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Mujer

Advertencias: Ninguna.

*Mujer: Persona contraria a Akutagawa.

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—Mamá, ¿Soy una mala persona? —preguntó la albina cuando su madre despertó del profundo sueño que la niña le causó—. No quiero hacerte sentir triste.

La mujer sobó su frente, donde tenía una herida abierta, se imaginó rápidamente que mientras caía al suelo, seguramente se golpeó con algún mueble—. No lo eres, Fumiko.

—¡No quiero lastimar a mamá! —las gruesas lágrimas no tardaron en llegar a las mejillas de la pequeña—. No quiero mi habilidad…¡La odio!

Su madre tomó su sonrojado rostro y plantó un beso en su frente—. No hables así, es parte de tí.

El resto de la tarde, se la pasaron abrazadas, o más bien su madre dormía y Fumiko la abrazaba. Su habilidad podría haber resultado peligrosa si no se tenía control sobre ella, pues al estar en constante contacto con la menor, su madre perdía peso y tiempo.

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—Ni siquiera te molestes en darme las gracias, hice algo muy simple y lógico —dijo la de ojos rubí—. Es más, creo que cualquier niño habría pensado en mi plan desde un principio, es que era muy obvio.

Akutagawa quería responder a sus humillaciones con violencia cruda, pero antes de poder hacerlo, el jefe de la Port Mafia atravesó la puerta acompañado de la niña rubia, quien cargaba un ramo de flores. Al momento de hacer contacto visual con los jóvenes su sonrisa se ensanchó—. Pensé que se trataba de una verdadera emergencia cuando escuché que Akutagawa-kun estaba en la enfermería.

La menor cambió su expresión a una más seria, porque pese a ser nueva en el bajo mundo, sabía que la Port Mafia no es otra cosa que la planificación perfecta de Mori Ōgai, y la Port Mafia era aterradora—. Lo traje para que estuviera cómodo —dijo con ese tono correcto que usaba solo con sus antiguos profesores.

—No es nada, solo me ví afectado por su asqueroso sudor —agregó el portador de Rashomon—. No sabe manejar su poder…

Ōgai soltó una risita—. Creo saber qué ocurre. Fumiko-chan, hiciste un buen trabajo, sin duda tenerte en nuestras filas fue un acierto —aplaudió emocionado—. Bueno, solo quería comprobar que ambos estuvieran en una pieza y ahora que lo veo, debo volver al trabajo…por cierto, Elise-chan te trajo flores —se apartó para que la niña le estirará el ramo a los pies de la cama—. Me alegra saber que se llevan bien —dió la vuelta tomando a su habilidad de la mano y así salió de la enfermería.

Apenas dejó de ser visible, ambos jóvenes soltaron un suspiro—. ¿No es raro que siempre esté con esa niña? —preguntó la albina.

—No es de nuestra incumbencia— respondió el otro—. Si le cuentas a alguien lo que sucedió en la misión, haré que tu vida sea un infierno —su sermón se detuvo cuando la vió tomar las flores y ponerlas en el jarrón cerca de la ventana—. ¿Qué haces aquí aún? Vete —sus propias palabras lo obligaron a levantarse y ponerse los zapatos para avanzar hasta la puerta.

—Son unas flores muy hermosas, seguro que cuando alguien las mire, pasará un buen momento —dicho esto, caminó hasta la puerta pero se detuvo al percatarse que Akutagawa todavía la observaba—. ¿Por qué debes ser tan extraño? Date prisa, Chuuya dijo que nos quiere invitar por un trago.

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—Pidan lo que quieran, yo pago —el hombre lucía más sonriente de lo normal. Claro que tenía motivos de sobra para estarlo—. ¡Por su misión!

Los más jóvenes se miraron, y mientras Akutagawa fruncía el ceño, la albina sonrió—. Gracias, tomaré lo que sea que tú bebes.

El de sombrero hizo una seña para que le llevarán dos vasos más de whisky—. Y entonces, ¿lo dormiste? El jefe se los dijo a alguien que se lo dijo a todos.

