20ও
Compromiso parte I
El castillo estaba de cabeza, soldados y empleados se movían de un lado a otro entre los pasillos sin ser demasiado silenciosos, perturbando su tranquilidad.
Jisung, quien no había podido dormir toda la noche debido a sus propios pensamientos, se sintió irritado, cansado de escuchar a todos afuera de su habitación hablando sobre el compromiso, eso solo generaba que su interior doliera.
Varios toques en su puerta lo hicieron quejarse por lo bajo, manteniéndose en la misma posición sin ánimos de levantarse. Parecía que ya era muy tarde, pero si por él fuera, no saldría de ahí hasta que mágicamente todos sus problemas se resolvieran.
Claro que, eso no iba a suceder.
—Príncipe Jisung—llamaron desde afuera—Los reyes dijeron que debemos empezar a prepararlo.
No respondió, su mirada seguía en algún punto fijo en el techo.
—¿Podemos entrar?—volvieron a hablar, escuchándose solamente murmullos en medio del silencio.
Suspiró.
—No—respondió lo suficientemente alto para ser escuchado por sus empleados.
—Pero-
—Solo váyanse—dijo, todavía concentrado en ver el techo de su habitación.
Escuchó más murmullos en el exterior, de seguro quejándose por su comportamiento negativo, pero quería sentirse tranquilo primero, quería tener paz antes de empezar el caos en el que se convertiría ese día.
Volvieron a tocar.
Cerró los ojos con fuerza y sacó todo el aire de sus pulmones, mentalizándose.
—Príncipe Jisung—llamaron nuevamente—No podemos irnos, tenemos órdenes de los reyes.
Quiso reír, pero se contuvo a sí mismo de hacerlo. Reyes, ahora le parecía una burla.
—Pasen—accedió finalmente con voz fuerte.
Alrededor de tres personas entraron con rapidez, sosteniendo la ropa que utilizaría ese día. Era un traje lindo de color azul oscuro, los detalles en color gris junto al escudo del castillo en la parte derecha resaltaban minuciosamente. El traje estaba hecho a la medida, no tenía dudas de que habían empezado a hacerlo desde hace mucho tiempo atrás.
Pensó en Jeongin, vio a los nuevos encargados de su ropa y pensó en su mejor amigo, estaba casi seguro que él había apuntado sus medidas y los colores para esa ropa, lo hicieron tal y como a él le habría gustado. Sonrió cortamente para sí mismo con un sentimiento amargo, deseando poder verlo dentro de poco, estaba seguro de que estaba bien.
—Debe darse una ducha—dijo uno de ellos, rebuscando entre sus cosas algunas toallas para dárselas, interrumpiendo sus pensamientos—Tenemos algo de tiempo, así que esperaremos por usted.
Jisung asintió y se adentró al baño de su habitación en silencio, casi arrastrando sus pasos con total desánimo. Se vio a sí mismo frente al espejo, odiándose por dejar que todo escalara tanto cuando ya sabía que la boda debía suceder, pero no pudo evitarlo, Minho logró cautivarlo tan rápido que no supo en qué momento sus sentimientos estuvieron involucrados.
Peor aún, los sentimientos de Minho también estaban en el medio.
El compromiso se haría público al anochecer y realmente, escapar fue una idea que pensó durante todo el tiempo en el que no pudo dormir durante la noche, era su mejor opción, pero estaba seguro de sus padres también pensaron en esa posibilidad, por lo que no podía arriesgarse a obtener alguna consecuencia. Por ahora, que no hayan ataques dentro del bosque ya era un gran avance, pudo comprobarlo con Changbin días atrás, todo parecía haberse tranquilizado con las criaturas del bosque.
Su padre había cumplido con su palabra.
Al salir de ducharse, algunos de sus empleados ya lo esperaban afuera del baño con algo de ropa mas sencilla antes de ponerle su traje de compromiso. Lo vistieron rápidamente y lo sentaron frente a su mueble en donde normalmente se encargaban de su cabello. Alguien se acercó a él con algo de comida, sin embargo, no fue capaz de dar más de tres bocados, su estómago simplemente no cooperaba.
—Jisung.
El mencionado endureció la mandíbula al escuchar la voz de su padre en la entrada de su habitación. Los empelados saludaron e hicieron una reverencia, en cambio él, simplemente desvió la mirada, negándose a verlo.
—Espero que todo esté en orden, hoy a las seis es tu compromiso.
—Lo sé—dijo con simplicidad—¿Por qué estás aquí?
—Abriremos las puertas del castillo a los habitantes de Windhall, todos deben saber que el heredero al trono va a casarse pronto—sonrió orgulloso, juntando sus manos en el frente.
