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36

Este capítulo esta ambientado en el futuro.

Junte dos capítulos en uno. Son importantes por que desde aquí se decidira que va a suceder con Baji.

• Les recuerdo que en Spotify ya está la playlist, agregué casi todas las canciones que me dijieron.

12 años en el futuro

Los gritos de dolor resuenan contra las paredes del lugar.

Un chico peli rojo le estaba arrancando uña por uña a un hombre, las pinzas que utilizaban están cubiertas de sangre del mismo hombre que estaba al límite.

—Pide perdón o... —le mostró un cuchillo como advertencia.

—¡Estamos en la casa del señor! ¡No tienes vergüenza niño!—chillo desesperado el adulto, recibiendo una apuñalada en su pierna—¡Dejame ir!

Sus ojos ámbar brillaban en la obscuridad de la noche, analizando a su presa que pidia piedad inundado en la desesperación de querer vivir, aferrándose a querer ser libre. Pero sin decir lo que realmente quería el chico.

No dudó en ponerse una manopla de acero y golpearlo en la cara hasta acercó sangrar y tirarle unos dientes en el proceso.

—¡Tus barbaridades llegaron a los oídos de nuestra reina! ¡Tú eres quien debería sentir la vergüenza, aberración humana!

—¡YO NO HICE NADA!—grito de regreso, escupiendo la sangre.

El chillido de un banquillo se escucho detrás del hombre detenido.

Ambos podían oír el sonido de los tacones acercándose a ellos. La luz de la luna iluminó a la hermosa mujer albina; la camiseta ajustada de cuello alto marcaba su cuerpo, los pantalones negros de vestir la hacían ver más alta y el abrigo color blanco encima de sus hombros le daban un plus más elegante, agregando esos toques leves de maquillaje sobre sus ojos y labios.

—No me considero alguien devota a ninguna religión en específico... ¿Pero como es posible que mienta de esa manera? Padre—exclamo la voz de la fémina—¿Dime como puedes ver a la cara a todos los que vienen a escuchar la palabra?

El peli rojo al ver que no contestaba lo golpeo en su abdomen, haciendo que este escupiendo más sangre y saliva.

—¡Responde cuando la reina te esté hablando!

—Permite que hable, Agni—lo calló con paciencia la jóven—Ya lo iba a hacer.

—¡Ustedes no pertenecen a este país, regresen a donde pertenecen malditos extranjeros!—bramo enfurecido el señor.

Era un caso perdido, no podían razonar con ese hombre canoso. Tampoco podrían hacerlo confesar sus pecados.

—Las quemaduras de primer y segundo grado duelen pero se iran con el tiempo. Las bajas temperaturas podrían matarte pero no te provocarían el suficiente dolor que mereces ya que no sentirás nada—explico Oyuki jugando con un encendedor—Dicen que una de las peores maneras de morir es por el fuego.

Caminaba alrededor del señor, y se detuvo frente a él.

—Las llamas primero afectaran el cabello y uñas, luego iran por tu piel destruyendo los tejidos fibrosos, tus globos oculares van a estallar y sentirás el peor dolor que abras conocido en tu vida, el fuego será tan caliente que quemara tu garganta, tráquea, vías respiratorias y así hasta llegar a tus pulmones—describió acercando el encendedor a su oreja—Si tienes suerte te desmayaras antes y no sentirás nada, pero es algo casí imposible.

—¿Qué les hice?—comenzó a sollozar—¡Tengo dos hijas y nietos, no puedo morir!

—Eres... —gruño con molestia el chico siendo detenido por la mujer que le hizo un gesto para que se apartara.

—Tienes razón, a nosotros no nos hicistes nada—lo que dijo hizo que el señor suspirara más tranquilo—Agni, préndele fuego—ordenó caminando a la salida de la iglesia, ya no quería estar más en ese lugar—Que tu Dios perdoné tus pecados.

Pudo escuchar las clemencias que pedía con exasperación. Ya era demaciado tarde, el fuego haría su trabajo con toda la madera del la estructura.

Agni no tardo en aparecer a su lado con la maleta donde tenía todos sus instrumentos, un auto llegó y él abrió la puerta del carro para que subiera primero la fémina.  

—Señorita—la llamó el chofer pidiendo una dirección a la cual ir.

—Llevanos a donde siempre—respondió el peli rojo por ella.

