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𝘤𝘩𝘢𝘳𝘱𝘦𝘳 𝘵𝘩𝘪𝘳𝘵𝘦𝘦𝘯

GUILTY AS SIN

Emma le había escrito a Violet toda la semana siguiente luego de conocerla. No había fallado un día. Durante los primeros, ambas tardaban en contestar, no conocían los horarios de la otra así que no podían saber cuando estaban libres, sin embargo, si podía hablar por si misma, cada vez que la pantalla de su celular se encendía, veía si la notificación era un mensaje de ella. La mayoría de las veces no, simplemente notificaciones de redes sociales o mensajes de gente con la que no quería hablar, eso la desilusionaba un poco, sin embargo, para el lunes se armó de valor y le preguntó cuándo podía escribirle.

Así que, cada noche, después de cenar, le enviaba un mensaje para poder charlar con ella. Podía ver de reojo a Oliver y Sonya mirarse, preguntándose porqué tanta emoción. Estaba muy ilusionada, a decir verdad. Para Emma, Violet era una chica alucinante. ¿Tendría otra oportunidad de ser amiga de alguien tan talentosa como ella? No, así que lo aprovecharía al máximo.

El jueves estaba a mitad de su cena, cuando la pantalla de su celular se iluminó. Obviamente no esperaría, así que rápidamente lo tomó, llevándose la sorpresa de que Violet había iniciado la conversación hoy. Preguntó que estaba haciendo, cómo le había ido en su día y si estaba libre el viernes. Obviamente a su manera, era un poco cortante pero a Emma no le importa. La emoción subió por su pecho y comenzó a teclear rápido, antes de que perdiera su atención.

Sonya y Oliver volvieron a preguntarse que ocurría. Él trató de hablarlo con ella disimuladamente, pero de igual manera no lo logró: invento una excusa tonta y se metió a su habitación. Ellos no sabían de Violet.

"Que bien. Mañana mi banda y yo tocaremos un par de canciones, puedes venir, si quieres."

Leía el mensaje una y otra vez, pataleando en su cama, le costaba creer que Violet había pensado en ella y encima se tomará el tiempo de invitarla. Estaba tan emocionada.

Nunca le había prestado tanta atención a sus rizos, ni a su maquillaje y ni incluso a la forma en la que iba vestida, como se fijo en esa noche. Cuidó mucho su apariencia.

Eran más de las doce de la noche, cuando salió disparada de su habitación hacia la puerta de entrada, con llaves en mano. Sus amigos le preguntaron a dónde iba y sin dar muchas vueltas al asunto, respondió que vería a una amiga, saliendo del lugar.

Sonya lo miró con preocupación a Oliver, que simplemente le dio un reconfortante abrazo. Eso la hizo sentir mejor pero de igual manera, le dejó un mensaje a Gillian.

"Oye, Gill, ¿acaso Emma te contó si se vería con alguien está noche?"

"Nop, pero me acaba de enviar su ubicación en tiempo real."

Eso tranquilizó un poco a Sonya, sin embargo, solo era el inicio de una larga noche.

*. : 。✿ * ゚*.

-¡Violeeet! -gritó, abalanzandose sobre ella.

No sabe cómo, pero su agilidad le permitió atraparla.

-Emma, ¿qué haces aquí atrás? -preguntó, separándose de ella.

-No podía aguantarme para verte -le comentó, mirándola-. ¡Te ves genial!

Sin una pizca de vergüenza, sus esmeraldas examinaron su vestuario de arriba a bajo. Llevaba una falda negra de cuero, con una cadena plateada colgando de uno de sus bolsillos, parecida a la que colgaba de su cuello con un candado como dije, también botas negras y una remera negra ajustada debajo de lo que le daba el toque final a su atuendo,: la chaqueta de cuero.

-Gracias. Tu también te ves... Linda.

Los ojos de Emma se iluminaron, tal cual dos estrellas. Ella tenía un estilo muy diferente, más común y corriente. Aquella noche había optado por un vestido blanco con su polera negra debajo, nunca se le habría ocurrido esa combinación pero esa noche supo que se veía muy bien. También llevaba su nuevo par de medias térmicas -las anteriores tenían un agujero enorme en la rodilla- y sus adorados mocasines. Ah, y obvio su sobretodo para protegerse del frío.

-¿En serio? -comenzó a dar saltitos en su lugar-. Tardé mucho en arreglarme.

-Se nota -señaló ella, sonriendo de lado.

-¿Y esto? -cambió de tema repentinamente, señalando el pequeño micrófono en su mejilla.

