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🎸 Éʟ sᴀʙᴇ ғʀᴀɴᴄᴇ́s 🎸

Leah Barnes.

Cuando Henry pasa a mí lado, decido ir rápidamente hacia él. Me pongo frente a él que tiene la mirada de confusión, me acerqué a él y lo beso sin pensarlo. Al principio no me sigue, pero luego lo hace. Me tomó del cuello bruscamente y me aprieta más hacia él. Sus caricias en mi cintura me dejan sin aliento, sentir sus manos grandes y fuertes hizo que me erizara. Me apoya contra la pared que se encuentra fría, mojada por la lluvia y seguimos besándonos. Entre besos, susurra mi nombre. Lo miro a los ojos, esos hermosos ojos grises azulados que me hipnotizan. Lo beso una vez más y él vuelve a decir mi nombre.. 

Abro los ojos y me despierto encontrándome con Angie, que me llama. Me mira con una sonrisa traviesa y pregunta «—¿Interrumpí tu sueño sexual?.—Muerde su labio.» Y sonríe divertida. Mis mejillas arden y le tiré una almohada. 

¡Por Dios! ese sueño se sentía muy real…

¿por qué soñé que besé a Henry?...

Quizás porque me ha dejado pensando después de que iba a besarme. 

—Debes levantarte Leah, se nos hará tarde. 

Cierto, hoy debo acompañarla a la clínica, tengo muchísimo miedo pero sé que todo saldrá más que bien y si ella estará aliviada de hacerlo, la acompañaré y siempre la apoyaré en todo. 

Después de que Angie me torturara con preguntas sobre mis sueños, decidí darme una ducha. La dejé pensando mientras me levanto de la cama, voy directamente al baño para darme una ducha rápida. Una vez lista, me cambio y ella ya estaba casi preparada, pero la notaba nerviosa. 

—Todo saldrá bien, confía en mí. 

—Si, gracias.—una sonrisa apenas visible aparece en sus labios. 

Cuando salimos nos encontramos a Logan de camino a nuestra dirección, iba peinándose el cabello como siempre lo hace, con Angie nos miramos, de esas miradas que dicen “si nos pregunta dónde vamos ¿Qué le diremos?.” 

Logan ya está frente a nosotras, los tres nos miramos y solo sonreímos o agachamos la cabeza Angie y Yo, nosotras nos damos una mirada. 

—¿Todo está bien? Las noto raras. 

—Si, todo está bien rubio, no te preocupes.—hablo esta vez. 

Él frunció el ceño y miró a Angie con preocupación. 

—Florecita, ¿Segura que estás bien? Puedes confiar en mí y lo sabes.—se acercó a ella para acariciar suavemente su mejilla, mientras la miraba a los ojos. 

Angie me mira y luego lo mira a él. 

—Ven, tengo que contarte algo importante. Leah, ¿Me esperas unos minutos, por favor?. 

—Si, tranquila, tenemos bastante tiempo. 

Ella lleva al rubio a nuestro dormitorio, decido ir hasta mí casillero para buscar un abrigo, ya que no quiero interrumpirlos, pero en el camino me encontré a Henry casi en la entrada de la universidad. 

 Me sorprendió verlo allí, con la frente sudada y la mirada perdida. «Henry...» dije mientras me acercaba a él y toqué su mejilla con delicadeza y juraría que estaba ardiendo, seguramente de tanto que se estresa y se preocupa sobre su guitarra ya destruida. Lo llevé adentro rápidamente, y él caminaba con dificultad. 

Lo llevo hasta su dormitorio como pude, él caminaba casi sin ganas de nada, siento como su cuerpo estaba tan caliente, sus manos temblaban y su cabello un poco húmedo. 

Hice que entrara a su dormitorio. 

—Te darás una ducha de agua fría ¿Está bien?. —le aseguré. Él no me contestó y comenzó a sacarse la remera como si nada. —¡Oh, por Dios! —me di la vuelta rápidamente, tapando mí cara. 

