e x t r a ¬ 2.2 ¬
TW!: contenido sexual explicito. Paso a recordarles que esta historia siempre ha tenido la etiqueta de "Contenido maduro"
Advertencias: Relleno, muchísimo cringe, relaciones sexuales explicitas (me leí un chingo de historias para poder hacerlo jsjsjs), sobreestimulación, sin protección, mordidas, burlas, celo. Si algo de esto no es de tu agrado, por favor no leer.
— Lo siento, ya confirmé que no nos quedan habitaciones dobles o matrimoniales — la joven beta al otro lado del mesón realizó una respetuosa reverencia — A cambio les puedo ofrecer dos habitaciones individuales cercanas la una de la otra. Tienen algunos pequeños desperfectos, así que se les cobrará menos.
Jaemin lo pensó. No le agradaba tener que estar en otra habitación considerando la especial situación de Jeno y dudaba de que Jeno estuviera de acuerdo, pero ante el temporal que ocurría, quizá en cuantos kilómetros más encontrarían refugio.
— Nos gustaría tomar ambas habitaciones, por favor — se apresuró a pedir.
Entonces Jeno salió del baño. Esta vez su aroma estaba más controlado, así que no atrajo miradas mientras se acercaba al mesón de la recepción.
El supresor había hecho efecto más rápido de lo esperado.
— Aquí tiene — la beta le extendió las llaves.
Jaemin volvió a verla justo cuando Jeno llegó tras él y rodeó su costado con el brazo, más nunca recibió las llaves porque el alfa se las había arrebatado antes de tocarlas y ahora le miraba con confusión.
— ¿Dos? — preguntó, colocándose frente a su pareja.
Jaemin le sonrió en disculpa.
Siguieron a una de las muchachas de limpieza. Jaemin tironeando la mano de Jeno, quien caminaba tras él con desgana. Pasaron por el lado de una pequeña zona de cócteles, seguramente para los huéspedes vip, y doblaron hacia la izquierda, por un pasillo más angosto en dirección a los ascensores.
La muchacha les indicó que sus habitaciones se encontraban en el cuarto piso y se despidió. Ambos subieron al ascensor en silencio. Jeno acomodó su agarre, entrelazando los dedos de Jaemin con los suyos.
Solo faltaba un piso para llegar cuando Jeno preguntó: — ¿Crees que las camas sean, en verdad, muy, pero muy pequeñas? — preguntó con total seriedad.
Jaemin se quiso reír aunque realmente se preguntaba lo mismo, es decir, ambos habían dormido durante horas en un mismo asiento de auto, nada podía ser más incómodo que eso. Claro que no iba a preguntarle aquello a la recepcionista.
El omega intentó mirarle con seriedad, pero de igual manera terminó soltando un resoplido parecido a una risa. Jeno también le sonrió.
Entonces las puertas se abrieron y dos chicas estaban de pie frente a ellos, omegas, por lo que pudo oler. No hacía falta ser genio para darse cuenta que, a esa distancia, ambas podían olfatear los vestigios del celo de Jeno. Jaemin lo sabía, porque incluso con el supresor que se tomó su pareja, aún podía oler el almizcle.
La expresión de ambas no fue disimulada en absoluto, al igual que la incomodidad de Jaemin.
Jeno empujó los hombros de Jaemin hacia adelante para que caminara, abriéndose paso por el medio de ambas mujeres.
Dieron unos pasos y Jaemin volteo a verlas disimuladamente, notando de inmediato la mirada de ambas puestas en la espalda de su pareja, mientras cuchicheaban acaloradamente, sin importarles las puertas cerrándose sin ellas dentro.
— ¿Serán pareja? — le escuchó decir a una.
— No estoy segura, pero ... El chico omega no huele a él, así que no está marcado — hubo una pausa, mientras la expresión de Jaemin decaía — Puede que sea solo compañía de esta noche.
— Oye — reclamó la otra, mientras presionaba el botón del ascensor — puede que recién se esten conociendo.
Pues no. Llevaban meses saliendo y muchos años más de haberse conocido. Habían vivido incontables momentos juntos y eran una pareja destinada. Es solo... que Jeno aún no quería marcarlo.
Ambos llegaron ante las habitaciones. Jeno sacó las llaves de la primera habitación y las colocó en la cerradura. Jaemin miró a Jeno, pero su rostro permanecía igual. De haber oído algo, era un muy buen actor entonces.
— Pues me da igual.
— Ya, solo entra al ascensor.
Apenas la puerta de la habitación se abrió, Jaemin se abalanzó hacia adelante. Jeno le miró, sin entender cuando Jaemin comenzó a esconderse tras la puerta.
— Quiero darme una ducha. Nos vemos en unos minutos.
Con incomodidad, le sonrió a Jeno una vez más y cerró la puerta, dejándolo fuera de la habitación y alejado de sus inseguridades.
Te estas comportando como un tonto caprichoso. Una marca es una marca. ¿Cuánto tiempo estuviste deseando quitarte la mordida de tu cuello? ¿Cuántas veces no habías afirmado que preferías ser un alma libre? ¿Y que tener una marca era lo mismo que cortarle las alas a un ave?
Ni siquiera la ducha tibia fue capaz de detener sus cuestionamientos, sobre todo porque la otra presencia dentro de sí parecía no estar de acuerdo con su parte más racional.
¡No es un capricho! Solo... solo quiero cargar con la marca de alguien que quiero. Experimentar la creación de un lazo. No es solo el sexo. Quiero tener una conexión especial, una que yo decida tener.
Jaemin limpió la humedad del espejo con la toalla alrededor de su cuello. Su imagen distorsionada se proyectó. Sus ojos, mejillas, piel e incluso su cabello habían mejorado, pero seguía sin entender por qué aún se sentía como un actor interpretando su rol.
Quizá los dos puntos blancos cicatrizados en su cuello no eran la única marca que le habían dejado. Se preguntaba si esta condición, si estos fragmentos de vidrio terminarían hiriendo a Jeno eventualmente.
Las manos colgaron a sus costados luego de acariciar su cicatriz. Sentía un pequeño espiral formándose en la base de su estómago.
Quizá necesitaba más ayuda de la que quería admitir, después de todo, los traumas no se van de la noche a la mañana.
Fue en el momento que terminó de secar su cuerpo, que se dio cuenta que no contaba con ropa limpia para ponerse, y la que estaba utilizando se encontraba humedecida a un lado de la bañera.
Cerró sus ojos con frustración, resignado a tener que pedirle a Jeno el favor de ir a buscar ropa al automóvil después de haberlo dejado solo en el pasillo.
Entre uno de los muebles sobre el lavamanos encontró una bata doblada. Primero se aseguró olfateando que esta se encontraba limpia y luego realizó un nudo descuidado alrededor de su cintura mientras abría la puerta.
Claro que al levantar la vista en dirección al ventanal polarizado, lo último que esperó fue ver el reflejo en Jeno recostado en su cama.
La piel se le puso de gallina y su cuerpo se tenso. Para Jeno lucía idéntico a un gato con el pelaje erizado.
— Dejaste las llaves puestas en la puerta — se explicó, sentándose en la orilla de la cama. — Ah, además te traje esto. Como dijiste que tomarías una ducha.
Le extendió el cambio de ropa que había ido a buscar al auto mientras Jaemin se duchaba. Algunos mechones del cabello de Jeno estaban húmedos, al igual que parte de sus hombros.
El espiral en su estómago cayó estrepitosamente, dejando una sensación tibia.
— ¿Que pasa? ¿Porqué no lo tomas? — lo extendió más cerca.
Jaemin negó y se acercó. Los ojos de Jeno no pudieron evitar notar desde las clavículas hasta las piernas descubiertas, aprovechando la distancia para dar una intensa mirada.
— Gracias. — le sonrió dulcemente.
Pero, antes de que tomara la ropa, Jeno la escondió tras su espalda, y solo hizo falta que el alfa estirara sus labios para comprender sus intenciones.
