*4*
-Hmmm...
Rocma se encontraba en la cima del iceberg, observando toda la isla. Ella estaba haciendo su vigilancia matutina.
La osa polar estaba preparada por si la estúpida orca llegará hacer un movimiento en contra de los habitantes, se podría decir que era la guardiana de todos. Con un carácter... Fuerte pero en realidad no es malvada.
Aunque cuando dice las cosas no tiene mucho tacto que digamos, como cuando le dice lo que piensa al pobre de Shirogane.
Rocma al pensar en el lobo, empezó a gruñir, irritada por las estupideces que hace el perro cobarde. No es que lo odie a muerte, pero le daba coraje y molestia lo débil que es, así como los lloriqueos de este mismo.
-"Siempre le digo que si no puede contra la orca, no vaya a la zona de dónde está. Pero parece que le entra por un oído y sale por el otro." -Rocma pensó con molestia.
Había pasado un día desde que se enteró que Shirogane fue atacado por la orca gracias a qué Yukisada se lo dijo, así como el regreso del depredador marino. Ella realmente tenía esperanza en que él no volviera, pero eso era mucho pedir.
-"Podía relajarme un poco más cuando no estaba, ahora tengo que estar con la guardia alta."
La osa soltó un suspiro de resignación, en serio que odiaba a muerte a esa orca, maldijo el día que llegó por primera vez al iceberg.
Quiso despegar sus pensamientos para poder concentrarse en su vigilancia, pero en su mente apareció una persona.
Sans
Ese sujeto que apareció hace dos días de la nada en la isla.
Lo primero que pensó al verlo, era que podía ser una potencial amenaza al igual que la orca. Y no quería correr riesgos, podría sonar exagerado y lo era.
Peor fue para ella al ver a su pequeña Mafuyu agarrada del brazo de ese tipo, sus instintos maternos se activaron al instante y quiso atacar. Si no fuese porque Yukisada se interpuso en medio, tuvo que aguantar y escuchar.
Ahora, simplemente lo ha dejado en paz, aún tenía un ojo sobre él por si tramaba algo.
-"No se si fue buena idea dejar a Mafuyu con él..." -Rocma pensó arrepintiéndose de la decisión que tomó.
Para saber de qué está hablando, hay que retroceder un poco...
Hace una hora
Peraco lanzo una bola de nieve que fue directo hacia uno de sus hermanos, recibiendo de lleno en la cara. Lo cual el pequeño pingüino cayó dramáticamente en el suelo.
-¡Ja! Aún les falta superar a la profesional en lanzar bolas de nieve. -Peraco ríe con cierta arrogancia.
Los dos restantes pingüinos mirarían con frustración a su hermana mayor, puesto a que nunca la han podido vencer en ''Quemados versión bolas de nieve'' nombre que ellos se inventaron hace tiempo. De alguna manera Peraco podía esquivar las bolas de nieve como si fuera algo natural de ella.
Aunque tal vez sea eso porque solo ha competido ella y sus hermanos junto con Mafuyu.
-¡No es justo! -Uno de ellos habló.
-¡Si, estás haciendo trampa! ¡Bruja!
-¿Eh? ¿Bruja yo? pffff... No es mi culpa que sean malos jugadores. -Dijo la hermana mayor con tono burlón en su voz.
Mafuyu se encontraba cerca, sentada mientras observaba cómo la familia de pingüinos empezaban a discutir. Ella fue la primera en perder.
-¡Bruja! ¡Bruja! ¡Bruja! ¡Bruja! ¡Bruja! ¡Bruja! ¡Bruja! ¡Bruja! ¡Bruja! -Los tres hermanos menores gritaban al unísono.
-¡Perdedores! ¡Perdedores! ¡Perdedores! ¡Perdedores! ¡Perdedores! ¡Perdedores! ¡Perdedores! -Peraco les gritó, alzando sus aletas.
La niña foca no sabía qué hacer ante tal situación, sólo tenía una expresión de confusión. Aunque quisiera que pararan.
-sí que se divierten.