Trato de mirarse, olvidado que no podía ver su propia mejilla.

-Ah, eso -murmuró-. Nuestra vocalista se bajó del grupo repentinamente. La reemplazaré, pero no he dejado de ser la bajista.

Emma parpadeó varias veces.

-¿O sea que ahora atiendes en la barra, cantas y tocas el bajo? -preguntó, esbozando una gran sonrisa en su rostro-. ¡Eres increíble, Violet!

Ella se avergonzó un poco, pero trato de de ocultarlo.

-Sí, sí, lo que tú digas -respondió-. Ahora vete, ya casi nos toca.

Emma se aproximó rápidamente a ella y la abrazó con fuerza.

-¡Suerte! -exclamó, saliendo del lugar.

Violet sonrió de lado cuando desapareció por la pequeña puerta, mientras trataba de concentrarse en ajustar su guitarra en vez de pensar en ese pequeña chispa que se había encendido en su corazón.

*. : 。✿ * ゚*.

Los mejores veinte minutos en el bar fueron en los que la banda de Violet hizo su presentación. Luego de verla busco un lugar cerca del escenario, al final del lugar. No era demasiado grande pero si para ser un bar. Junto a la puerta comenzaba la barra, que se extendía hasta el final, frente a esta, habían unas diez mesas redondas, ahora que lo piensa, ni siquiera sabe si ese lugar era solo un simple bar, comenzaba a sonar un poco más complicado ahora que lo examinaba. En fin, muchas mesas, un par de ventanas y al final, un mediano escenario. Junto a este, estaba la puerta que daba al lugar donde había hablado con ella por primera vez.

Tuvo que escuchar un par de pequeños artistas antes de ellos, notó que el bar fue albergando cada vez más gente a medida que pasaba el tiempo y la hora llegaba, entonces recordó el cartel en la entrada. Habían estado publicitando su banda.

Estaba cerca, así que asumió que Violet podía verla desde arriba del escenario, sobre todo porque cuando subió, ella pareció notar su presencia y miró al suelo ocultando su sonrisa. Definitivamente podía verla. Violet se paró fime en el escenario, dijo algunas palabras en el micrófono, antes de acomodar su bajo y comenzar tocar. La admiraba mucho, ¿cómo podía subirse al escenario sin mostrar una pisca de nerviosismo y cantar como si fuera una profesional? Ella estaría temblando como un pollito mojado.

La voz de Violet era suave, así que le quedó como anillo al dedo para la última canción "Downtown Lights". Era una gran coincidencia que la eligieran para cerrar la noche, pues era una que estuvo escuchando mucho últimamente.

También notó que tuvo los ojos sobre ella durante esa presentación, sin embargo, no le dio importancia.

Obviamente, ni bien la banda terminó, ella se movió rápidamente entre la multitud que dejaba el lugar y se coló en dónde había ido antes para ver a Violet. Sin importarle que su banda estuviera con ella.

Tocó la puerta, esperando paciente que alguien la dejara entrar, y para su suerte, fue ella quien abrió.

-¡Violet! -saltó sobre ella, por segunda vez en la noche.

La joven la abrazó con más entusiasmo que hacía un rato. Estaba feliz.

-Uhhhh -canturrearon tras ellas.

Ambas se separaron y aún manteniendo uno de sus brazos alrededor de su cintura, ella rodó los ojos.

-¿Quién es tu amiguita, Violet? -preguntó un chico de cabello rizado y pinzas de colores en el mismo.

Impaciente él esperaba que los presentará. Emma lo miraba con una sonrisa, observando a ambos hombres. Ahora sí se sentía algo apenada.

-Emma, ellos son Sandy y Pepe -los señaló a cada uno de ellos.

-Hola -saludó Pepe.

Ella sonrió, devolviéndole el saludo.

-¿Así que tú eres la famosa Emma de la que Violet estuvo hablando tanto? -pregunto Sandy divertido.

Violet lo miró con cara de pocos amigos, quitando su mano de su cintura. A la joven solo se le colorearon las mejillas. ¿Violet le había hablado a su banda de ella?

-¿Les hablaste de mí? -interrogo, verdaderamente interesada en esa conversación.

Los tres se miraron, como si estuvieran discutiendo telepáticamente.

-¿Quieres quedarte a festejar con nosotros? -interrupió Pepe, invitandola a sentarse cerca de él.

-Sandy, ¿por qué no me acompañas a cerrar el bar? -dijo Violet entre dientes, llevándoselo por la pequeña puerta.

