aunque Minho sabía sobre esto, no le tomó importancia, pero Félix no podía solo pasarlo por alto, él no era una criatura poderosa, era una simple hada sin poderes extraordinarios para defenderse.

—¿Y si no?—preguntó preocupado, pero no obtuvo más respuestas después de un largo silencio. Suspiró—Iré a ver yo, entonces—concluyó inseguro y con la voz temblorosa.

Tal vez estaba siendo muy idiota al exponerse de esa manera, pero no podría dormir tranquilo sino se aseguraba de que todo estaba bien allá afuera, o al menos saber a qué se estaban enfrentando.

Bajó las escaleras casi en silencio y apenas abrió la puerta, asomándose solo un poco para tratar de ver al exterior. El silencio era abrumante, pero la oscuridad lo hacía sentir peor. Respiró hondo y salió un poco más para tener una mejor visión; todo parecía en orden.

Otro sonido llamó su atención, pero éste no provenía del frente, sino que de la parte de atrás. Con cuidado cerró la puerta con seguro y se dirigió hacia la cocina puesto que había otro acceso por ahí. Apagó las luces y se acercó a esa puerta trasera, tratando de mantenerse valiente.

Juraba que si eran los elfos de nuevo, iba a enojarse muchísimo.

Cansado de la incertidumbre, abrió la puerta y salió, sintiendo el frío aire del exterior golpear su cuerpo. Caminó solo un poco y su piel se erizó cuando alcanzó a ver sombras muy cerca de él, perdiendo toda su valentía. Se quedó quieto en su lugar, preso de su propio miedo, hasta que dio un fuerte respingo al sentir algo tocando su hombro.

—Soy yo—dijo Minho con tranquilidad, obteniendo la aterrada mirada de Félix—No deberías abrir la puerta si no cuidas que nadie entre.

—Perdón—murmuró, haciéndose a un lado cuando Minho pasó junto a él.

Minho observó con detenimiento la parte del jardín trasero y logró localizar un par de sombras. Su expresión endureció, odiaba que entraran a su territorio como si nada, creyendo que podrían quedarse ahí. No tenía miedo, y aunque fueran soldados, estaba listo para enfrentarlos.

—Félix, entra—pidió.

Sin que se lo volviera a repetir, Félix corrió al interior de la mansión, asomándose apenas en la ventana para poder ver que pasaba afuera.

—Si salen ahora, no seré tan duro—habló Minho en voz alta y con tono amenazante.

Se mantuvo atento hasta que una de esas sombras se hacía cada vez más visible para él hasta poder identificar un rostro. La luz de la luna era lo suficientemente fuerte para darse cuenta de las condiciones en las que de encontraba el chico frente a él; su ropa estaba sucia, su rostro estaba lastimado, como si estuvo en el medio de algún tipo de pelea. No bajó la guardia, estaba consciente de que no todas las criaturas en el bosque eran buenas, en especial los cambia formas, así que debía mantenerse alerta a cada uno de sus movimientos.

—Tranquilo... No queremos problemas. Mi nombre es Jeongin—elevó ambas manos en señal de que no estaba armado, acercándose lentamente—Estábamos huyendo y entramos a escondernos, es todo.

—¿Huyendo de qué?—preguntó Minho con cautela, manteniendo la distancia—¿Los vieron entrar aquí?

—Soldados... Hay soldados por todas partes—respondió con la voz temblorosa—Pero no son de Windhall, no traen el uniforme del castillo, de eso estoy seguro.

Más soldados, más problemas. Minho estaba cansado de los intrusos en el bosque.

—¿Los atacaron?—Minho cuestionó.

Jeongin asintió, a punto de llorar.

—Nos quitaron nuestros accesorios para el sol, somos vampiros—explicó cortamente. Durante el ataque lograron quitarle el collar que lo protegía del sol y a Chan su anillo, dejándolos expuestos e indefensos—Ahora no podemos exponernos al sol, podríamos morir si eso pasa... Y no tenemos hacia donde ir.

—¿Cuántos son?

—Somos dos, mi amigo, Chan, está muy lastimado y no sé cómo ayudarlo yo solo—las lágrimas mojaron sus mejillas, sintiéndose desesperado.

Minho pensó en la situación durante un rato y a decir verdad, no podía ser tan duro con dos criaturas que estaban en esas condiciones, tal vez en el pasado no le habría importado, pero ahora, todo su sentimentalismo estaba más presente que nunca, además, sabía que Félix estaba escuchando todo y no lo dejaría ignorarlos, insistiría hasta que accediera.