Cómo si fuera que no lo he visto sin remera, por dios, es la segunda vez, que lo veo así sin nada arriba, no puedo verlo, no quiero incomodarlo tampoco, después de que casi nos besamos, de seguro hace como si no hubiese pasado nada anoche. ¿Se olvidó? O ¿Prefiere evitar ese momento? 

                                                                

  —Me siento muy mal, Leah... Yo... 

Él me sacó de esos pensamientos; Henry se dejó caer en su cama, hizo que volteara la cabeza preocupada, me acerqué directamente a él.

 —Llamaré a la enfermera... — no dejó que me vaya,  él agarró mi mano con delicadeza. 

—No me dejes solo, por favor —dijo entrecortado. 

—Pero te ves muy mal... —le dije con tranquilidad. 

—Leah, yo...tú me plais... —empezó a decir Henry, su voz apenas un susurro. 

—¿Qué? —pregunté confusa. 

Tú es belle, parfaite... Mon dieu. —se tumbó de espaldas en la cama mientras largó un suspiro, sus ojos grises azulados están ahora fijos en el techo. 

—Henry, no sé qué estás diciendo... ¿Acaso eso es francés?. 

Y justamente en ese momento, Angie abrió la puerta, sus ojos se abrieron como platos al ver la escena. 

—Wow, lo siento, no quise interrumpirlos... —nos miraba sorprendida. —Leah, te estaba buscando y no sabía que querías estar a solas con mi hermano... —sonreía burlona. 

Me levanté rápidamente, ya que estaba agachada frente a él, tenía mis rodillas adoloridas por la posición arrodillada. 

—No es lo que tú imaginas, Angie. Henry está con fiebre de nuevo y empezó a hablar en francés, no entendí nada. —Angie dejó de sonreír y me miró extrañada. 

—¿En francés? —asentí con la cabeza y ella se acercó a él. —Henry, ven... levántate, anda. —lo agarró del brazo y lo estiró hacia ella. —Mírame. 

Él arrugó la nariz unos microsegundos y la miró con ojos entrecerrados. 

—Estás hablando en francés y eso no lo haces desde que mamá... bueno, ya sabes. ¿Qué le has dicho a Leah?.

 —Tú me plais... —susurró Henry, su voz ronca y profunda. Angie sonrió, como si hubiera descubierto un secreto.

 —¿Qué dijo? —pregunté intrigada.

 —No sé, no recuerdo mucho francés —dijo fingiendo ignorancia mientras sonreía. 

Léa est à moi... —volvió a hablar Henry, su acento francés era más pronunciado. 

Esto me está sorprendiendo ¿En serio el odioso sabe hablar tan bien el francés? Vaya, ¿Qué más debo enterarme de él? 

Literalmente es una cajita de sorpresas. Y eso me gusta, descubrir y conocer todo sobre él, lo sé, parezco una acosadora, pero no, creo que él me interesa, no lo sé, estoy confundida o él me confunde con sus acciones. 

¿Le pasará lo mismo?. 

—Ya quisieras, hermanito —Angie le tocó la frente—. Creo que será mejor llevarte con la enfermera, vamos.

Lo ayudó a levantarse y lo llevó, mientras Henry me lanzaba una mirada.  Quedé pensando en qué habrá dicho él en francés, espero no me haya insultado y Angie no me querrá decir. Pero sé que voy a averiguarlo por mí misma.

Salí del dormitorio más confundida de lo normal, y justo en ese momento me encontré con Logan, que venía hacia mí con una sonrisa.

—Hola, florecita de arco iris —dijo, su sonrisa ampliándose.

—Hola, Rubio. 

—¿Estás bien? —preguntó, arqueando una ceja.

— Claro y..¿Tú?. 

Él me sonríe de costado y suelta un suspiro. 

— Creo que sí, algo shockeante por lo que me contó Angie, pero quiero estar para ella. ¿No te molesta si en vez de acompañarla tú, lo hago yo?. 

