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Comienzo

Advertencias: Mención a la muerte, estrés postraumático.

~•~

En un pueblo a las afueras de Japón, en una casa lo bastante grande para destacar entre las demás. Una linda familia vive a causa de “situaciones laborales” del padre de Izumi.

La joven de veintiun años era lo que una joven rica debe ser. No le gusta caer en el estereotipo, aún así siempre lo hace.

Ojos color miel, y cabello castaño claro solo un poco largo adornan su linda cara, que continúa con lindos labios rosados, es más alta que la mayoría de mujeres que ha conocido, pues mide poco más de 1.68 metros.

Si ella misma tuviera que describir algo hermoso de sí misma, serían sus ojos que heredó de su padre y éste adoraba ver.

Una vida feliz desde su nacimiento, siendo amada por ambos padres. Nunca tuvo limitantes, y su padre la motivaba a estudiar lo que más quisiera, artes, ciencias, o incluso nada.

“Volveré a la universidad el proximo año”, dijo eso tratando de buscar su vocación pues estaba más vacía que una nuez.

Su madre la regañó, pero el hombre dijo palabras tan hermosas que las apaciguarón “No podemos cambiar a las personas, solo se debe apoyarlas y darles amor”.

La luz entró por las cortinas dejándola con un amargo despertar. Se vistió de mala gana, odiaba ese lugar. Solo fingía encontrarlo encantador porque su padre estaba emocionado de mudarse en medio de la nada.

Se quejó al mismo tiempo que cambiaba su pijama por ropa más adecuada, hoy era el día donde buscaría una biblioteca cercana. Era su única distracción.

—No tienes permiso para salir— dijo su padre, quien bebía café con su madre—. Y todavía no desayunas.

—Mamá, ayúdame— pidió la castaña.

—Llevate una fruta, no está tan lejos de todas formas…

No quiero que salgas— entonó su padre ahora un poco desesperado.

—¿Por qué no? Nos mudamos aquí porque tú querías hacerlo y ahora no me dejas salir— frunció el ceño.

—Izumi, estás siendo muy grosera…

—No es mi culpa que te rechazaron en ese trabajo, mamá y yo intentamos apoyarte, pero piensa un poco en nosotras— apretó los labios al ver como su padre agachaba la mirada.

—No tardes mucho, aún no estás familiarizada con el pueblo— dijo antes de abandonar el comedor.

—Eso fue muy grosero, Izumi, deberías disculparte con tu padre— dijo su madre terminando de acomodar los platos limpios.

—Él es quien actúa extraño, sé que su trabajo es importante, pero si su investigación no recibió los fondos no es nuestro problema, y el traernos aquí…tú ni siquiera pudiste negar, tus amigas, tu vida ya no es la misma…

—Los tengo a ambos, eso basta— arqueó las cejas antes de suspirar—. Supongo que puede resistir hasta que llegues. Hace frío, lleva un suéter.

—Claro, nos vemos en un rato, si quieres algo llámame.

Caminó, pero tomó el camino largo que constaba de rodear algunas casas antes de llegar a la estación. Para cuando llegó a la pequeña biblioteca local buscó los libros de su autor favorito, un hombre que escribía una saga de reinos en guerra por un trono de hierro.

Pasó un rato revisando otros libros, pero ninguno llamó su atención. Al final salió cargando solo tres libros de los cinco publicados. Esperó cerca de la vereda el autobús.

“¿Llevo helado?” escribió un texto para su madre pero al no recibir respuesta miró al techo esperando encontrar los puntos positivos de vivir ahí.

Las personas los miraban mal por haber vivido en la ciudad, pero por otro lado su padre recién llegó promocionó su título como médico investigador por si alguno de los vecinos necesitaba ayuda con algo relacionado a su campo en un intento torpe por agradarle.

Su padre era su favorito, esencialmente porque era muy distinta a ella. Él solía leerle cuentos antes de dormir, incluso si ella se negaba. El señor Tenda era un hombre amoroso mientras que ella y su  madre actuaban taciturnas.

La lluvia nos hace sentir vivos” era lo que decía cuando olvidaba su paraguas y llegaba con la nariz roja del trabajo.

Izumi realmente se sintió mal por él, su trabajo era bueno en muchos aspectos, prestaciones, días libres. Trabajar para esa empresa privada de extranjeros estuvo bien hasta que un día su padre llegó y dijo que habían rechazado una grandiosa investigación y por eso renunció y buscarían otro lugar para vivir.

Absorta en sus pensamientos subió al autobús para ir a casa.