Mafuyu reaccionó ante aquella voz, giró su cabeza para encontrar que cierto esqueleto estaba detrás de ella. Ella se levantó para mirarlo.
La foca se acercó a él para darle un abrazo, rodeando con sus pequeños brazos la cintura del huesudo.
-oh hola niña. -Sans le dio pequeñas palmadas en su cabeza, sin saber que hacer realmente.
Peraco que terminó de discutir, volteó hacia donde estaba Mafuyu. Viendo que ella estaba abrazando a Sans, lo cual no es que le sorprenda del todo, sabía que la foca era así con todos.
-Sans, ¿Qué haces aquí? -Ella preguntó acercándose a donde estaban los dos.
-estaba dando una vuelta, hasta que vi como ustedes parecían divertirse. así que decide venir. -Sans respondió con simpleza.
-Estamos jugando a "Quemados versión bolas de nieve"
-¿"quemados versión bolas de nieve"? -Sans repitió con cierta diversión en su tono.
-Si, a mis hermanitos se les ocurrió el nombre. Así que así se quedó. -dijo Peraco.
-¿y qué pasó con ellos? -Sans ladeó su cabeza para observar a los tres pingüinos.
Uno de ellos estaba tirado en el suelo fingiendo estar agonizando gracias al disparo que recibió hace unos momentos, esto mientras los otros dos estaban auxiliando de manera dramática a su hermanito.
-Nada, solo son malos perdedores. -Peraco cerró los ojos sin darle importancia.
Sans sólo decidió encogerse de hombros, luego miró abajo para ver qué Mafuyu aún no lo había soltado. No es como si le molestará tanto, pero se preguntaba porque ella lo seguía abrazando.
-uuh... ¿la niña siempre hace eso? -El esqueleto preguntó, sacando su mano del bolsillo para apuntar hacia la foca.
-¿Hmmm? Oh eso, si. Mafuyu es así con todos. -Peraco respondió despreocupada. -Aunque no suele durar tanto...
Sans la miró, a lo que ella respondió.
-Normalmente abraza a quien sea a pesar de ser algo tímida, Rocma es la que más pasa tiempo con ella. Casi siempre las verás juntas. -La pingüino explicó, luego procedió a poner una aleta en su barbilla. -Al menos por mi parte, no la he visto que se apegue así con alguien.
La mencionada Mafuyu estaba absorta a la plática que tenían los adultos, ella simplemente tarareaba felizmente mientras abrazaba al esqueleto.
Sans se rascaba la nuca sin saber qué pensar al respecto, no estaba tan acostumbrado a recibir afecto mediante abrazos. Su hermano Papyrus era la excepción, pero rara vez sucedía. Por lo tanto le era indiferente el tema, tampoco es como si le importara demasiado.
-Bueno, no importa. Dime Sans, ¿Te apetece jugar? -Peraco lo miró esbozando una leve sonrisa.
-nah, paso.
-¿Qué?¡Vamos...! Pasar un rato en la nieve no te hará daño.
-tal vez en otra ocasión.
Peraco lo miró con expresión aburrida, pudo escuchar detrás suya como varios pequeños pasitos se acercaban. Giró su cabeza levemente, observando que sus hermanitos dejaron su actuación y avanzaban hacia donde estaba ella y Sans, pensó en jugar una ronda más, pero el esqueleto se negaba por alguna razón.
Su intención es en querer que el recién llegado a la isla, se involucre con ellos ya sea en una actividad o jugando, como en esta ocasión. Y podría ser así, si tan solo el tipo que tenía enfrente aceptara, una idea surgió en su mente, haciendo que una pequeña sonrisa atrevida se mostrará en su rostro.
-Bueno, ya que no quieres. Debo pensar que tienes miedo a perder.
-¿hmm?
-Debo deducir que eres mal jugador si te estás negando de esa forma, oh vaya, y yo que pensaba que finalmente encontraría un digno oponente. Es una lastima. -Ella habló cerrando los ojos mientras intentaba provocar al esqueleto.