Jaemin resopló. Colocó sus manos a cada lado del rostro de Jeno y se acercó. Jeno cerró sus ojos cuando estuvo lo suficientemente cerca, pero sus labios quedaron al aire cuando un beso se presionó contra el tabique de su nariz.
Lo siguiente que supo Jaemin, después de que Jeno abriera los ojos, fue que su cuerpo estaba siendo jalado hacia adelante. Inconscientemente sus manos se aferraron a los hombros de Jeno cuando este le hizo sentarse a horcajadas en su regazo.
Sus brillantes ojos miraban los suyos fijamente, casi sin pestañear, como si intentara entender o demostrarle algo, pero Jaemin no era capaz de notar algo que no estuviera relacionado con besar a Jeno.
Las manos se apretaron alrededor de su cintura, al igual que sus labios sobre los contrarios. Sus propios dedos recorrieron los brazos de Jeno, acariciando y amasando la piel. Jeno no era especialmente musculoso, pero se notaban los entrenamientos de basquetbol en la definición.
Era complicado pensar en ese momento. Jaemin sabía que él mismo debía resolver algunos temas y hablar otros tantos con Jeno, pero al mismo tiempo quería vaciar su mente de cualquier pensamiento y solo disfrutar. Una mano era suficiente para contar los encuentros de este tipo, con la racha de dos en un solo día, este día. Era una distracción a los problemas que tenían, pero que jodida buena distracción.
Su piel se puso de gallina cuando fue consciente de su vestimenta. Podía sentir la tela fría de los pantalones contra parte de sus muslos, podía sentir la bata deslizándose por uno de sus hombros ante el nudo descuidado, pero no hizo ningún movimiento para volverlo a su lugar, en cambio, una mano subió para sujetar la mandíbula del alfa, mientras la otra bajó para meterse dentro de la camiseta y acariciar pectorales y estómago.
Jeno no tardó en captar lo que quería, así que separando sus labios húmedos retrocedió sobre la cama, hasta que su cuerpo estaba completamente sobre la superficie. Jaemin lo siguió de cerca, sentándose a horcajadas otra vez.
La manzana de adán de Jeno se movió de forma notable cuando Jaemin tomó asiento justo en esa parte de su cuerpo medianamente alzada. Sus ojos tuvieron una vista privilegiada del omega; con sus labios enrojecidos, mejillas sonrosadas, mirada brillante y cuerpo tallado, la forma en que le levantó la camisa hasta sacarla y se encorvó para dejar sus cuerpos juntos. Solo eso había sido suficiente para que sus dientes comenzaran a picar, deseando morderlo de una vez por milésima vez.
Jeno presionó sus labios juntos en un intento de mitigar la sensación. Tomó una respiración entrecortada, mientras Jaemin exploraba su cuello en forma de besos y mordidas. Al llegar a la glándula de olor, se detuvo, olfateando la zona con especial atención.
— ¿No dijiste que te habías tomado un supresor? — preguntó con sus labios pegados a la piel, como si de esa forma fuera capaz de beber del aroma almizclado típico del celo.
La voz de Jeno sonó entrecortada: — No. Eso fue lo que tú interpretaste — los besos de Jaemin subieron por el costado de su cuello y mandíbula, emitiendo un sonido para pedirle que siguiera hablando — Es... Sólo rocié un inhibidor de aroma.
— ¿Por qué? — con su nariz acarició las calientes mejillas del alfa, hipnotizado por lo dócil que sentía a Jeno y el poder que tenía él mismo en ese momento.
— Pensé que el calor comenzaría a bajar después de lo del auto, así que creí que no era necesario — sus cálidas palmas encontraron refugio sobre la parte de los muslos que la bata no alcanzaba a cubrir, erizando la piel del omega.
Jaemin tuvo el descaro de apoyarse en sus brazos para levantarse unos centímetros y observar con atención esa parte que cada vez se presionaba más y más contra su cuerpo, fingiendo que podía ver algo más allá de la tela de su bata.
— Púes me parece que no funcionó del todo — volteó a ver a Jeno con una sonrisa juguetona y ojos dilatados.
Su vientre cosquillea con intensidad en el momento en que sus caderas comenzaron a balancearse de forma suave, casi cómo tanteando el terreno.
— Es obvio que no — susurró entrecortado. Los dientes aferrándose a su labio inferior cuando Jaemin volvió a su cuello.
Jeno sintió a su cuerpo subiendo de temperatura, incluso pudo detallar cómo el sudor comenzaba a formarse sobre sus sienes. El área de su cuerpo con la que Jaemin se estaba entreteniendo no dejaba de pulsar contra la hebilla del pantalón, y el conocimiento sobre la desnudez de Jaemin bajo la bata lo estaba desesperando. Tuvo que aferrar sus manos a los muslos regordetes ante la sensación eléctrica que estaba adquiriendo su cuerpo.
— ¿Quieres saber el por qué? — la voz de Jaemin resonó en uno de sus oídos, haciéndole cosquillas. — Porque lo de antes solo fue tu cuerpo preparándose para pasar el celo, buscando alguien compatible para ti — su rostro se alzó sobre el de Jeno, convirtiéndose en el centro de atención del alfa — Y como ya encontraste a alguien, tú lobo se está preparando realmente para aparearse de verdad. — una de las piernas del omega dejó su lugar y se coló silenciosamente en medio de las piernas del alfa, aprovechando la atención que le estaba prestando a las palabras que sus labios soltaban — Claro que aún tienes tiempo para tomar un supresor antes de que los síntomas empeoren, porque de aquí en adelante tu celo solo empeorará. Sentirás tu cuerpo arder y desesperarse, hasta que lo único que puedas pensar sea anudarme y llenarme hasta que no tengas fuerzas para continuar.
Jeno tuvo que cerrar sus ojos y respirar profundo cuando la imagen de Jaemin se plasmó en su mente; mejillas y cuello sonrosados, con sus brazos tapando sus ojos al momento de suplicar por su nudo.
Joder. Tragó fuerte. El supresor no parecía en absoluto una opción divertida.
— Yo no ... — su pulso se aceleró y le impidió expresar lo que quería decir. Su ceño se frunció como respuesta a la presión bajo la que su bulto estaba siendo sometido. Sus piernas se tensaron cuando la rodilla de Jaemin frotó contra su miembro erecto. La presión había aumentado tanto de golpe, que no pudo evitar dejar escapar un jadeo — Ah, espera...
Jaemin no hizo caso y en su lugar llevó su boca hasta los fuertes pectorales, donde otras dos protuberancias aclamaban por sus labios.
— Jaemin, por favor — dijo sin aire, sus dientes crujieron — por favor... Detente.
El sufrimiento en su voz lo hizo detenerse de golpe. Jaemin se separó del cuerpo de Jeno, sentándose a un lado en la cama sobre sus propias pantorrillas. La culpa inmediatamente comenzó a carcomerlo por estar haciendo algo que Jeno no quería, recordándole lo increíblemente insistente que se estaba comportando con el tema. Quizá se había apresurado y, por más acercamientos sugerentes que hubieran tenido, Jeno aún no estaba dispuesto a acostarse con él.
Estaba siendo un estúpido, otra vez. Solo pensando en sí mismo. Era un egoísta sin más.
No quería sentirse mal, porque él no era la víctima en esa situación, pero aún así el mismo vacío de antes comenzó a extenderse como veneno por su cuerpo.
— ¿A dónde vas? — preguntó Jeno al verlo arrastrarse por la cama hasta ponerse de pie. Jaemin volvió a acomodarse la bata y apretó el nudo en su cintura.
No miró a Jeno en ningún momento. No fue capaz.
— Nana...
