Capítulo 25
El momento de abrir los ojos para despertar nunca se había sentido tan aliviador. Suspiró al no sentir el típico ardor en su cuello que lo llevaba atormentando desde hace meses.
Inmediatamente se colocó de pie y corrió hasta el baño, recordando su sueño.
La camisa de su pijama desapareció de su cuerpo y reapareció en el suelo.
Sabia que había sido un sueño, pero la sensación de plenitud que había sentido no le dejaba ni estando despierto. Puede que estuviera esperando mucho de algo que realmente no pasó en la vida real, lo sabia, y aún así frente al espejo buscó algún indició de que aquello había sucedido.
Tristemente la marca aún seguía ahí. No tenia signos de haber sido renovada o borrada. Las costras aún ensuciaban la bonita piel y el tono morado no parecía mejorar.
Suspiró decepcionado, alejándose poco a poco del espejo.
Cuando dio la vuelta para dejar el baño una persona se interpuso en su camino.
El alfa silbó mientras se apoyaba en el marco de la puerta; —¿Qué bien habré hecho en mi otra vida para tener semejante obra de arte frente a mí?
— ¡Jeno! — se quejó avergonzado, aún más porque su hermano los veía desde la mitad de las escaleras completamente divertido — ¡Tú ya vete! — le fulminó.
Hyunjin se retiró hasta la sala de estar, donde se encontraba buscando trabajo en su ordenador.
Jeno tomó la camisa del menor y se la entregó. Jaemin se la colocó y cerró la puerta del baño en su cara, justo antes de que Jeno se abalanzara hacia dentro.
— ¡Oye! — se quejó.
— ¡Un segundo! — gritó desde adentro. El sonido del cepillo contra los dientes le dio una respuesta a Jeno.
Seguro se acababa de despertar.
Fue cosa de minutos para que el omega dejara el baño. Su cara aún estaba un poco húmeda y sus cabellos ahora estaban ordenados hacia atrás, estando solo unos cuantos mechones humedecidos.
— Ahora sí. ¿Porque...?
¿Por qué viniste ahora? Iba a decir. Si, iba, porque Jeno ya había posado una de sus manos en la cintura de Jaemin y la otra en su mandíbula para besarlo. Sin duda había hecho bien el lavar sus dientes antes de dejar que el alfa le saludara.
— ¿Porque, no me... esperaste en.. en la parada de autobús? — intentó decir, pero sus palabras se vieron interrumpidas por los pequeños picos que Jeno dejaba sobre sus labios. — ¡Uy, eres un mimoso!
— Ya dijiste que te gusto, así que no acepto quejas ahora — continúo con sus mimos, riendo al ver como el omega cerraba fuertemente sus ojos cuando comenzó a dar piquitos por toda su carita. — Con respecto a lo otro. Si fui a la parada de autobuses y espere como una hora, pero no llegabas.
Jaemin abrió sus ojos de manera exagerada. ¿Cómo que una hora? Y como si el alfa leyera sus pensamientos mostro la pantalla de bloqueo de su teléfono, sin soltar el cuerpo de Jaemin. En los números claramente salía que estaban por cumplirse las cinco de la tarde.
¿Cómo es que había dormido tanto, por dios?
— Perdón — se quejó, sintiéndose culpable por no haber llegado al lugar acordado y hacer que su alfa tuviera que venir hasta su casa. Con pesar apoyo su frente en el hombro de Jeno, abrazándolo de vuelta.
En alfa negó antes de hablar; — A mi no me sirven esas disculpas — estiró sus labios a la espera de un beso, como siempre pedía para chantajear al omega.
Sin siquiera ver Jaemin ya sabia lo que quería el alfa, por lo que dispuesto a darle un piquito pegó sus labios a los de Jeno, quién no desaprovecho la oportunidad para profundizar el beso, ingresando su lengua en la cavidad bucal del omega casi de inmediato.
Jaemin se sujetó de sus hombro ante la fuerza con la que estaba siendo atraído hacia el cuerpo del alfa. No podía negar que le gustaba así. Mimoso y pegajoso como era, le gustaba de igual manera.
El sonido de una bolsa y el chocar de algo contra sus piernas le hizo separarse y observar hacia abajo.
— ¿Qué trajiste?
— Aproveche de ir a comprar algunas chuchería mientras venía. También traje algunos juegos para pasar la tarde.
Jaemin arqueó una ceja.
— Si se supone que íbamos a una cita y yo por alguna razón misteriosa me quede dormido ¿Cómo pudiste traer juegos, si no sabias que esto pasaría? — observó fijamente el rostro del alfa.
— ¿Ups? — recibió un golpe — ¡Esta bien~! Yo también me quede dormido porque tuve fiebre durante la noche, así que no pude dormir. Así que como compensación pensé en pasar la tarde aquí jugando y aproveche de comprar dulces para que no te enojaras conmigo.
El omega acarició el rostro de Jeno con la boca abierta al haber descubierto el secreto del mayor, más lo agradecía por que tampoco se sentía muy bien como para pasar la tarde rodeado de más personas.
