𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 8
Querido Cupido
"Sanando un corazón afligido"
[...]
Coraje.
Estoy acostumbrado a recibir respeto en mi mundo anterior, logré callar bocas que decían que no podría vencer kaijus sólo con mis espadas y tuvieron que retractarse. Supongo que se preguntarán: ¿Dónde estuve todo este tiempo?, de sólo recordarlo, siento de nuevo toda la frustración que viví.
En mi experiencia como vicecapitán, nadie me había hecho pasar tanta vergüenza como hace un día, y menos si se trataba de una chica... Se suponía que la que me la iba a pagar era ella, y aún así me terminó echando de su trabajo.
Ahí me encontraba, asimilando lo que acababa de pasar.
"Ella es una bruja, ¿¡cómo consigue siempre una escoba!?", mencioné con exasperación. Cruzaba mis brazos mientras estaba del otro lado de la biblioteca, en un momento observé con cautela por la ventana y ví que ella estaba usando sus audífonos con una expresión ilegible haciendo trabajos en su computador.
Genial, no quiero ni imaginarme lo que me haría si llego a aparecer hoy.
Mientras estaba en silencio, suspiré irritado, pensando en alguna posibilidad de que la chica se enamorara sin que se enojara conmigo, lo mejor sería esperar que se le pasara el mal humor. Sin embargo, considerando mi situación, no podía perder tiempo. Si esto no era una especie de pesadilla...
La tercera división no tenía vicecapitán en estos momentos.
Volé por la ciudad, tratando de encontrar más gente deprimida. Al no tener éxito, pinché a algunos indiscriminadamente... pero no funcionó. La sensación de no encontrar solución me carcomía por dentro desde que todo esto empezó. Si tuviera a No. 10 conmigo sería más fácil, pero no quería aparecer por la casa de esa chica, por ahora.
Sentí un olor que me recordó a los días pacíficos de cuando era humano y no lo que sea que fuera ahora. Lo reconocí de inmediato, así que entré en un edificio para corroborar mi presentimiento. Fue así hasta que me encontré una mesa con una cafetera; tenía varios diseños y pensé que tomarme uno no me haría mal.
No sé en qué momento me distraje tanto que no noté que ya estaban a punto de cerrar; ya era de noche.
Traté de servirme un vaso, pero mi mano atravesó la máquina. "¿Enserio no puedo tocar esto?", exclamé con una vena sobresaltada en mi frente. Por la puerta entró una señora que observaba atentamente la cafetera, así que esperé a que se sirviera un poco de café y cuando se descuidó, lo tomé... ella pensó que había olvidado servirlo.
Lo olí como si me hubiera hecho falta, como si fuera el paraíso.
Me sentí mal, pero no tenía más opción que robarlo. Me di cuenta de que ella no veía la taza que le quité, pero no le dí importancia. Mientras me relajaba, me senté junto a la señora sin preocuparme; después de todo, ella no me veía.
Se puso a escuchar música de piano y a leer un periódico mientras yo seguía tomando mi café. Sentí un leve dolor de cabeza y, al tocarme el cabello, sentí algunas hebras debilitadas en mi cuero cabelludo, era la causa del dolor. Eso me hizo recordar la expresión malhumorada de esa chica y no pude evitar tener una rabieta.
Todo era culpa de ella.
"¡Esa maleducada es una grosera e insensata, demasiado conflictiva, no tiene sentimientos!", me quejé, sin cuidar mis palabras. "¡Es totalmente inhumana e insensible!", exclamé con exasperación, mientras, apretaba mi vaso con fuerza.
¿Porqué de todos ella tenía que tener el 0%?
"¡Por eso no tiene novio!", grité, cansado de lidiar con ella. Necesitaba desahogarme un poco, porque fingir frente a esa chica era agotador.
Esta situación ya me estaba volviendo loco. Si era obra de esa entidad, ya no me estaba gustando en absoluto este juego. Seguí refunfuñando, hasta que sentí que algunas gotas de café caían sobre mi ropa.
Sin embargo, ya había terminado mi café.
"¡Puaj! No tengo más ropa...", iba a quejarme, pero al levantar la vista, observé que la señora me estaba mirando fijamente y un escalofrío recorrió mi nuca. Volteé a ver detrás de mí, pensando que por casualidad fuera una coincidencia, y me di cuenta de que estábamos solos.
Ella me estaba viendo a mí.
