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Capítulo 38



La próxima vez que Jaemin despertó lo hizo en brazos de Jeno, sintiendo el movimiento de su cuerpo a cada paso que el alfa daba mientras atravesaban el bosque guiados por la policía. Eran al menos tres oficiales los que iban con ellos, uno hablando mediante una radio con sus compañeros. Una manta iba cubriendo su cuerpo, algo que agradecía. 


Las manos de Jeno se afianzaron en sus piernas cuando notó que se había despertado.


Una sonrisa tranquilizadora se asomó por los labios del alfa. Jaemin solo pudo desviar la mirada avergonzado, siendo totalmente consciente de su propio aroma impregnado en todo el cuerpo de Jeno. De seguro incluso los policías lo habían sentido.


Yeeun — se escuchó por el intercomunicador.


— Adelante — contestó el oficial que iba más adelante que los demás.


Se ha encontrado la presencia de un cuerpo a cinco kilómetros de la entrada del bosque. Necesitamos que los forenses entren al lugar. — El cuerpo de Jeno se tensó, siendo captado de reojo por otro oficial — Cuidado con los periodistas, cambio.


— Entendido.


El camino se hizo una larga tortura, entre la incertidumbre del estado de Hyunjin y lo que les esperaría una vez la prensa los viera en aquel estado, Jaemin solo quería hacerse lo más pequeño posible y evitar toda esta estresante situación.


Jeno pudo sentir la incomodidad de Jaemin y le hizo poner sus pies en el suelo. Jaemin entendió el mensaje en cuanto el cuerpo de Jeno se inclinó hacia el suyo y sintió sus manos separando sus muslos. Con un salto situó sus piernas alrededor de las caderas de Jeno, aferrándose con sus brazos al cuello de Jeno, mientras este le tapaba con la manta para que los policía no vieran algo que no les correspondía ver. Jeno sitúo la manta de forma que el cuerpo completo del omega estuviera cubierto, incluido su rostro, el cuál ocultó en la curvatura del cuello de su alfa en cuanto estuvo al alcance.


Jaemin suspiró de gusto y Jeno siguió caminando.


No las pudo ver directamente, pero escuchaba el sonido de las cámaras al disparar. Jeno tiró de la manta hacia arriba ante lo caída que estaba y continuo caminando.


Ni siquiera cuando los médicos en la ambulancia quisieron tomarles los signos vitales fueron capaces de separarlos. Jaemin estaba muy cómodo sobre el regazo de su alfa, se sentía mimado y protegido. Y el aroma que Jeno soltaba... Dios. Ya antes le gustaba mucho el olor a café que Jeno desprendía, pero ahora mismo lo emanaba con tanta potencia que lo emborrachaba tan solo de olerlo.


El padre de Jaemin los esperaba en la recepción del hospital. Cuando los ingresaron a una sala para realizarle más exámenes a Jaemin, RyukYeon los siguió arrastrando un pequeño bolso, se los entregó y ambos decidieron turnarse para tomar una ducha. RyukYeon se despidió diciendo que iría a preguntar si Hyunjin despertó, ya que aún no era horario para visitantes.


Jeno entró primero, notando enseguida la medianamente grande bañera en el otro costado. Hospital privado, pensó. Volteó a ver hacia atrás, a Jaemin, quién se mantenía envuelto aún en la misma manta de antes. Abrió la manija del agua, alternando la temperatura hasta que la bañera se llenará del tibio liquido.


— Nana, ven — lo llamó desde la puerta. Los ojos curiosos de Jaemin le miraron de vuelta antes de comenzar a caminar hasta el baño con pasitos cortos. La habitación estaba demasiado fría por alguna razón. Al entrar pudo ver a Jeno apoyado en el lavamanos — Entra ahí, te lavaré el cabello.


Jaemin asintió, reunió la poca valentía con la que contaba para soltar la manta y se retiro la única prenda que cubría su cuerpo para dejar todo en el suelo. Los dedos de sus pies se encorvaron ante la vergüenza que inevitablemente se manifestó en su sistema, misma que invadió sus mejillas haciéndolas de una suave tonalidad rosa. 


Cuando levantó la vista le pasó algo extraño, una contradicción; se sentía enternecido por el hecho de que Jeno decidiera taparse los ojos sin habérselo pedido y a la vez un poco decepcionado por no haber obtenido la reacción que esperaba al hacer esto. 


