charper nineteen
GOOD LUCK, BABE!
—So i'm your boyfriend now.
Gillian lo miró de reojo, formandosele una sonrisa en el rostro. Nigel posó su vista en ella, observando como su cabello rubio caía como cascada detrás de su oreja y como sus ojos verdes, tan brillantes como dos esmeraldas, se mantenían pendientes en ver que número saldría del dado, sin notar la intensidad con la que era analizada.
—No intentes distraerme ahora —puntualizó ella, sin sacar la vista del tablero.
Una vez obtuvo su resultado, tomó su ficha, el peón verde, y la movió entre los casilleros. Logró evitar la carcel y las tres propiedades que él ya había comprado en ese lado del tablero, cayendo en una vacía.
—¡Perfecto! —exclamó, revolviendo entre su dinero falso—. La compraré.
Deslizó el dinero sobre la alfombra de la sala, hasta hacerlo llegar a Nigel, que a su vez era el banco. Sin embargo, él no lo tomó. Subió la vista para observar la razón y se encontró con que seguía con los ojos sobre ella. Rápidamente notó la sorpresa en las fracciones de su rostro, como si no la hubiera mirando con esos ojos antes. Lo único que le quedó fue sonreír.
Bajó la cabeza hasta recostar la sien en sus brazos cruzados. Estaba oficialmente acostado en la alfombra que tenía en la sala, con ella sentada como un indio frente a él, descalza, relajada pero expectante a lo próximo que saldría de su boca. Palabras que casi se perdieron en allí por quedarse admirandola.
—I'm not trying to distract you —señaló él, saliendo de su trance.
—Clarooo —jugó con la última letra de la palabra en su boca, antes de acercarse más a él—. No sé si recuerdas, pero la última vez me besaste. Eso es jugar sucio.
Nigel comenzó a reírse, escondiendo su cara entre sus brazos. Gillian sonrió al escucharlo. Cuando recuperó su aliento, se giró hacia ella, quedando sostenido por su antebrazo que se apoyaba en el suelo.
—If you want me to confess it —dijo, mirándola a los ojos—. I will. Yes, I am guilty... But now I was talking seriously.
—De igual manera ya lo sabía —señaló ella—. ¿Qué quieres que te diga?
Gillian hizo a un lado el tablero y sus piezas, suponiendo que ahora quedaría en segundo plano su competitividad en el juego. Se aproximó más, quedando frente a frente con él.
—Lo único que nos faltaba era la etiqueta... —vaciló ella, jugando con su cabello.
—What do you mean? —preguntó incrédulo, viéndola enredar el dedo alrededor de un mechón de su propio pelo.
Ella sonrió, peinandolo ligeramente.
—Que las ganas siempre estuvieron —respondió—. Yo no me di cuenta en ese momento, pero estoy segura que tú sí...
Los ojos de Nigel se mantuvieron sobre ella, ahora era él a quien habían tomado desprevenido. Se removió en su lugar, bajando la vista.
—Why would I lie to you? —soltó una vez pareció dejar atrás su guerra interna sobre que contestar a lo que había dicho anteriormente—. I felt something when I first saw you.
—Oh... Te estás metiendo en una conversación de la que no vas a poder salir fácilmente —dijo ella, divertida—. Ahora tendrás que contarme cada detalle sobre como te sentiste desde que me viste hasta ahora.
Nigel se rió, negando con la cabeza.
—Do you want me to make you a powerpoint? Because I will.
—Lo espero con ansias.
Ambos se quedaron mirándose, sumergidos en un silencio que no era incómodo, era producto de estar contemplado el momento, y al otro.
—I was going to offer to walk you home that day —retomó él, rompiendo el silencio—. But it seemed like a lot to me.
—Lo hubiera sido... Considerando que después llegué a pensar que quizás querías vender mis órganos en la Deep Web.
Los dos se rieron. Nigel inconsciente le apoyó la mano sobre la rodilla, con tal naturalidad que ninguno de los dos lo notó.
—I know —respondió, divertido—. So I gave you my umbrella. I did it as an act of kindness, I didn't expect anything in return, not even to see you again.
A Gillian se le formó una sonrisa tierna.
—And then you showed up at the bookstore —recordó—.I remember that I thought that if I saw you again it was for a reason, so I didn't think about it much and I invited you for a coffee.
—¿Qué hubiera sido de nosotros si te hubiera aceptado ese café?
Nigel se reincorporo, divertido con aquella suposición. Alzó los hombros como respuesta.
—We won't know... But you said it, the desire was always there —contestó él, estirando la mano hasta alcanzar su cabello y colocarlo detrás de su oreja—, however, I truly believe that what is meant to be, will be.
