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Capítulo 31



Su cabeza volvió hasta su correcto posicionamiento y el peso sobre ella dejó de sentirse. Aún así, prefirió el quedarse recostado en el suelo, evitando que los pies del alfa frente a su cuerpo tocaran otra vez su rostro.


— ¿Aún quieres saber el por qué? — se burló, dándole otra calada al pequeño cigarro entre sus dedos, el cuál soltaba un aroma que le secaba la garganta más de lo que estaba. Tenía tanta sed y hambre que comenzó a salivar en cuanto miró la pequeña barra de chocolate sobre el escritorio de la habitación. Jaemin negó ante la pregunta, hace poco le había golpeado por realizarla — Yo tenía planeado dejarte en paz.


SeongJin agacho su cuerpo aún sentado en el borde, tomando el cabello peliazul con fuerza para que este le mirara a los ojos. Jaemin no tuvo fuerzas ni para quejarse, solo acató, como el títere en el que se había vuelto.


Estaba cansado de abrir lo ojos, cansado de la luz, de la oscuridad, de no poder defenderse y escapar, estaba cansado del alfa que ahora se alzaba sobre su herido cuerpo, cansado de su pasado que parecía querer aferrarse a su presente.


— ¿Acaso sabes el por qué me mantuve alejado tanto tiempo de ti? ¿Siendo que me perteneces? ¿Nunca te preguntaste el por qué te deje ir? — Jaemin entonces asintió y su cabello fue soltado, provocándole un golpe en la frente y nariz. — Tu madre fue tan estúpida que desde un comienzo ni siquiera peleó por el hecho de que eras menor de edad, siendo algo que podría haber cambiado el curso del juicio de haber tenido un buen abogado que investigara las opciones. Es por eso que cayó redondito en la propuesta de mi padre. 


No creía que SangHan fuera tonta, lo más seguro es que ella era consciente de lo que estaba haciendo. Ya lo había vendido a su captor, nada le aseguraba que no lo hubiera hecho en el pasado de igual manera.


— Él solo quería beneficios, volverse un inversor en el prostíbulo de tu madre debido al buen dinero que se generaba en ello. Así que, desde el comienzo solo fuiste una moneda de intercambio. Tu madre recibiría el apoyo de la empresa de mi padre, poder y estatus, mientras mi padre recibiría omegas sin tener que pagar por sus servicios. Por ello te dejó ir conmigo, fuiste la firma en el contrato. Lamentablemente tu hermano se enteró de aquello y amenazó a tu madre con destruir el negocio desde adentro. Al parecer eso la afecto tanto como para querer negociar nuevamente con mi padre, esta vez llegando al acuerdo de dejarte volver siempre y cuando no tuvieras contacto alguno con alfas. Yo no podría buscarte hasta que cumplieras la mayoría de edad, así tu hermano no intentaría ir contra nosotros y yo tendría la oportunidad de volver por ti. Pero adivina que paso — con su mano golpeteó suave y de manera repetida la mejilla que no se encontraba apoyada en el suelo, mientras Jaemin trataba de procesar el hecho de que su hermano tenía conocimiento de todo lo que estaba pasando. Era por ello que se ponía tan territorial ante la presencia de más alfas — En uno de mis viajes para vigilarte, me di cuenta de que te estabas viendo con un jodido alfa, y no solo eso, si no que se acostaron y besaron múltiples veces. 


Nunca nos acostamos, quizo decir, pero realmente no valía la pena. Un suspiro dejó sus labios ante el empuje de sus hombros hacia atrás, dejándolo arrodillado sobre el suelo. Tenía tanto que procesar en ese momento pero sus ojos no dejaban de observar el rostro del alfa.


— Quita esa maldita mirada si no quieres que te golpee otra vez — le dijo. Sus ojos brillaban macabramente en la oscuridad que las cortinas cerradas le brindaban, sin ningún tipo de consideración por el rostro ya moreteado del omega. Le gustaba verlo así, totalmente a su control.


