18
Atrapadas, un juego entre niños que consiste en que uno pique al otro y todos corran de esa persona.
El problema es cuando lo modifican para ocupar armas....
¿Lo bueno? No tiene balas de verdad pero si pequeñas bolitas de pintura que cuando impactarán al cuerpo te dejarían marcas y un pequeño dolor indicando que estabas fuera del juego.
—Bueno, por lo menos los trajes están increíbles—comentó Ran terminando de amarrar la última trenza.
Por otro lado Rindou pensaba como ganarle a un ex militar que participó en la guerra en su juventud, definitivamente sentía que iban a perder; ¿qué iban a hacer tres adolescentes pandilleros y una amable chica contra una persona capacitada para matar desde su nacimiento?
—¿Cómo olvidaron decir que era un militar?—cuestionó el de lentes apretando el puente de su nariz. De haber estado enterado de ese dato no habría jugado. Sabía cuando podría ganar y cuando no, estaban en mucha desventaja apesar de ser cuatro contra uno y no le gustaba la idea de perder.
La Ishikawa menor miraba a su pareja pensativo, se sentía un poco culpable por no haber agregado que su abuelo fue militar en sus años de juventud.
—Deja de llorar, tengo un plan, llevo un año esperando este momento para volver a jugar con él señor Toshio—ríe Naoko pisado el tronco con su bota llamando la atención de los cuatro—No volveré a perder.
Así es. Los hermanos Imaushi habían perdido contra el abuelo de Rumi y la peli gris no estaba dispuesta a volver a llevar esa horrible derrota en su vida, ella era una ganadora; miro a todos pero fijo su vista en la peli cobriza sonriendo con malicia.
—Tenemos el corazón de nuestro enemigo.
Los Haitani entendieron de inmediato, también sonriendo, ninguno quería perder, en cambio, por alguna razón, Rumi les devolvió la sonrisa tímida y al tener la atención de esos tres, sintiéndose pequeña entre titanes que sonreían de una forma extraña para ella. Quería decirles su plan, pero se mantuvo callada al ver la emoción de sus amigos, se sentía nerviosa, no quería romper ese ambiente por el plan de su mejor amiga que ambos hermanos consideraban perfecto.
Ella sería la carnada para su propio abuelo que era menos agresivo con ella.
—Él abuelo nos tiene que disparar a todos para ganar, Rumi-chan, tú abuelo no te dispara, ¿podrías ser él escudo humano mientras nosotros le disparamos?
Totalmente egoísta sonaba, pero confiaba en que el viejo nunca le dispararía a su nieta como la última vez
—No tengo problema con eso—respondió tímida aceptando de inmediato, sabía que podría ser de ayuda.
Con las cosas aclaradas se reunieron todos junto al mayor después de cambiarse, armarse y crear su "estrategia". Si no podrían dispararle al mayor debían resistir todo el tiempo establecido.
—Muy bien, ya estan listos—habló la abuela de Rumi dándoles las bolitas de pintura de diferente color a cada quién, al igual de unas luces de vengala pequeñas caseras de cada color—Se cambiará el juego de la vez pasada por uno nuevo.
Los cuatro se sorprendieron por las palabras de la mayor, no habían predicho eso último, ¿una alteración al juego?
—Para hacerlo más divertido ustedes buscarán una bandera entre el bosque y yo los cazare, ya es desicion de ustedes ir juntos o separados, deberán traer la bandera con mi esposa que los va a esperar—explico él abuelo riendo—No se preocupen, yo no coloque la bandera por lo que todos estamos en desventaja en ese punto.
Estaban perdidos aún así.
—Tienen quince minutos de ventaja niños—agregó la mujer haciendo sonar la campanilla que marcaba el inicio del juego—El juego se acaba a las seis. ¡Corran!
Sin poder meditarlo o cambiar su estrategia corrieron al bosque detrás de la casa de los abuelos, siguieron corriendo contra el viento por varios metros hacía adentro, el lugar por donde iban estaba perfecto para correr libremente, era el terreno de ese anciano que conocía a la perfección.
—¡Mierda, detenganse!—grito Ran deteniendo a todos—Necesitamos un plan rápido, estamos corriendo en línea recta.
—B-bueno... —murmuro Rumi levantando la mano para hablar.
—Tenemos cinco minutos para pensar en algo—informó el rubio de mechas azules mirando el reloj que tenía en la muñeca—¿Qué proponen?