— Yo no... l-lo siento. Iré por tus supresores ¿Si? — echó un vistazo a la superficie de la cama en busca del cambio de ropa que Jeno le había traído, evitó a toda costa el rozar u observar el cuerpo de Jeno cuando las tomó entre sus manos. — N-nunca fue mi intención obligarte o aprovecharme de tí. Me iré a cambiar, así que tú descansa aquí. T-también puedes volver a tu habitación, solo si quieres, no te obligaré a nada.
Con los nervios a flor de piel, Jaemin se apresuró hacia el baño. La situación le estaba poniendo enfermo al recordarse a sí mismo años atrás, cuando no quería tener nada que ver con el alfa que lo marcó y apartó de su propio hogar, ese momento donde los "no" parecían no emitir ningún sonido al dejar sus labios.
Un nudo comenzó a subirle por la garganta, volviendo difícil el tragar. Se sentía tan culpable que sus labios temblaban al apretarlos juntos para mantener a raya sus emociones.
Jeno notó de inmediato el cambio de aroma en su novio. De hecho, también lo había sentido antes, pero Jaemin aún no le decía nada. En el aire flotaba un olor terroso, parecido a él que emiten las flores al secarse.
Jeno se apresuró a su lado y aferró sus manos sobre el estómago de Jaemin, su cuerpo aprisionándolo desde atrás. Posó sus labios sobre la mejilla tensa de Jaemin.
— ¿Qué es lo que está mal? — su nariz bajó hacia el cuello del omega, a la fuente del aroma a culpabilidad que emanaba de ahí. Jaemin ladeo su cabeza, dejándolo oler con libertad. No tenía sentido ocultarlo cuando ya lo habían descubierto.
Detenidos en medio de la habitación, Jeno esperó con paciencia la respuesta, recargando su mentón sobre el hombro de Jaemin.
— Comienzo a preguntarme si estoy siendo muy insistente con todo esto — susurró, débil — Ya no se si estas situaciones se han dado por que tú querías o si sólo te resignaste a mis deseos. Ya me dijiste que eres inestable por el tratamiento y siento que me he estado aprovechando de ello.
— Ay, Jaemin — suspiró, una mezcla de ternura e incredulidad — Creo que soy yo quién debería sentirse culpable. Desde el comienzo de todo, siempre he sido yo quién nunca preguntó nada. Cuando invadí tu habitación, cuando te encontré en mi cama al descubrir lo de Seungmin y te marque con mi olor, cuando fuiste de fiesta y te quite la ropa sin pensar solo porqué olías a otro alfa, también está el entrenamiento en la playa, donde el tocarte fue lo único que me pudo calmar después de la discusión que tuve. Incluso en la cueva del bosque y en el auto, solo porque no podía soportar el sentirte tocando tu cuerpo cuando se que puedo ser yo el que lo haga en tu lugar.
— Pero eso es diferente — Jaemin se giró rápidamente para quedar de cara a su alfa, quien no tardó en volver a tomar su cintura. Sus ojos sin despegarse ni por un segundo de los de Jaemin. — Yo siempre quise. Nada de lo que hiciste me disgusto.
— ¿Y yo no? ¿Acaso yo no lo quería? — Jaemin guardó silencio. Sabía que no era un regaño, pero el tono de voz lo hacía parecer uno.
— No es lo que trato de decir — Jeno suspiró, su mandíbula apretándose — Tu me dejaste en claro que no te sentías preparado para tener sexo conmigo, y yo no lo he respetado como debería.
Ambos se observaron en silencio, intentando convencer al otro con sus palabras. Jeno terminó desviando la mirada, y con su mano apoyando su espalda baja, le invitó a avanzar hacia la cama, donde tomaron asiento uno al lado del otro.
— Creo que hay un par de cosas que necesitas saber — Jeno acarició su rostro con frustración, cómo si realmente no quisiera hablar de lo siguiente — No es que me niegue a tener sexo porqué no quiera. Esa decisión nunca la tomé pensando realmente en mí. Porqué el poco control que tengo sobre mi lobo no me afectará a mi, si no a ti. Imagina la posibilidad de que mi mordida sea dolorosa para tí ¿Qué hago en ese caso? ¿Qué pasa si te estoy lastimando pero no me puedo detener? ¿Cómo te miraría a la cara después? — Jaemin aguardó en silencio a que continuara. — Una vez me dijiste que eso era lo que más te gustaba de mí, que no era cómo los demás, que yo si respetaba tus sentimientos... Pero ahora con mi lobo ¿Qué pasa si resulto ser igual a ellos?
— Eso no pasará, créeme — Jaemin titubeo al poner su mano sobre el hombro desnudo de Jeno. Se notaba tenso.
— ¿Cómo es que estás tan seguro? — preguntó, afligido, sin comprender cómo Jaemin podía confiar tanto en él cuando ni él mismo lo hacía.
—Lo sé porque te conozco, Jeno. Nuestras almas están destinadas por una razón. No solo somos el complemento del otro, si no que estamos hechos a medida. — Jaemin buscó la mirada de Jeno y dijo con total seriedad — No solo mi alma, mi cuerpo también está hecho para ti, alfa.
Los ojos de Jeno parpadearon amarillos: — Maldición — pronunció, tapando sus ojos con fuerza ante aquellas palabras. — H-hay otra cosa más... — las piernas de Jeno comenzaron a moverse en un gesto ansioso. Su rostro aún se mantenía tapado por sus manos — Realmente, no tengo mucha experiencia en ese ámbito, por no decir que tengo nulo conocimiento.
— ¿De qué hablas? — cuestionó al no comprender.
— De que aún soy virgen, Jaemin.
Jaemin tardó en procesar. Las mejillas sonrosadas se asomaron a través del espacio entre los dedos de Jeno. Jaemin creyó que no podía sentir más ternura hasta que notó sus orejas completamente rojas por igual.
— ... — poco a poco, del rostro de Jaemin surgió una expresión de incredulidad — ¿Qué?
Jeno, sin destaparse el rostro, tiró de su cuerpo hacia atrás en la cama y se colocó en posición fetal, de espaldas al omega.
— ¿Virgen? ¿Tú?
Jeno rezongó avergonzado con su rostro presionando la almohada.
— ¿Es tan difícil de creer?
— Pues no tanto — contestó luego de observarlo en silencio — ¿Pero es que acaso no eras tú quién ayer me decía que me follaría hasta desmayarme y que...?
— No digas más — rezongó avergonzado. Tomó la almohada y la colocó sobre su cabeza.
Hubo una pequeña lucha en cuanto Jaemin se inclinó sobre él para quitarle la almohada. Jeno se negaba a soltarla y se aferraba incluso con ambos brazos, así que el omega se vio obligado a usar su último recurso.
— ¡Auch! — Jeno aflojó el agarre de la almohada al sentir los dientes de Jaemin en su bíceps desnudo. De pronto siendo consciente de que estuvo sin camisa todo ese tiempo, ante lo que se sintió aún más tonto. — Na Jaemin, no me muerdas.
Disimuladamente, o eso creía él, Jeno acomodó la almohada sobre su torso desnudo. Jaemin aprovechó para saltar sobre él, con la almohada en medio de ambos, y comenzó a repartir besos por todo el rostro sonrojado de Jeno.
— Ya no diré nada, así que no te escondas — murmuró contra su piel, afirmando el rostro de Jeno con ambas manos para que no escape de su ataque de besitos.
Jaemin continuó repartiendo besitos sobre la cálida piel, mayormente cortos y superficiales, solo para mitigar la sensación de vergüenza del contrario.
Fueron cosa de segundos para que Jeno se calmara y buscara sus labios, iniciando un beso tranquilo y delicado.
— Para que sepas, yo no tengo problema si quieres que te guíe o si prefieres experimentar a tu ritmo. Es más, me sentiría halagado de ser con quién explores tu sexualidad por primera vez. — Jeno pareció estar considerándolo mientras acariciaba el rostro del omega. — No es necesario que sea hoy. Puedo esperar ahora que sé cómo te sientes.