Cuando ella abrió los ojos, observó el rostro del sujeto para ver si había cambiado de expresión. Pero Sans estaba con la misma cara de siempre, con su característica sonrisa.
-"¿Es que siempre se la pasa sonriendo? -La pingüino pensó, entrecerrando los ojos.
Sans la miró, iba a decir algo hasta que sintió que los brazos de la niña lo soltaron. Dirigió su mirada para ver cómo Mafuyu lo miraba con una expresión que él leyó "Por favor, juega con nosotros".
La niña foca a pesar de que no escuchó la plática del principio, si llego a escuchar la petición de Peraco a Sans. El esqueleto soltó un ligero suspiro.
-bien, supongo que jugar un rato no será malo para mis huesos.
-Fufufufu solo te advierto que no seré nada gentil solo por ser el nuevo, saco de huesos. -Peraco dijo con tono burlón
Las crías jurarían ver cómo salían chispas y rayos alrededor de ambos adultos, aunque solo la pingüino es. Sabían muy bien que ella era una chica ruda cuando se trataba de este juego.
Por parte de Sans, él sólo aceptó por la pequeña niña, si fuera decisión suya hubiera rechazado. Le daba flojera y no tenía las suficientes energías como para dar más de un paso.
Después de esa tensión competitiva, todos los jugadores se posicionan en sus respectivos lugares.
Peraco le explicó las """""""reglas básicas""""""""
-Básicamente, tienes que lanzarle una bola de nieve a tu contrincante. Si le das, lo eliminas ¿Entendiste? -La pingüino preguntó.
-eh... más o menos.
-Excelente.
Peraco sonrió con una confianza que se podía sentir a kilómetros de distancia, ella confiaba en que iba a ganar como todas esas ocasiones.
-Muy bien, ¿¡Todos listos!?
Ella gritó, provocando que todos los demás se acomodaran, listos para empezar.
Peraco y Mafuyu estaban juntas, mientras por parte de Sans, él estaba emparejado con las tres crías de pingüino. Los cuales estos se veían ansiosos, puesto que ya habían perdido siempre contra su hermana mayor, y si bien tienen de aliado a Sans, estaban dudosos de que fueran a ganar.
-¡YA!
Con eso dicho, en un abrir y cerrar de ojos, una guerra empezó con gran ferocidad. Bolas de nieve eran disparadas a varias direcciones, si alguien pasara de casualidad ahí, sería acribillado sin piedad. Peraco, era la que más lanzaba bola de nieve hacia el equipo del esqueleto y los tres pingüinos, Mafuyu también aportaba, aunque en menor medida.
Los tres soldados pequeños, se pusieron a hacer una barrera hecha... De nieve, cubriéndose una vez terminada. Ellos respiraron frenéticamente al primer asalto de su hermana, sabían que ahí no acabaría, tenían que aprovechar en atacar una vez que ella tuviera que recargar munición.
-¡Escúchenme! ¡Tu! -El líder apuntó con su aleta a su soldado que estaba en la derecha. -¡Vas a recoger toda la munición posible!
-¡Si, general!
¡Vaya! Puede que tal vez con la estrategia de esta crías, puedan ganar.
-¡Mientras tanto tu, distraes a nuestras enemigas! -Apuntó ahora hacia su soldado de la izquierda.
-¡Señor si señor!
Dicho esas órdenes, cada uno haría su respectivo rol, olvidándose de que también Sans estaba con ellos.
Hablando del mencionado, este mismo estaba parado en el mismo lugar de donde se acomodo, no se había movido ni un centímetro. Y por alguna razón inexplicable, ninguna bola de nieve logró impactarlo, a pesar de que estaba expuesto a cualquier disparo.
Sans empezó a bostezar, observando como los demás se mataban delante suya, el juego le empezaba a dar sueño... O ya lo tenía desde hace rato.
Volviendo con las crías, el de la tarea de reunir munición, había terminado. Reuniendo una gran cantidad de bolas de nieve, mientras que el otro hacía lo que podía en distraer al otro equipo.