—No me importa como vaya a ser—respondió con dureza, al fin viéndolo—Ambos sabemos que esta boda no es más que un maldito chiste.
El rey miró de reojo a los demás presentes y les pidió que salieran, no sabía en qué momento, Jisung iba a hablar de más y prefería no arriesgarse. Los sirvientes y estilistas salieron un poco confundidos, murmurando por lo bajo hasta que cerraron la puerta de la habitación del príncipe.
—¿Vas a seguir comportándote así?
—¿Así cómo?—se levantó de su silla y se paró frente a él, sosteniéndole la mirada—¿Cómo pretendes que salga frente a todas esas personas sabiendo que este trono no me pertenece?
—Si te pertenece.
—¡Claro que no!—exclamó, desordenando su cabello con frustración—¡Ustedes los asesinaron! ¡No entiendo cómo puedes seguir negándolo!
Al escuchar esto último, el rey perdió la poca paciencia que le quedaba y agarró el cuello de la camisa de Jisung, jalándolo con un movimiento brusco. ¿Cómo sabía tanto al respecto? Si Jisung hablaba públicamente sobre eso, no haría falta demasiado para que todo se convirtiera en un caos en el pueblo, especialmente con aquellas personas que sabían sobre la historia de los antiguos reyes de Windhall.
Jisung era una bomba de tiempo que estaba a punto de explotar.
—¿Y qué harás con eso?—preguntó entre dientes, ejerciendo fuerza en su agarre—No entiendo por qué te importa tanto, ellos ya no están y no van a regresar. Así que, si dices algo más, nuestro trato se terminó—amenazó, viendo como algunas lágrimas se escapaban de sus ojos, más no se conmovió—Cada una de las criaturas mágicas van a morir en el bosque y será tu responsabilidad, incluido Jeongin quien resultó ser igual de violento y salvaje como los demás, ¿quedó claro?
Segundos después, al verlo asentir, el rey soltó a su hijo, haciéndolo a un lado con la fuerza suficiente para hacerlo tambalearse. Jisung trató de estabilizarse, apoyándose en uno de sus muebles mientras recuperaba algo de aire. En ningún momento, su padre había actuado de esa manera, nunca pasaba más allá de regaños o amenazas, y ahora pudo darse cuenta de que realmente era capaz de hacerle algo más con tal de mantener todo en orden, con tal de mantenerlo en silencio.
—Tienes un par de horas para terminar de prepararte, los invitados de los demás reinos vendrán dentro de poco y debes recibirlos junto a Hyunjin—su voz sonó más suave, pero manteniéndose firme ante él—No quiero escándalos, todo tiene que salir según lo planeado.
Jisung apartó la mirada sin atreverse a decirle algo más. El rey Han salió de la habitación y justo tras él, Jisung cerró la puerta con seguro, evitando que alguien más entrara a interrumpirlo. Cuando estuvo solo se permitió llorar, sintiéndose atrapado entre todo lo que estaba por suceder. Quería correr, escapar de ese castillo e ir con Minho, quería abrazarlo, besarlo, explicarle todo y rogar por su perdón, pero tenía claro que, un movimiento más de su parte y el bosque estaría en peligro otra vez.
Fue cuestión de tiempo para que más toques en la puerta resonaran en su habitación acompañado de las voces de los empleados pidiendo entrar. Se sentó frente a la puerta y encogió sus piernas hacia su pecho, escondiendo su rostro sin dejar de llorar.
Se había quedado sin un plan, por ahora, solo le quedaba seguir con el compromiso y hablar con Minho con la esperanza de que tal vez, quisiera escucharlo.
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Minho apenas pudo dormir durante la noche, el revoltijo en su estómago aparecía cada vez que pensaba en que vería a Jisung. Le dio un poco de vergüenza verse en esa situación, pero al mismo tiempo, experimentarlo se sentía satisfactorio, nuevo, porque era algo real, sentimientos reales dentro de él que por fin podía expresar.
Aunque no durmió mucho, no se sentía del todo cansado, al contrario, sentía más energía de la que debería. Se levantó cuando creyó que era conveniente salir de la cama, tomó una larga y duradera ducha en la que repasó muchas veces lo que diría cuando tuviera a Jisung enfrente. La noche que pasaron juntos logró confesarle que le gustaba, sin embargo, quería explicarle más a fondo sobre sus sentimientos, y aunque ambos se demostraron ese día lo que estaban sintiendo, consideraba que hacerlo formalmente en una situación diferente podría ser mejor y más significativo para demostrarle que no fue algo del momento, sino que fue mucho más allá que eso.