¿Qué le pasaba ahora? ¿Desde cuando le decepcionaba que un alfa no mirara su cuerpo?


La mortificación de sus recientes pensamientos y acciones le hizo entrar rápidamente al agua. Sus rodillas se asomaron en la superficie cuando se sentó y dejó sus piernas cruzadas. Hundió su rostro completo en el agua para ver si sus pensamientos y prioridades se encauzaban.


Jeno le preguntó si ya estaba listo, recibiendo una confirmación de parte del omega. Primero despejó solo uno de sus ojos para asegurarse de que fuera verdad. Su pupila dilatada en un hermoso color negro solo hizo resaltar el rojo de sus mejillas al punto de que incluso, desde donde estaba, Jaemin fue capaz de percibirlo.


El alfa le cuestionó su demora mientras usaba un pequeño cuadrado de plástico para remojar sus cabellos. Jaemin no fue capaz de contestar la verdad, así que solo continuó restregando la esponja desechable en su cuello y cuerpo. Lo único que se le ocurrió fue decir que el frío ralentizó sus movimientos.


Jeno no le creyó, por supuesto.


Fue más relajante de lo que pensó el sentir a Jeno masajear su cabello y parte de su cuello. En cualquier momento podría dormirse. Hizo a un lado su cabeza cuando el alfa comenzó a arrastrar sus cortas uñas por su garganta, acariciando desde su oreja hasta la manzana de Adán y de vuelta. Las manos de Jaemin cayeron inertes al agua. Su cabeza se apoyó en el filo de la bañera, demasiado relajado como para pensar en que su cabello goteante mojaría seguramente a Jeno, quién aún estaba tras él acariciándole.


Jeno no pudo evitar notar los pequeños montículos erizados en el pecho de Jaemin, demasiado consciente también de la saliva acumulándose en su boca. El olor a su alrededor se espeso, lleno de las feromonas de comodidad de su omega. Sus dedos presionaron sobre la glándula de olor Jaemin, queriendo obtener más de aquel aroma que le hacia ensanchar sus fosas nasales. 


Jeno suspiró de gusto, ante lo que Jaemin le miró. Sus ojos desenfocados centrados en la oscura mirada del alfa tras él. Ni siquiera el estarlo viendo al revés pudo ocultar el estado embelesado del alfa. Era la mirada con la que un artista miraba su obra terminada.


Él quería besarlo, toda su postura lo exudaba, pero ambos sabían que estando juntos no se podían medir. Un beso iba a ser el detonante para un adicto. 


— Iré a buscarte una toalla, mientras termina de limpiarte — dijo, pero aún así se quedo mirándole y acariciándole unos segundos más.


Cuando notó aquel hecho, finalmente tuvo la fuerza para levantarse e ir a buscar lo que había dicho. Demorándose apenas un par de segundo al volver. Caminaba mientras buscaba la orilla de la toalla, queriendo tenerle estirada para envolver de inmediato a Jaemin, pero esta casi se le cae cuando vio al omega levantarse después de vaciar la tina. 


No pudo evitar el recorrer el bonito cuerpo con la mirada antes de que el omega se diera vuelta, deseando profundamente el no haber estado en un hospital en ese momento. Solo por ese momento deseo estar de vuelta en el bosque.


— Chico atrevido — suavemente le golpeó la nariz con su dedo índice, siendo recibido por una pequeña risilla de parte del menor. Era más que obvio que fue con toda la intención del mundo — Venga, que es mi turno de bañarme.


Jaemin se movió hacia un lado, colocándose la toalla mientras caminaba hasta sentarse en la tapa del escusado.


— Adelante — pronunció con altanería.


Jeno negó divertido. Era un descarado.


Lo siguiente que Jaemin pudo presenciar fue la curvatura que se formaba en la espalda de Jeno cuando este decidió cargarlo en su hombro para sacarlo del baño. Tuvo el deseo el golpear el trasero del omega como represalia, más solo presionó el muslo en su mano mientras el omega reía.



Jeno tuvo que morderse la lengua cuando los médicos tomaron el brazo de Jaemin para sacarle sangre. Ahora sus instintos estaban a flor de piel, no solo por el hecho de que su lobo acabada de aparecer, sino que por esa parte de su conciencia que le recordaba que Jaemin ya no estaba emparejado, lo que lo hacía mucho más apetecible para cualquiera con unos ojos y olfato funcionales.