Se quedaron en silencio pensando, cosa que no duro mucho.
—No pensé que él señor Toshio cambiaría el juego—vocifero Naoko, suspirando pesado—Debemos separarnos y recorrer más terreno, busquemos la bandera, es la manera más rápida de encontrarlo.
—Ese es un terrible plan—bramo Rindou mirando de nuevo el reloj—Pero el único que tenemos, se nos acabo el tiempo.
Los tres asintieron y corrieron en diferentes direcciones, dejando a Rumi que vió sus espaldas irse, ella en cambió miro su alrededor y fue escalando un gran árbol hasta lo más alto que pudo, se abrazo a una rama que soportaba su peso, viendo como su abuelo llegó y se detenía donde habían estado reunidos.
Rumi guardo completamente silencio, estando congelada y sin respirar al tener la presencia de su abuelo tan cerca. Él mayor de cabello negro con canas se quedó quieto mirando al suelo, sintiendo el aire al parecer, paso unos minutos donde se quedó ahí para después empezar a correr por donde se había ido Ran; el fémina por otro lado bajo del árbol para correr a sentido contrario del que fue su abuelo, yendo por donde se fue Rindou.
Corrió un rato sin encontrar al chico, se mantuvo en movimiento un largo rato pérdida, le estaba poniendo nerviosa estar sola en ese lugar con el sonido de las hojas moverse y las aveces por encima.
Hasta que encontró un área sin muchos árboles y en medio de la nada estaba la bandera, se veía sospechoso por lo que se quedó escondida aún entre los árboles.
—Rumi-chan.
Le hablaron tocando el hombro, provocando que saltara en su lugar apuntando con la pequeña pistola entre sus manos temblorosas.
De inmediato se dio cuenta que era Rindou que cubrió su boca para que no gritara, estaba tan serio y cerca de su pecho que tuvo que levantar la cara para verlo. Él Haitani solo puso el dedo en sus labios para que guardara silencio, señalando con los ojos que se tiraran al suelo, cosa que hicieron.
—Ya mire todo el área y ví trastro de pintura roja, creo que era el color de Ran, ahí en fuera ya no hay nada, ¿has visto a Naoko-chan?—le informó la situación preguntando por su amiga.
—Ví a mí abuelo correr tras Ran, yo ando un poco desorientada—respondió sonrojada, no había hecho mucho en casí treinta minutos.
—Entonces Ran fue eliminado... —dio por hecho sin quitarle la vista a la bandera que era de color rojo vistoso—Estoy seguro que el señor Toshio esta esperando por aquí, esta muy silencioso el lugar, carajo—golpeo la tierra con el puño frustrado. Una pequeña mano lo jalo de las ropas para tener su atención.
—Tengo un plan—susurro quitándole la mano apenada—Pero, pero no sé si funcione.
Él rubio la miro fijamente escuchando la voz baja de su novia explicando; debió haber puesto más atención en la chica que en su ganas de ganar, tenía el objetivo de tener una buena aprobación de los abuelos de la chica, ya había quedado mal una vez con la abuelo de la fémina.
Miraron el corto pasto seco, la bandera se movía por el viento, todo era pacífico...
Los pasos rápidos hicieron sonar el ruidoso pasto, corrió tan rápido agarrando la bandera que cuando llegó a ella pronto los disparos contra su personas iniciaron pero logró esquivarlos complicado, entrando al bosque nuevamente mientras lo seguía una persona; debía llegar al punto de encuentro, podía hacerlo, era él más rápido.
Pintura verde le llegaba a los talones sin llegar a tocarlo, aún tenía muchos metros de ventaja y se movía constantemente.
—¡Haitani!—le grito la voz de Naoko que iba a su lado pero por la colina, haciendo señas para fuera por otro camino.
Una emboscada creada en un momento critico.
—¡Ganen por nosotros!—exclamo saltando de la pequeña colina para enfrentar al abuelo.
Como dijo, no se detuvo y las esperanzas de ganar subieron.
—Un sacrificio inútil—vocifero la voz raspoza del señor, llegando a los oídos de Rindou junto a varios disparos, así unos minutos hasta que cesaron.
Naoko estaba fuera.
Él rubio miro a la distancia la figura de su novia y ambos se escondieron viendo pasar al ex militar apresurado, respirando agitado por el largo recorrido que mantuvo corriendo, siendo auxiliado por la chica que le dio agua de un termo que cargaba en su mochila.
