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9 1/2|F.W

De: Finn Wolfhard.
Advertencia: Smut.
Partes: 1/1

Caminaba por las calles de Los Ángeles cuando mi teléfono comenzó a sonar.

-Hola, Wyatt, ¿qué sucede?-pregunté.

-Hola, Finn, no estaré en la ciudad por un tiempo y como Jade no estaba en su departamento cuando fui decidí dejarte unos libros a ti ¿podrías llevarselos?

-Claro, ¿por cuánto tiempo te vas?

-Nueve semanas y media para ser exactos, le dejé al portero de tu edificio las cosas, adiós.

Luego de despedirme corté la llamada. ¡Mierda! ¿debo ir hasta su departamento? ¡No puedo ni siquiera estár en una misma habitación con ella y Wyatt y ahora tengo que estár sólo con Jade!
No importa, son dos minutos, le doy los libros y luego me voy, fin del cuento. ¿Qué tan malo podía ser?

[...]

Mis ojos se abrieron con amplitud al ver a Jade tan sólo con una camisa celeste.

-¡Hola, Finn!-sonrió con dulzura, ay Dios-ven, pasa, acabo de llegar y como estaba lloviendo tan fuerte me empape toda, y encima la mayor parte de mi ropa está en la lavadora, asi que tomé una camisa que Wyatt dejó aquí.

Se dio vuelta permitiendome ver como la camisa resaltaba su lindo trasero. ¿De qué color serán sus bragas? «El que toca a mi hermana lo mato» fueron las palabras de mi amigo.

-Oh, no es necesario, Jade, sólo vine a dejarte esto-ella se dio vuelta sorprendida y miró los libros.

-Gracias-sonrió levemente tomándolos.

-No hay problema, bueno, debo ir...

-Espera-me tomó la mano antes de que me marchara, me di la vuelta y pude ver que parecía asustada-, Finn, ¿podrías quedarte?-sus ojos mostraban una leve esperanza, desvió la mirada levemente y colocó un mechón de cabello detrás de su oreja, sin dida se veía muy bonita-es que...le tengo miedo a la oscuridad y está lloviendo muy fuerte, temo que...

-Claro-contesté, demonios, qué acabo de hacer, sin duda me acabo de enterrar vivo.

Sin más entré, cerrando la puerta con llave tras de mi.

-Y...¿qué estabas haciendo?

-Estaba a punto de ver unas películas viejas, ya sabes de los '80 y '90.

La miré con interés, Jade se sentó en el sofá y yo junto a ella.

-Bueno, muñeca, ¿con cuál empezamos?-le sonreí.

Luego de pasar horas entre películas llegamos al final de la más "erótica" según la época en que se estrenó, "9 semanas y media".
Pero a quince minutos del final...la luz se cortó dejándonos a oscuras. Al instante sentí cómo me abrazaba.

-Tranquila-acaricié su cabello.

Sinceramente no me había dado cuenta de lo cerca que estabamos por culpa de la oscuridad...y cuando la luz volvió me encontré con el rostro de Jade en mi cuello.
Recorrí su cuerpo con mi mirada. La camisa se había levantado permitiendome ver el encaje azul oscuro de sus bragas, sin duda era un color que quedaba perfecto con su piel blanca como la nieve.
Subí más, los dos botones de arriba no estaban prendidos, por lo tanto en la posición de Jade podía ver sus volupuosos pechos ajustados por el sujetador. Mi vista fue interrumpida cuando ella levantó la cabeza y me miró directamente a los ojos.
El cabello de Jade era castaño y enrulado, sus labios eran carnosos y rojos totalmente apetecibles, sus ojos avellana y su piel blanca haciendo juego, parecía la viva imagen de Blanca Nieves.

-Finn...-susurró muy cerca de mi, es que habíamos quedado a centímetros el uno del otro.

-¿Sí?-no podía quitar mi mirada de
sus hermosos labios.

-No he podido dejar de pensar en ti desde que te conocí-confesó.

Con un hambre feroz por tenerla mi cordura desapareció. La tomé de la cintura con firmeza y prácticamente la obligué a sentarse sobre mí regazo, con mi mano derecha apreté su trasero, por la sorpresa ella se apegó a mi permitiéndome sentir sus pechos sobre la tela de mi camiseta.
Sentirla me hacía desquiciarme aún más por poseerla, era la mujer perfecta para mi.

-Me vuelves loco, muñeca-susurré sobre sus labios.

Entonces comenzó nuestro primer beso, uno voraz y despiadado lleno de lujuria y emociones fuertemente exitantes.
Mis manos se deslizaron desde su fino cuello, pasando por sus clavículas hasta llegar al tercer botón de la camisa, pero antes de hacer lo que quería debía estár segura de que ella deseaba tanto como yo cometer esta atrocidad.

-¿Jade, estás segura de esto?

Por favor, di que sí, mi amor. Soltó una leve risa y dijo.

-No lo estoy, pero sin duda mañana estaré feliz de arrepentirme y volverlo a hacer contigo.

Sonreí y la besé, quité su camisa con desespero y por fin pude ver desde un mejor ángulo aquel sostén azul marino a conjunto de sus bragas. Con mis manos recorrí su tersa y delicada piel.
Undió sus manos dentro de mi camiseta blanca y la quitó. Mi sangre hervía al sentir sus delicadas manos recorrer desde mi pecho hasta el cinturón de mis pantalones.
Volvió a besarme, con rapidez desabrochó el cinturón junto al pantalón y rozó mi hombría por sobre el boxer.

[...]

Nueve semanas y media fue el tiempo que Wyatt salió. El mismo tiempo en que Jade y yo nos la pasamos juntos de todas las maneras posibles, tanto sexualmente como romántico.
Lo hicimos publico en cuanto Jess Oleff llegó nuevamente a Los Angeles.
Casi me mata, pero valió la pena.
Amé y amo esas nueve semanas y media.

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