Alzó una ceja extrañada mientras ella se llevaba al chico prácticamente de la oreja, luego tomó asiento al lado de Pepe y ambos rieron. Le pregunto si siempre eran así, entablando una conversación con él mientras esperaban que volvieran.

*. : 。✿ * ゚*.

Las dos se despidieron de ambos chicos. Emma había pasado un buen rato junto a todos ellos, charlando y riendo, cosas que no hacía hace mucho tiempo, e incluso se atrevería a decir que casi había olvidado. Entonces Violet volteó a verla a ella con una expresión serena en su rostro.

-¿Te acompaño a casa? -preguntó, mirándola.

Ella negó con la cabeza.

-No quiero volver a casa aún... -mencionó, agachando la cabeza-. ¿Podemos, por lo menos, dar vueltas por ahí?

Violet alzó una ceja, comenzando a caminar por la acera junto a ella.

-¿Por qué no quieres volver a tu hogar? Si es que puedo saber.

Emma la miró un segundo, luego volvió su vista hacia el frente y suspiro.

-Es una larga historia...

La jóven se acercó a ella, rodeandole los hombros con su brazo y sintiendo rápidamente el calor de su cuerpo, hacía bastante frío esa madrugada.

-Para ti, tengo tiempo.

Le guiñó el ojo y ella comenzó a reír, entonces Violet sonrió.

-Si tu lo dices... -le dió la razón, suspiró otra vez, antes de comenzar a hablar-. Vivo con mi mejor amiga y su novio, que también es mi amigo, en un piso que alquilamos los tres.

Violet dirigió su mirada hacia ella.

-¿Lo encontraste engañando a tu amiga?

Emma dió un respingo, como si fuera un gato, la miró espantada.

-¿Qué? ¡No! Oliver nunca haría eso -defendió.

La mayor comenzó a reírse mientras Emma negaba con la cabeza.

-Y hace dos meses yo... me peleé con Sonya -confesó, no sé lo había contado a nadie, ni siquiera a Gillian-. Ese día volví a casa después de algo que... salió mal y sin querer los interrumpí.

-¿Los interrumpiste? -indagó, un poco confundida.

Emma asintió.

-Sí, los pillé en un mal momento, me ha pasado varias veces -se encogió de hombros, no lo hacía con malas intenciones-. Recuerdo que me disculpé y, rato después, Sonya apareció en mi cuarto y dijo algo como "Oliver y yo estamos necesitando más privacidad". Eso me hizo sentir como el mal tercio, lo que sobraba, lo que no querían allí y... como ya venía frustrada por mi día, estallé contra ella.

Se sorbió la nariz, Violet la miraba con empatía.

-Quizás si hubiera guardado la calma seguiríamos siendo tan amigas como antes, pero cada vez que se me acerca, recuerdo la discusión y... Ya no la puedo ver igual.

Limpió con la manga de su abrigo una pequeña lágrima que se escurrió por su mejilla. La mayor detuvo su paso, posicionadose frente a ella para deslizarle sus brazos por encima de sus hombros, dándole un abrazo reconfortante que no sabía que necesitaba hasta que lo tuvo. Durante esos segundos que permanecieron juntas, Emma simplemente se dejó llevar por el momento, recostando su mejilla sobre su pecho mientras Violet miraba el cielo, notando la claridad de este.

-No dejaste tus mocos pegados en mi abrigo, ¿no? -dijo, sintiendo como se quejaba de ella.

Ella rió, negando con la cabeza. La joven sonrió, mientras la miraba.

-¿Te gusta el amanecer? -preguntó, jugando con uno de sus rizos anaranjados.

Emma se quedó estática por un segundo, dándose cuenta de que el dedo de Violet se había enredado en su cabello. Fingió que no lo había notado.

-Sí, me gustan -respondió, encogiéndose de hombros.

Violet asintió, sonriendo genuinamente.

-Entonces hay que apurarnos.

Entonces tomó su muñeca, comenzando a correr.

Al principio la tomó por sorpresa, sin embargo, luego comenzó a reírse mientras era arrastrada por Violet. A unas pocas cuadras del bar, y no muy lejos de dónde vivía Emma, estaba el su hogar: un edificio alto y bastante moderno. No volaba ni una mosca a esas horas de la madrugada, así que nadie se extrañó de ver a dos jóvenes riendo y corriendo por ahí. Utilizaron el ascensor para lograr llegar al último piso, dónde tuvieron que hacer uso de las escaleras para llegar a la azotea. Emma quedó algo asombrada al verla porque no era una cualquiera: tenía un cuidado parrillero en una de las esquinas, con mesas y sillas, había un tobogán y dos pequeños triciclos para entretener a los niños. Un sector del lugar tenía un muro más bajo que permitía mirar la cuidad desde las alturas, algo así como un mirador. Allí es a donde se acercaron ellas.