Ella sonrió de lado. Le acarició la mejilla, hasta que dejó caer su mano en su hombro, mientras sostenía la mirada en sus ojos color miel. Él se inclinó hacia adelante, quedando a centímetros de su rostro.
—¿Entonces hubiéramos estado así de todas formas? —preguntó, sintiendo como las puntas de sus narices se rozaban.
Él se limitó a asentir con una leve sonrisa, antes de atraerla hacia él para besarla de manera suave. Podía sentir el contraste entre sus mejillas calientes con el pulgar frio de su mano al acariciarla, pero eso no fue un impedimento para seguir. Deslizó sus dedos por su brazo, hasta llegar a su mano. Entrelazó sus dedos y eso los llevó a separarse.
—Lo hiciste otra vez —comentó ella, observando sus manos juntas.
—Which thing? —preguntó, mirandola a ella.
—Besarme para disuadirme.
Él comenzó a reírse, inclinandose hacia adelante para esconder su cara en su hombro.
—Are you really thinking about the game right now? —preguntó, levantando la vista.
—Que decirte... Soy competitiva.
Nigel negó con la cabeza, divertido.
—¿De pequeño también usabas tu atractivo para poder ganar? —preguntó ella, jugando con una de las fichas del Monopoly.
Él siguió con la mirada sus movimientos.
—I was the little brother, I always won —confesó él.
Gillian devolvió sus ojos hacia él.
—Eso explica mucho —bromeó, viendo como entrecerraba los ojos—. Compadezco a tu hermana.
Nigel rodó los ojos y luego sonrió. Comenzó a jugar con uno de los cordones de la sudadera de Gillian, que apilaba las tarjetas y las fichas del juego con sus pares a medida que iba avanzando su conversación.
—Hablando de hermanos pequeños... —se divagó ella, sin quitar la vista del tablero.
Sin embargo, sintió la mirada de Nigel clavarse en su rostro e inconscientemente, se la devolvió.
—Do you have one? —se atrevió a preguntar.
—Sí... Una hermana, Anna, tiene diecinueve —respondió.
—Oh, it's a baby —dijo, viendo como Gillian sonreía sin prestar mucha atención—. Like you.
Velozmente clavó sus esmeraldas sobre él.
—Calla, abuelo.
Él comenzó a reírse mientras ella rodaba los ojos, divirtiendose también.
—And what about her? —retomó la conversación y la compostura —. You never told me about her before.
Ella alzó los hombros.
—Me llamó hace unos días, no hablamos tan seguido —comenzó a hablar, Nigel procuró guardar silencio pues estas conversaciones no se daban tan seguido—. Me invitó a almorzar y me dijo que podía llevar un acompañante. Y me estaba preguntando si...
—Absolutely yes —se apresuró a aceptar.
Gillian parpadeó, confundida.
—¿Sí? —cuestión lentamente—. Mira, no tienes que ir si no qui-
—I will —aseguró, reincorporándose—. Why wouldn't i go?
Ella alzó los hombros, sintiendo como cambiaba el agarre de sus manos, que nunca se habían separado, y comenzaba a acariciar el dorso de esta.
—Don't worry, I'll be there and we'll have a great time —aseguró Nigel—. I bet you have a nice family.
Gillian hizo una mueca y rápidamente supo que quizás había metido la pata en el agujero incorrecto, sin embargo, no intentó remediarlo, tan solo quería ver cuan profundo era.
—Solo estarán mi hermana y su novio.
Le soltó la mano y se puso de pie, se veía claramente incómoda en esta conversación. Incluso hasta lo hizo dudar de seguir preguntando, sin embargo, la curiosidad le ganó, pues él había hablado de toda su familia incansablemente, sin embargo, hasta ahora ella no había dicho ni una sola palabra de dónde provenía.
—And... Your parents?
Estaba recogiendo su cabello con una pinza cuando escuchó la pregunta, sin embargo, le tomó un tiempo procesarla del todo. Trató de mostrarse indiferente al tema, aunque su respuesta le dijo todo lo contrario.
—Si mis padres fueran, no te llevaría conmigo —dejó la fase flotando en el aire, esperando una reacción.
Cuando lo único que obtuvo fue una expresión de no saber que responder, decidió que debía salir de esta conversación y darla por terminada, así que pensó que era buena idea ir al baño y lavarse la cara para refrescarse. Y así lo hizo, antes de que él pudiera objetar, la vio irse por el pasillo hacia el pequeño cuarto al final de este.
*. : 。✿ * ゚*.
