19
"Esa no es la bandera"
La pequeña frase que dejó confundidos a todos, menos a una personaa.
Después de llegar a la casa de los Ishikaw la mujer les dijo eso al mostrar la "bandera" que estaba en manos de Rumi.
Ran se encontraba sentado mientras la viejita le daba té y los demás llegaban llenos de tierra y pintura, él Haitani mayor se encontraba muy tranquilo e impecable comiendo, como si nunca hubiera entrado a jugar. Platicando ameno con la viejita que lo acompañana.
—Significa que gané—exclamo él abuelo de la chica, festejando mientras se reía. Más que nada para burlarse del pandillero sin lentes, que era guiado por él mismo para llegar a la casa y no se perdiera (tentado a dejarlo en el monte perdido).
—Rayos—bramo Naoko con la frente llena de pintura y el torso, quitándose el chaleco de camuflaje—Que fastidio.
La menor del grupo suspiro, siendo consolada por Rindou que acariciaba su cabeza para animarla. Era mejor cuando pensaron que habían ganado todos, a una manera improvisada pero al final de cuentas ganadores, los tres adolescentes estaban decaídos.
Él de cabello bicolor negro con rubio tosio falsamente llamando la atención de todos.
—¿Por qué están tristes chicos? Engañaron a un viejo ex militar, eso se debería festejar—las sinceras y sin vergüenzas palabras de Ran no animaban ni un poco a los adolescente.
—Tú te saliste del juego para comer—se quejó la peli gris tomando asiento a un lado del chico que traía su largo cabello suelto—¿No se suponía que ibas a ganar? Que gran apoyo.
—Ustedes perdieron. Yo no—saco una tela azul claro.
La señora Hoshi tomó la tela y la extendió—Si, esta en la bandera que puse. Felicidades chicos, ganaron—los felicitó con una sonrisa—Ahora vengan a comer.
Los tres adolescentesa sonrieron, mirándose entre ellos para ir a sentarse en la mesa redondo que había en el patio, teniendo el estómago vacío y con mucha hambre, por otro lado, el señor Toshio seguía sin poder creer que perdió contra los más jóvenes, siendo su esposa la que lo arrastrará a la mesa para que se sentará con los demás.
—Como nadie sabía de que color era la bandera la tomaste y creaste un señuelo, utilizando los balines rojos para pintar el trapo.... —dedujo Rumi—¡Pensamos casí lo mismo Ran-kun! ¡Que genial eres!—chocó la mano con la del más alto que tenía una sonrisa de superioridad mostrándo a su hermano menor.
—Así es mí querida y pequeña amiga, gracias a ustedes yo pude salir del lugar—sonrió tomando de la tasa de té con elegancia digna del Haitani mayor.
—Ya no le digas más Rumi-chan, se le está subiendo—Naoko del otro lado de Ran comentó.
—Ooh.... Naoko-chan es una mala perdedora~
La mencionada gruño, siendo constantemente molestada por el chico, jalando de la mejilla de la fémina que lo ignoraba y masticaba el onigiri.
—Mmm, señor—Rindou llamó la atención del mayor que también era atendido por su esposa que quería que comiera más—Fue divertido jugar con usted.
Rumi miro a su abuelo buscando reacción, siendo tomada de la mano por su pareja.
Él Ishikawa los miro, a los cuatro muchachos—Si, fue divertido—habló sincero, ya no le caía tan mal esos chicos que acompañaban a las dos chicas—Como premio escojan algo para llevarse de la casa, son libres de escoger, menos el refigerador y la estufa.
—Quiero la pistola—respondieron Naoko y Ran al unísono, fascinados por las armas tan realistas, sorprendidos al darse cuenta que dijieron lo mismo, sacandole una risa al mayor.
—Solo una, y no me pidan una real por que no se las daré.
—¿Eran de verdad?—cuestionó con el ceño fruncido la mujer.
Pronto el miedo se notó en la cara del abuelo que trato de explicarle a su esposa el mal entendido.... O talvez no, pero no podía decirle.
—¿Se puede pasar a buscar algo?—le preguntó Rindou poniéndose los lentes.
—Adelante.
La pareja se miro para sonreí e ir juntos a la casa, levantándose de las sillas de madera y caminar juntos tomados de las manos; al entrar a la casa por la puerta trasera avanzaron a mirar las cosas.
Una casita de madera muy bonita, decorada con un estilo rústico y antiguo, teniendo lo justo para esa pareja de ancianos.