— ¿Qué pasará si te hiero sin quererlo? ¿Te enojaras conmigo? — sus cejas se levantaron ante la idea.
— Tendré que aceptar las consecuencias. Después de todo, tú me lo advertiste y yo accedí — Jaemin le sonrió con dulzura — Además, creo haberte dicho ya una vez, que si hubiera querido algo suave, habría estado con un omega.
Jeno inclinó su cabeza hacia atrás, dejando su cuello a total disposición del omega. Por más vueltas que le daba, cada vez encontraba menos razones para negarse. Era Jaemin, y aquello era suficiente para confiar en él.
— Te he visto tanto en tu forma de lobo como humana y en ningún momento me has hecho sufrir. Créeme cuando te digo que sé que no me harás daño.
Jaemin observó el cuello blanquecino a su disposición, más no realizó ningún movimiento porque no quería influir en la decisión de Jeno. Pero se estaban quedando sin tiempo. El aroma de Jeno se comenzaba a intensificar, viajando directo al centro de Jaemin.
— Dime que hacer, ¿Me aparto y voy por tus supresores o me quedo aquí?
La respiración de Jeno se aceleró.
— Quédate — susurró.
El corazón de Jaemin subió por su garganta al oírle. Con ambas manos hizo que el rostro de Jeno le mirara.
— Dilo otra vez y mírame a los ojos. Es la única manera que tengo para saber si no es el celo hablando por tí.
Jeno envolvió sus manos sobre las que descansaban en su rostro y las apoyó sobre su propio corazón. Acariciando sus nudillos, le miró sin titubear a los ojos.
— Yo, Lee Jeno, prometo estar al cien por ciento de mis capacidades mentales y totalmente consciente de lo que mis palabras significan.
¿Por qué sonaba tan serio? Parecían palabras que utilizaría en un arresto o lectura de votos, quién sabe. Ante lo que Jaemin no pudo evitar resoplar divertido.
—¿Feliz? — alzó su ceja.
— Idiota.
Antes de que pudiera golpearle, Jeno empujó su cuerpo hacia un lado para quedar él sobre el omega. Sus piernas obligaron a las contrarias a abrirse para él. Con una de sus manos capturó las dos de Jaemin y las llevó sobre su cabeza para presionarlas contra la cama. Su otra mano se situó sobre el casi deshecho nudo de la bata.
Jaemin se encogió en su lugar al verse tan expuesto.
— ¿No que muy seguro? — se burló.
— ¿No que muy preocupado? — contraatacó.
— Touché.
Jeno se inclinó y tomó los labios del omega. La repercusión llegó en forma de olas de calor cuando su cuerpo aplastó el propio. Sus piernas se quisieron cerrar ante la palpitación en su vientre bajo, más no pudo avanzar más allá por las caderas de Jeno moviéndose entre la prisión de sus muslos.
— ¿Preservativos? — preguntó Jeno, tironeando su labio inferior.
— No. Solo anticonceptivos. — jadeó. — Mi cuerpo se regulará cuando me marques y el tuyo cuando termines tu tratamiento. Así que no hay ninguna posibilidad por el momento y tampoco tengo alguna enfermedad.
— Yo tampoco — lo observó con detenimiento ante la duda que le surgió — ¿Estás seguro de que no planeaste esto?
—Solo... le pregunté a tu doctor hace un tiempo. No sabía que tu celo estaba por llegar.
— Mmh — ronroneó, su rostro acercándose a la glándula de olor en el cuello del omega para quedarse olfateando con profundidad. Tanta fue su concentración que lentamente dejó ir las manos de Jaemin. — ¿Qué te pusiste encima? Hueles diferente. Dulce, muy dulce.
— No me he puesto nada.
Desesperado por el aroma que parecía provenir de la mismísima piel del omega, Jeno desató el nudo de la bata y despejó la zona del cuello y pectorales. Olfateó sus clavículas, totalmente encantado por la esencia que le puso duro casi de inmediato.
— ¿Es así como percibías mi aroma cuando tú estabas en celo? — su boca se dirigió a morder el labio inferior del omega, entonces Jaemin asintió. — Joder, entonces... deja que me disculpe por haber sido una tentación para ti.
Sus labios cubrieron los contrarios y su lengua serpenteó hacia el interior cálido. Los ojos de Jaemin se cerraron ante la intensidad, y sus manos, sin saber que hacer, fueron colocadas alrededor del cuello del alfa por el mismo Jeno.
Había algo eléctrico en el aire, algo que les hacía erizar la piel y acelerar los latidos. Algo chispeaba dentro de Jaemin cada vez que su lengua era acariciada y presionada por la contraria.
La mano del alfa que no sujetaba su cuerpo, se encargó de recorrer con parsimonia el pecho, cintura y caderas de Jaemin. Sus largos dedos se encargaron de amasar su muslo interno, haciendo a un lado la poca tela que aún cubría el cuerpo de su novio.
A Jaemin se le escapó el aire en medio del beso y sus cejas se curvaron complacidas cuando la mano de Jeno tomó y acarició a un ritmo pausado su erección. No fueron más que unas cuantas caricias, solo las suficientes para ponerlo completamente duro de nuevo.
El dedo índice de Jeno recorrió desde la cabeza hasta la base, ignorando sus testículos al pasar por un lado y centrarse en acariciar con círculos la humedecida entrada, burlándose con la punta de su dedo debido a las succiones a la nada.
Jaemin cortó el beso ante la falta de aire y el inminente jadeo que quería soltar ante la yema del dedo que jugaba con su entrada. En cambio, Jeno se estaba divirtiendo demasiado con la situación, mirándolo con esos ojos brillantes y sonrisa juguetona que, ugh, le daban ganas de pagarle con la misma moneda.
— ¿No que muy virgen? — reclamó, sus manos cruzadas tras el cuello del alfa que le hacía cosquillas en las mejillas por culpa de su cabello.
— Soy virgen, no estúpido.
Y antes de que Jaemin pudiera dar su opinión, aquel dedo ya estaba hasta el fondo en su interior, acariciando sus paredes con un vaivén tranquilo.
— ¿Por qué tan callado ahora?
Sin duda, Jeno estaba deleitándose con su vergüenza, con esos ojos como medialunas que no dejaban de buscar los ojos contrarios y con otro de sus dedos abriéndose paso en su interior. Jaemin tapó su rostro con una de sus manos, mientras la otra aún colgaba del cuello de Jeno.
— Es vergonzoso.
— Pues es lo mismo que sentí en el auto, cuando conocí tu boca a profundidad.
— Idiota — se quejó, aún más avergonzado que antes. Su otra mano también cubrió su rostro ya sonrojado, ocultándose por completo de la mirada divertida del contrario. — Estás hablando demasiado.
— ¿Dices que debería hablar menos y hacer más?
Jeno beso dulcemente el lóbulo de su oreja. Entonces un tercer dedo fue añadido y le arrancó un bajo gemido a Jaemin cuando la velocidad también aumentó.
— ¿Así está bien para tí?
Jaemin solo pudo apretar los dientes ante la sensación, negándose a demostrarle a su pareja lo bien que se estaba sintiendo con solo sus dedos. Ser llenado y estirado con tanta facilidad le hacía deleitarse con el rol dominante que el alfa había tomado. Claro que no quería admitirlo, pero incluso sus burlas provocaron olas de calor en su vientre y un encogimiento en los dedos de los pies.
Jeno podía sentir su sexo palpitar ante la idea de ser él quién fuera succionado en lugar de sus dedos, pero sabia que debía ser cuidadoso si no quería lastimarlo más adelante.
— Creo que necesito ir más profundo para comprobar si es de tu gusto, ya que aparentemente no quieres hablar — se burló.
Sus dedos se curvaron en el interior, acariciando la pequeña protuberancia que hace gemir de inmediato al omega, quien intenta cerrar sus piernas en reflejo. Jeno detiene aquel movimiento, sentándose sobre para mantener los suaves muslos separados.