Al llegar a casa encontró todo acordonado por cintas policiales y un montón de personas entrando y saliendo de su casa.

—Señorita, no puede pasar— dijo un policía parándose frente a ella.

—Vivo aquí— respondió jadeando.

—Venga conmigo, por favor guarde la calma…

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Desde su nacimiento fue amada, tanto hasta el punto de ser cuidada por sus padres después de la muerte.

—El abogado de su padre no ha dado señales de vida desde hace dos meses— advirtió la jefa del departamento policial—. La herencia de tus progenitores sigue congelada, y sin el abogado no se puede leer el testamento, así que espero que tengas algunos ahorros, solo para sobrellevar la situación mientras solucionamos esto.

—¿Cuántos disparos fueron?.

—Los resultados arrojaron que en tu madre había cinco balas y tu padre tenía una en la frente, creemos que pudo ser por algún amante despechado de tu madre…

—Mamá no tenía una aventura— murmuró la más joven.

—¿Qué dijiste cielo?.

—¡Ella no tenía un amante!— levantó la cara mostrando largas marcas de lágrimas.

—Lo siento— agregó un tanto indignada, ella misma se encargó de ayudarla con el funeral solo porque las personas esperaban eso—. Tengo entendido que tus padres ganaban mucho.

—Bueno, mi madre es profesora de artes y mi padre es médico neurocirujano— se dió cuenta de su error rápidamente—. Bueno, lo hacían y les iba bien.

—Ya han pasado siete días, y esta mañana recibimos una llamada de Yokohama. El jefe de la división que controla las habilidades especiales nos informó que tu padre hizo un consenso con ellos…

—¿La qué?.

—Tu padre tenía un arreglo para llevarte con ellos, lo que me hace pensar que quizá tú…

—No tengo una de esas cosas, pensé que era un mito— contestó poniéndose de pie—. ¿Qué se supone que haga?.

—De momento calmarte. Un tren sale mañana en la mañana y te llevará a la ciudad— dijo con una sonrisa fingida—. Es una lástima que seas huérfana, pero tienes con seguridad que tus padres te amaron.

La de ojos claros asintió sorbiendo su nariz. Nunca fue sentimental, pero sus padres habían muerto.

"Debí estar con ustedes".

—Buenas tardes, señorita Tenda, me llamo Ango y soy quien le explicará la situación— un hombre de gafas la recogió en la estación—. El señor Kuta Tenda se comunicó días antes de su muerte. Él nos pidió actuar como sus guardianes en su ausencia, pero ahora mismo no podemos poner a su disposición ese servicio.

La ayudó a meter su equipaje en el maletero del auto. Ambos subieron, ella exhausta y él un tanto nervioso.

—¿Para qué me hicieron venir?.

—Hicimos un acuerdo con una agencia de detectives que aceptó tenerla en custodia, su padre no fijó un plazo exacto, pero su presidente dejó claro que cuidarán de usted hasta que pueda tener acceso a su herencia.

—Gracias— musitó sin ganas de conversar más.

Era increíble que su padre nunca dijo nada de eso y ahora solo podía ser apenas más que una maleta que todos se arrojaban de uno en uno.

—Nos reuniremos con uno de los detectives para que le muestren su nueva vivienda— aclaró el de traje marrón.

Pasaron minutos hasta que frenó el auto frente a un puente donde era el punto de reunión. Esperaron mucho tiempo, hasta que una figura alta se hizo presente junto a un muchacho de cabellos grises.

—Es él…

El hombre saltó del puente impactando contra el agua.

—¡Dazai-san!— gritó un muchacho antes de saltar.

—Oiga, creo que están grabando una película…

—Ellos son los detectives— respondió avergonzado.

—¿Ellos?— la de ojos ámbar formó una mueca de preocupación—. ¿Es una especie de rutina?...

—No haga muchas preguntas, no podría responderlas.

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—¡Que hermosa señorita! ¡Muere conmigo!— pidió hinchándose frente a ella—. Ango, no tenía idea que conocías a mujeres tan hermosas...

—Dazai-san, por favor— el de cabellos grises lo intentó alejar, pero fué en vano, estaba aferrado a su mano.

—La señorita debe ser quien me rechace— sonrió de lado antes de volver a verla—. ¿Podría concederme el placer de su compañía hasta la muerte?.

La joven analizó la situación esperando un chiste, pero no sucedió, entonces entendió que era una propuesta real.

—No gracias— dijo tratando de ser amable.

"No desperdiciaré una vida a la que mía padres dedicaron sus esfuerzos" pensó.