"H-hola, lo siento lo del café...", traté de sonar casual, rascándome la cabeza con nerviosismo. Pero cada vez su rostro se ponía más pálido, sin ningún tipo de reacción. Sus ojos se pusieron en blanco y se desmayó, golpeándose directamente en el piso.
Lo que me faltaba.
Unas gotas de sangre empezaron a escurrir de su cabello y me asusté por su salud; no sabía dónde estaba, ni dónde habría un hospital cerca. La preocupación comenzó a invadirme y el estrés se incrementó. Justo en ese momento, escuché un vaso romperse y vi a una aseadora horrorizada.
"¡Un monstruo!", gritó mientras me señalaba con el dedo tembloroso. Intenté calmarla, pero no me dejó más opción que pincharla con la señora desmayada para que no dijera nada, la aseadora sintió un mareo y se desplomó, quedando profundamente dormida.
Genial, ahora tengo dos personas inconscientes.
Pensé en que la prioridad era la que estaba herida, mientras, había un guardia de seguridad rondando cerca; tenía que escapar sí o sí. Le puse un hielo en la cabeza y traté de trasladarla al hospital, aprovechando un descuido del guardia. Durante el camino, nadie más me vió.
Solo veían a la señora caminar con los ojos cerrados, como si estuviera borracha.
Busqué durante horas un hospital, incluso amaneció sin más. Para colmo, cuando llegué a uno no podía entrar sin tocar la puerta. ¿Qué clase de hospital esta cerrado a las 8 de la mañana?, me pregunté mentalmente. Me frustré por la señora, sin embargo, se me ocurrió una posible causa de mis nuevas habilidades...
Así que me concentré para intentarlo.
Cerré los ojos, continuando con mi plan.
Y como imaginé, no tuve que esperar mucho porque funcionó.
Lo supe porque la enfermera que iba llegando al hospital me vió y se espantó, preguntándome si planeaba devorar a la civil que tenia entre brazos. Ignoré su suposición y le expliqué: "Necesita atención médica urgente; se desmayó y se golpeó", solté despreocupadamente a la señora en brazos de la enfermera y me fuí como si nada hubiera pasado.
Me había trasnochado por culpa de la señora.
Intenté probar esta habilidad en varias ocasiones, pero ninguna funcionó. Parece que esta habilidad que descubrí tenía un límite de uso.
Si pensaba en la condición para activarla... tenía sentido.
La noche cayó y tenía que regresar a ver a la fastidiosa chica. Pensé que tal vez podría asustarla y así me perdonaría. Nuestras conversaciones siempre eran así, reí pensando en lo cómica que sería la escena y su cara habitual de amargura.
Mi momento de confort se vió interrumpido cuando sentí que me sacaron el aire por un impacto en el estómago. Lo siguiente que sentí fue un sape en la cabeza; cuando reaccioné, identifiqué a mi atacante. "¡Pero... ¿qué te pasa, desgraciado!? ¿Así es como saludas ahora?", dije, con una mezcla de irritación y confusión.
"¿Dónde te metiste? ¡Te busqué por todas partes!", exclamó No. 10 con evidente enojo, mientras cruzaba los brazos. Me había olvidado de él por completo.
"Pues... ¿Por dónde empiezo, fortachón? Tuve una experiencia de perros", confesé, acariciando mi abdomen mientras asimilaba la fuerza que tenía. Sin embargo, observé su aspecto con detalle, "¿Por qué pareces un vagabundo?", pregunté incrédulo al verlo con leves rasguños.
"Porque pensé que habías regresado sin mí", dijo un poco ansioso, haciéndo que me sintiera un poco culpable. "Al menos avisa, humano", me regañó con enojo. Sonreí por su manera de demostrarme su preocupación.
"Aunque quisiera, ya te dije que estamos en esto juntos", le aclaré con comprensión y el hizo un gesto disgustado. "Bueno, cuéntame, ¿cómo sobreviviste sin mí?", bromeé, tratando de aliviar la tensión.
"He buscado en muchos lugares por tu culpa, pero tampoco encontré porcentajes de amor bajos en la mañana", confesó, con un tono de frustración. Parece que yo no era el único que estaba sufriendo.
"¿Y qué me dices de la chica... No está de mal humor?", pregunté con un dejo de diversión, mi verdadero objetivo era indagar si ya podría aparecer frente a ella para negociar. Él me miró confundido y respondió: "No lo sé, ella se fue todo el día".