El muro de concreto les llegaba hasta un poco más de las caderas y tenía una fina baranda de aluminio, en las cual habían unas pequeñas luces enredadas en él.

-¿Quieres sentarte? -lo señaló.

Emma la observó como si le estuviera hablando de consumir droga.

-¿No es peligroso? -preguntó, asomándose para poder mirar hacia abajo.

Ella negó, recostandose sobre el muro.

-Yo lo hago todo el tiempo.

Pronto se encontró a sí misma siendo ayudada por Violet a sentarse sobre el concreto, recostandose suavemente sobre el metal. Se mantuvieron en silencio por un buen rato, en el cual el cielo nocturno comenzó a tomar un color más claro, indicando que el sol saldría pronto. Ambas estuvieron divagando por sus pensamientos, hasta que la mayor se dió cuenta de su silencio y preguntó lo primero que se le cruzó por la mente para romperlo.

-¿Qué fue lo que salió mal ese día? -indagó repentinamente, ignorando el gran hueco desde esa conversación hasta ahora.

-¿Eh? -musitó Emma, sin entender de primera mano a qué se refería-. Ah... Eso...

Violet la miró incrédula.

-Salí con mi mejor amigo en términos más... románticos.

La joven alzó las cejas, luego se dedicó a escucharla sin mirarla a los ojos.

-Todo el mundo decía que haríamos una bonita pareja y además, Norman es muy amable conmigo -continúo contando, mientras jugaba con sus dedos-, así que accedí. Ese día, él intentó besarme y yo lo rechacé... Simplemente no podía hacerlo.

Soltó un largo suspiro.

-¿Por qué? -preguntó sinceramente.

Ella se encogió de hombros.

-No lo sé...

Violet metió la mano en su bolsillo y sacó una caja de cigarrillos.

-Quizás no era tu tipo -sentenció, tomando uno del paquete-. ¿Te importa si fumo?

La jóven negó con la cabeza, mientras la observaba encender el cigarro, sin embargo, lo anterior quedó sonando en su mente.

-¿Cómo te gustan los hombres, Violet?

Eso le saco una sonrisa a la mayor.

-Generalmente, lejos -bromeó ella, exhalando el humo-. Me gustan las mujeres.

Le dio una calada a su cigarrillo mientras notaba el silenció de Emma luego de haberse reído por su comentario. Estaba pensando.

-Entonces... ¿cómo se siente besar a una chica?

Violet la miró de reojo.

-Exactamente igual que a un hombre.

Emma se encogió de hombros, sintiéndose una idiota por preguntar eso. ¿Qué respuesta estaba esperando? Sin embargo, no pudo controlar su boca y continuo balbuceando.

-Lo sé, pero...

-¿De verdad quieres saber? -la cortó, girandose hacia ella con una mano en la cintura.

No tiene muy claro porqué, pero asintió casi que tímidamente. Entonces Violet apagó el cigarro en el concreto, bajo la atenta mirada de ella.

Emma siempre había sido muy curiosa, así que siempre se preguntó cosas extrañas, y una de ellas era como se sentiría besar a alguien que tiene un piercing en el labio.

Pues ahora estaba obteniendo su respuesta.

Ligeramente inclinada sobre ella, con su mano sobre su rodilla para sostenerse, la misma que le había desconfigurado todo el sistema nervioso a Emma, le había plantado un beso en los labios. Estaba tan asombrada que ni siquiera se fijó en el detalle del piercing o mucho menos llegó a cerrar los ojos, así que cuando Violet se alejó, ella seguía con sus esmeraldas bien abiertas y clavadas sobre ella. A lo único que atinó fue a cubrirse los labios con su mano.

-Se siente igual que a un hombre, ¿verdad? -indagó, deleitándose con su expresión.

El beso si se sentía igual, sin embargo, la sensación fue muy distinta a lo que acostumbraba.

Violet volvió a encender su cigarrillo, y como si no acabará de dejar todo su labial esparcido por los labios de su amiga, volvió a fumar con tranquilidad, ignorando que Emma tenía su mirada sobre ella aún.

Ahora había un nudo dentro de ella, ¿tendría que deshacerlo sola?

💌 bykotw

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