Luego de ponerse su ropa habitual bajó hacia la cocina, encontrándose con la mansión en total silencio, lo cuál le pareció extraño debido a que las hadas solían ser las primeras en despertar. Al no tener más opción, se aventuró por preparar el desayuno. Félix le había estado enseñando como cocinar algo sencillo, por lo que optó a irse por lo seguro y hacer un desayuno simple.
Su rostro dolía de tanto sonreír, masajeó un poco sus mejillas de vez en cuando para relajar su expresión, pero no podía evitarlo.
¿Estaba siendo exagerado?
No estaba seguro de la respuesta, pero al ser su primera vez sintiéndose así, consideró que debía disfrutarlo por completo mientras el sentimiento estuviera ahí.
—Min, creí que te levantarías más tarde.
La voz de Félix logró sobresaltarlo levemente, llamando su atención.
—¿Estabas afuera?—frunció el ceño cuando los vio llegar.
—Fuimos por algunas frutas frescas—señaló Eunha mientras entraba a la cocina—Prometo que no nos alejamos demasiado.
Minho iba a protestar, pero no dijo nada al respecto porque tampoco quería mantenerlos encerrados como en una prisión, solo estaba preocupado; lo importante era que estuvieran ahí sin ningún tipo de daño.
—Está bien—asintió con calma—¿Qué trajeron?
—Mandarinas y algunas fresas—sonrió Félix, poniendo todo sobre la mesa—Estamos en la mejor temporada, ¡debemos aprovecharlo!
—Cierto, además, creo que hicimos un buen trabajo cuidado los cultivos, ¿no lo crees?
Minho asintió con una media sonrisa, percibiendo la emoción con la que ambos hablaban sobre eso. Y era de esperarse, eran hadas del jardín, se sentían cómodos, y a decir verdad, no quería sonar pesimista o demasiado insistente, por lo que no se atrevió a negarles que volvieran a salir.
—Haré una mermelada de fresas—dijo Félix, acercándose más a la cocina.
—¿Justo ahora?
—Mhm—asintió—Le daré un poco a Hyunjin, creo que podría gustarle, soy muy bueno haciendo mermeladas.
Minho rió. Félix se veía tan animado como él.
Entre cortas conversaciones, Minho logró terminar el desayuno. Los tres se sentaron en la misma mesa y compartieron el tiempo mientras comían. Minho vio a su alrededor en silencio y agradeció a sus adentros por no estar solo, por tener personas con las cuáles compartir una comida. ¿Desde cuándo se convirtió en alguien tan sentimental? Incluso los ataques de ira habían desaparecido, y aunque no consideraba haber sanado en su totalidad, podía sentir que todo era diferente ahora. Había aprendido a valorar cada cosa, a prestarle atención a los detalles y a lidiar consigo mismo.
Tal vez eran sus sentimientos los que lo habían hecho cambiar. Aún así, vivía con el constante miedo de volver a recaer, no podía negar que todavía era difícil para él verse a sí mismo, no podía quitarse esa máscara que cubría su cicatriz, pero a veces creía que en algún momento tendría el valor suficiente para hacerlo, el valor suficiente para terminar de aceptar que no volvería a ser quién era, pero que de todas formas, sería feliz.
—Entonces, ustedes irán al pueblo a buscar a sus novios y yo solo haré acto de presencia—bromeó divertida Eunha, cruzándose de brazos al terminar su desayuno.
—Jisung no es mi novio—nervioso, Minho negó y apartó la mirada, sintiendo sus mejillas arder.
—El otro día durmieron juntos—Félix entrecerró los ojos hacia el mayor.
—Tú también con Hyunjin—contraatacó.
—Pero no hicimos nada, en cambio ustedes...
—Creo que saldré al jardín un rato—Minho se levantó de su silla, interrumpiéndolo antes de que siguiera hablando, huyendo de sus preguntas y comentarios—Limpien la cocina, están castigados—dijo casi en voz baja antes de salir del comedor.
Félix rió por lo bajo mientras Eunha lo miraba con sorpresa por su reacción.
—¿Cómo le dices eso?—Eunha empujó con diversión al pelinaranja —Estaba rojísimo de la pena.
—Solo estaba bromeando, pero parece que si pasó algo. ¡No sabía nada!
Ambos se vieron con complicidad y sonrieron. Definitivamente, ver nervioso a Minho debido a Jisung era algo tierno de ver, especialmente porque la mayoría del tiempo mantenía una expresión seria en su rostro.