Los resultados, que salieron más rápido de lo esperado, arrojaron que Jaemin tenía un déficit de azúcar ante los tantos días que paso sin comer y completamente drogado. También le colocaron una inyección para anular cualquier posible efecto que haya causado la pastilla que le fue suministrada para adelantar el celo. 


En Jeno no había más que la presión un poco alta por tanta cafeína bebida los días anteriores, así que a ambos se les dio la orden de comer antes de que se los llevaran para el interrogatorio. Entonces aquello hicieron, sentados cada uno en su propia cama. Claro que la comida se sintió pesada mientras se deslizaba por sus gargantas ante el conocimiento de lo que les esperaría al terminar.


Jeno no podía dejar de pensar en cómo le explicaría a la policía todo lo sucedido esa noche ¿Y si algún detalle importante se le escapaba en el interrogatorio? ¿Podía confiar en que lo que recordaba era completamente fidedigno? ¿Y si la adrenalina le hacia olvidar o añadir cosas que nunca pasaron?


Estaba comenzando a sentirse ansioso. Intentaba recordar cada acción del día anterior, mientras se removía sobre la almohada en su espalda, pero una corriente extraña estaba recorriendo su cuerpo y le hacia querer tronarse los huesos, a ver si así se liberaba un poco de la incomodidad que le causaba. Su aroma se hizo más espeso, logrando llamar aún más la atención del omega.


Jaemin ya llevaba un tiempo mirando a Jeno. Ambos habían terminado de comer, pero Jeno continuaba con sus largos dedos aferrados a los palillos y plato, teniendo la mesa pequeña a su lado completamente ignorada. Su mirada se notaba perdida en algún lugar del techo, además de que sus pies no se dejaban de mover sobre la camilla. Estaba nervioso, era muy fácil de leer. Quizá él debería estar de la misma manera, con miedo por todo lo que vendría, pero nada podía quitarle la emoción de no sentir esa picazón que su cuerpo nunca terminó de registrar como parte de él, de que no había perdido a su lobo, de que ya no había nadie que pudiera tratarlo como una propiedad. El no era un objeto, era Na Jaemin, un omega finalmente libre. 


— ¡Ouch! — Jeno cerró sus ojos ante el golpe que se dio contra la pared tras él, el hormigueo expandiéndose hacia alrededor. Jaemin le miró con una expresión que clamaba por perdón, llevando su mano hacia el lugar donde la cabeza de Jeno rebotó contra la pared, mientras terminaba de acomodarse sobre el regazo del alfa — ¿Que... ? — quedaron frente a frente. Las piernas de Jaemin cómodamente dobladas a cada lado y las manos de Jeno acariciando estas sobre la tela.


— ¿Sabes que soñé el otro día? — preguntó emocionado, mirando fijamente al alfa como si fuera lo más normal del mundo el saltar sorpresivamente sobre alguien y preguntar aquello.


— Nop, no lo se — apoyo su cabeza en las caricias que el omega aún le proporcionaba al golpe causado por él. — Pero cuéntamelo.


Con la misma energía que presentó antes se encargó de contarle a Jeno su sueño con lujo de detalles. Le habló sobre ese día antes de desaparecer, donde soñó con su lobo, dos alfas y un milagro pedido a la luna. Jeno escuchó con atención, mostrando ternura pura en su mirada cuando Jaemin le explicaba el gran parecido entre el lobo de sus sueños y él. Le relató sobre las almas gemelas, la recuperación de su lobo y lo real que se sentía todo.


Jaemin sentía que su garganta se secaba de tanto hablar, pero el hecho de que Jeno ya no estuviera moviendo sus pies tan intensamente y su olor volviera a la normalidad, le daba el suficiente combustible para seguir distrayéndolo.



Se había determinado que primero Jeno iría a dar su testimonio a la estación de policía, pues Jaemin aún debía hacerse unos últimos exámenes para asegurarse que todo estuviera bien con su reciente lazo roto. Claro que fue difícil hacerle entender esto al omega, quién sentía que le estaban tratando de alejar de su burbuja de comodidad, entre paréntesis Jeno, el cuál tampoco estaba muy contento con la situación, pero no tuvo elección cuando la policía lo empujó hasta la salida de la habitación.


La mirada preocupada de Jaemin casi le hace devolverse apenas estuvo un paso fuera, pero eso solo haría las cosas más complicadas y lentas, debía ayudar en cuanto pudiera para dejar todo este tema atrás lo más pronto posible.