Eso me pareció extraño, ya debería estar en su hogar haciendo pendientes, No. 10 se dió cuenta de mi desconcentración e interrumpió mis pensamientos: "¿Pelearon muy fuerte?", me cuestionó, haciendo que sintiera un poco de remordimiento.
Creo que lo que me pasó lo merecía hasta cierto punto, me pasé un poquito con la broma.
"Algo así... Pero ya lo solucionaré", dije pensativo, mientras veía a unos hombres pasar sospechosamente hablando por sus celulares y otros dos taparse los rostros para ocultar su identidad. Por alguna razón, me llamaron mucho la atención.
"Humano, veo su porcentaje de 0%", anunció, señalando el lugar donde se habían dirigido dos de esos hombres.
El kaiju ignoraba por completo de lo que me había percatado, esperaba estar equivocado, "¿Crees que... sea esa chica?", pregunté observando el lugar, mientras un mal presentimiento me invadía.
"Pues, es del mismo color del porcentaje de ella", respondió, inocente a lo que realmente pasaba.
Miré con cautela a No. 10 mientras abría mis ojos, "¿Está girando por allá?", señalé un callejón que, según mis cálculos, podría ser su punto de encuentro. Él asintió con la cabeza despreocupado, "Sí, ¿por qué?", preguntó con curiosidad.
Sin embargo, eso fue suficiente para que la preocupación me controlara. Sin decir nada, volé con rapidez hacia allí. Escuché a No. 10 llamarme apresurado hasta que me alcanzó. "¿¡Por qué vuelas tan rápido!?", me preguntó preocupado detrás de mí.
"Carajo, No. 10, esos hombres van por ella y...", no pude terminar la frase, porque ví a esa chica en peligro rodeada por dos de ellos. No puedo describir lo que sentí en ese momento. Iba a intervenir, pero ella golpeó a uno de los hombres con un tubo, específicamente el que era calvo. El sonido del golpe fue ensordecedor...
A pesar de la distancia, hasta a mí me dolió.
Me sorprendió que no lo hubiera noqueado, así que me detuve a mitad de camino sin evitar observar. El otro la iba a atacar, pero ella le roció gas pimienta en la cara. Mientras observaba atónito sus acciones... olvidé todo mi enojo en cuanto la ví correr con exasperación y coraje. Realmente era de admirar.
De algo le sirvió ese carácter tan horrible.
"¡¡Humano, los venció como si nada!!", exclamó No. 10, sorprendido. Sin embargo, los hombres corrieron tras ella y ví que tenían cuchillos en sus bolsillos. "No. 10... ", lo llamé con un tono serio y él me puso atención.
"Debemos meternos en su pelea, como lo hacíamos antes con los kaijus. Pero esta vez... con estrategia", mencioné con cierta preocupación. En ese momento no contábamos con la misma fuerza y no tenía mis cuchillos. Él me miró confundido y yo continué:
"Ella todavía se tiene que enamorar"
[...]
Un abrazo me envolvió en cuanto llegué a casa, considerando el susto que pasé por culpa de mis asaltantes... Era lo que necesitaba; un cálido abrazo de mi madre que reconfortaba mi ser. "Cariño, pero tú estás bien, ¿cierto?", me preguntó con precaución, revisándome cada parte de mi cuerpo.
"Por suerte sí, solo fue un susto", respondí con una sonrisa, mientras ella me hacía sentir bienvenida en mi hogar, agradecimos juntas al cielo que no haya pasado nada más. Hablé detenidamente con mi madre sobre el incidente, evaluando cada detalle con cuidado. Decidimos cambiar la cerradura por precaución, y aunque me regañó por mi descuido, comprendía su preocupación.
Prometí que sería más precavida la próxima vez.
Las horas pasaron rápidamente mientras intentamos olvidar el mal rato con otras cosas que contar, y así fue hasta que me despedí de ella para ir a mi habitación. Entré y cerré la puerta, mientras, dejaba salir todo tipo de ansiedad vivida en esa noche.
Recordé ese sentimiento de vulnerabilidad y me sentí muy culpable. Si tuviera la oportunidad, dejaría salir esos pensamientos intrusivos para que me dejaran tranquila, pero en lugar de eso, abrí mis ojos con seriedad...
Para ver directamente el rostro de ese Cupido.
Ahí estaba él, sentado en mi cama con una tranquilidad que dificilmente yo lograría sentir luego de lo que pasó. Lo único que hizo fue voltear y sonreír como siempre, notando mi silencio como si fuera lo más normal. Últimamente, él estaba presente en cada uno de los acontecimientos de mi vida, como alguien omnisciente.