—Creo que Minho por fin está tranquilo—Félix sonrió cálidamente mientras arreglaba la mesa—Desde que lo conozco, no hubo un solo día en el que no se lamentara. A veces no salía en lo absoluto de su habitación y míralo ahora—ambos se acercaron a una de las ventanas más cercanas, espiando a Minho quién se encontraba sentado en el suelo con los ojos cerrados y su rostro hacia el sol, inmerso en su propio mundo—Dentro de todo su dolor y enojo había alguien que deseaba poder sentir algo más que eso.
—Es increíble—ella sonrió—Jisung parece ser demasiado especial para él.
Félix asintió
—Creo que solo estaba esperando a ser salvado, el monstruo del bosque de Windhall no es más que un estúpido nombre que le dieron por expresar su dolor.
—Escuché que atacó a muchas criaturas, por eso nunca quisimos acercarnos.
—Siempre fue en defensa—explicó rápidamente—De todas formas, Jisung supo como llegar a él.
Estuvieron dentro de un corto silencio antes de seguir con lo que Minho les había encargado, y aunque sabían que no fue un castigo real, debían obedecer puesto que él ya se había encargado del desayuno.
Todo lo que envolvía a Minho era tan trágico como increíble, su maldición lo condenó para siempre a su mansión, pero ahora, con un corazón latiendo por alguien más, esas ataduras podrían por fin romperse.
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Desde una de las ventanas más altas del castillo, Jisung vio como a poco a poco un montón de soldados empezaron a entrar, algunos tomando posiciones en las entradas y en todo el jardín delantero. Algunos de ellos nunca los había visto, suponiendo que era el ejército de Ravenham que ya se estaba haciendo presente.
Con aburrimiento, se apoyó contra el marco de la ventana, sosteniendo su mentón contra la palma de su mano.
Nunca había visto el castillo tan lleno de soldados, cada espacio estaba lleno de ellos. Lo supuso, sus padres no abrirían las puertas del castillo sin algo de protección, y ahora que sabía la verdad, comprendía el porqué tanta urgencia por mantenerse a salvo.
Suspiró con resignación y empezó a caminar rumbo al salón principal en donde de seguro, Hyunjin estaría esperándolo. Caminó a paso lento sin importarle demasiado si llegaba tarde, lo único que quería era que ese día tan tortuoso terminara de una sola vez.
Se obligó a sí mismo a sonreír, saludando amablemente a cada persona con la que se encontró en el pasillo hasta que por fin llegó a su destino. Tal y como lo supuso, Hyunjin se encontraba tan arreglado como él, utilizando un traje similar al suyo a excepción del escudo, él tenía el de Ravenham; estaba hablando con alguien a quién no conocía, suponiendo que era alguien importante de los reinos vecinos. Con una sonrisa forzada se acercó, parándose a un lado de su futuro esposo.
—Gracias por venir—Jisung hizo una reverencia hacia la pareja de adultos, obteniendo una sonrisa de su parte.
—Es una buena noticia que los príncipes de los reinos más influyentes vayan a casarse—sonrió la mujer hacia el par.
—Pienso lo mismo—dijo Hyunjin, atrayendo a Jisung a su lado para rodear su cintura—Tuve suerte de conocerlo.
Jisung apenas sonrió, tratando de mantener la calma ante la situación.
—Sin duda alguna, es la mejor decisión—asintió el hombre—Estamos emocionados por la boda también, esperamos que sea pronto.
—Están totalmente invitados—sonrió Hyunjin—Si nos permiten, debemos saludar a los demás invitados—hizo una reverencia—Disfruten.
Con amabilidad, Hyunjin se despidió y caminó hacia otra dirección sin soltar a Jisung, dando exactamente la imagen que todos esperaban de ellos; una pareja real, algo más allá de solo intereses. Aunque al final, ese era el motivo principal de su matrimonio
—¿Es muy necesario que me toques así?—se quejó Jisung, pero no intentó apartarse.
—Si lo es—le respondió, sonriendo amablemente a las demás personas que se cruzaban en su camino—Se supone que somos una pareja, solo actúa como tal. Ya después puedes odiarme todo lo que quieras.
Jisung suspiró sonoramente y no volvió a quejarse al respecto.
En poco tiempo, el salón principal se llenó. Algunos habitantes de Windhall también estaban ahí, por no decir que la mayoría. Podía notar la forma despectiva en la que las personas de poder de los reinos vecinos veían a las personas del pueblo, murmurando entre ellos sin ser disimulados, apartándose de ellos como si fueran a hacerles algo. Quiso intervenir, pero se detuvo, eso no sería prudente, además, daría una muy mala imagen, y considerando las amenazas de su padre, no podía arriesgarse hasta ese punto.