Ambos miraron las vitrinas y fotos en blanco y negro de los casados, su hija y unas cuantas de una bebé, Rumi.
Rindou estaba observando las fotografías de la familia, hasta encontrar una donde se encontraba un hombre cargando a la bebé.
—Es mí papá... Mis padres a se conocieron gracias a una amiga extranjera de él. El abuelo dice que mí mamá una vez mando al hospital a un tipo por que molestaba a mí padre.
—¿Tú madre? ¿La misma señora que nos regala comida?
—Si, ¿no parece, verdad? Mi abuelo dice que es una guerrera secreta—susurro riendo por lo bajo—¿qué hay de tus padres Rindou-kun?
Él chico no supo que decir y se mantuvo en silencio pensativo, solo mirando a la nada distraído.
—Ya se que me voy a llevar—rompió el silencio la peli cobrizo agarrando el casco de aviador de su abuelo que se encontraba en la vitrina juntos a unos reconocimientos.
—Te va a quedar grande.
—No importa—se paro de puntas y se lo colocó al más alto, abrochando la cinta y bajando los gruesos goggles encima de los lentes redondos del contrario—Que... Lindo.
Rindou un poco sonrojado miro para otro lado—Ya tengo lo que quiero, vámonos—vocifero quitando el casco para salir de la sala apresurado.
—¿Eh? ¿Qué agarraste Rindou-kun?—corrió para alcanzar al chico que salía de la casa ignorando la pregunta.
A lo lejos estaban Naoko y Ran jugando con las pistolas, tirando latas y botellas para ver quien tenía mejor puntería. La chica peli gris les grito para que se unieran, desconcentrado al de cabello recogido que fallo el tiro por la voz fémina.
—¡Sólo unos minutos, ya es tarde!—les grito la peli cobriza a un lado del rubio—Mañana tenemos clases... Deberíamos ya estar en nuestras casas listos para dormir.
Avanzaron por el camino de piedras con la agradable sensación del campo y el aire fresco.
—Creo que a Ran le interesa Naoko-chan—soltó de la nada Rindou, mirando como su hermano mayor se quejaba con la Imaushi y esta lo ignoraba tan tranquila sacando un dulce de su pantalón—Da escalofríos verlos.
Rumi miro a los dos jóvenes y la falta de interés de su amiga de pelear con el Haitani por simple burla—No puedo asegurar lo mismo... Naoko hasta donde sé solo le gusto una persona y nunca me a dicho que le interese salir con chicos de la escuela.
Ambos llegaron a la silenciosa conclusión de dejarlos ser y no meterse; sentándose en la mesa de madera que estaba afuera junto los ancianos que tranquilamente se mesian en las sillas con una paz y tranquilidad.
—Veo que elegiste algo con significado—señalo él mayor que tenía de la mano a su esposa.
Él rubio levanto el casco de cuero pesado y afelpado de adentro, para nada bonito pero era lo usaban en sus años.
—De hecho es de ella—menciono entregándole el objeto a su novia—Yo estoy bien así.
—Que humilde—le sonrió la mujer—Como en supermercado, este jovencito me ayudó a bajar la harina de lo alto del están, la bolsa tenía un agujero e iba a llevarlo con uno de los empleados para que no lo vendieran. Ni te agradecí muchacho.
¿Había rezado muy fuerte? Al final Dios si lo había ayudado. Dejando de lado que compró una harina que posiblemente no servía y no quedó mal enfrente de la anciana que lo miraba como la mejor persona por su acto.
—¿Eh? No sabía que ya se habían conocido—Rumi miro a su abuela y luego al chico que se notaba nervioso en su asiento a su lado.
—No sabía que era tú abuela... —murmuro.
—Basta de charlas, es hora de que se vayan a casa que tienen que estudiar—dijo el mayor levantándose de su silla. Y aunque mostraba una cara firme, no quería que se fueran esos niños, en especial su nieta que había crecido mucho.
—Una lastima, esperaba que se pudieran quedar más tiempo—hizo un puchero la anciana, abrazando a Rumi que aceptó gustosa la muestra de afecto.
Ambos hombres ajenos a la muestra de afecto solo se despidieron con la mirada.
El día fue agotador.
Rindou iba descubriendo más de Rumi que le abría su corazón y forma de vida.
En cambió él.....
Estos meses agotadores, enferma y de luto.
Volví.
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎☁
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