-¡General, ya está lista la carga! -Grito colocando su aleta en cabeza como un militar.
-Excelente, espera mi señal.
Peraco lanzaba con maestría las bolas de nieve, provocando que su hermanito estuviera en graves problemas, odiaba ser la distracción. El crío empezó a jadear por estar esquivando constantemente, cayó de rodillas al suelo mientras veía como su hermana se acercaba lentamente.
-Vaya, vaya. Veo que ustedes no aprenden de sus errores. -Ella se rio, estiró su aleta mientras apuntaba directamente a la cabeza. -Deben aprender que nunca me derrotaran muajajajaja.
Antes de que pudiera hacer una acción, por el rabillo del ojo, vio como una lluvia de bolas de nieve salían disparadas hacia su dirección. Por lo que saltó hacia su barrera de nieve y se cubrió de la lluvia junto con Mafuyu.
La niña inocente solo estaba detrás de la barrera, lanzando una que otra bola hacia su equipo enemigo. No era muy buena en el juego que digamos.
-¿Eh...? ¡O-Oigan, aún sigo aquí!
El niño gritó cuando toda la nieve cayó encima de él, siendo enterrado, quedando eliminado
-¿Ganamos?
Oh... Puede que ese haya sido el peor plan conocido hasta la fecha.
-¡Claro que no! No eliminamos a nadie.
Sin previo aviso, los dos serían impactados por bolas de nieve. Ambos cayeron de manera dramática al suelo, haciendo ruidos de que están "agonizando"
-JAJAJA eso fue el peor plan que han tenido
Peraco se rió a carcajadas, Mafuyu salió asomando su cabecita.
-Y con esto, una victoria más para la maestra de la nieve. -Peraco dijo con arrogancia en sus palabras.
Iba a seguir presumiendo de su victoria, si no fuese porque un click resonó en su cabeza. Había olvidado a alguien importante, eliminó a sus hermanos, pero faltaba uno más.
-zzzzzzz...
Leves ronquidos sonarían en la zona, Sans se encontraba durmiendo estando parado. La letra Z salía de su boca de manera constante.
-"¡¿Se acaba de dormir en pleno juego!? -Ese fue el pensamiento de la pingüino, estando un poco incrédula.
Sans abrió sus cuencas, dejando salir un bostezo, miró a sus alrededores y recordó el porqué estaba ahí.
-¿se acabó?
-¡No!
Peraco en un movimiento rápido, lanzó una bola directo hacia el esqueleto de huesos anchos.
Sans... Usando sus grandes habilidades esqueléticas y usando su experiencia de la vida...
...
...
...
Dio un pequeño paso hacia un lado, esquivando la bola que iba dirigida hacia el.
La palabra "Miss" se mostró encima suyo.
-....
-....
Sin decir nada, Peraco volvió a lanzar más bolas de nieve, pero Sans solo daba pequeños pasos hacia un lado esquivando todos los proyectiles.
"Miss"
"Miss"
"Miss"
"Miss"
"Miss"
-Tsk, no creas que ganarás haciendo solo eso.
Ella despegó la vista para recoger más nieve, grave error, ya que cuando volvió a mirar a dónde estaba el esqueleto... había desaparecido.
-¿Qué?
Un gran impacto sintió en la parte trasera de su cabeza, dejándola en estado de shock. Cuando volteo, vio que era Sans que había lanzado una bola de nieve.
Un silencio abrupto se presentó, Peraco miraba confundida al esqueleto, pues hace un rato lo tenía enfrente y de repente estaba detrás suya. No solo eso, sino que había perdido el juego en dónde se supone que no pierde.
Mafuyu también tenía una expresión de confusión, ella solo parpadeo una vez y ya no pudo ver a su amigo, no vio en qué momento él se movió para quedar detrás de Peraco.
-supongo que gane.
-P-Pero... ¿Cómo demonios hiciste para llegar detrás de mí?
Sans se encogió de hombros.
-un atajo. -Se limitó a decir.
-¿Ah? ¿Como que un atajo? Si aquí no hay más que nieve.
