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──Lo ha hecho muy bien, está mejorando, el electrocardiograma presenta niveles de taquicardia que ya está predispuesta por su enfermedad... Sumado a la operación, es algo positivo pero mi opinión al respecto de los conciertos sigue siendo el mismo, señor Dylan.──
El rizado se estaba terminando de colocar la sudadera cubriendo aquella enorme cicatriz que cruzaba verticalmente su pecho, tras cubrirse se giró en dirección al cardiólogo y asintió con su cabeza luego de frotar su tabique con sus dedos, estaba frustrado al verse en ese estado, era un maldito orgulloso que se negaba a pedir ayuda y ser un maldito terco así que salió de ahí cubriendo parte de su rostro para no ser descubierto o reconocido por las personas hasta subirse a un vehículo de vidrios polarizados y se quitó todo aquello sin querer mirar al hombre que estaba en el asiento del conductor el cual apoyó sus brazos en el volante quitándose las gafas de Sol.
──¿No vas a contarme los resultados?.── Indagó esa voz británica con un toque irlandés.
──Son normales, están bien ¿Contento, George?.── Contestó en un tono de voz escueto y firme.
──Nadie nos ve y no tienes que ser tan terco y seco, Robert.── Respondió el hombre de Liverpool algo ciertamente frustrado ante la terquedad del adverso.
Ninguno se dignó hablar y menos George al ver cómo el adverso gruñía, estaba de mal humor y ese estado de ánimo que presentaba realmente no era algo lindo con lo cual lidiar por no decir que era su estado natural, el verlo de buen humor podría decirse que era un santo milagro.
No hablaron en lo más mínimo en todo el viaje, Bob solo se dignó a mirar por la ventana del auto, aún no se acostumbraba a que debía sentarse en el lado opuesto del copiloto, es decir, del lado izquierdo. Sus rizos estaban levemente desordenado y unas perlas de sudor bajaban por su frente, estaba nervioso, a parte de sentirse frustrado ante su debilidad porque... Carajo, eso le golpeaba el orgullo, no se veía débil ante nadie, George era el único que había visto sus ataques, en cuando la taquicardia parecía querer tomar otro nivel, él lo veía algo atemorizado ante la muerte... George se había tomado el tiempo de aprender RCP por si llegaba a sufrir un infarto, se habia tomado el tiempo de aprender una porquería que lo mantendría más tiempo vivo ¿Por qué demonios había hecho eso?.
──¿Por qué?.── Su voz ronca resonó en aquella sala en dónde estaban ellos dos sentados uno enfrente del otro.
──¿Por qué? ¿Qué?.── Cuestionó George teniendo sus piernas cruzadas dejando sobre la mesita que tenía al lado un libro de jardinería. ──¿Por qué me preocupo tanto por ti? ¿Por qué eres objetivo de mi idolatría absoluta? ¿Por qué te admiro tanto? ¿Enserio, Bob?.──
Un silencio sepulcral se instaló en aquel lugar y cuando George no recibió una respuesta del estadounidense volvió a tomar su libro para continuar leyendo, sabía que si no respondía en unos pocos minutos no lo haría nunca más, maldito estadounidense terco, él era terco pero Bob lo superaba por goleada.
──¿Por qué te preocupas tanto por mi, hombre? Se y me lo dijiste muchas veces que me admiras y de verdad lo agradezco bastante... Pero George no quiero que me cuides puedo cuidarme solo.── Habló tras un rato sosteniendo su mentón con su mano hábil.
──¿Cuidarte solo? ¿Desde cuándo puedes hacerte RCP solo? Cuando te dió un infarto hace meses te lo tuve que hacer yo y si no lo hacía... Ya sabes.── Fue bajando el tono de voz al recordar aquella vez en dónde pudo morirse también al ver qué el corazón de su ídolo, el de la persona que más deseaba y quería ya no latía.
──¡Cállate!.── Exclamó cubriendo parte de su rostro con sus manos y bajó su torso hasta sus piernas avergonzado.
George dejó su libro otra vez en aquella mesa y se levantó para caminar hacia el rizado poniéndose de cuclillas tocando la pierna izquierda del otro haciendo que esos ojos azules apagados con indicios de claro cansancio se fijaran en él.
──No voy a callarme... Bob, eres un gran cantautor, una mente brillante y prodigiosa... ¿Tienes un mal genio? Claro que lo tienes ¿Crees que me molesta? ¡No! Te considero mi amigo, eres alguien cercano a mi, te ayudaré, te salvaré la vida las veces que sean necesarias ¿Entiendes eso?.── Comentó con sus manos apoyadas en sus rodillas y le sonrió.
Bob lo escuchó atentamente asintiendo con su cabeza varias veces, George tenía razón, tenía bastante razón y él estaba como si nada, ignorando y rechazando los cuidados de él, estaba siendo un maldito estúpido malagradecido y no podía evitar serlo muy de vez en cuando.
Pensando aquello se volvió a reincorporar apenas mirando esos ojos pardos adornados por esas gruesas cejas, soltó un suspiro pesado y se acercó juntando sus frentes.
──¿Así que soy un sujeto con muy mal genio?.── Susurró apretando sus propias manos.
──Con muy mal genio y un talento formidable, pero eso ya te lo deben decir mucho.── Comentó en un tono de voz igual de suave.
──Si... Pero que me lo digas tú... Auch, es doloroso, hombre.── Comentó con gracia llevando su mano izquierda para tomar la mano del otro.
──Te lo mereces, por menospreciar mis intenciones y cuidados hacia ti, ahora pensarás en eso y yo iré a ver la cena... Tus pastillas están en la habitación ¿Si?.── Comentó apretando firmemente la mano del otro seguido de besar sus nudillos y se levantó para irse de la sala.
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