No estaba para nada segura de lo que haría. Pero ya estaba frente a esa puerta, darse la vuelta sería de cobarde, ¿no? Así que simplemente dejo caer su puño contra la madera, ya que no tenía la valentía de golpear contundentemente. Esos diez segundos en los que tardaron en abrirle fueron una completa tortura. Se arrepintió y pensó en irse de ahí más de cuatro veces. Terminó por suspirar profundamente, armandose de valentía.
Una ola de calor la golpeó en cuanto se abrió. No supo muy bien si era porque la calefacción estaba encendida dentro del apartamento o la imagen de Violet cepillandose los dientes en aquel pijama de camisa de tirantes y pantalones cortos. Quizás fueron las dos, no lo tenía claro.
—Emma —saludó con dificultad, tenía la boca llena de pasta dental.
Casi que tuvo que tragarse las ganas de reírse de ella.
—Hola.
Se observaron fijamente en la entrada, como esperando una reacción de la otra parte, hasta que Violet razonó.
—Pasa. Si quieres —murmuró, hasta con cierta timidez.
Emma no lo pensó y se adentró, sintiendo como ella cerraba la puerta detrás de ella.
—Dame un segundo, ya vuelvo —avisó, pasando por su lado.
La vio desaparecer en el final del pasillo, dónde estaba la puerta del baño. Unos segundos después salió de este, sin un rastro de dentífrico en su boca.
—¿Vienes para finalmente descubrirlo? —bromeó ella, sentándose en el respaldo de su sillón.
Miró como sus pies no colgaban en el aire, estaba más recostada que sentada allí, pero estaba segura de que si tomaba asiento a su lado, podría balancear las piernas en el aire. La tensión del momento le hacía pensar en estupideces. Cómo que su apartamento no era nada parecido a como ella aparentaba ser. Esperaba algo pequeño y desordenado, sin embargo, era todo lo contrario. Tan blanquecino que incluso abrumaba, las baldosas grises del suelo estaban relucientes, como el resto de la casa era sumamente enorme y moderno, dirían que hasta era mucho para una sola persona. No sabía ni cómo lo mantenía.
Emma trató de mostrarse divertida ante ese comentario, como si recordara la situación como algo lindo. Y en parte lo era, pero había sido más traumático que otra cosa. De igual manera, su sonrisa se convirtió en una mueca que le dejó claro a Violet que eso no le gustaba para nada.
—Ya que lo mencionaste. Lo siento —se disculpó, mantenían una distancia prudente de la una a la otra—, no debí tomar la iniciativa y luego retroceder, fue bastante tonto de mi parte.
Mantuvo sus ojos de color violeta fijos sobre ella.
—No te preocupes —le resto impotencia, reincorporándose—. Eso te hace más interesante.
Emma suspiró.
—No digas tonterías —la conversación tenía un tono de seriedad aportado por ella, ya que Violet parecía quererlo disuadir con bromas, quizás así era.
—Es la verdad —sonrió de medio lado.
Emma miró hacia los lados, incómoda. ¿Cómo diría esto?
—No mereces ser usada por alguien que no sabe lo que quiere —señaló, dando un paso hacia ella—. Y estoy hablando de mí.
Lo había estado reflexionando está semana en la que no se vieron. La escena se repetía una y otra vez en su cabeza al menos cinco veces por día. Podía recordar claramente el calor de su piel bajo la yema de sus dedos o sus labios sobre los suyos, y la sensación del momento. Eso era lo que le aterraba más, no saber lo que eso significaba.
—Soy una chica inexperta, que acaba de rechazar a su mejor amigo que gustó por años de ella, que no sabe que es lo que le gusta, que odia —enumero, haciendo gestos con las manos—. No te conviene estar conmigo.
La mayor ladeó la cabeza.
—Ya he lidiado con chicas como tú.
Hubo un breve silencio entre ambas. Emma la miró atónita.
—¿O sea que el objetivo final era salir conmigo? —cuestionó.
—No quería que lo interpretaras de esa manera —respondió, vacilante—. Pero salir sería demasiado.
—Genial —bufó ella, dejando caer sus brazos a sus costados, en forma de protesta—. O sea, liarte conmigo y luego dejarme. ¿Te suena bien?
—Sabes que no quise decir eso.
—Otra vez —suspiró, masajeando el puente de su nariz—. Bueno, debería esperarmelo de alguien que le tiene miedo al compromiso.
Violet frunció el ceño, le estaba tocando la moral.
—Es algo que compartimos —señaló, tratando de fingir que no le importaba.
—No me voy a comprometer con algo que no me gusta —dijo, refiriéndose a Norman.