Ella giró su cabeza en varias direcciones, intentando detectar el "atajo" que el esqueleto usó a su favor. Solo encontraba nieve por doquier y hielo.
Gruño por cómo ese tipo se debe estar burlando de ella, riéndose de su cara, a pesar de que Sans no ha cambiado su maravillosa y excéntrica sonrisa.
Peraco agarró nieve rápidamente y la formó en una bola más grande de lo normal. No iba a dejar que ese saco de huesos se saliera con la suya, ¡La iba a conocer!
-¡Saaaaaannnns! -Exclamó su nombre con ganas de derrotarlo.
Teniendo su arma cargada, la lanzó con una precisión impecable hacia su objetivo huesudo, se dirigía a su cráneo con la nieve dejando rastro en el aire.
Sans simplemente inclinó su cabeza a un lado, sintiendo como le rozaba en la parte donde se supone tiene su oído.
"Miss"
Sin darse cuenta, esa nieve impacta a una persona que se estaba acercando hacia ellos.
-¡Puede que esquives mis ataques, pero eventualmente te golpeare y entonces....!
Peraco se calló inmediatamente, sus palabras murieron en cuanto su mirada se detuvo en una persona que ella conocía perfectamente.
Sans al ver esto, se volteó para mirar a quien estaba viendo la chica.
Rocma.
Rocma estaba ahí, con la nieve esparcida por toda su cara. Está lentamente con su pata de oso, se limpio hasta que se alcanzó a ver sus ojos y boca, por su expresión no parece que eso le haya gustado
La osa polar ahora ya tenía una razón para hacer pollo asado.
-Hehehe... ¡Rocma! Sabías que eres mi osita favorita, ¿No?
Peraco sonrió con inocencia, tenía la confianza en que su gran amiga y protectora, no le haría ningún rasguño sin ningúna razón. ¿Verdad?
De todas formas, Mafuyu salió corriendo hacia su figura materna con alegría, sin saber que ella indirectamente salvó la vida de su amiga la pingüino. La niña rodeo sus brazos en la cintura de la osa, riendo en el proceso.
Rocma al sentir ese abrazo se calmó, le devolvió el abrazo, acariciando su cabeza con dulzura. Una linda escena para el que lo vea, quien diría que una osa polar y una foca podrían ser tan tiernos juntos.
-hey rocma, ¿como va la vida?
-Bien... Hasta que alguien decidió lanzarme nieve en la cara. -Rocma miro de mala manera a la responsable.
Peraco silbo con ignorancia, mirando a otro lado.
La protectora de la isla soltó un suspiro pesado, aún no se acostumbra a las travesuras de la familia pingüino, pero tenía que soportar esto cada día.
-Peraco, necesito que cuides a Mafuyu mientras hago mi vigilancia.
-¿Eh? Oh claro.
-¿vigilancia? -Pregunto Sans.
-Seh, Rocma se encarga de vigilar de que no haya intrusos o de que aquella orca no haga una tontería. -Respondió la pingüino.
-Y de tipos que aparecen de la nada como tú. -La osa le clavó la mirada al chaparrito de sudadera azul.
-hehehehe -Este solo se pudo reír.
Algo que a Rocma no le hizo tanta gracia. Pero si a la chica pingüino.
Hablando de ella, en su pobre mente, se le cruzó una idea bastante interesante. En su rostro se pudo expresar una sonrisa traviesa.
-Sabes, Rocma. Lamentablemente no podré cuidar a Mafuyu está vez.
-¿Qué? -Ella la miro confundida.
-Digamos que le hable a Yukisada para que me ayudara a... -Peraco guardó silencio, pensando en qué decir. -Conseguir la reserva de comida.
Rocma solo tenía una mirada inexpresiva.
-¡Pero! No te preocupes, conozco a la persona perfecta que puede cuidarla.
Ella caminó hacia donde estaba Sans y le dió una palmada en la espalda.
-Este saco de huesos.
-¿hmmm?
-¿....Que....?