La guarida de todos los que buscaban ayuda y les extendía la mano: El santuario

Civiles, mafiosos y pandilleros así lo llamaban.

Un enorme hospital de forma legal y santuario para los que escapaban ilegalmente. Las dos caras de una moneda dividido en tres construcciones perfectamente equilibradas para cumplir cada papel.

Caminaban por los pasillos del hospital, cada persona que se les cruzaba hacían una inclinación por los dos chicos, dejando en claro el respeto que les tenían.

Todos amaban a la mujer que les salvó la vida, listos para trabajar para ella en lo que sea que les pida.

Entraron a cierta habitación de una paciente.

—Veo que estas deapierta mi niña—le habló dulce la jóven a la pre-adolescente que estaba postrada en la camilla.

—Baji-chan—murmuro apenas la chica que estaba conectada a la máquina que la ayudaba a respirar.

—Te dije que podías decirme Oyuki—acarició su cabello con cariño.

—Pero en Japón se dicen por el apellido y los honoríficos—la miro con reproche.

—Oh, pero somos amigas, puedes llamarme por mi nombre querida.

Emily, una niña de doce años que encontraron ensangrentada a las puertas del hospital, su apariencia alertaron a las enfermeras que no dudaron en actuar para ayudarla, todo el escándalo llegó a segundos a los oídos de la directora de dicho lugar, que no dudó en verla.

Su cabello negro y ojos cafés le recordaban tanto a una persona.

—Tienes que terminar el cuento Oyuki, lo prometiste—le reclamo ansiosa—Necesito saber el final.

La condición de la peli negra no era para nada buena, cinco costillas rotas que lograron perforar algunos órganos internos, un brazo roto y su cara antes desfigurada era sorprendente. Lo que tuvo que pasar para llegar hasta el santuario era imaginable.

Se mantenía viva muy apenas, pero los doctores declararon que no podían hacer mucho por ella, todas las máquinas conectadas a su cuerpo no eran suficientes para mantenerla con vida.

—Es cierto, ¿donde nos quedamos?

—En donde los protagonistas discutían—respondió Agni que también el día anterior estuvo presente escuchando el cuento.

—Ah sí, entonces seguimos. Ambos chicos se amaban demaciado, pero la chica lo quería hacer reaccionar de lo que estaba sucediendo no era una buena idea—narró modificando su voz para que sonara más emocionante—Se gritaban cosas irientes y eso los lastimaba, pero solo querían protegerse.

—Que tontos, sólo tenían que confesar su amor y resolver las cosas—se quejó la niña interrumpiendo.

—¿Verdad que si? Llego el gran día de la guerra y solo el guerrero asistió, dejando a la princesa en su castillo encerrada para "protegerla"... Pero en medio de la lucha uno fue apuñalado, el amigo de ambos los traicionó.

—¿Él rey descubrió a la princesa y al guerrero?—pregunto sorprendida Emily.

—No. Era él otro amigo del guerrero

La niña y el peli rojo abrieron la boca sorprendidos de lo que escucharon, eso no se lo esperaban.

—¿Pero y que paso?—los latidos de la más pequeña se fueron debilitando—¿No confesaron su amor?

—Era demaciado tarde, el guerrero murió y no pudo escuchar la confesión de su amada. No pudieron estar juntos y su amor nunca se pudo hacer realidad.

—Mientes—exclamo la menor, una lágrima caía de su ojo izquierdo—Su amor inicio desde que se conocieron, ellos ya sabían que se amaban, sólo que no pudieron decirlo de grandes...

Oyuki guardo silencio reteniendo las lágrimas al ver como poco a poco Emily se iba.

Si ubiera una oportunidad de revivir al guerrero, ¿la princesa lo salvaría?

—No dudaría en hacerlo. Por que al final, ellos no pueden estar tanto tiempo sin el uno para el otro.

—Que hermoso cuento.... Princesa.

Esas fueron sus últimas palabras. Emily siempre supo que la "princesa" fue ella y el "guerrero" era Keisuke.

Había estado con ella hasta el día de su muerte.

Giro el anillo en su dedo.

—Descansa en paz Emily—soltó Agni orando en silencio—Tú abusador esta ardiendo en las llamas del infierno.

Las enfermeras entraron al cuarto, tapando el rostro para llevársela.