—Yo tampoco.
—¿O sea que no te gusto?
—Deja de distorsionar todo lo que digo —señaló—, ¿Aún tienes dudas sobre eso después de dejar mi labial en toda tu boca?
Él silencio lo dijo todo después de aquellas palabras. Emma se llevó los deseos a sus labios inconscientemente y Violet supo que le había dado en el ángulo, así que sonrió de lado, orgullosa.
—Ja, eso pensé —confirmó—. ¿Por qué has venido Emma?
Con los brazos en jarra, la observaba de una manera que nunca lo había hecho. Cómo desafiandola. Emma contuvo la respiración un par de segundos, no quería mostrarse nerviosa ante su actitud, quería hacerle saber que podía igualarla.
—A disculparme por usarte como experimento, pero creo que quien fue usada fui yo —espetó sin una pisca de remordimiento.
—No te usé —se defendió—. Te deseé, que es diferente.
—Pues yo no oí lo mismo —se cruzó de brazos.
—Es la verdad.
—Deja de decir eso.
Violet rodó los ojos, avanzando hacia ella. La menor se sintió intimidada, no solo por su actitud sino también por la media cabeza de altura que le sacaba, tenía que alzar la barbilla para mirarla.
—¿Sabes que es lo que pasa? —cuestionó, luego soltó un suspiro antes de volver a hablar—. Que estás en la etapa de negación. Acabas de descubrir estos nuevos sentimientos y no lo quieres aceptar, piensas que fue un experimento. Y está bien, muchos pasamos por lo mismo, pero es solo una etapa.
Emma quiso intervenir, sin embargo, la cortó.
—En el tiempo que te lleve descubrirlo, te darás cuenta de que lo que te dije es cierto —terminó de argumentar.
Ella permaneció en silencio pero desafiandola con la mirada. Quiera con todas sus ganas llevarle la contra, estaba furiosa por lo que había confesado unos minutos atrás, sin embargo, no quería mostrarle que aquello o cualquier palabra que hubiera salido de su boca, la afectó, así que mantenía un equilibrio entre escupirle en la cara lo que de verdad creía y mezclarlo con un poco de sarcasmo para que no se oyera tan directo.
—Pues tendré tiempo para reflexionarlo.
—¿Por qué lo dices? —preguntó curiosa.
Emma comenzó a avanzar hacia la entrada, siendo perseguida.
—Porque me iré a vivir con mis padres en Sevilla —tomó el pestillo de la puerta, dándole la espalda mientras hablaba, no tenia el valor de decirle esto mirándola a los ojos—. No puedo seguir viviendo con mis amigas y aún no puedo pagar un lugar para mí sola.
Se atrevió a observar por encima de su hombro, tan solo un poco, para verla estática detrás de ella, como si quisiera detenerla y a la vez no pudiera. Devolvió la vista hacia adelante, abriendo la puerta.
—Esa era la razón principal por la que vine —señaló, negando con la cabeza—. No quería desaparecer así. Me importas. Y pensé que yo a ti también.
Y salió del lugar, creando un ruido sordo al cerrar la puerta.
*. : 。✿ * ゚*.
Debe admitir que refrescar su rostro la había tranquilizado. Quizás había sido un poco áspera con sus respuestas, pero era algo que no podía evitar cuando el tema se tocaba. Se miró en el espero, acomodando su cabello y soltando un gran suspiro, tratando de volver a la sala con la mejor cara posible.
Cuando salió, pudo escucharlo en la cocina. Al pasar por allí, lo vio abrir el gabinete y estirarse hasta alcanzar dos tazas, sin notar que ella estaba allí. Decidió seguir hasta la sala, para guardar el juego de mesa, sin embargo, él ya lo había hecho. De igual manera, la mesa de café estaba ocupada. Su computadora y un sobre blanco con un sello estaban sobre ella. Se acercó para poder moverlas de lugar, pero en el momento que quiso cerrar la pantalla de esta, se encendió. No era su intención husmear en sus asuntos, sin embargo, no pudo ignorar el hecho de que tenía varias páginas abiertas y en la que ella se encontraba parada habían varios correos electrónicos enviados en dónde adjuntaba su currículum. Parecía que estaba buscando trabajo. También habían un par del edificio en donde vivían, lo que le pareció extraño ya que no solían enviar tantos correos. Sus ojos se movieron hacia el sobre al lado de la computadora, notando que aquel sello que había visto antes, era también del del edificio. No lo pensó, simplemente tomó el sobre y lo abrió.