— ¿Ya estás mejor entonces? — Jeno asintió, pero de igual manera Jaemin tocó la frente del mayor, sintiéndola de una temperatura normal.
El alfa le miraba totalmente embelesado, sin soltar ni un poco su agarre.
— Espera ¿Entonces me hiciste disculparme por dejarte esperando, cuando realmente te paso lo mismo que a mí?
Y como si Jaemin tuviera la peor peste Jeno dejó su cuerpo, diciendo cosas como que prepararía la televisión y que ordenaría la habitación.
El omega estaba dispuesto a seguirlo de no ser por el llamado de Hyunjin diciendo que Renjun le buscaba. Así que bajó las escaleras emocionado por verlo después de tanto tiempo.
Cuando Jaemin pudo ver a su amigo la energía en su cuerpo bajo, y es que Renjun se encontraba totalmente tapado, incluso llevaba una mascarilla enorme sobre la parte inferior de su rostro.
— Hola Nana — le saludó, igual de enérgico que siempre — Vine a dejarte unos dulces que mi madre te mandó. — le acercó un pequeño pote transparente con galletas y unas cuantas gomitas.
— Oh, dile que muchas gracias de mi parte. — recibió lo que Renjun le extendió — ¿Por qué...?
Dejo su pregunta al aire, seguro de que Renjun entendería la mirada confundida que le estaba dando en ese momento.
— ¿Esto? — señalo su cubrebocas. Jaemin asintió — Cogí un resfriado hace unos días, pero si esperaba a que se me pasara de seguro los dulces se pondrían duros. No te preocupes que desinfecte el recipiente.
Jaemin asintió. Le deseo una pronta recuperación y se despidieron.
Miro los dulces en sus manos. Los dejaría seguramente para mañana, después de todo Jeno había llevado cosas para ambos compartir.
Vigilando que Hyunjin no le viera guardó el envase en la última puerta del mueble de la cocina. Quería evitar que el alfa se lo comiera, como había pasado las últimas veces.
Corriendo subió las escaleras y se lanzó a la espalda del alfa, quien paso de estar arrodillado a estar acostado en el piso, con un travieso omega tirándole una de sus orejas por haberle mentido.
Jeno solo podía quejarse fingiendo dolor, cuando realmente estaba sonriendo.
La pequeña figura entro a su hogar en medio de la noche.
Con sus labios totalmente fruncidos colgó las llaves tras la puerta ya cerrada, quedándose más tiempo del necesario observando la textura lisa que esta tenia. Una luz se encendió a su espalda, haciendo visible su propia sombra, junto a otra más que se encontraba tras él.
No se atrevió a girarse. Sentía que si lo hacia terminaría sintiéndose peor de lo que ya estaba.
— Ya lo hice — susurró, sin poder creérselo aún.
— Bien — contestó la otra voz sin más, como si ni siquiera le importara realmente. Renjun presionó sus puños, enterrando sus uñas en sus palmas para evitar el gritarle. — ¿Tienes el número de su madre?
Inmediatamente Renjun se volteó. La cálida luz le dio la bienvenida a su pálido y delgado rostro, sus pronunciadas ojeras solo contribuían a lo cansado y destruido que se le notaba.
No parecía el mismo de hace unos meses.
— Ese no era el trato — su mandíbula se endureció y su respiración se aceleró. Ignoró por completo las señas que el contrario le hacía para que guardara silencio y alzó la voz — ¡Se suponía que le entregaría los dulces y nada más! ¡Hice todo lo que me pediste! ¡Es mi mejor amigo, por dios! ¡¿Crees que es tan fácil mentirle en la cara solo por el capricho de un hijo de puta como-?!
El golpe resonó incluso dentro de su misma cabeza. No sabía en que momento le pareció una gran idea el relacionarse con la persona frente suyo. Quizá estuvo muy ciego o muy falto de cariño, o quizá solo fue un estúpido, como siempre. Lo único que sabía es que la persona que creía conocer tenía la cabeza completamente retorcida.
Renjun solo pudo preguntarse si aquellos ojos que le observaban sin remordimiento, alguna ves lo habían visto como algo más que una pieza de ajedrez de su perverso juego.
— A mi no me levantas la voz — se irguió intimidante sobre el pequeño cuerpo del beta. Incluso en ese momento su rostro permanecía inmutable, lo que le hacia ver más atemorizante — Dame el número de SangHan, ahora.
La voz de alfa no funcionaba en los betas con la misma efectividad que en omegas, pero solo en ese momento Renjun pudo comprender lo difícil que era resistirse a ella. Podía sentir escalofríos por su espalda y la sensación de hormigueo no dejaba su cuerpo.
Con su rostro desfigurándose al intentar contener el llanto que quería salir, Renjun le entregó su celular con el contacto que buscaba.
Él alfa lo tomó entre sus manos y comenzó a escribirlo en su teléfono desechable. Por primera vez sus ojos mostraron un brillo.