El alfa sonrió complacido al ver la tensión en el abdomen del omega y sus brillantes mejillas ya a la vista. Con sus dedos abusando de la zona más sensible de Jaemin, no lo pensó mucho antes de igualar el movimiento de sus dedos con el de su mano en el duro miembro del otro.
— Ah, n-no, espera... — se quejó, sin aire. Su espalda curveándose sobre la cama y sus manos intentando hallar un ancla en los muslos de Jeno. Su miembro brillaba y palpitaba en las manos del alfa, anunciando su pronto orgasmo, tan veloz que parecía ser él el virgen, no Jeno. — Quiero c-correrme, ah, contigo...
— No desesperes y solo disfruta, que para llenarte tengo toda la noche.
Jaemin gime y siente sus piernas temblar. Lloriquea dulcemente porque quiere ser llenado ya por el miembro del alfa. Sus pestañeos se vuelven frenéticos, casi idénticos al ritmo destructivo de los dedos de Jeno sobre y dentro de su cuerpo. Su interior comienza a succionar con fuerza y su sexo convulsiona. Solo hace falta una dura mordida de Jeno a su muslo interno para que su cuerpo se relaje ante el arrasador orgasmo que le hace apretar los ojos para emprender el descenso al infierno.
Jaemin tiembla, siendo estimulado hasta que su cuerpo quedó lacio sobre la cama.
Su mente tardó en volver a su cuerpo, y cuando lo hizo pudo sentir las manos de Jeno acariciando su cadera y cintura mientras la niebla del orgasmo se despejaba. Recién ahí fue consciente de su propia esencia cerca de su ombligo, sintiéndose un tanto abrumado por la intensidad del placer que solo las manos de Jeno le habían logrado generar.
Era la primera vez que alguien se tomaba el tiempo de acariciarlo tan íntimamente, sin apresurarse a meterse en él sin preparación. Además, era Jeno. No era necesario cuestionar las reacciones de su cuerpo en ese punto.
— Levanta — le ordenó con suavidad.
Jaemin entendió de inmediato. Levantó su torso para que Jeno deslizara la ropa que estaba de adorno y se quedó viendo mientras este limpiaba su estómago con la prenda, antes de arrojarla a una esquina. Fue ahí, mientras relajaba su respiración, que prestó atención a lo dolorosa que parecía la erección que se presionaba contra la tela del pantalón del alfa. Jeno siguió su mirada y suspiró.
Intentando quitarse los nervios, desabrochó su pantalón con manos temblorosas. Jaemin se arrodilló a su lado en silencio, haciéndolo levantar la mirada.
Unos labios lo recibieron y unas manos se engancharon en los bolsillos delanteros del pantalón. La respiración de Jeno se estancó y Jaemin se separó, mirándolo a los ojos.
— Eres un buen alfa y una buena persona, Jeno. — acarició las mejillas del alfa con sus pulgares. — Ahora que te entiendo, no te obligaré a nada, así que dime ¿Quieres que lo dejemos aquí?
— Y una mierda. Quiero continuar.
Jaemin resopló, divertido por la expresión.
— Entonces deja que cambie mi pregunta — el omega buscó los ojos del contrario, hallándolos ocultos bajo unos pocos mechones de cabello desordenado — ¿Quieres que guié yo?
La respuesta le llegó en forma de un beso húmedo, con un golpe en su nalga y posterior apretón.
— Lo tomaré como un no. — se rió, sus labios siendo perseguidos por la boca de Jeno.
Mientras sus lenguas jugaban entretenidas, Jaemin se encargó de bajar el pantalón y la ropa interior, acariciando el miembro hasta que pudo sentir la humedad en la cabeza enrojecida.
Jeno rompió el beso para quitarse la ropa por completo y luego abrazó la cintura para besar uno de los pezones endurecidos, conociendo lo sensible que era su pareja en esa zona.
Ambos se alejaron unos centímetros, con los nervios a flor de piel.
Las primeras veces siempre son incómodas, pero son necesarias, y mientras estuvieran juntos, no podría resultar en algo malo.
Con las rodillas enterradas en la cama, Jaemin se giró y quedó de espaldas a Jeno, su torso descendió mientras su trasero se mantuvo alzado para el alfa. Aquella imagen siendo suficiente para que Jeno comenzara a salivar.
Los brazos de Jeno se envolvieron con fuerza en la cadera del omega, rodeándolo casi por completo. Jaemin pudo sentir su sexo rozando su trasero y una de sus manos subiendo por su abdomen, pero lejos de lo que pensaba que sucedería, Jeno elevó su torso hasta dejar su espalda en contacto con el abdomen propio, y mientras mordía su hombro dijo: — Quiero ver tu carita.
El corazón de Jaemin se llenó mientras recibía gustoso unos cariñosos besos de Jeno en su cuello y espalda. Así que aceptó la petición de Jeno y se acostó de espaldas en la cama. De inmediato el cuerpo del alfa se abalanzó sobre el suyo como un imán. Los brazos de Jaemin se aferraron a la nuca del contrario cuando sus labios se juntaron. Se tomaron el tiempo de recorrerse con lentitud, de escuchar sus latidos y saborearse mutuamente.
La erección de Jaemin volvió a cobrar vida cuando Jeno comenzó a succionar sus pezones. Él solo podía suspirar ante las atenciones y sentir a su cuerpo apretarse a la nada cada vez que el sexo de Jeno chocaba contra su muslo.
— ¿Cómo es posible que seas tan sensible en esta zona? — exhaló sobre la zona humedecida, enviando escalofríos a la columna de Jaemin. — Acabas de correrte y aún así te pusiste duro en apenas unos segundos.
Jaemin le otorgó una mirada de ojos entrecerrados, y lamiendo sus labios contestó: — No es el lugar que tocas, es la persona quién lo hace.
—¿Quieres decir que tu cuerpo no era tan susceptible antes?
— Me refiero a que antes de ti, ni siquiera era capaz de llegar a un orgasmo.
Apenas pronunció aquellas palabras, el aroma de Jeno se hizo espeso de golpe. Cada respiración era como un sorbo de un café muy cargado. Intoxicaba su sistema, a la vez que inyectaba energía directo a la vena. Jaemin juró ver sus ojos oscurecerse antes de parpadear de un color amarillo, tal y como paso en la cueva.
El lobo de Jeno finalmente estaba despertando, y el omega de Jaemin se regocijó por ello.
Jeno se rió entre dientes: — Tú si que sabes cómo halagar a alguien ¿No?
— Pues no lo sé. La única persona a la que quiero alagar es a mi alfa. Así que dime, ¿Está funcionando?
— ¿Tú qué crees? — gruño.
Con su mano, Jeno guió su dolorosa erección hasta la entrada lubricada del omega, y sin dejarle responder, el glande empujó y atravesó el anillo de músculos.
— ¡J-jeno! ¡Ah mm!
Solo había sido la punta, pero era suficiente para sentir como el calor se propagaba por sus cuerpos.
Jaemin siente como el miembro palpitaba en su interior, intentando moldear sus paredes a su tamaño. Y no es como que Jeno fuera monstruoso, pero comparados con unos dedos, quizá debería de haber sido estirado por un cuarto dedo.
Por su parte, Jeno solo podía pensar en la presión y calidez que le rodeaba, y que quería conocer cómo se sentiría enterrado hasta el fondo de su omega.
Jeno beso su pecho, iniciando pequeñas embestidas con su glande. Saliendo y acariciando la piel externa antes de volver a entrar. Sintiendo los dedos de Jaemin tensarse en su nuca cada vez que burlaba su entrada.
— Q-quizá no he sido un buen halagador ¡Ah!... Si mi a-alfa juego conmigo de esta manera.
— ¿Es así?... Entonces... — burlesco, así lo percibía Jaemin, y le encantaba. — ¿Por qué no lo intentas de nuevo?