Solo era una niña que pudo huir de su violador y logró llegar a el hospital descalza y herida.

El futuro que tenía se le fue arrebatado por el mismo hombre que se hacía llamar padre.

Ver a la gente morir ya era costumbre y parte de su trabajo.

Pero aún dolía.

Ya nada la ataba a quedarse en Canadá, era hora de regresar a casa.

Salieron del cuarto directo a la oficina de la fémina, lamentablemente ya no podria soportar estar viviendo de esa manera.

No lo soportaría.

Una vez cruzando la puerta encontraron varios paquetes apilados, mandados desde el otro lado del mundo, pero Oyuki los ignoro y paso directamente a la carpeta donde habían unas imágenes de un caso.

Kisaki cruzó los límites.

—Uki-chan, este vestido si es bonito—habló el peli rojo sacando la ropa de las cajas—¿Quien te manda todo esto? Siempre llegan cientos de cajas a a la semana.

—No me llames así—lo regaño quitándole el vestido para intercambiarlo por la carpeta—Voy a declarar la guerra contra lo que queda de la Touman. Avisale a todos, iremos a visitar a un viejo amigo.

Con la orden recibida Agni salió para hacer lo suyo emocionado.

La albina miro con tristeza todos los regalos que invadían su área de trabajo, conociendo perfectamente quien los mandaba como símbolo de disculpas.

—¿Tú que opinas Kei-kun?—le cuestionó al chico a su lado pero este nunca le contestó, como siempre.

Y aunque no quisiera tendrían que verse si o si con ese rubio; su plan lo involucraba.

El número que nunca pensó volver a ver esta ahí, guardado en lo profundo de su celular, en la soledad y abandono luego de ser dado por su espía.

Esperaba que realmente fuera él quien lo recibiera.

Miro la pantalla de su celular una y otra vez pensando que escribir... Y fluyó.

"Nos vemos en dos días, Mikey"

Sin espera respuesta lanzo el teléfono contra la pared para destruirlo.

«𝘗𝘦𝘳𝘥𝘰𝘯𝘢 𝘮𝘪 𝘥𝘦𝘮𝘰𝘳𝘢, 𝘭𝘰𝘴 𝘩𝘪𝘭𝘰𝘴 𝘺𝘢 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘰𝘯 𝘮𝘰𝘷𝘪𝘥𝘰𝘴, 𝘭𝘪𝘴𝘵𝘰𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘢𝘤𝘢𝘣𝘢𝘳 𝘤𝘰𝘯 𝘵𝘶 𝘷𝘪𝘥𝘢. 𝘚𝘦𝘳é 𝘦𝘭 𝘮𝘰𝘯𝘴𝘵𝘳𝘶𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘢𝘳𝘤𝘰𝘮𝘦𝘳𝘢 cada logró tuyo»

Los bellas vistas de Tokio siempre fueron espectaculares, pero actualmente eran más vistosas y turísticas.

Las calles llenas de personas cruzaban de un lado a otro.

Hogar dulce hogar.

—Todos ya están haciendo las preparaciones, estaremos listos para la noche esperando tu señal—comento Agni picando a la tableta en sus manos—Señorita, estamos tan cerca de tomar nuestra venganza gracias a usted. Gracias.

—Agradece cuando lo matemos—dijo sin mirar al chico, se encontraba concentrada viendo a la ciudad por la ventana.

—Claro. ¿Desea pasar al hotel a descansar?—pregunto guardando el aparato, extendiendo una botella de agua a la albina que rechazo amablemente con la mano.

—No—exclamo apretando la tela de su abrigo—Iremos a la cárcel.

—Lo que usted diga. De la vuelta—pidió al chofer que cambio la ruta de su viaje.

Oyuki tenía grabada la imagen de Draken en las noticias que le mandaron hace un mes al igual que la noticia de Hinata. Siguió todo su caso hasta el final que anunciaron su pronta sentencia de muerte.

Las instalaciones de la cárcel del lugar eran modernas pero por dentro deben ser las más tetricas, o eso imaginaba la chica.

Bajaron del auto y se quedaron viendo las altas rejas de la entrada.

—No es seguro estar aquí Oyuki-chan—menciono el peli rojo volteando discretamente a los lados—La misma policía esta involucrada con él.