Suspiró y asintió, pidiéndole que le indicara en donde estaba su amigo para ayudarlo a entrar. Sentía un poco de desconfianza todavía, sin embargo, dejarse llevar solo por lo negativo tampoco estaba bien, estaría pendiente de cualquier cosa para defenderse a sí mismo y a Félix en caso de que fuera una trampa.

—Los soldados estaban armados, nosotros los vampiros difícilmente nos lastima algo gravemente, pero estaban usando armas que fueron capaces de hacernos daño.

Minho escuchó atentamente a Jeongin mientras se acercaba al cuerpo del otro chico, realmente parecía estar lastimado y casi inconsciente. El hecho de que los soldados utilizaran armas contra vampiros le llamaba la atención porque eso significaba que estaban preparados para atacar a cualquier criatura del bosque, además, tenían mucho conocimiento sobre qué tipo de criaturas habitaban ahí.

Con la ayuda de Jeongin, Minho logró cargar a Chan sin ser demasiado brusco, le señaló que podía entrar y le pidió a Félix que le indicara como llegar al salón principal.

Tan pronto Jeongin entró, miró con sorpresa el interior. Por fuera la mansión no parecía estar en tan buenas condiciones, incluso habían algunas ventanas rotas, pero por dentro estaba muy bien cuidada y limpia. De un momento a otro, unió varios puntos que había ignorado hasta ahora, por fin dándose cuenta de donde estaba y con quién.

—Espera, ¿tú eres Minho?—le preguntó sin dejar de mirarlo mientras caminaban dentro de la mansión. Tenía unas cuantas dudas en cuanto a la visible cicatriz en su rostro, pero Jisung le había dicho que ese era un tema delicado, además, se veía que era alguien bastante amable a comparación a como había escuchado alguna vez.

—Pensé que lo sabías, todos saben quien soy por aquí—respondió tranquilamente, recostando a Chan sobre su sofá.

—Jisung me habló de ti. Mucho—comentó, llamando su atención—Ahora entiendo todo lo que decía—dijo para sí mismo, comprendiendo las razones por las cuales a Jisung le gustaba Minho.

Minho evitó tener alguna reacción ante eso a pesar que en el fondo, sintió como su corazón dolió un poco ante la mención de su nombre.

—¿Lo conoces?

—Es mi mejor amigo—asintió, dudando sobre cuánto tenía permitido decir, recordaba que Jisung le había mencionado que Minho no sabía quién era realmente.

—¿Cómo eres su mejor amigo si las criaturas mágicas no están permitidas en Windhall?

—Bueno...—no sabía cómo explicarlo, no había pensando en alguna excusa que no expusiera a su mejor amigo.

—Ya sabemos que es el príncipe y que va a casarse—interrumpió Félix en voz baja, viendo a Minho de reojo—Puedes decirnos.

Jeongin se sorprendió, se había perdido de muchas cosas durante todo ese tiempo y pensar en Jisung le preocupaba porque de seguro tampoco estaba pasándola bien; obteniendo esa información, ya podía seguir hablando.

—Los reyes permitieron que me quedara después de que expulsaron a todas las criaturas mágicas porque empecé a trabajar en el castillo como estilista personal del príncipe cuando empezaron a reinar... Me dejaron con la condición de que me comportara y no causara problemas, pero cometimos algunos errores...—agachó la cabeza, avergonzado de sus actos. No quería decir que los habían encontrado alimentándose de algunos empleados del castillo y por eso los echaron, no era algo de lo que se sintiera orgulloso.

Minho asintió, escuchándolo mientras revisaba a Chan, buscando en donde realmente estaba la causa principal de su estado.

—¿Y él?—señaló Félix, refiriéndose a Chan.

—Es el guardia personal del príncipe Hyunjin... También lo echaron conmigo—respondió Jeongin, tomando asiento en el suelo sin dejar de ver a Chan con tristeza—Se supone que nos iríamos de este lugar después de la boda, pero esos soldados nos encontraron mientras andábamos por el bosque. No tenemos donde quedarnos así que hemos estado vagando por ahí.

Félix apartó la mirada ante la mención de Hyunjin, desde la última vez que hablaron, no lo volvió a ver y evitó completamente ese tema, pensarlo simplemente le hacía mucho daño a pesar de que moría por saber sobre él. Por una parte, le habría gustado que Hyunjin lo buscara, pero si así hubiera sido, ¿qué iba a decirle? Porque perdonarlo no estaba en sus opciones.