Peraco sonríe de manera despreocupada, sin importar cómo la mirada de muerte de Rocma le penetraba el alma.
-Debes estar bromeando.
-Nope, ups... Ya debo irme, fue un gusto jugar contigo Sans. Esperaré la revancha bye bye.
La chica se despidió, no sin antes agarrar a sus hermanos que aún seguían agonizando, a su vez que desentierra al último de un jalón.
Ahora solo se encontraban Sans y Rocma junto con Mafuyu que estaba algo confundida por la situación, típica de ella.
-Esa mocosa... -La osa empezó a gruñir.
-hehehe
-¡No te rías, esto no tiene nada de gracia!
-relájate, rocma. a veces hay que tomarse las cosas con calma, ¿sabes?
Rocma soltó un bufido, se cruzó de brazos ante las palabras de Sans.
-Eso es lo peor que puedes hacer.
-bueno, bueno. ¿y bien? si insistes, puedo cuidar a la niña, no tengo nada que hacer igualmente.
Sans se giró para verla, guiñandole el ojo de forma amistosa. A lo que Rocma lo miró de forma estoica, no gustandole la idea de que un esqueleto cuide a su niña.
Lo medito por un rato, recordando las palabras de Yukisada de "darle una oportunidad" al nuevo. No le tenía confianza para nada. De repente sintió como algo le jalaba la mano.
Cuando bajó la vista, era Mafuyu mirándola, tarareando de forma alegre. Si bien no dijo ninguna palabra, supuso que ella quería que su "Nuevo amigo" la cuidara durante un rato.
Rocma cerró los ojos y dejó escapar un gran suspiro que estaba reteniendo.
-Bien... Solo por esta vez.
Mafuyu se separó de su protegida y levantó los brazos en forma de celebración.
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Luego de esa decisión, los tres estaban afuera de la casa del médico, esto es así ya que Rocma se negó rotundamente a dejar entrar al comediante a su hogar.
-Escúchame, solo será por un rato. ¿Bien?
-ok
-Por ninguna circunstancia, dejes que vaya por la zona peligrosa.
-ok
-Ni tampoco dejes que se meta cosas extrañas a la boca.
-ok
-Aléjala de objetos punzantes.
-ok
-Cuando regrese, la quiero sin ningún rasguño... ¿Entendiste?
Rocma sacó sus garras de forma amenazante, el tono de su voz era sería y a la vez firme. El ambiente tenía una gran tensión ante las palabras de la osa polar.
-ok
Ella lo dió una última mirada antes de despedirse de Mafuyu, acarició su cabecita y se retiró de la escena. Siendo observada por la foca y Sans.
-creo que me gané su confianza.
Dicho eso, Sans tomó la manija de la puerta y la abrió, haciéndose un lado para que la niña pasará. Una vez dentro los dos, el comediante se paseó por la casa en busca de su querido compañero.
-¿yuki?
No hubo respuesta, por lo que pensó que había salido o que Peraco decía la verdad. Nah, era probable que la chica lo hubiera obligado a salir. Encogiéndose de hombros, volvió a donde estaba Mafuyu, la cual estaba mirando la imagen de un pez en la pared. Sans vio que era la anatomía de ese animal.
-interesante, ¿no?
La niña asintió varias veces.
-bueno, yo me echaré una siesta. no te metas en problemas. -Dijo de manera vaga.
Sans camino a paso lento hacia la cama del consultorio, se acostó y en segundos cayó en el mundo de los sueños.
-zzzzzzzzzzzz
La letra z se repetía infinitamente.
Mafuyu tenía una carita de confusión.
- ¿...?
Ella se acercó lentamente hacia el esqueleto, este estaba durmiendo de manera plácida, su pecho subía de arriba hacia abajo de manera lenta. Y sus leves ronquidos se mezclaban con la letra Z que de manera inexplicable, salían de su sonrisa.
Mafuyu dio un pequeño salto subiendo a la cama, estando cerca, dio varias palmadas en los ''cachetes'' del esqueleto en un intento de despertarlo. Fracasando en el proceso, aun no dándose por vencida, esta se subió encima de él y empezó a dar pequeños saltitos.