—Es lo más probable, pero tampoco se atreve a matarnos sin antes tener un plan y saber por que estamos aquí—respondió con confianza.

Avanzaron unos metros hasta que una figura chocó su hombro contra el de la fémina, no paso ni un segundo para que ese desconocido quedará inmovilizado por su compañero.

—¡Esperen!—bramo asustado el muchacho de cabello negro—¡Fue un accidente!

—Takemichi—grito otra persona llegando corriendo a donde estaban—¡Suéltenlo!

Fue una sorpresa para la albina volver a escuchar ese nombre, no espero más ha acercarse al chico para levantar su rostro para verlo con claridad.

Efectivamente era Hanagaki.

—Pero si es mi agradable amigo—dijo soltando la cara del mencionado—Liberalo Agni.

—Disculpa—murmuro deshaciendo su agarre.

—¿Quienes son estas personas Takemichi?—cuestionó el jóven de traje que venía con él chico.

—Eh, no se....

La mujer puso cara de póker por no ser recordada.

—¡¿Como que no puedes recordar el hermoso rostro de nuestra reina?!—expresó el peli rojo ofendido.

—Guarda silencio Agni.

—Si señorita—se calló avergonzado.

La tos falsa de la única chica presente llamó la atención de los hombres que estaban extrañados por lo que paso.

—¡Udai-senpai!—reacciono Takemichi por fin al ver bien a la albina.

Esa era la primera vez que la veía en persona en el futuro. Perdió rastro de ella hace mucho pero de igual manera era de los únicos amigos que había visto y hablado en ese tiempo.

—Que gusto es verte de nuevo Takemichi.... Aunque es extraño volver a escuchar que me llamen así—sonrió viendo el gran cambio que tuvo, pero luego fruncio el ceño al ver lo que llevaba puesto—Veo que sigues usando el mismo estilo de ropa.

—E-es cómodo.

—No estoy entendiendo nada, ¿quien es esta mujer Takemichi?

—Hanagaki me conoce como Udai Oyuki—respondió la pregunta del chico que es el más confundido de todos—Oyuki esta bien, no es necesario tanta formalidad.

—Podemos confiar en ella Naoto—le susurro—Oyuki-chan, podemos hablar contigo sobre algo importante.

La seriedad en la cara de Takemichi se hizo notar para la albina, miro su reloj de muñeca para saber que aun tenía tiempo para charlar.

—Agni, por que no vas tu y Naoto Tachibana por un postre a la cafetería—ofreció sacando su cartera—¿Gustas Takemichi?

—Mientras sea chocolate esta bien.

—¿Como sabes quien soy?

—Hina hablaba mucho de su hermano menor, ¿eres tú, verdad?—inquirió levantando una ceja, pasándole dinero a su fiel compañero.

—Vámonos por nieve chico bonito—lo arrastró el peli rojo sin dejarlo preguntar más cosas—Ahorita venimos.

Una vez con esos dos lejos Oyuki miro al de ojos azules, se veía devastado cuando menciono a la chica.

Tan vacío que se le hizo familiar esa expresión en su cara.

Sonrió palmeando la espalda de Takemichi, sabiéndo que no sería suficiente, nunca lo era.

—Quiero escucharte Hanagaki.

Apenas tomaron asiento el chico soltó todo lo que se guardaba. Como inicio y fue avanzando hasta llegar en donde estaba.

No había que decir.

Fue más de lo que se tenía que digerir.

Cada viaje y problema que enfrento para terminar peor de lo que fue anteriormente. Nunca bastaba para que todos estuvieran a salvo al igual que Hina que siempre terminaba afectada.

Ese poder que se le fue dado era tanto bueno como malo.

Desgastarse mentalmente y físicamente con cada pasado o futuro era mucha carga para un ser humano con emociones nobles como las de Takemichi.

Y hacerle saber que aún podían salvar a Baji despertó algo en ella que considero perdido.

Esperanza.

—¡Yo puedo salvarlos todavía!—ni supo cuando paso pero Takemichi ya estaba llorando, y con mayor razón—¡Si salvó a Baji, Mikey no terninara mal!

Seguía sin poder creerlo, pero él nunca mentiría con un tema tan delicado como lo era la muerte de alguien.

—Takemichi...

—Perdóname Oyuki, no pude salvarlo anteriormente pero esta vez que ya se que va a pasar, lo voy a salvar, te lo prometo.