Abrió la ventana y tiró el celular roto por ella, cerrándola de inmediato. Solo le otorgó una mirada a Jaemin antes de salir de la habitación con los supresores en la mano.


Sentía que ya había llorado lo suficiente, pero una vez más las lagrimas corrieron por sus mejillas. Sus muñecas ardían por la soga que las mantenía unidas y aún así seguía moviéndolas tras su espalda, buscando la manera de soltarse aunque aquello no le aseguraba la posibilidad de escapar. No quería vomitar pero la sensación de su estomago en movimiento le hizo inclinar su cabeza hasta el pequeño cubo de la basura y derramar todo dentro.


El estrés de no poder siquiera soltar un poco el agarre le hizo sollozar aún más fuerte. Su olor amargo comenzó a expandirse por la habitación ante la tristeza que sentía en su corazón, siendo la primera vez que podía oler algo más que no fuera el aroma de los productos de limpieza o la sangre que bajaba por su nariz. Supuso que SeongJin le había dado algún supresor o inhibidor para que no pudieran rastrear su aroma en las cercanías, además de que el alfa no emanaba ningún aroma tampoco.


Cuantos días llevaba ahí, no lo sabía. Era el primer día que podía decir estaba completamente consciente. Los demás solo eran un borrón en su memoria. Recuerda voces, movimientos y su boca moviéndose, pero nada concreto.


Se sentía sucio. La ropa se le pegaba, su cabello de seguro estaba grasiento y la sangre seca sobre su piel comenzaba a picarle. Estaba en constante alerta de cada mínimo ruido que escuchaba, con la mínima esperanza de que alguien en aquel hotel se apiadara de él y se negara a seguir la petición del loco enfermo que tenia como ex, pero cada vez que venían a limpiar terminaba por desilusionarse ante la mirada de pena de las mucamas.


Fue tal y como la vez que fue marcado; nadie ayudó. 


Quería volver a su hogar y no se refería a donde vivió toda su vida. Solo quería estar con las personas más importantes para él, quería escuchar de nuevo la voz de Hyunjin, compartir con Seungmin, quería estar de vuelta a los brazos de Jeno. Quería su hogar de vuelta. Quería abrir su boca para decirles a todos ellos cuanto los quería, que solo pudo pensar en ellos todo este tiempo, pero tal parece que por el momento no se podría, así que estaba obligado a guardar sus palabras para alimentar su valentía con ellas.


Aprovechó el momento en que SeongJin no estaba para arrastrase hasta el escritorio, quedando de espaldas para así pasar su manos por sobre su cabeza y tomar el pequeño alimento. Algo que logró de inmediato. Lo difícil fue abrirlo sin ver lo que estaba haciendo, pero finalmente lo hizo. Lo dejó en el suelo, dando la vuelta sobre sus rodillas para agacharse y comerlo, sintiéndose como un perro hambriento. Comió con rapidez, ocultando luego el papel en sus bolsillos traseros, pero el ver que SeongJin no llegaba le hizo desear haber disfrutado el sabor que tenía.


Se ausentó durante horas. Jaemin ya se estaba quedando dormido cuando sintió a SeongJin acercándose por el pasillo. Lo pudo percibir antes de que entrara debido a las feromonas de enojo que emanaba, tal parece que su inhibidor también se le había acabado.


Pateó la puerta para cerrarla y se sentó en el borde de la cama, quejándose ante el aroma de la regurgitación del omega, quién pensó que sería golpeado por moverse de donde había estado anteriormente, pero no fue así.


— Levántate. No vamos — Jaemin lo intentó, pero no pudo ante la debilidad de sus piernas — Mierda inservible.


Con brusquedad lo llevó fuera del hotel, sin importarle sus tropiezos y caídas mientras bajaban las escaleras de emergencia.


Quería preguntar, necesitaba saber a donde estaba siendo llevado, pero era un secuestro. SeongJin no se lo haría saber hasta que el quisiera. Le excitaba tener el control completo de alguien, siempre había sido así.