Nada, ni con eso fue capaz de hacerlo despertar, estaba más duro que un tronco. Ella se bajó con cuidado de él y de la cama, sin nada emocionante que hacer, decide hacer lo que siempre hace...
Dibujar.
Avanzó hacia el escritorio y tomó prestado unas hojas y un lápiz que encontró por ahí.
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No pasó mucho tiempo para que Sans despertara pronto, bueno en realidad si, al hacerlo, dejó escapar un largo y lento bostezo. Un tarareo alegre fue lo primero que escuchó y al girar su cabeza hacia el sonido, encontró que era la niña que estaba dibujando en el escritorio de Yukisada.
Perezosamente se levantó, con las energías al 0.1% caminando hacia Mafuyu.
-hola niña, ¿no te metiste nada en la boca?
Ella se giró al oír esas palabras, contestó con un tarareo que para Sans fue un ''No''
-bien, estoy haciendo un gran trabajo cuidándote. -Dijo Sans tronando sus huesos.
Mafuyu solo parpadeo ante eso, pero luego le hizo señas de que se acercara. Algo que el mayor hizo. Lo primero que vio, fue unos dibujos de él y los pingüinos en aquella guerra tan horrible. Así como también un dibujo de su protectora cubierta de nieve en la cara.
La pequeña no era precisamente experta en los dibujos, pero se podía entender bien los garabatos que hacían.
-lindos dibujos, niña. mejores que los míos. -Elogio Sans.
Mafuyu tarareo alegre por el cumplido.
Pero... Había un dibujo en particular, que llamó la atención de nuestro comediante. Tomando la hoja suavemente, era un dibujo sobre todos las personas que conoció Sans, Yukisada, Shirogane, Rocma, Peraco, un pingüino malhumorado, sorpresivamente Sans estaba ahí y obviamente la propia niña en el centro.
No era tanto el dibujo suyo en sí, sino el garabato de una persona en el fondo... De color negro específicamente.
-"¿esta niña conoce realmente a esa orca?" -Pensó el esqueleto con duda.
Él la observó cómo dibujaba tranquilamente, tenía un aura de inocencia tan brillante que podía cegar a quien sea que estuviera cerca. Sans se preguntaba si ella estaba consciente del mundo que la rodea.
El susodicho si algo estaba enterado, era que cuando paseaba por el pueblo y saludaba a los residentes, algunos le contestaban de mala gana o de forma grosera, otros si le saludaban de manera más normal. También que, escuchaba los murmullos de esta gente, que insultaban sin alguna razón a Shirogane. Como si le tuvieran coraje o un odio irracional.
Sabía bien que no siempre se pueden llevar todos bien, pero ¿A ese nivel? Ni los monstruos eran tan groseros.
Antes de pensar algo más, se escuchó como tocaban la puerta.
Sans se dirigió hacia la entrada, abriéndola en el proceso. Encontrándose con nada menos que con Rocma
-wow, ¿tan rápido pasó el tiempo?
--No, te dije que solo sería un rato. Llevaré a Mafuyu con Peraco antes de que ella se excuse con alguna tontería.
La mencionada salió disparada hacia la osa, embistiéndola con un abrazo. Rocma le correspondió, ella la analizó en busca de cualquier mínimo rasguño, pero para su sorpresa o alivio, no encontró nada.
-sin rasguños.
Rocma solo lo miró, tomó de la mano a la niña. Abrió la boca pero luego pareció arrepentirse, soltó un gruñido.
-Supongo que se puede confiar en ti... -Murmuró ella, apenas audible para cualquiera.
-¿eh?
-Nada, nos vamos
Sin siquiera despedirse, ambas se irían hacia cierta dirección. Con Mafuyu despidiéndose de su nuevo amigo.
Sans simplemente se encogió de hombros, no dándole tantas vueltas al asunto.
-necesito conseguir un puesto.
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Capitulo de relleno. Publicando este cap bien noche, aplausos para mi.
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