Simplemente quería sentirse importante.

—¿Qué les hicieron?—preguntó Minho, cambiando el tema para dejar de escuchar sobre Jisung—Chan parece estar muy lastimado, pero no creo que muera.

—Le dispararon varias veces con balas de madera... Yo no estoy demasiado herido gracias a él—mordió su labio inferior para evitar llorar. Odiaba sentirse en esa situación, Chan no dejó que le hicieran daño y recibió todo por él.

—Entonces debemos sacar esas balas, es por eso que apenas puede moverse.

Jeongin asintió de acuerdo, un poco más tranquilo porque los ayudarían.

—En cuanto a sus accesorios protectores... Creo que Seungmin podría ser de ayuda.

—No quiero que Seungmin venga—Félix frunció el ceño y se cruzó de brazos—Se burló de mi por lo de Hyunjin, no quiero verlo.

Minho rió por lo bajo, soltando un leve suspiro.

—Es el único que conozco que podría ayudar—lo miró Minho.

—Dile tú, entonces, no pienso ir a buscarlo yo—se negó antes de que a Minho se le ocurriera pedirle ir por él.

—Ni siquiera iba a pedirte que fueras.

—Puedo ir yo—se ofreció Jeongin—Soy muy rápido, quiero ayudar y si Seungmin puede, entonces iré por él.

Félix se encogió de hombros y se dirigió a la cocina en busca de algunas toallas húmedas para limpiar las heridas de Chan sin decir nada sobre el tema, no quería lidiar con Seungmin y su extraño humor, todavía estaba muy dolido como para bromear al respecto. Minho por su parte, dejó que Jeongin saliera en busca del hechicero, le indicó en donde estaba el acceso secreto hacia el pueblo porque muy seguramente, Seungmin estaría ahí con Changbin. Jeongin salió de inmediato de nuevo hacia el bosque, arriesgándose a encontrarse con más soldados; ya conocía el lugar así que no se le hizo muy difícil ubicarlo.

Su prioridad era salvar a Chan sin importar qué.

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Desde la última vez que vio a Minho, Jisung no se sintió capaz de regresar a la mansión, pero eso no significaba que no quisiera hacerlo. Cada día despertaba con la necesidad de correr hacia el bosque y rogarle que lo perdonara, pero en su cabeza solo aparecían escenarios desalentadores en donde en cada oportunidad, Minho lo echaba.

No lo culpaba en lo absoluto, si todo fuera al revés, él tampoco querría escucharlo, se sentiría igual de herido y traicionado, por lo que estaba seguro de que ir y rogarle era una muy pésima idea; no quería seguir interfiriendo en sus emociones, aunque deseaba saber cómo se encontraba.

Soltó un fuerte suspiro, se acomodó sobre su silla y vio a Hyunjin todavía durmiendo a esas horas de la noche. Era la quinta vez que eso ocurría, a veces creía que estaba enfermo debido al tiempo que se la pasaba dormido, sus siestas eran demasiado largas y a veces despertaba hasta el día siguiente, pero estaba consciente también de que no se encontraba con ánimos, parecía estar realmente afectado por lo sucedido y aunque quiso preguntarle por Félix, no obtuvo muchos detalles, concluyendo que gracias a eso estaba así. Ninguno de los dos salía mucho de la habitación, pasaban casi todo el día encerrados en silencio, cada quién haciendo sus cosas o simplemente hablando vagamente.

Ese día no fue la excepción, desde que despertaron en la mañana, no hicieron más que quedarse ahí dentro, ni siquiera sus padres necesitaban de su presencia, por lo que no salir era una buena idea, no se encontraban con los ánimos para hacer algo más.

Cuando se comprometieron, sus padres y los de Hyunjin pidieron que ambos empezaran a compartir habitación. Ninguno estuvo de acuerdo, ni siquiera Hyunjin que había insistido tanto en meterse en su cama meses atrás, pero no tuvieron opción, sus opiniones no importaban cuando había algo más grande de por medio. Los primeros días, Jisung estuvo durmiendo solo en la cama y Hyunjin en el sofá dentro de la habitación, pero habían noches en la que acordaban compartirla para sentirse más cómodos así como por las tardes. No pasaba demasiado seguido así que no podían acostumbrarse.

Jisung dejó a un lado el libro que estaba leyendo en ese momento y se levantó de su silla, apartándose del escritorio sin hacer ruido para no despertar a Hyunjin de su siesta, pero falló en el intento cuando hizo un ruido lo suficientemente alto para despertarlo.