Cuando quizo darse cuenta se había caído sobre el césped de la parte lateral del hotel, aquella parte que daba con uno de los bosques más peligrosos de la zona, conocido por su profundidad y todos los cambiaformas desaparecidos entre los trocos de los arboles.


— ¡Levántate! — le gritó con su mandíbula apretada.


Ante la lentitud prefirió cargarle sobre su hombro, no sin antes maldecirle de todas las formas posibles. Entonces Jaemin se permitió observar hacia atrás, viendo como una de las mucamas que hacia la limpieza en el cautiverio en el que estuvo, botaba una bolsa a la basura. Esta le miró, no siendo para nada disimulada en hacerlo. Agachó la cabeza en cuanto hizo contacto visual con el omega y no miro hacia atrás ni cuando volvió a entrar.


Y entonces el bosque los tragó a ellos también.



¿Si aquel día hubiera hecho caso a aquel instinto que le pedía quedarse con Jaemin, seguiría a su lado? ¿Esta situación era algo que eventualmente ocurriría o podía haberlo evitado? ¿Realmente la señora Na estaba tras todo esto? ¿Por qué? ¿Cómo y por donde comenzar?


Eran las preguntas que rondaban en su cabeza cada día desde la desaparición de Jaemin.


Sentía que quizá aún estaba en shock, como si sus sentimientos se encontraban bloqueados, muchas veces evidenciándose en los lapsos de tiempo en que simplemente se quedaba viendo un punto al azar, o las veces que sin darse cuenta iba hasta la habitación de Jaemin solo para darse cuenta que no se encontraba ahí, incluso cuando se olvidaba de lo que estaba haciendo y debían de recordárselo quienes estaban con él.


Su cabeza simplemente se había vuelto un desastre, un desastre como el que sus ojos veían en la anterior casa del mejor amigo de su omega, porqué no había manera de que el beta siguiera viviendo ahí o tuviera planeado volver; el sofá estaba torcido, la televisión de cabeza al suelo y los cajones de los muebles repartidos por el suelo.


Las imágenes que vio anteriormente aún rondaban por su cabeza mientras observaba la destruida sala de estar. El aroma a sangre fue imposible de ignorar, pero sabía que esta no pertenecía a Jaemin. Podía sonar insensible, pero su recién aparecido lobo ni se inmuto ante el liquido, comunicándole que aquella sustancia no pertenecía a ningún omega.


Al adentrarse pudo percibir platos y tazas de porcelana destruidos por el suelo de la cocina. No supo si había estado así en el último video que vio, pero estaba casi seguro que no. De inmediato pensó en que el alfa de seguro había vuelto por Renjun, pero que no le encontró. No quiso pensar que hubiera pasado si lo hubiese hecho.


No demoró mucho en encontrar el teléfono, sobre todo porque tenía una pista de donde pudo haberlo escondido. Sin dudarlo se acercó a donde supuso estaba la cámara oculta y buscó por alrededor. Lo encontró ocultó en la maceta a un lado del mueble. Estaba dentro de una caja de madera cubierta por la tierra y para marcar su ubicación Renjun había dejado un pequeño palito de helado con el recorte de un sol en el extremo superior. Podía parecer una simple decoración, pero se notaba la manera apresurada en la que fue oculto el objeto y el palito inclinado hacia un lado. 


Con ansias lo encendió. Notó que el celular no tenía mucho más que una aplicación en la pantalla principal y solo un contacto. En un principio la necesidad de apretar el botón de llamada de aquel único número registrado le estuvo por ganar, pero el peligro en el que podía poner al omega con aquella acción le hizo detenerse. Entonces entró a la aplicación, una que inmediatamente le llevó a una dirección que ya había leído antes; porque ahí, con el ícono de un usuario desconocido, en las calles cercanas del hotel HanGong posiblemente encontraría otra pista.