— Primero le leeré sus derechos, señor Lee — vaya que apodo, pensó. Prestó atención a todo lo que se le decía, tranquilizándose un poco al saber que el interrogatorio sería para conocerlo a él y el cómo se relacionaba con la victima, esto debido a que aún se estaba investigando la escena del crimen.


Jeno no se guardo nada. Contestó con seguridad cada pregunta de parte de los policías, manteniendo sus manos sobre la mesa en todo momento. Cuando le preguntaron acerca de su relación con SeongJin no supo bien que contestar.


— ¿Señor Lee?


— No sabría muy bien que decir oficial. Por un tiempo solo lo conocí de nombre, porque Jaemin solía tener pesadillas con él, así que supuse que había una historia que yo desconocía, pero nunca se lo pregunte a Nana. No puedo decir que aquello no fue razón suficiente para odiarlo, porque si lo fue para mí. Fue cuando ocurrió la desaparición de Jaemin que yo finalmente pude conocer su rostro y descubrí que llevaba un tiempo merodeándonos.


El policía asintió y anotó en su libreta, finalizando por preguntar su relación con los hermanos Na.


— Cuando se termine de analizar la escena del crimen será citado de nuevo, así que le sugiero consiga un abogado durante estos días en caso de hallar muestras suyas. También se le aconseja no salir de la ciudad mientras se desarrolla el caso. — el policía le miró fijamente antes de volver a su libreta — De encontrar pruebas suficientes de que usted estuvo en la escena del crimen durante el asesinato pasará a ser considerado un sospechoso ¿Fui claro?


— Sí, oficial.


— Entonces puede retirarse.


El oficial levantó la cabeza ante la falta de movimiento de parte del contrario. Parecía que el señor Lee quería decir algo, pero la duda de si debía o no era más fuerte. Jeno suspiró antes de despedirse con una reverencia. 


Era muy peligroso confesar algo sin estar con un abogado. Todo lo que dijera podría ser usado en su contra, así que lo mejor que podía hacer era esperar.



A Jaemin le gustaría decir que su estado de animo se mantuvo del mismo modo que cuando estaba con Jeno, pero estaría mintiéndose a sí mismo. Lentamente comenzó a perder la euforia y su cuerpo comenzó a doler, volviendo a experimentar la sensación del lazo roto. No dolía tanto como antes, pero si le dificultaba el moverse.


El médico no lo entendió de inmediato. Era extraño que un omega emparejado no sintiera los efectos típicos de un lazo roto; la desesperanza, el dolor incomparable, la pérdida, la depresión. Jaemin debería estar al borde de la muerte por haber perdido a su alfa, y en cambio solo se encontraba triste y curioso por la hora en la que Jeno volvería.


¿Una unión bendecida? Se preguntó mientras observaba a la enfermera que ayudaba a Jaemin a ponerse de pie para ir a visitar a Hyunjin, prestando especial atención a la marca totalmente cicatrizada del omega. 


Quizá era uno de esos casos raros donde la marca solo era una superficialidad, un adorno. Quizá el lazo entre su ex-pareja y él nunca fue lo suficientemente fuerte, nunca llegó a formar raíces profundas en su alma. Quizá lo suyo estaba destinado a fracasar, porque desde el comienzo el alma de Na Jaemin estaba aferrada a la Lee Jeno.


El doctor esperaba que las cosas se simplificaran para los dos grandes cachorritos de ahora de adelante, pues ambos parecían haber pasado por mucho. Mientras tanto, quizá el ver a un familiar ayudaría con el estado de animo del omega.


Y así fue. Apenas entró a la habitación tuvo el impulso de saltar sobre su hermano, pero fue detenido por la tela que cubría gran parte del estomago del alfa, claro, y también el brazo de la enfermera que parecía no querer dejarlo ir a ningún lado.


Hyunjin se veía bien. Además de la herida principal solo parecía tener pequeños rasmillones en sus mejillas.


El alfa le sonrió cuando notó el puchero formándose lentamente y terminó riéndose moderadamente cuando Jaemin comenzó a sollozar como un bebé. Por supuesto que la risa no duró mucho antes de que Hyunjin también comenzara a llorar, pidiéndole con sus brazos que se acercara.


La enfermera le facilitó el camino y les otorgo unos minutos de privacidad antes de que se habilitara el horario de las visitas.