No paraba de echarse la culpa de la muerte de Hina y Baji, quien por el Mikey asesino a Kazutora y siguió por un mal camino.

—Takemichi. No llores—lo sujeto de sus mejillas para que dejara de culparse y se concentrará en ella—Lo estas haciendo bien.

Parece que necesitaba más que nada en el mundo que se lo dijieran.

—Concéntrate—le rogó limpiando sus lágrimas con los pulgares—No estas sólo Takemichi. Yo voy ha ayudarte.

La albina tenía que pensar en un plan para cuando el chico viajara en el tiempo, pero antes de eso tendrían que pedirle ayuda a su yo del pasado.

—Soy infeliz... —declaró esperando que el peli negro escuchará todo—Mi mejor amigo de toda la infancia murió, ya no me quedaba más por lo que vivir, Mikey se obsesionó tanto conmigo que me dio miedo y le pedí a mi padre regresar a Canadá sin despedirme de los amigos que me quedaban. Mi hermano mayor se quedó y lo mataron por no decir mi paradero. Lo único que me mantenía cuerda era la persona que me quito lo que más amaba.

Jugó con el anillo con su dedo para seguir hablando—Apenas me entere quien estaba detrás de todo comencé a reunir información como loca, me salte unos años y llegue a la universalidad, me gradué y las personas que veían potencial en mi comenzaron a invertir al igual que mi padre. Conseguí personas que confiaban en mi y traje a los que se vieron afectados por Kisaki y la Tokyo Manji.

—P-por que me estas contando esto Oyuki.

—Lo que diré sonara poco moral y ético, pero no creo que puedas ganar si sigues siendo muy amable Takemichi—le aclaro. El mundo no era de rosas, no había blanco o negro sino tonos grises, y esperaba que el chico nunca llegará a los extremos que ella tomaria—Si quieres ser un héroe está bien, pero yo no puedo hacer lo mismo que tú. Todos somos los villanos en la historia de alguien, y aunque Kisaki sea el de la mayoría se que puedo ser la primera en hacerle frente, ya lo e hecho antes y no dudare en dejarlo de nuevo. Japón estará en llamas.

Takemichi guardo silencio sin saber que decir.

—No puedes viajar en el tiempo.

El chico abrió los ojos como platos, ¿lo estaba amenazando?

—Voy a matar a Kisaki hoy—confeso sin más—Te pido que viajes en el tiempo mañana y le cuentes todo lo que va a pasar a la Oyuki del pasado, pero evita decirle sobre como estoy viviendo actualmente.

Cada cosa que soltaba era peor que la otra. Takemichi no podía creer que pudiera matarlo, pero ella se veía muy segura de su palabra.

Aparte, ¿por que no decirle todo a su yo del pasado?

—Tienes que hacerlo luego de que vayas a la guarida de Valhalla.

—¿Como terminamos con el enemigo?

—No es necesario que lo sepas. Takemichi, sea lo que sea que yo haga con lo que me digas no va a ser tu culpa si sale mal, eso será decisión mía.

—Oyuki...

—Iba a ver a Draken una última vez, pero confío en ti para que cambies su destino—se levanto lista para irse—Otra cosa Takemichi, dile a mi yo del pasado que el tonto de Keisuke nos casó sin darnos cuenta—rió por la cara del chico y se fue dejándolo solo.

A tan solo unas horas cumpliría con su destino.

«𝘛𝘦 𝘥𝘪𝘫𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘪 𝘲𝘶𝘦𝘳í𝘢𝘴 𝘨𝘢𝘯𝘢𝘳 𝘵𝘦𝘯𝘥𝘳í𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭𝘪𝘮𝘪𝘯𝘢𝘳 𝘢 𝘭𝘢 𝘳𝘦𝘪𝘯𝘢 𝘥𝘦 𝘵𝘶𝘴 𝘱𝘭𝘢𝘯𝘦𝘴, 𝘯𝘰 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳𝘭𝘢 𝘴𝘶𝘦𝘭𝘵𝘢»

Más de 3000 palabras....

¿Quieren ver como Oyuki asesina a Kisaki? ¿No? Bueno, lo veran de todos modos.

Esta es Oyuki de adulta, es dibujada por mi y será la nueva portada, ¿les gusta?

Nos leemos luego.

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎🔥

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