—Es una lastima, de verdad pensé que aceptaría— se puso de pie haciendo que sus articulaciones sonarán—. No soy viejo.

—Ni siquiera lo pensé— añadió Ango antes de mostrar un sobre—. Ésto es a cambio de la seguridad de la señorita Tenda.

—Buenas tardes, soy Atsushi somos detectives, y bueno, mi compañero es Dazai-san— al menos sabía sus nombres.

—Soy Dazai Osamu, el hombre que te cuidará— posó tratando de hacerse ver más alto, pero todos pusieron una expresión de repulsión.

"Detectives que parecen tener mi edad" para este punto Izumi pensaba en volver a casa sola. Era casi suicidio por la naturaleza del crimen, pero tenía esperanza en que pudiera ser feliz y así sus padre lo serían.

—Mi conocida agradecerá este indulto, pero no le comentes nada. Ella es un poco, bueno, es el zafiro triste y cruel— Dazai comenzó a conversar con Ango—. Solo serán unos meses de todas formas, pero no le digas nada a nadie, aún necesito algunos favores que podrían serles útiles.

—Sobre eso, puede que la fecha se extienda. El abogado parece haber desaparecido y al parecer no había ninguna copia del testamento. Sabes que necesitamos acceso a el.

La menor era ajena a su conversación, por lo que Atsushi intentó hablar con ella.

—¿Cuántos años tiene?— cuestionó el de tirantes.

—Cumplí veintiuno hace poco— dijo tratando de escuchar la conversación de los más altos—. ¿Y tú?.

—Cumpliré veinte, entonces no tenemos mucha diferencia de edad.

—Supongo que puedes ser menos formal y llamarme por mi nombre...

—¡Niños, nos vamos!— aplaudió Dazai—. La dejaremos descansar, así que déjame ayudarte con tu maleta.

La muchacha se la estiró, y el castaño la dejo en brazos de Atsushi. "No me estás ayudando".

—Sé que no la estoy cargando, pero hacer que Atsushi-kun la lleve es ayuda— comentó casi como si supiera sus pensamientos.

—Pues gracias. Escuché que en su agencia hay personas con habilidades, ¿Ustedes tienen?.

—Atsushi-kun tiene una gran habilidad, puede convertirse en tigre con poco esfuerzo— Dazai rodeó su hombro con el brazo—. Yo, pues ademas de encantador, y un gran partido puedo inutilizar habilidades.

"Claro que sí"— ¿Todas ellas?.

—Todas ellas— dijo aún más distraído que antes—. ¡Atsushi-kun no te quedes atrás!.

—Yo llevo todo— dijo indignado.

—Usted no tiene una habilidad, lo cual me hace pensar ¿Por qué la división se haría cargo de tí?.

Obviamente él ya sabía la respuesta, pero quería descubrir cuánto sabía la muchacha.

—No lo sé, mi padre trabajo para el gobierno por unos años, supongo que por eso— sus ojos casi ámbar se clavaron en el pavimento—. ¿Qué fue todo eso de suicidio doble?.

—¿Ya te interesa?— alzó las cejas coqueto.

—No— vió de reojo al más joven acercarse a ambos con rapidez.

—Busco una compañera para dejar este horrible mundo juntos. La seguiré buscando— encogió sus hombros restándole importancia—. Le daremos una habitación en el complejo donde vivo, solo por seguridad.

Sonrió aún recargando su brazos en los hombros de la castaña.

—Lamento tu perdida— mencionó minutos después de caminar por las transitadas calles.

—Gracias— incómoda dió dos pasos al frente.

—Ya llegamos— la guío hasta un cuarto en un pequeño edificio—. Yo vivo a lado, puedes visitarme para cualquier cosa.

—La agencia aún no sabe muy bien tu caso, pero te ayudaremos en lo que necesites— Atsushi por fin pudo soltar un suspiro de alivio al bajar la valija.

—Te agradezco por traerla, y espero no ser una carga para ustedes— se inclinó causando una risita en Dazai.

—Te dejaremos descansar, descansa, señorita. Mañana vendremos por tí— el castaño arrastró a su compañero fuera de su vista.

Notas:

Muchas dudas, pocas respuestas. Broma.

Aquí el primer capítulo dónde suceden muchas cosas y conocemos a la OC.

*Desaparece para seguir sus otras historias inconclusas*.

Por cierto, su nombre es Izumi, sé que Kyoka tiene es apellido, pero me gustó su significado y al ser común tanto para apellido como de nombre se lo deje, nomás porque puedo.

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