A lo lejos vio que su madre le hizo señas para que se acercara. Junto a Hyunjin se hizo paso entre los presentes, manteniendo la compostura y una sonrisa amable hasta que se encontró con sus padres.
—Dentro de poco daremos el anuncio y el inicio a la celebración—indicó la reina—Deben subir a las escaleras para que todos puedan verlos y después de eso, pueden mantenerse con los invitados hasta que todo termine.
Sin más opción, ambos asintieron, dirigiéndose a las escaleras en el medio del salón.
—No quiero hacerlo—Jisung susurró hacia el mayor a su lado mientras caminaban hacia un lado de las escaleras en donde no estaban a la vista de los invitados, sintiendo un nudo formándose en su garganta—No quiero hacer esto—se detuvo, negándose a seguir caminando.
Hyunjin sintió pena por Jisung y por él mismo, ambos metidos en un matrimonio del que no estaban de acuerdo. Recordaba sentirse indiferente cuando llegó por primera vez a Windhall, incluso la idea de casarse con alguien tan atractivo como Han Jisung no parecía del todo mala, era una muy buena ventaja considerando que estaba obligado a hacerlo, sin embargo, desde que conoció a Félix, dejó de ser una buena idea, incluso olvidaba por momentos que su deber era ese, enfocándose únicamente en las extrañas sensaciones que Félix le causaba. Nunca en su vida consideró que sentirse así por alguien era posible.
¿Con qué cara miraría a Félix ahora?, más importante aún, ¿sería capaz si quiera de buscarlo de nuevo? Esconder un compromiso no sería fácil, y hasta ese punto, lo mejor sería decir la verdad. Podía imaginar su reacción, estaba seguro que pondría esa expresión triste y herida en su rostro, y de solo pensarlo le causaba dolor en su pecho, le causaba desesperación porque no habría nada que pudiera hacer para consolarlo.
—Tampoco quiero hacerlo—murmuró, agachando la mirada—Después de esto vamos a casarnos, Jisung, todo terminó.
—Lo sé—por primera vez, Jisung tomó sus manos con suavidad, causando que pusiera su mirada en él con un poco de extrañez. Era la primera vez que Jisung hacía algo así con él, era la primera vez que se mostraba amable—Puedo ver que te importa... No está mal si lo admites.
—No es eso—negó, sosteniendo las manos del menor con más fuerza—No quiero que me importe—cerró los ojos y suspiró—Dejar que me importe solo me hará más débil, no quiero sentirme miserable el resto de mi vida por alguien a quien nunca debí querer.
Jisung sonrió a medias, confirmando que Hyunjin sentía algo realmente fuerte por Félix.
—Querer a alguien no te hará débil—le dijo con voz suave—Te hace humano, y eso es lo que eres. Tenemos una oportunidad más, vamos a comprometernos, pero todavía no es la boda, podemos hacer algo al respecto, no abandones tus sentimientos ahora, ¿está bien?
Hyunjin le sostuvo la mirada unos segundos antes de asentir, regalándole una corta sonrisa mientras un poco de esperanza aparecía. Evitar la boda era casi tan imposible como lo era quedarse junto a Félix, pero en ambas circunstancias existía algo en común: esperanza.
—¿Por qué no me enamoré de ti? Eso habría hecho todo mucho más fácil—bromeó Hyunjin—Todo esto no sería un gran problema.
Jisung rodó los ojos y soltó sus manos, dejando escapar una corta risa ante su comentario.
—Cállate y subamos estas malditas escaleras antes de que vengan a molestarnos—retomó su camino escaleras arriba.
—¿No puedes seguirme la corriente por lo menos una vez?—se quejó Hyunjin, siguiéndolo—Me siento enormemente rechazado—se indignó—Mi prometido me odia—negó con la cabeza, haciendo un drama que para Jisung, en lugar de parecerle molesto, por primera vez le pareció gracioso.
Con una nueva esperanza latente, ambos subieron hasta el último peldaño de las escaleras, de pie frente a los habitantes de Windhall, de pie frente a los reyes de Windhall y los demás reinos, mostrándose sonrientes. Hyunjin rodeó la cintura de Jisung, otra vez acercándolo lo más que pudo mientras que Jisung no tuvo más opción de rodear el cuerpo del mayor también. Ambos se miraron una vez más antes de que su padre empezara a hablar, dándole inicio por fin al discurso que daría paso a su compromiso.
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Holi, gracias por la espera. Ojalá que les guste el cap♡
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