Sus orejas enrojecieron.
— Mi alfa es tan guapo que solo puedo pensar en él todo el día.
— ¿Que más?
Los labios de Jaemin se apretaron juntos, sintiendo su apetito sexual crecer a cada segundo que el alfa no lo clavaba contra la cama.
— Mi alfa es tan hábil que puede hacer que me corra en pocos minutos.
— ¿...Y?
— Mi alfa es tan fuerte que podría joderme por horas, sin cansarse.
— Continúa...
— El cuerpo de mi alfa se siente tan bien que lo dejaría tomarme a cualquier momento y en todas partes. Podría vivir con su pene enterrado en mi culo todo el maldito tiempo.
— ¿Que más? — jadeó cerca del sensible oído, logrando que la piel del omega hormigueaba ahí donde su respiración le alcanzaba.
— Amo tanto a mi alfa que le permitiría destrozarme completamente, y en lugar de quejarme, se lo agradecería.
— Repítelo — le ordenó.
—Le permitiría a mi alfa el destrozarme y en lugar de-
— Eso no. Lo primero.
— ¿Qué te amo? — Jeno asintió, besando su mandíbula — Pues te amo. Te amo tanto que nunca podré cansarme de decirlo. Te amo a tí y a la versión que me haces tener de mí mismo.
— Más veces — rogó, casi parecía desesperado.
— Te amo... te amo... te amo...
— Rápido.
— Te amo, te amo, te- ¡Ah! ¡Diosa! ¡Mmh~! — el miembro forzó a sus paredes a abrirse hasta la mitad.
La dura y caliente piel pulsaba en su interior, intentando adaptarse al intruso que se deslizó sin previo aviso. Sus paredes succionaban, intentando asfixiar el falo erguido y hacerlo entrar hasta que no quedara ni un delicioso centímetro fuera, pero antes de que empujara las caderas con sus piernas, Jeno posó las manos a sus caderas y guió su mirada hasta la unión de sus cuerpos, encantado por la vista, y, entonces, lentamente salió de su interior, dejando a la vista el brilloso miembro cubierto del lubricante natural.
— E-eso no e-es... divertido — se quejó, pero Jeno parecía estar atrapado en la lasciva imagen de su pene a punto de explotar. — Alf- ¡J-Jeno...! ¡Ah! — sus piernas se apretaron con fuerza alrededor de las caderas del alfa, intentando contener el grito que quiso salir cuando el alfa volvió a empujar dentro de él, duro y hasta el fondo. — Maldita sea ¡Justo así!
El alfa tomó sus piernas, quitándolas de sus caderas. Rodeó ambas con solo un brazo, para presionarlas contra el abdomen sudado del omega.
— ¡N-no soy... ugh..! — los ojos de Jaemin se cerraron cuando volvió a ser martillado con fuerza. Su cabeza da vueltas y su vientre se contrae con cada movimiento. — M-mi cuerpo no es tan fle-flexible. Esta posición es... es... demasiado para mi.
— ¿No era esto... lo que quería? — gruño. — Esto es~... demasiado bueno.
— Sí, p-pero...
— ¿Cómo decías? ¿Que si te destrozaba el culo me lo ibas a agradecer? — su cuerpo se presionó hacia abajo, enviando una punzada de dolor a Jaemin cuando sus muslos tocaron su abdomen — ¿Que podrías vivir con mi pene dentro tuyo?
Sus embestidas llevaban un ritmo medianamente lento, pero era la profundidad de sus estocadas las que los tenían a ambos al borde de la locura.
Bajo él, Jaemin se deshacía en gemidos y jadeos. Sus manos no hallaban qué hacer para contener el nudo que comenzaba a enredarse en su interior. Sus dedos se estiran y retuercen. Tiene ganas de arañar a Jeno en sus brazos, hombros y espalda, pero la desesperación de que estuviera tan lejos, tras sus piernas, le hacía querer suplicar desesperadamente.
— Creo que me está gustando mucho la invitación... — respiró hondo.
— J-jeno, no, espera... ¡Ahí, por favor!
Jeno pudo sentir cómo las piernas de Jaemin se tensaron. Así que aumentó la velocidad de sus penetraciones, sabiendo que había dado con aquella zona que hizo a Jaemin ver estrellas antes. Sus caderas chocaban con fuerza, pero más que el sonido de las pieles, lo que verdaderamente lo estaba empujando rápido hasta el límite era el sonido del lubricante y el olor que estaba soltando Jaemin. Olía a placer puro.
Las piernas de Jaemin convulsionaron y se aferraron con fuerza a la cadera de Jeno, quién levantó con fuerza la cintura del omega para guiar sus encuentros, llegando al punto de que sus dedos dejaron la piel rojiza de inmediato.
— E-estas creciendo, yo, yo p-puedo sentirte... aquí — palmeó la zona bajo su ombligo, empujando con sus pies para que el alfa entrara incluso más profundo. — J-jeno, tu...
La frente de Jeno estaba perlada de sudor, por lo que la punta de sus cabellos se mantenían adheridas a la piel. Sus mandíbulas se presionan entre sí ante la imagen tan excitante frente suyo. Su omega siendo marcado de la manera más íntima y lasciva posible, y por nadie más que él.
Una de sus manos se apoyó a un lado de la cabeza del omega, mientras la otra continuó en su cadera y parte de su muslo para comenzar a ralentizar los movimientos. Sus labios buscaron desesperados los de Jaemin, quién rodeó su espalda con sus manos listas para arañar la piel. Su lengua se mostraba tan desesperada que no le daba espacio a Jaemin para alcanzarlo. Sus inquietos dedos acariciaban sus mejillas, su cuello, apretaban y luego rozaban para luego volver a hacer de apoyo para su peso. Parecía desesperado, expresándolo también mediante los jadeos que dejaba ir en medio del compartimiento de saliva. Los gemidos de Jaemin bajaron su tonalidad, sonando menos desesperados y más placenteros ante la nueva velocidad a la que Jeno lo jodía.
Sus dientes chocaron una que otra vez, mientras Jeno se tranquilizaba.
Para cuando el aire comenzaba a hacer falta, Jaemin pudo sentir algo filoso rasmillado en su labio inferior.
Jeno se separó, ocultando su mirada de Jaemin mientras jadeaba y murmuraba cerca de su oreja.
— ... No, aún... no...
— ¿Que pasa? — preguntó, su voz sonando demasiado rasposa.
A ese punto, las embestidas habían bajado demasiado su velocidad, casi se sentía como una dulce caricia, en lugar del desenfreno anterior.
— ... No quiero terminar aún, pero se siente demasiado bien. — el rostro de Jeno se restregó sobre sus clavículas antes de levantar la vista para verlo a los ojos.
Avergonzado, así es cómo se veía. Además, sus ojos no dejaban de alternar el color. El dorado comenzaba a durar cada vez más en sus iris y sus labios se veían presionados por dos puntas blancas y filosas.
— Es tu primera vez, Jeno. Nuestra primera vez. Es algo normal.
— Es vergonzoso. Parezco un adolescente que perdió el control.
— Pues a mi me ha encantado. — sonrió juguetonamente cuando la mano de Jeno se apresuró a detener el vaivén de sus caderas. — Quiero que te corras dentro de mí, Jeno, y mientras más rápido, mejor. Tenemos toda una vida para ir lento. — besó la nariz de su alfa.
Esta vez subió voluntariamente una de sus piernas, llevándola hasta su abdomen y guiando la mano del alfa sobre ella.
— Es mejor tener el estómago lleno, ¿No crees?
Lo siguiente que supo Jaemin, fue que su pierna fue llevada mucho más arriba, hasta que su rodilla quedó sobre el hombro del alfa que llenaba su interior. Sus paredes se apretaron con anticipación, sintiendo como el ritmo comenzaba a ser desordenado.