Jaemin se acurrucó a un lado de Hyunjin, restregando su rostro como solía hacer de pequeño. No le molestaba el verse débil frente a quién lo crio, después de todo siempre volvía a ser ese niño llorón cuando se trataba de Hyunjin. 


No hizo falta hablar. Hyunjin ni siquiera fue capaz de lanzar alguna broma para molestar a su hermano y Jaemin no daba la impresión de terminar pronto con su llanto.


Ambos se había extrañado y preocupado, así que solo querían sentir la presencia del otro para olvidar la pésima semana que habían tenido.


Ahora estaban juntos y a salvo.


Seungmin fue el primero en entrar cuando se habilito el paso a las visitas. Primero miró a Hyunjin, luego a Jaemin y después la manera en que ambos se aferraban al otro. Sus ojos brillaron por una fracción de segundo antes de correr al otro costado de Hyunjin, besando su rostro cuanto pudo mientras acariciaba el cabello de Jaemin.


La cama no era pequeña, pero tampoco lo suficientemente grande para tres personas. Aún así, encontraron la manera de refugiarse ahí en los siguientes minutos.


Cuando fue hora de que Jaemin volviera a su habitación casi tuvieron que despegarlo con una espátula, siendo escoltado por Seungmin esta vez.


No fue realmente una sorpresa la mujer que se estrelló contra ellos al salir, pero si lo fue el aspecto desaliñado que esta portaba. Además, se veía enojada mientras murmuraba cosas como "Me las pagaras" y "Puto alfa"


SangHan los ignoró completamente y entró a la habitación de Hyunjin. Jaemin solo rodó los ojos. Ya sería su turno de decirle todas sus verdades.


Mientras caminaban tranquilamente de vuelta, poniéndose al corriente sobre la salud de Jaemin y del momento cuando Seungmin pudo sentir a Hyunjin herido, unos brazos rodearon de forma repentina la cintura de Jaemin, quién se topó con unos grandes ojos irritados al darse la vuelta.


— ¡Hyung! — sollozó Sohyuk en sus brazos.


Jaemin solo pudo sonreír mientras intentaba calmarlo, pero parecía imposible de conseguir. Sohyuk pronunciaba palabras inentendibles que se ahogaban en el pecho de Jaemin, además de que su respiración se veía entrecortada por el llanto.


¿Así es como Hyunjin me ve a mí?


Seguramente estaban armando un espectáculo en el pasillo, pero honestamente le daba igual. Estaba con las personas más importantes de su vida, todas y cada una de ellas preocupados por su estado. Era un sentimiento demasiado lindo como para ocultarlo.


Seungmin también se les unió al abrazo. Sus aromas mezclados sintiéndose como el estar en un campo de flores en pleno verano. Se sentía como un hogar.


¿Y Renjun no vino?  Sintió las ganas de peguntar, más no lo hizo porque no quería arruinar el ambiente que habían creado, además no es como si estos fueran amigos para mantenerse al pendiente del otro. Aún así se sentía extraño el no verlo.



No pasaron muchos días hasta que sus huellas fueron descubiertas en el arma homicida, así que Jeno, ya con un abogado facilitado por los contactos de su tía, se encontraba abriendo la citación para ir al jurado a declarar. Jaemin había sido citado como testigo del caso, al igual que Hyunjin.


Layla había desaparecido de la faz de la tierra. No había forma de contactarla, no la habían visto en el hospital ni en el hotel. Según lo que dijeron, había tomado a sus cachorros y se había marchado a quién sabe donde. De igual manera no importaba. Layla no aparecía en ningún registro, ni médico, ni de identidad. Era como si ella nunca hubiera existido y, por lo tanto, Jeno era el único en el registro policial que había disparado el arma. 


No sabía que hacer, ni que decir. Nunca se esta preparado para enfrentar esto, pero el ver a Jaemin correteando por su casa en su forma animal parecía ser la respuesta que buscaba.


Valía la pena enfrentar todo esto si con eso podía ver a Jaemin sonreír. Su único sol, el que ahora brillaba más intensamente de lo que alguna vez había visto.



No tengo ni perra idea de como son los procedimientos en casos de homicidio y solo quede más confundida cuando lo busque, así que me base en lo que vi en ID.

Como siempre me pasa, siento que el capitulo fue un asco, pero debo darle un cierre a esto. No quiero estancarme otra vez. Así que lo siento.

En los próximos días estaré subiendo el epilogo, si es que no hago un cap separado del tema del juicio.

Ola por cierto.



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