—¿Qué hora es?—habló Hyunjin con la voz rasposa mientras frotaba sus ojos para acostumbrarse a la tenue luz.

—Casi las ocho de la noche—respondió Jisung, buscando ropa en su armario.

—¿Vas a salir?—se sentó sobre el colchón, mirándolo atentamente.

—Iré a hablar con Changbin.

—Voy contigo, estoy harto de estar encerrado aquí sin hacer nada—decidió sin más, saliendo de la cama para buscar también algo que ponerse—Solo espérame.

Jisung asintió. No podía detenerlo, además, estaba de acuerdo con que no le haría mal salir un rato de ahí, al menos para no pensar demasiado en todo lo que lo hacía sentir triste.

Después de un rato, cuando estuvieron listos, ambos salieron de manera sigilosa logrando escabullirse en los pasillos, evitando a todos los soldados de turno, siendo ahora un poco más difícil porque también los soldados de Ravenham estaban rondando a las afueras del castillo. Caminaron rápidamente hacia el pueblo, mezclándose con las demás personas que ahí pasaban a esa hora de la noche, aún era temprano; cuando estuvieron seguros, se relajaron y caminaron con más calma hacia el negocio de Changbin.

—Buenos noches—saludaron discretamente a los demás clientes de la panadería que los saludaron al entrar, acercándose con la vista en el suelo hacia el mostrador, evitando ser reconocidos.

—¿Jisung, Hyunjin?—Changbin susurró cerca de ellos, reconociéndolos—Pasen, llegaré en un momento, es importante—los dejó entrar al otro lado.

Asintieron levemente, sabiendo hacia donde debían ir.

Jisung abrió la puerta que dirigía al sótano con Hyunjin tras él, acostumbrándose lentamente a la poca luz que había ahí dentro. Hyunjin quitó lo que cubría su rostro para sentirse más cómodo, soltando su sonoro suspiro.

—Nunca me gustará este horrible lugar—comentó en voz alta, viendo con disgusto las armas que habían tiradas alrededor descuidadamente.

—No vengas entonces y busca otro lugar para ir al bosque—respondió alguien más, sobresaltándolo—Hace unos días que no los veía por aquí, ya me parecía extraño—sonrió con burla.

A Hyunjin no le gustó para nada ese gesto porque sabía a qué se refería.

—Ah, Yeonjun, eres tú—Hyunjin rodó los ojos y pateó una botella vacía en el suelo con desinterés—Pensé que ya estabas en prisión—se cruzó de brazos, viéndolo con una mueca.

Yeonjun apretó las manos en puños, dispuesto a meterse en una pelea con el delicado príncipe de Ravenham, pero Jisung se interpuso.

—¿Pediste venir para esto?—se refirió a Hyunjin, viéndolo con desaprobación.

—Él empezó—se encogió de hombros, haciéndose a un lado.

Cuando los amigos de Changbin conocieron a Jisung no fue demasiado problemático, en especial porque Changbin logró salvarlo en ese momento, pero cuando conocieron a Hyunjin, odiaron completamente su actitud altanera con ellos, especialmente debido a lo que se dedicaban. Jisung le pidió muchas veces a Hyunjin no comportarse de esa manera si principalmente serían ellos los que los ayudarían con las criaturas del bosque, pero al parecer, Hyunjin no estaba de muy buen humor en ese momento, comportándose de esa horrible manera otra vez.

Yeonjun quiso responder, pero en ese momento apareció Changbin en las escaleras y conociéndolo, iba a regañarlo si seguía discutiendo.

—Tienes suerte de que ya deba irme—murmuró Yeonjun con molestia, alejándose de ellos hacia el bosque.

—¿Qué pasó? ¿por qué se fue así?—cuestionó Changbin cuando estuvo cerca.

—Hyunjin no sabe cerrar la boca, es todo—reprochó Jisung, viendo al mencionado—De todas formas, olvidemos eso. Quiero hablar contigo—cambió el tema—¿Cómo ha estado todo por aquí? ¿hay algo que debas decirme?

Changbin lo pensó por un momento y asintió.

—He visto a algunos soldados dentro del bosque, pero no de Windhall—aclaró, viendo la expresión confusa de Jisung.

—¿Entonces?

—Son de Ravenham—confirmó Hyunjin, viéndolos a ambos—Desde el compromiso he notado que hay demasiados soldados en todas partes. Creí que vendrían solo para el compromiso, pero al parecer se quedaron.