El rostro de Jeno se contrae sobre el suyo, su nariz se arruga a la par de sus jadeos y los músculos de sus brazos se tensan. El cabello negro acaricia sus pómulos, mientras los ojos dorados lo observan con devoción.
Jeno gruñe, y en menos de un segundo el color de sus ojos se disuelve al café habitual de pupilas dilatadas. Su respiración comienza a colapsar y el brazo que sostiene su peso cede. Ahora, con su cara enterrada a un lado del cuello de Jaemin, sólo puede morder la almohada en busca de contener aquella sensación abrumadora en su vientre bajo.
Su lobo quiere tomar el control por completo. Puede sentirlo arañarlo desde adentro.
— Vamos... Lo estás haciendo bien. — jadeó, mordiendo sus labios para que Jeno escuchara sus palabras con claridad, libre de los suaves gemidos que dejaban su boca. — Te amo t-tanto.
Jaemin beso con dulzura sus labios, y a cambio fue recompensado con múltiples golpes a su próstata. Sabía que aún estaba un poco lejos del orgasmo, pero Jeno no. Podía sentirlo arder y palpitar dentro suyo. Su lengua acariciaba los colmillos que amenazaban con perforar sus belfos, pero lejos de asustarle, lo único que provocaban era que se apretara con más fuerza alrededor de Jeno.
— N-nana. — apoyó su frente sudada sobre las clavículas del omega.
Sus colmillos habían vuelto a la normalidad, así que no podría morder a Jaemin aún. No sabía muy bien el por qué, pero intuía que quizá no era el único que temía hacerle daño.
Sus dedos se aferraron con fuerza a las caderas y cintura del omega, teniendo que usar más fuerza para poder introducir su nudo cuando comenzó a eyacular.
Jaemin abrió la boca en un gemido silencioso y sus uñas se enterraron en la piel de la espalda cuando el líquido comenzó a llenar sus paredes. Sentía su vientre cosquillear ante la mezcla de dolor y placer de ser abierto y forzado por el nudo de Jeno, de ser llenado como tanto había esperado, de haber sido acariciado de esta forma tan íntima y especial.
Jeno se deshacía en gemidos. Su vientre sufría espasmos mientras su miembro era ordeñado y alojado en las profundidades de su pareja, marcándolo como suyo desde el interior de su bello cuerpo. No podía explicarlo. Esa sensación de humedad, esa mezcla de lubricante y semen a su alrededor que lo acogían tan bien. Pero incluso dentro de esa bruma por el reciente orgasmo, con su piel pegajosa y ojos adormecidos, pudo ver algo que le hizo apretar la mandíbula.
— ¿Qué-...? ¡Jeno, espera!. Puedes... lastimarte — gimoteó, sintiendo como el nudo atrapado en su interior se movía en consecuencia al movimiento de Jeno — Solo serán unos minutos... ¡Ah! ¡Quédate quieto!
Jeno volteó las posiciones con dificultad, jadeando entrecortadamente mientras terminaba de acomodar el cuerpo de su omega sobre el suyo. Aquello enviando una punzada directa a su miembro a la que no le dio importancia.
— El nudo no bajará por un rato, y tú aún no has terminado. — gruño. Su frente perlada de sudor y sus manos con las venas a punto de estallar.
— Eso no es importante. Te dolerá si te mueves así.
Con sus fuertes dedos enterrados en los costados del omega y sus propias rodillas dobladas, listas para impulsar el movimiento de su cadera, Jeno empujó su nudo hacia arriba, enterrándose aún más profundo dentro de Jaemin.
Ambos gimieron sonoramente. Las manos de Jeno apretaban con tanta fuerza la carne entre sus dedos, que Jaemin solo podía aferrarse desesperadamente al estómago de Jeno. Podía sentir sus piernas temblar y sus paredes apretar desesperadamente alrededor del miembro y nudo del alfa, como si intentara expulsarlo con todas sus fuerzas.
— ¡No puedo, n-no puedo, no puedo! — sus rodillas hicieron el vano intento de cerrarse — ¡Me voy a morir, es d-demasiado!
— Si... puedes.
Jaemin negó desesperado, casi al borde de enloquecer. Otro empujón y su torso se estrelló contra el contrario, aferró sus manos a los bíceps del alfa, intentando mantener su cordura en la tierra y sus ojos abiertos.
El alfa presionó su cadera hacia abajo y Jaemin pudo sentir sus dedos retorciéndose al no poder apretar la piel tonificada. La única solución que halló fue enterrar sus dientes sobre uno de los montículos en el pecho de Jeno.
Jeno presionó con fuerza el trasero del omega ante la nueva corriente de dolor atravesando su cuerpo. Ya era dificultoso y un poco doloroso el intentar mover su nudo hinchado, así que como castigo le otorgó a Jaemin una fuerte nalgada que hizo vibrar su interior.
— ¡J-jeno, ah!
Sus ojos lagrimeando ante la sobreestimulación del nudo golpeando dentro suyo y haciéndose más grande con cada golpe. La primera lágrima cayó sobre los pectorales del alfa.
El omega se retorcía y temblaba, gemía y gritaba, apretaba y soltaba, pero así mismo como suplicaba por piedad, su cuerpo se movía para encontrar el contrario.
— ¡P-por favor! ¡Ya no puedo! — gimió ahogado, sus ojos soltando lagrima tras lagrima y su cuerpo produciendo más lubricante para facilitar el delicioso castigo.
Jeno empujó con más fuerza que las veces anteriores y Jaemin, en su desesperación, apretó y sacudió su propio miembro con rapidez. El alfa, sin tener ni un poco de piedad por esa carita llorosa y borracha, apretó su nuca para alcanzar sus labios. Acarició sus belfos con una dulzura tan contradictoria con la forma que estaba destrozando a Jaemin desde dentro, que el omega solo pudo guardarse sus palabras y rezarle a la luna por asignarle un alfa tan capaz de darle placer y amor en la misma cantidad.
La nariz de Jeno viajó a su cuello y sin previo aviso perforó la piel con sus colmillos, aprovechando el momento en que estos crecieron producto del ataque de Jaemin a su pezón.
El destruido gemido producido por su omega debería ser un pecado penado por la ley y sometido a miles de castigos.
Ambos sintieron los efectos del lazo formándose en su interior. La sensación era parecida al primer respiro que dabas después de estar mucho tiempo bajo el agua. Sus corazones y pulmones parecieron revitalizarse. Sus cuerpos ardieron, intentando adaptarse con rapidez a todas esas nuevas sensaciones, a ese fortalecimiento en sus sentimientos y la superposición de dos almas.
Eran hiper conscientes el uno del otro, tanto que hasta parecía que el contrario era una extensión de sí mismos. Podían sentir la bruma de pensamientos en sus cabezas, el hilo rojo acortándose hasta que lo sentían envolver sus cuerpos como un aviso de lo cerca que estaban del precipicio.
Jaemin fue el primero en tirar de él, tan sobre-estimulado que no pudo aguantar más y terminó corriéndose con un fuerte gemido estrangulado.
Sus paredes ordeñaron a Jeno con tanta fuerza que, sumado al placer compartido mediante el lazo, el miembro del alfa se llenó y explotó en cosa segundos.
La cabeza del alfa cayó hacia atrás mientras sus muslos se tensaron. Hilos e hilos de semen abandonaban su miembro sin piedad, como si no hubiera llenado a Jaemin solo unos minutos antes.
Jaemin hipaba sobre el pecho del alfa, sintiendo el momento en que los brazos de Jeno lo apretaban con fuerza mientras atravesaba el orgasmo más fuerte que haya tenido, tanto así que perdió el conocimiento por unos segundos.
Al volver en sí, pudo sentir los últimos chorros de eyaculación llenándolo aún más. Su estómago amenazando con explotar si el alfa no salía pronto de su cuerpo.
Ninguno dijo nada mientras volvían a tierra, mucho menos hicieron caso a los tímidos golpes en su puerta.