— Mi madre — sonó tembloroso, entre el llanto y la ira — ¿Ya le dirás a tu padre que quite la demanda?
El alfa no le contestó enseguida. Solo le observó con una sonrisa ladeada antes de devolverle el teléfono. Entonces respondió; — Una vez este lejos lo haré y si tú...
— ¡Pero-! — su quijada fue duramente tomada por el musculoso brazo. Sintió sus dedos enterrarse en su delicada piel.
—... Y si te atreves a decir algo al respecto antes de eso, ten por seguro que le añadiré más cargos para que pase un largo, largo tiempo en la cárcel. — su frente se apoyo en la del beta, quién a ese punto ya estaba temblando y con sus ojos fuertemente cerrados. El alfa mostro una sonrisa satisfecha, sus dientes completamente a la vista — ¿Qué crees que sea mejor? ¿Una por trafico de drogas? aunque quizá culparla por la contratación de menores de edad sea mejor. ¡No! ¡Ya se! — soltó una risa — ¡Culparla de prostituir a su propio hijo sería mucho mejor! Soy un genio.
— ¡Ella nunca hizo nada de eso! ¡Ella nunca me prostituyó!
— ¿Y tu a quién crees que le creerán? ¿A la mujer que vende su cuerpo y a su hijo que se acuesta con cualquiera? ¿O le creerán al empresario famoso y a su sucesor, quién por si fuera poco tiene un video del menor de edad ofreciéndosele en el mismo lugar que su madre trabaja?
Y simplemente el beta se quebró. Sus lagrimas cayeron y su rostro fue hecho hacia un lado.
Él alfa se movió hacia la puerta. Él beta ya le estaba cansando. No quería saber de él por mínimo unos meses.
— Hyunjae... — susurró. El alfa se detuvo, solo otorgándole una mirada sobre el hombro — ¿En serio nunca te interese? — no quería quedarse con la duda, a pesar de que ya suponía la respuesta.
Una mirada vacía basto para entender.
— Me interesaste tan poco que ni siquiera te di mi nombre verdadero.
— Entonces desde un principio todo fue una mentira — asintió para si mismo, tratando de convencer a su corazón que no valía la pena el tratar de entender a aquel sociópata — ¿Cuál es tu verdadero nombre?
El alfa le entregó una mirada de ojos entrecerrados que helaba la sangre, aunque cuando lo consideró bien notó que tenía al beta rodeado de amenazas, que más daba entregarle su nombre. Sería lo único que obtendría de él, después de todo.
— Me llamo SeongJin — y la puerta se cerró tras él.
La cordura del beta también se marchó. Necesitaba algo para sacar la rabia y desprecio que crecía dentro de él, aquello que sentía lentamente devorarlo desde las entrañas. Su cuerpo temblaba incontrolablemente a ese punto, tanto así que tropezó con sus propios pies en camino hasta aquel reloj en la pared que el alfa le había obsequiado. Decidido, se colocó de pie y en cuanto tuvo el objeto en sus manos lo lanzó contra el suelo con tanta fuerza que posiblemente sería irreparable, pero quién repararía una mierda que otra mierda le obsequio.
Sin importarle clavarse algún trozo se lanzó de rodillas al suelo, moviendo y revolviendo, levantando y lanzando lejos, hasta que encontró lo que buscaba.
"¿Que como lo se? Pase por tu casa el otro día" "¿Aquel peli-azul es tu amigo? ¿Cómo se llama? Solo es curiosidad, no te pongas así" "Un tipo vino a dejarte después de la fiesta, creo que le conozco" "¡La próxima ves que aquella mierda se acerque a esta casa lo mataré!" "¿Otra vez desconfías de mi? ¡Te dije que pase por tu casa y lo vi entrando!"
Ahí estaba, pequeño e imperceptible en el centro donde se supone iban las agujas; una cámara yacía en su mano derecha.
Por un segundo pensó en pisarla hasta no dejar rastro de su existencia, pero luego de observarla unos segundos más pudo ver la gran oportunidad que tenía entre sus manos.
Quizá había una oportunidad de recuperar todo lo que grabo. Las amenazas, los golpes, incluso la pelea del mismo día.
Quizá había una forma para que ni él, ni su madre, ni Jaemin estuvieran en peligro.
Pero... como hacerlo cuando estaba solo y con miedo de que no le creyeran. Como hacerlo cuando seguramente Hyunjae- , no, SeongJin habría colocado más cámaras cuando no estaba en su hogar.
¿Cómo podría hacer para pedirle ayuda a alguien, sin hacer notar lo que estaba planeando?
Maldita sea.
Bueno, últimamente hay poquitas personas comentando (los quiero mucho, por cierto. Y a los que solo leen y votan también <3)
Quería saber si alguno ha notado algún modismo en mi escritura. He intentado ser lo más universal posible con mis palabras, pero quería saber si piensan de que soy de algún país en especifico o algo así.
Por cierto, SangHan es el nombre de la madre de Jaemin y Hyunjin.
Espero estén bien, mis corazones.
Amorcito para todos <33
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