—¿Qué hacen en el bosque de todas formas? No creo que mis padres hayan permitido eso—Jisung preguntó, no parecía tener mucho sentido para él considerando lo delicados que eran con su territorio.

—Una de las cosas que están en el medio de nuestra boda es el bosque, ¿no lo sabías? —Hyunjin frunció el ceño hacia Jisung. Éste negó—Creí que los reyes te hablaron sobre eso.

—No lo hicieron—aseguró. Sus padres no le dijeron nada en lo absoluto, simplemente le mencionaron sobre el ejército, pero en ningún momento mencionaron el bosque.

—¿Dices que Ravenham va a apoderarse del bosque?—Changbin interrumpió, cada vez más asustado de lo que estaba escuchando porque si eso era así, entonces, ¿hacia dónde debían ir?

—Ravenham ve el bosque como un lugar lleno de recursos, pero mis padres nunca hablaron conmigo con profundidad sobre eso o lo que tienen planeado... Es lo único que sé—fue sincero, esperando que creyeran en él.

Jisung no sabía qué hacer con esa información, ¿debía correr hacia Minho y decirle? Temía que Minho pensara que solo era una excusa para acercarse, pero de alguna forma, debía estar advertido de lo que estaba pasando.

Se mantuvieron hablando al respecto cuando alguien más interrumpió en la habitación, llamando la atención inmediata de todos.

—Changbin~ tenemos visita~—Seungmin llegó con cierto ánimo, dándose cuenta con quienes estaba—¡Hyunjin, Jisung!—sonrió ampliamente—¡Qué sorpresa tenerlos por aquí! Creí que no regresarían después de su fiesta en el castillo.

Jisung se contuvo a sí mismo de decir algo al respecto, sabía muy bien que Seungmin no era un chico malo, solo un poco... extraño, su intención no era dañar a otros, su personalidad se basaba en su imprudencia y en hablar de más.

—¿Visitas del bosque?—se apresuró a hablar Changbin, notando la seriedad en la expresión de Hyunjin

Seungmin asintió—Necesitan mi ayuda, así que saldré un momento—avisó, agarrando su brazo de manera posesiva para recostarse sobre su hombro. Le gustaba el contacto con Changbin.

—Hay soldados, no irás—se negó.

—¡Pero es por algo bueno!—lo miró con un puchero—Siempre dices que debo hacer cosas buenas y ahora no me dejas—se cruzó de brazos, sonriendo en sus adentros al ver que lo había convencido. Conocía muy bien los gestos de Changbin, cuando su expresión se suavizaba y suspiraba era porque accedería, justo como acababa de hacer.

—Bien, no voy a decir nada más—le sonrió cortamente—Pero no tardes mucho.

—Te preocupas por mi~—se aferró nuevamente a él.

—Suéltame—rodó los ojos, haciéndose a un lado.

Jisung soltó una corta risa al verlos juntos, Seungmin parecía un niño cuando estaba frente a Changbin, no lucía como el poderoso hechicero que era, mostrándose indefenso y juguetón, mientras que Changbin mantenía ese semblante duro y maduro que terminaba haciendo un lado cuando Seungmin se comportaba así. Ellos se acoplaban muy bien.

—¿A dónde irás?—preguntó Changbin, quería saber en donde estaría por si algo llegara a pasar.

—Donde Minho—respondió como si nada a pesar de la presencia de Jisung en la habitación.

—¿Minho vino a buscarte?—Jisung preguntó en voz baja, sintiendo su corazón latir con fuerza ante la posibilidad de que estuviera en la habitación de al lado.

—No, tampoco es Félix—vio a Hyunjin rápidamente antes de dirigirse a Jisung nuevamente—Es tu amigo, Jeongin.

Tan pronto escuchó su nombre, Jisung corrió a buscarlo. Tenía mucho tiempo de no verlo o de no saber de él, por lo que escuchar su nombre le dio cierta felicidad porque eso significaba que estaba bien, que todavía estaba ahí.

—¡Jeongin!

El peliblanco elevó la mirada al escuchar su nombre, encontrándose con la amplia sonrisa de su mejor amigo. Con mucha emoción de acercó a él y sin pedir permiso, rodeó su cuerpo en un fuerte abrazo, ambos llenos de alivio al saber sobre el otro.

—¿Por qué estás así? ¿Estás lastimado?—preguntó Jisung al separarse, analizando los rasguños que para su sorpresa, no habían sanado todavía.