Su corazón latió rápido, tanto que no pudo evitar presionarlo a ver si se calmaba. Quería ir de inmediato, de repente comenzaba a sentir sus pulmones quemar, listo para correr si era necesario. No podía dejar de caminar de un lado al otro, pensando si lo mejor sería avisar de esto a Hyunjin o no. Entonces algo sonó en el teléfono de Renjun, y que el mensaje recibido fuera la notificación de un nuevo mensaje registrado hace unas horas en el buzón de voz le hizo sospechar.


Lo escuchó, después de todo no estaba el dueño del teléfono como para reprochárselo.


— ¡Eres un hijo de puta y te mataré! ¿¡Crees que no revise a Jaemin antes de sacarlo de su casa!? ¡Pues claro que sí, y en lo que pude encontrar no estaba un celular y una puta tableta de supresores! — Jeno tuvo que presionar sus ojos con fuerza ante la imagen del alfa tocando el cuerpo de su omega. — ¡¿Crees que puedes escapar así como así de mí?! ¡Maldito estúpido!


Jeno deseó haber visto el rostro del alfa cuando se dio cuenta de que Renjun ya había escapado mucho antes de que lo notara. Entonces el mensaje terminó.


Si SeongJin había descubierto el teléfono, lo más seguro es que se hubiera desecho de el. 


Así mismo fue. Cuando pincho el usuario que debía de corresponder al omega, pudo notar que la ultima actualización de ubicación había sido hace cinco horas.


Puede que ni siquiera estuvieran ahí ya, pero de todos modos iría.


— Hyunjin, te enviaré mi ubicación. Necesito que tomes mi auto y vengas. Encontré algo — con el teléfono pegado a su oreja dejó el destruido hogar — Tiene que ver con lo que la señora Choi nos entregó hoy, esa tarjeta.


— ¿La tienes contigo, cierto? — Jeno tocó sus bolsillos y se lo confirmó — Esta bien, ahora mismo estamos saliendo.


Estaba emocionado aún, claro que sí, pero sabía que necesitaba calmarse si no quería arruinar el único posible avance que habían tenido en días.


Solo podía esperar sentado en la acera, pero así como su pierna no dejaba de moverse en símbolo de ansiedad y estrés, su mente tampoco recibía descanso alguno.


No podía creer que sus esfuerzos habían dado fruto. Estaba emocionado y orgulloso de no haber creído en lo que se teorizaba en las redes sociales, porque de haber sido así, lo más seguro es que se hubieran rendido en la búsqueda desde que las personas comenzaron a decir que era difícil encontrar al omega con vida después de dos días sin saber nada de él. Era angustiante. Las personas no tenían idea de lo que pueden causar unas simples palabras o suposiciones.


Nunca se detuvo. Desde que atendió la llamada de Hyunjin hasta este mismo momento, no se permitió tomar un descanso. Fue a las interrogaciones individuales, intentó colaborar con la búsqueda de la policía, le preguntó a los vecinos, paso día y noche intentando silenciar sus pensamientos, pero al final de cada jornada siempre terminaba volviendo a la habitación de Jaemin sin ninguna pista nueva. Solo podía quedarse viendo aquella imagen sacada durante su estadía en la playa.


Cuanto desearía haberse quedado en ese momento por siempre. 


Cuando el auto llegó, tuvo que explicarle lo que había encontrado al alfa y a los dos omegas en la parte de atrás, pues Hyunjin se había negado a dejarlos solos en su casa cuando no conocía el paradero de su madre. Incluso de reojo podía ver como las piernas de Jeno se movían sin parar, por lo que no le ofreció tomar el mando del automóvil.


Entonces se colocaron en marcha.



Me esta costando el hacer escenas de violencia, no se porqué. Que estrés.

Si encuentran algo sin sentido o alguna falta me avisan plis, es que soy el tipo de escritora a la que se le olvida todo lo que escribe, sin importar cuanto lo lea.

Como siempre; Los amouuu.


Nen




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