—Descansa, tenemos veinte minutos para poder llegar—le susurro Rumi acariando la ancha espalda del joven, dándole ánimos para regular su respiración, retirando los lentes para limpiarlos—Lamento puesto a correr, alguien tenía que hacerlo y tú eres mucho más rápido que yo.
—No es nada—hemedecio los labios sentándose junto a la peli cobrizo cerrando los ojos—Tú abuelo.... Se mantiene en forma—comentó recordando los largos caminos del lugar y unos cercados para no pasar más haya de el enorme terreno.
—Es muy protector con su familia, si por él fuera todos estaríamos en su casa comiendo juntos arroz—habló sonriendo, agarró el trapo de la bandera, observando con atención—Mi abuelo es genial y le gustan mucho estar aquí.
Abrió los ojos para ver a la fémina que habló con admiración de su abuelo materno sin pena de que sea técnicamente un campesino alejado de la ciudad; de las pocas chicas que conoció eran interesadas por el dinero y eso se lo demostro Ran.
La realidad es que en su principio esperaba que Rumi fuera igual que las chicas que una vez lo buscaron.
—Vámonos, pronto volverá—Rumi se levantó extendiendo las mano para ayudar a su pareja—Ganemos juntos.
Sonrió de lado aceptando la mano de la contraria para levantarse.
—¡Ya los ví!
—¡Corre Rindou!—lo empujó Rumi dándole el trapo. La pintura verde se estrelló contra el árbol junto a ellos haciéndolos reaccionar, corriendo por diferentes caminos para distraer al mayor, como si hubieran hecho un relevo.
Pero apesar de eso él Ishikawa ya había visto la bandera en manos del chico desde lejos.
—¡Te veo de rato ganadora!—afirmó la victoria él rubio. Todo estaba en sus manos.
Él anciano vió como ambos adolescentes tomaron distintos caminos pero fue tras el joven que le agarro la mano a su nieta. Por otro lado Rindou sentía que se moría al correr y más por no ver del todo bien, cargando la bandera con fuerza, brincando unos troncos hasta que piso una trampa que lo atrapó en un árbol dejando caer el trapo.
—Carajo—maldijo por milésima vez en el día, quizo desatarse pero era imposible, no quería rendirse.
Desesperado dobló el torso para tomar la cuerda que lo igual lo lastimada, no dejaría el esfuerzo de las chicas se fuera a la basura.
Unos dispararon se impactaron en su pecho.
La risueña y ruidosa risa del mayor por verlo colgado era notable y más por lo divertido que se encontraba viéndolo colgada del árbol, acercándose de a poco en carcajadas.
—Parece que necesitabas acomodar tus ideas muchacho. No dejaré a mi nieta irse con un pandillero con cabello rubio pintado—rió mirándolo—Al menos no tan fácil y sobre mí cadáver.
No respondió. Rindou tenía el ceño fruncido, las ganas de dispararle al anciano eran altas, era increíble como los había aplastado. Sin lentes y de cabeza veía al señor medio borroso.
—Lamento decirlo pero perdieron, ya se acaba el tiempo y de seguro mí hija te esta esperando en la meta con su abuela y tus amigos—se refirió a Rumi como su hija y mencionando a los otros, cortando la cuerda con un cuchillo de verdad para dejar caer al Haitani a la tierra, disfrutando verlo sufrir. Levanto la bandera que al tocarlo se confundió—¿La bandera no era roja? Esto es rosa.
Y así era. Un trapo para el sudor color rosa no era la verdadera bandera.... La única persona que tenía algo así podría ser:
—Rumi—exclamo Rindou sonriendo arrogante y orgulloso—Joder, ella cambio los pañuelos y se burló de nosotros dos sin esfuerzo. Que lista.
Él señor Toshio luego entendió, nunca pudo dispararle a su nieta y ella se aprovechó de ese conocimiento para ir al sentido contrario sabiendo que iría por el rubio. Ya era tarde, el tiempo se había acabado.
Ganaron.
Después de procrastinar y pelear cuatro horas con wattapad regrese.
Espero que no les moleste el nuevo separador, por alguna razón el anterior ya no quiere cargar y pues espero que les guste este.
Lamento la tardanza y disfruten las mini vacaciones de semana Santa.
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎☁
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