El rostro del muchacho serio parecía ponerse aún más pálido—. Eso no pasó así, está mujer no tiene control con su habilidad…

—Lo salvé, su estrategia era ir directamente por los delincuentes, no puedo creer que lleve años en la Port Mafia y no sepa formular una estrategia —Fumiko sabía que estando cerca de sus superiores, el muchacho tétrico no sé atrevería a lastimarla—. ¿Qué habrías hecho tú, Chuuya-san?

—Habría ido directamente por los delincuentes…pero mi habilidad es mejor para eso —dijo un tanto apenado por la respuesta—. Ahora todo el mundo sabe que son un buen dúo, o al menos la parte activa resultó ser Fumiko.

Akutagawa tímidamente apretó su vaso dándole una mirada al ejecutivo—. Aún así, no quiero estar con ella.

Chuuya rodó los ojos y bebió su trago de golpe—. ¿Por qué piensas que una mujer no puede salvarte el trasero? No hay nada de deshonra en ser rescatado por una dama.

—No es eso, solo que está mujer no me agrada —añadió el pelinegro cómo si Fumiko no estuviera presente—. Odio la compañía de novatos.

Chuuya soltó una risita—. Tú también eres un novato.

—¿Has sido rescatado muchas veces por mujeres? —cuestionó la albina hacía Chuuya.

—Un par de veces, y otras tantas por un hijo de perra…¡Esa idiota caballa! —buscó su teléfono para llamar a su ex compañero, y cuando lo hizo comenzó a insultarlo—. Bastardo hijo de puta, ojalá te ahogues en tu maldito veneno.

—Oye, quítale el celular, está hablando con su ex —susurró Fumiko para que Akutagawa hiciera algo—. Vamos, es la integridad de tu superior.

El joven gruñó, pero terminó de pie junto a Chuuya arrebatándole el dispositivo—. Dazai-san, Chuuya-san bebió mucho…no creo que sea capaz de arrojarlo al mar. Yo en realidad quería…me colgó.

Un sonrojado ejecutivo pataleo un par de veces—. ¡Lo voy a matar! ¡Y cuando lo haga, se lo daré a las pirañas! —volvió la vista a Fumiko—. Ojalá tu habilidad pudiera dormirlo para tenerlo colgado boca abajo y pegarle como una piñata.

La albina sacó su billetera con cuidado de no ser detectada y puso el dinero de la cuenta sobre la barra—. Ya nos vamos, sentimos el escándalo. Akutagawa, cargalo, yo le pediré un taxi.

El muchacho pasó el brazo del más bajo por detrás de su nuca—. Llama al número que tiene registrado como "magnifique", dile que venga a recogerlo.

La muchacha recibió el teléfono del mayor, y puso la huella de Chuuya para desbloquearlo—. Le envié un mensaje —al ver la respuesta, le mostró el celular a su compañero—. En quince minutos está aquí, la verdadera pregunta es ¿Quién esperará hasta que vengan por él?

Ryunosuke abrió la boca para protestar, pero tuvo una mejor idea—. Un combate, así se decidirá…

—Perfecto, tú lo cuidas, gracias Akutagawa, me alegra confiar en tí, compañero —dejó el dispositivo de Chuuya en su abrigo y empezó su carrera lejos de ambos.

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Extra:

El de gabardina negra sostenía el cuerpo de su superior con extremo cuidado de no dejarlo caer. Estaba molesto y un poco extrañado por la personalidad de Fumiko, era impulsiva, aunque no significaba que estuviera demente. Suspiró al escuchar el claxon de un auto frente a ellos.

—Déjalo en los asientos de atrás —avisó una voz femenina. Al asegurarse de que estaba cómodamente acostado, sonrió por el retrovisor—. Saludame a tu compañera.

—La odio —gruñó pero eso provocó la risa de su conocida—. Apuesto que te produce placer verme sufrir con esa mujer estúpida.

—Me rio porque es curioso ver qué pierdes la cabeza con facilidad, especialmente por una mujer.


Resucite de entre los muertos para actualizar esta historia, realmente pensé en dejarla pausada mientras terminaba "Heaven" (Soukoku) pero preferí alternar cada actualización, y  aprovecharé al máximo estás vacaciones.
-Honey

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