“Estimado Sr. Nigel William Anderson Smith:
Por este medio, nos comunicamos para solicitar el desalojo de la vivienda cuya dirección fue mencionada arriba. El motivo de esta petición es el cumulo de faltas de pago del alquiler del inmueble...”
—Gilly —la llamó, entrando en la habitación—, I made you some tea with lemon. I forgot to buy more coffee and I know it's not your favorite but-
Ambos quedaron petrificados mirándose. Por un lado, Gillian había quedado en evidencia, había urgado en sus cosas sin su permiso, pero tampoco pensaba ocultarlo, tan solo la habían agarrado con las manos en la masa. Y por el otro, podías observar el rostro de genuina sorpresa de Nigel, que rápidamente dejó ambas tazas en la pequeña mesa redonda que estaba al lado del sillón. No sabía cómo reaccionar, así que lo primero que hizo fue apartar la vista y llevarse la mano hacia la cabeza, pensando. Frustrado, pasó las manos por su cabeza y volteó nuevamente hacia ella, que lo observaba atentamente, aún sosteniendo la carta.
—Gillian, were you just looking into my things? —cuestionó, en un tono que a ella no le gustó.
—Oye —protestó rápidamente, levantándose del suelo y tratando de mantener una postura para hacerle frente a la suya—. Fue un accidente-
—Sure it was —bufó.
—¿Disculpa? —preguntó, llevando ambas manos a sus caderas, mientras lo veía tomar asiento en el sillón—. No me hagas ver como la villana. Además, ¿cuando pensabas contarme sobre esto?
Alzó la carta frente a su nariz, asegurándose de que la viera. Él simplemente llevó sus ojos hacia ella, quitándole la carta ágilmente.
—Honestly, never —respondió, doblandola—. Because it's none of your business and it's my problem.
—¿No es de mi incumbencia? —casi se rió al cuestionarselo—. ¿O sea que te ibas a dejar hundir en la desgracia y me verías a la cara sin decirme ni uno de tus problemas?
—I'm the one in trouble, not you. I was going to find a way out...
—¡No me importa, Nigel! —exclamó, observando la genuina sorpresa en su rostro—. Soy tu novia, ¡lo dijiste! ¿No confías en mí? ¿Por qué no me lo contaste?
Aquello generó un silencio sepulcral en la sala. Nigel mantuvo su mirada fija en ella, era la primera vez que ambos se enfrentaban a este tipo de situación que sacaba a la luz otras versiones de ellos, y cuando bajo la vista, algo en Gillian le dijo que esto no valía la pena. Él se llevó las manos al rostro, cubriendo sus ojos y permaneció así un largo rato en el que ella solo se concentro en la manera en la que respiraba, controlandolo de alguna forma.para saber cómo actuar. Suavemente tomó asiento a su lado, tratando de esperar a que el reaccionara primero, podía percibir que necesitaba aquel silencio. Sin embargo, no podía observarlo así sin sentir que parte de esta reacción que tuvo era su culpa.
—Lo siento, por hablarte áspero y por reaccionar de esta manera. Yo-
Él negó con la cabeza, haciéndola guardar silencio.
—Don't apologize. I just —murmuró—, I don't want you to worry about me.
No sé movió ni un centímetro, sin embargo, Gillian escuchó claramente lo que dijo.
—Don't you have much else to worry about already? —cuestionó, negando con la cabeza aún sin mirarla—. Your friends, your work, your studies, why would I transfer my problems to you too?
Guardó silencio, apoyándole una mano en la espalda.
—i'm an adult, I'm supposed to be able to deal with this. i'm just struggling a little bit now.
La expresión de Gillian se entristeció, lo entendía más que nadie. Apoyó su mejilla en su hombro, trazando círculos en su espalda.
—No tienes porqué hacerlo solo.
Él se asomó para poder mirarla, pudo notar como sus ojos estaban algo húmedos.
—Te quiero —continuó, observándolo—, y eso hace que me preocupe por ti. Déjame ayudarte, podemos pensar en algo juntos.
Nigel no sabía que decir o que hacer, así que simplemente se la quedó mirando. Gillian asumió que lo estaba pensando, así que le plantó un beso en la mejilla y lo atrajó hacia ella, dejando que repose su cabeza en su hombro, mientras acariciaba su cabello en silencio.
Entonces, luego de un largo tiempo sin decir una sola palabra, la luz de la lámpara de las ideas en la cabeza de Gillian comenzó a tintinear. Una vez completamente encendida, ella se irguió tal cual una estaca clavada en su lugar y Nigel no tuvo otra que recobrar su postura moribunda y observarla, esperando que soltara lo que tenía para decir.
—¿Y si vivimos juntos?
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💌 bykotw
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