Jaemin repartió pequeños besos sobre el pecho del alfa, totalmente emocionado por finalmente haber sido tomado y marcado. Sus dedos acariciaron la zona que aún emanaba un poco de sangre. Estaba ansioso por verse en un espejo, tanto que sus piernas sufrieron una corriente de energía que le obligó a moverlas.
— Jaemin... — gruño, sus manos deteniendo el movimiento. Ahora si que le estaba doliendo. Y Jaemin solo pudo sonreír cuando pudo percibir su dolor mediante el lazo — Quédate quieto.
Jaemin acató con emoción, observando como el alfa cerraba sus ojos mientras aún acariciaba sus muslos.
Después de unos minutos, el nudo lentamente se va desinflamando. Jaemin suspira ante la sensación de presión dejando su cuerpo. Voltea a ver a Jeno cuando la puerta es tocada por segunda vez y se asegura de que siga descansando, sin saber realmente si estaba dormido o no.
Con las piernas como gelatina, Jaemin se levanta para ver quien está molestando a esas horas de la noche. Jeno se queja entre sueños al haber sido liberado de la cálida prisión.
El omega logra colocarse de pie con dificultad. Sus piernas tiemblan a cada paso y su trasero pulsa mientras camina hacia la puerta. Se detiene en seco cuando su estómago comienza a deshincharse y líquido escurre por sus muslos a montones.
Se queda de piedra, solo observando como gotea hasta el suelo, sabiendo que tendrá que limpiarlo antes de marchar.
Voces se escuchan desde el otro lado, en el pasillo, así que avanzó con sus débiles piernas hasta la mirilla de la puerta.
Al mirar por ella, se encontró con las dos tipas de antes con un papel entre sus manos.
— ¿Segura que era en una de estas habitaciones? — preguntó una, la que antes había intentado "defenderle" — Estoy casi segura de que son pareja.
Lejos de inmutarse por el cuestionamiento de la otra, la que lo había llamado omega de compañía golpeó la puerta de su habitación una vez más y al no recibir respuesta, se zafó del brazo que intentaba detenerla y se agachó para deslizar el pequeño papel por debajo de la puerta, donde Jaemin pudo observar su contenido.
— ¡Ya, vámonos! — la chica finalmente cedió a su amiga y ambas se retiraron.
Jaemin tomó el papel y leyó el contenido, arrugando su nariz ante las feromonas a omega impregnadas en el material.
"Llámame si quieres divertirte"
XX-XXXXXX
De forma automática, las manos del omega rompieron el papel en mil pedazos, sintiendo la sangre hervir.
No pudo evitar el gruñido bajo que dejó sus labios.
Observó por la mirilla para ver si las chicas aún estaban a la vista, pero al no verlas estuvo a pocos centímetros de abrir la puerta y gritarles en medio del pasillo, sin importarle el estar completamente desnudo. De hecho, era mejor aún, para que vieran las marcas y secuelas en su cuerpo después de haber sido completamente jodido.
Claro que la mano del alfa presionando su vientre y su cuerpo pegado a su espalda lo detuvo de hacer aquella estupidez.
Jeno olfateo la piel de su cuello. Rodeó las clavículas del omega y acarició su vientre, sintiendo la forma en que el cuerpo entre sus brazos temblaba y se derretía contra él.
— ¿No quieres que les callemos la boca mostrándoles como te hago mío otra vez? — beso el cuello del omega, causándole cosquillas.
Jaemin apretó sus dientes, avergonzado. De seguro Jeno había sentido sus celos por culpa de la mordida.
— N-no es necesario. Tú deberías de descansar. — volteó a verlo de reojo, notando como sus ojos estaban completamente dorados. — ¿J-jeno?
— ¿Cómo podría descansar sabiendo lo vacío que te sientes aquí? — sus dos brazos presionaron su vientre bajo, permitiéndole sentir como algo duro se enterraba en una de sus nalgas.
"¿Tan rápido?" quiso jadear de cansancio.
— Sí — le respondió, su mano guiando la mandíbula de Jaemin para dejar despejada la zona de la mordida. Jeno paso su lengua lentamente por el lugar. — Tenemos toda una vida para ir lento ¿No?
"Jodido celo" pensó.
— Tú eres el único jodido aquí, mi vida.
Jeno cubrió su boca con desesperación, introduciendo su lengua como un sediento. Apenas y dejaba a Jaemin respirar. Sus labios lo mantenían tan ocupado y concentrado en él, que Jaemin apenas y fue consciente del momento en que su rodilla fue puesta sobre el pequeño mueble para apilar los zapatos. Este le llegaba un poco más arriba de la rodilla, lo suficiente para permitirle que Jeno se introdujera de forma cómoda en él. Tal y como hizo.
— J-jeno yo-
— Alfa — afirmó con fuerza sus caderas, manteniéndolo en su sitio mientras entraba hasta el fondo. Sus ojos brillaron cuando Jaemin le miró con sus manos apoyadas en la superficie de la puerta y con aquella expresión destruida en su rostro.
— ¿A-alfa? — pronunció inseguro.
Y cómo si un demonio hubiera tomado posesión de Jeno, este comenzó a martillear su interior con una fuerza y velocidad brutal. Sus nalgas eran masacradas en cada golpe y sus gemidos eran incapaces de ocultarse.
Solo era el comienzo y le estaba haciendo ver las estrellas demasiado rápido.
La fuerza con la que su cuerpo era sacudido no le dejó apoyar su pierna durante mucho tiempo. Ambas extremidades temblorosas volvieron al suelo en busca de apoyo, pero lejos de eso, sus piernas más bien parecían no responder. Y si no fuera por las manos de Jeno envueltas en su cintura, las rodillas del omega hubieran colisionado mucho tiempo atrás con el suelo. Jaemin incluso dudaba de que sus pies estuvieran rozando el suelo, más parecía estar siendo totalmente sostenido por el alfa que se cernía sobre su espalda.
Podía sentir cómo se desvanecía mientras otro orgasmo se acercaba de forma veloz. Sus ojos se apretaban a cada segundo y sus manos se veían incapaces de aferrarse a algo que no fuera los brazos sujetando su vientre. Mientras, Jeno no mostraba ni un indicio de compasión por el momento, ignorando incluso la incapacidad del omega para mantener su espalda recta.
Mierda.
Tal parecía que humano y lobo habían perdido el miedo de lastimarle.
Buenop, oficialmente ha llegado el inevitable final.
Me gustaría agradecer a todas las personitas que estuvieron desde los inicios conmigo, cuando aún no sabía cómo llevar una historia de tantos capítulos (mi primera historia larga) y sentía incierto el futuro de esta historia. Solo continué porque sé que ustedes lo esperaban. Me forcé a escribir incluso cuando no le hallaba ningún sentido a mis palabras y logré sacar este libro adelante. Así que muchas, pero muchas gracias. Que sepan que los llevó a todos en mi corazón y aún me emociono cuando veo sus usuarios en cualquier otra historia jsjsjs. Lo mismo para quienes se unieron más tarde. Créanme que siempre estuve pendiente a sus votos y comentarios <3
Después de años, "Yellow" ha llegado a su inevitable fin. Fue un proyecto difícil y me desanime constantemente. Sé que muchas veces mis preguntas fueron cansadoras. Estar preguntándoles tantas veces su opinión de cómo iba no era más que una forma de no sentirme insuficiente, porque sé que no soy la mejor y estoy lejos de serlo. No siento que mis historias sean buenas, y el que les gustara me hacia sentir como un fraude jsjjs, como un círculo vicioso.
Pero se pudo, así que solo me queda despedirme y desearles una bonita vida, llena de amores y felicidad <3
Aún no se que será de mi de ahora en adelante. No sé si seguiré escribiendo realmente, pero por el momento esto es un hasta pronto.
Los amo mucho a todos.
Y espero nos leamos en otra historia.
Nenclove.
F I N
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