—Nos atacaron... A Chan y a mí nos atacaron. Vine porque Minho dijo que Seungmin podría ayudarnos con nuestros accesorios protectores porque nos los quitaron.

—¿Llegaste a su mansión?

Jeongin asintió, viendo a Seungmin y Changbin entrar junto al príncipe Hyunjin.

—Minho nos está ayudando.

El corazón de Jisung se llenó de calidez, refugiándose en ese sentimiento de bondad que Minho tenía y que no había desaparecido. Su miedo más grande era haber arruinado todo lo bueno que había en él.

Era un alivio.

—¿Cómo está Chan?—Hyunjin se acercó al par, un poco temeroso por obtener una respuesta negativa.

—Él... Él estará bien—explicó cortamente para no preocuparlo, no quería dar demasiados detalles ahora que no podía quedarse mucho tiempo—Por ahora necesito que Seungmin me acompañe.

Seungmin asintió varias veces y se acercó a Changbin para dejar un rápido beso sobre sus labios, sorprendiéndolo por su atrevimiento frente a los demás hasta el punto de hacerlo sonrojar.

—Nos vemos más tarde~—dijo antes de despedirse con la mano, saliendo de esa habitación para dirigirse a la puerta que daba hacia el bosque—¡Vamos, Jeongin!—gritó desde afuera.

Jeongin abrazó una vez más a Jisung antes de ir tras Seungmin, prometiéndole que iba a cuidarse y que volverían a verse pronto.

Jisung los vio salir, reprimiendo las ganas de ir con ellos.

Ahora no había más que hacer que regresar al castillo y averiguar las verdaderas razones por las cuales, Ravenham quería el bosque.

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—El príncipe Jisung fue con el príncipe Hyunjin hacia la panadería de Seo Changbin—el guardia notificó al rey cuando regresaron al castillo—Al parecer, Seo esconde algo dentro de su local, ambos príncipes desaparecieron tras la puerta trasera y no logré acercarme más.

El rey Han asintió pensativo, ¿por qué su hijo estaba cerca de Seo? Recordaba que su familia trabajó para él en sus primeros años en el castillo, pero después de un tiempo, la señora Seo se fue junto a su hijo y no supo más de ellos, por lo que escuchar de nuevo su apellido le causaba cierta duda.

—¿Escuchaste algo?

El guardia negó—Vi que les susurró algo y se fueron del frente, el joven Seo sabía que eran ellos.

—No habría sido un problema si solo hubiera sido una visita de amigos, ellos eran amigos cuando eran niños... Pero hay algo más ahí—comentó el rey en voz baja, más para sí mismo que para su empleado.

—Escuché unos rumores, pero no estoy seguro de qué tan ciertos sean—se animó a hablar el guardia, llamando la atención del rey. Le indicó que siguiera hablando:—Los Seo son una familia de hombres lobo que están involucrados en cosas ilegales—dijo directamente. Había escuchado sobre ellos hace un tiempo y cuando preguntó en el pueblo, pudo asegurar que eran rumores fuertes.

—Jisung está tramando algo—aseguró el rey, sonriendo a medias de manera sarcástica—Jisung es capaz de muchas cosas ahora que ha demostrado estar en mi contra.

—Es todo lo que sé, su Majestad—hizo una reverencia, quedándose atento a cualquier indicación.

El rey suspiró, juntando ambas manos frente a él sobre el escritorio, pensando muy bien cuál sería su siguiente paso. Ciertamente no podía dejar que Jisung armara un total escándalo, no permitiría que se juntara con criaturas mágicas si su objetivo era destruirlos, porque ya no confiaba en Jisung y su lealtad hacia ellos que eran sus padres. No podía demostrar preocupación, mucho menos debilidad, por lo que debía permanecer seguro y confiado ante esa situación.

—Jisung no tiene motivos para juntarse con Seo, tampoco tiene motivos para relacionarse con el monstruo de Windhall en el medio del bosque. No tengo idea qué está tramando, pero voy a detener todo esto ahora mismo—sonó decidido, poniéndose de pie—Reúne al ejército del castillo, visitaremos a Seo y al monstruo de Windhall.

El guardia asintió, hizo una reverencia y salió de la oficina del rey.

No había duda que, el rey Han iría en contra de su propio hijo si así aseguraba su corona, porque ahora, Jisung no era confiable, sino que, un traidor más.

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Holi, terminé mi semana de parciales con éxito, así que aquí les traigo un cap nuevo :3 espero que les guste.

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