Mis palabras no querían salir, pero mis pensamientos eran tantos que podían transmitirse a través de mi mirada ilegible.
"¿Y cómo te fue?", preguntó con un tono sutil, captando mi atención y esperando mi respuesta pacientemente. Parecía como si supiera exactamente cómo tratar conmigo... como si entendiera cada una de mis acciones.
"Tomaremos medidas", murmuré con un sentimiento de cautela, haciendo que él comprendiera de inmediato. Me dedicó una sonrisa cómplice mientras me prestaba atención: "Es lo mejor...", exclamó con gracia, respetando que no diera muchas explicaciones... Agradecí ese pequeño gesto.
Observé con detenimiento su aspecto. Aunque su personalidad risueña seguía intacta, se veía un poco despeinado y su bata estaba levemente caída por su brazo izquierdo. Me habría burlado de él si mi mente no estuviera tan afectada por el shock. Me sentí culpable por la tensión que debió sentir el zorro.
Él me miró confundido al notar que lo estaba observando en silencio: "¿Está todo bien?"
"Lo lamento...", pronuncié con suavidad y continué: "Gracias por lo de hace un momento, pensé que se saldrían con la suya", mencioné, refiriéndome a mi reciente ataque. El zorro se encongió de hombros sin darle mucha importancia, "Sí...", murmuró y, por un momento, me miró con seriedad.
Sin embargo, su expresión juguetona recorrió toda la habitación: "Oye, la duración de la limpieza es impecable, todavía veo todo en su lugar", reflexionó en voz alta con orgullo. Suspiré ante su comentario irónico y lo ignoré por completo. "¿No me extrañaste?", bromeó como si nada.
Ese zorro parecía que no se tomaba nada en serio.
"¿Esta faceta tuya? No", mencioné mientras me acercaba lentamente a él. Observé su reacción despreocupada mientras se rascaba la cabeza. "Me sorprende que me hayas ayudado...", dije, aún sin mostrar muchas emociones en mi rostro. Él se quedó en silencio asimilando mis palabras y sonrió:
"A ti no te puede pasar nada, te debes enamorar", mencionó de manera casual, ignorando la seriedad del asunto.
¿Por qué no me sorprende su comportamiento?
"Ya se me hacía raro que no lo dijeras... ", suspiré con cansancio y escuché algunas carcajadas por parte de él. Me quedé pensando un poco, esta vez no quería discutir con él. "Por lo que pasó... déjame compensarte", propuse con un poco de dificultad y el zorro se soprendió.
Se quedó observándome de manera incrédula, como si no creyera mis palabras, "Oye, ¿qué te pasa? Tú no eres así, trátame mal", ironizó, alzando sus ambos dedos índices, como si nada hubiera pasado.
Durante nuestro escape, él se encargó de que no perdiera la calma; me ayudó a mantener mi cabeza fria para que el pánico no me dominara. A pesar de todo lo que había pasado entre nosotros, no podia evitar sentirme en gratitud con él.
"No... Gracias por lo de hoy. Sin ti yo...", murmuré con incertidumbre, pude salir herida; el solo hecho de imaginarlo me causaba escalofríos. Sin embargo, con su habitual actitud, me interrumpió:
"Aunque así fuera, hierba mala nunca muere", exclamó reprimiendo algunas carcajadas.
Me disgusté un poco, parecía un niño muy inmaduro con el que no se podía hablar. Esperé a que terminara su pequeña burla y continuó: "Con o sin mí te las hubieras ingeniado. Te felicito, eres una combatiente formidable y astuta", confesó, secándose las lágrimas con su mano izquierda, mientras me observaba con sinceridad.
Estaba a punto de reaccionar ante su repentino cambio, pero mi atención se desvió hacia su brazo izquierdo. Observé con detenimiento los pequeños rasguños que tenía. Sin embargo, lo que realmente capturó mi vista...
Fue una pequeña mancha roja en la parte superior de su bata.
Parece que estaba ocultándo algo con su ropa desde que entré a la habitación. Subí con preocupación su bata hasta el hombro y una cortada era visible en su brazo, se veía bastante morada y maltratada.
"Te hirieron...", murmuré atónita procesando mi descubrimiento.
CAPÍTULO 8
- CORAJE -
"Ella huía con exasperación, ignorando el miedo"
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro