𝑁𝑜 𝐼𝑚𝑝𝑜𝑟𝑡𝑎 𝐶𝑢𝑎𝑛𝑡𝑎𝑠 𝑉𝑒𝑐𝑒𝑠 𝑅𝑒𝑒𝑛𝑐𝑎𝑟𝑛𝑒
La vida de Gyutaro y Daki no fue tan fácil.
A pesar de ser seres odiados. También tuvieron sus momentos trágicos.
El verdadero nombre de Daki era Ume. Le pusieron ese nombre por la enfermedad que sufrió su madre, el veneno de ciruela. Los dos hermanos vivían en los barrios bajos de Rashomon.
Gyutaro estuvo en varias situaciones donde casi perdía la vida. Pero aún así sobrevivió, donde las niñas y niños de los barrios lo molestaban. Insecto, cabeza de chorlito, zopenco y cobarde. Inútil.
Lo molestaban por su voz y las marcas de su cuerpo. Lo llamaban un monstruo. Sus juguetes eran unas hoces que un cliente había dejado.
Pero algo cambio cuando nació su hermana. Ume. Dentro de él algo cambio. Ume, su preciosa hermanita, con una gran belleza a temprana edad, era su orgullo.
Descubrió que era bueno para las peleas, así que se convirtió en un cobrador. La gente le temía. Ambos sabían que su vida iban a tener un giro dramático para bien.
Hasta que Ume cumplió 13 años.
Cuando la pequeña clavó un broche para el cabello a un cliente samurái. Lo dejó ciego.
Por eso, como castigo, la ataron y la quemaron viva. Por eso su fobia al fuego.
Cuando Gyutaro regresó, encontró a su pequeña hermana toda chamuscada. La belleza de Ume se perdió gracias al fuego.
Gyutaro gritó a todo pulmón, preguntando el porque le arrebataron lo único que lo hacía feliz. Jamás pidió nada.
Pero fue callado por el mismo samurái tuerto.
Una de las patronas lo mandó a llamar para eliminar a Gyutaro, que solo ahuyentaba a los clientes por su... "Fealdad", además de ser peligroso.
Pero de un rápido movimiento Gyutaro se encargó de la mujer. Y así, nació su forma de ser.
Y así, asesinando a sangre fría al samurái.
Gyutaro avanzó con su hermana en brazos. Pero nadie salió para cuidarlos.
No hasta que vio a un hombre, o mejor dijo, a un demonio.
Dōma.
[N/A: ¡¡Hijo de la grandísima putísima madre!! ¡¡Vete al puto infierno!! ¡¡Que te corten el pito!! ¡¡Maldito cerdo hijo de puta!! ¡¡Maldito perro desgraciado!! ¡VETE AL PUTO INFIERNO!]
En ese entonces era la Sexta Luna. Este les ofreció su sangre para que ambos sean demonios muy poderosos.
Gyutaro no se arrepintió el haberse convertido en demonio. No importa cuántas veces reencarne, siempre será un demonio. Jamás dejará de ser Gyutaro.
Seguramente, si Ume hubiera nacido en una buena familia, sería la Oiran más hermosa que pudo ver el Distrito Rojo. Lamentablemente, siempre adoptó la forma de Gyutaro, ya que el fue quien la crió después de todo. Seguramente hubiera tenido otro futuro.
El demonio se encontraba en un lindo paraíso. Atrás de él, se encontraba un pequeño puente que llevaba a un bello paraíso. Pero enfrente de él, había un lugar oscuro, donde la vegetación se marchita.
─: ¡Hola! ¡Bienvenido al infierno! ─ comentó una pequeña criatura ─ Me llamo Guardián. Y tú debes ser Gyutaro.
Gyutaro: ¿Cómo sabes mi nombre?
Guardián: yo sé muchas cosas, haz cometido crímenes Gyutaro, es hora es pagar.
Ume: ¡Gyutaro!
Guardián se marchó dejando solos a los hermanos.
Ume le pidió a su hermano que salieran de aquí.
Pero se sorprendió al ver qué conservaba su forma de humana. Pero el hermano marchó directo al infierno. Al ser tan inocente, ella creyó que era la salida.
Pero el reclamó que no lo siguiera, que ella debía ir al hermoso lugar lleno de flora. Pero su pequeña hermana se negaba a dejarlo. Así que se lanzó contra su hermano. Mientras negaba que nunca lo iba a dejar. Aclarando que no importa cuántas veces reencarne, siempre será su hermanita, siempre. Reclamó con lágrimas en los ojos.
Su hermano al ver cómo la pequeña se aferraba a él, además de que le recordó su promesa.
Comentando que juntos, son más fuertes que el frío y el hambre, prometiendo que siempre estarán juntos, que nunca la dejará. Que no tenga miedo.
Al final, Gyutaro dejó que su hermana esté con el, avanzando a las llamas del infierno, cómo hermanos.
Guardián: al fin pudieron reconciliarse.
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