— Claro que no me va a molestar Logan, puedes ir acompañarla obviamente. 

—Ok, gracias por entender. Y, hablando de otro tema. ¿Qué onda entre tú y Henry? 

—¿Qué onda entre él y yo? Pues, no lo sé, supongo que nada.—me encogía de hombros, haciéndome la otra.— ¿Por qué lo dices?. 

—Porque soy hombre y, además, habla más contigo que con Angie. No sé qué habrás hecho, pero creo que estás pintando de color su oscuro corazón.—él me sonríe burlón. 

—Son mis encantos, lo sé. No es cierto —le dije, devolviéndole la sonrisa.

—Cualquier chico no se resistiría contigo, Leah. Eres una chica súper especial, de esas que valen la pena y yo creo que a él le estás agradando. 

—Gracias, Logan, Angie tiene suerte de tenerte. —me lancé a él para darle un abrazo.

—¿Un abrazo grupal sin mí? —dijo Angie con una sonrisa, saliendo de la habitación de Henry.

Ella se acercó a nosotros y nos abrazó a ambos.

En ese momento, mientras abrazaba a Logan y Angie, mi teléfono sonó. Al ver el nombre de mi madre, contesté de inmediato.

—¿Hija, puedes hablar un momento? —dijo ella al otro lado de la línea. Miré a mis amigos, quienes me observaban con confusión. —Sí, mamá, ¿qué pasa?

—Necesito que guardes tus cosas. Vamos a pasar por ti. Tu padre y yo te llevaremos a una universidad más barata, hija. Lo lamento mucho.

—Pero mamá... no quiero irme de aquí. Escucha, Justin me ofreció un trabajo, bueno, en realidad, en el bar donde él y su banda tocan están buscando una camarera. Podría trabajar allí y ahorrar para pagar mis estudios aquí, mamá.

—¿Justin? ¿En un bar? Por favor, Leah, a tu padre le dará un infarto si se entera de que trabajas de noche.

—No, mamá. Además, el bar está a solo una cuadra de aquí. Por favor, Justin puede acompañarme para traerme de vuelta. —Sentí un suspiro del otro lado. —Mamá... Por favor, puedo hacerlo.

—Lo hablaré con tu padre.

—Está bien, solo confíen en mí. No quiero alejarme de mis nuevos amigos.

—Bueno, esta noche te lo confirmaré, ¿de acuerdo? Pero no te hagas ilusiones. Hablamos luego. Te amo.

—Te amo, mamá. Adiós. —Corté la llamada.

Mientras pasan un par de horas, me encuentro en el camino a Henry. Él sale de su cuarto con una apariencia renovada, como si no hubiera tenido fiebre. Me acerco lentamente y, al verme, rodea sus ojos. 

—¿Puedes decirme qué me dijiste hace un par de horas en francés? —le pregunto sin más, mientras nos cruzamos en el pasillo. Su mirada se oscurece al verme.

—Hola, sí, estoy mejor. ¿Y tú cómo estás? —responde con sarcasmo. 

—Sí, bueno, dime... —insistí. 

—¿Yo? —se hace el desentendido. 

—Pues sí, ¿quién más? —Su actitud despreocupada me irrita.

—No me acuerdo... —dice con una sonrisa apenas perceptible.

—Ajá, no te acuerdas, claro... —frunció el ceño.

—¿Por qué quieres saber? De seguro no habrá sido nada, así que no te ilusiones. —su tono se vuelve más serio.

—Pues me lo dirás de alguna manera. —insisto, decidida a descubrirlo.

—Qué chica más insistente eres. ¿No te cansas?.

—No. Me lo dirás ahora, sé que te acuerdas. —mantengo la mirada fija en sus ojos.

—No me acuerdo. —suspira resignado—. Y si me acordara, no te lo diría tampoco.

—¿Tienes vergüenza o qué? —le reprocho.

—¿Vergüenza? Vergüenza debería darte a ti por ser tan chismosa. —su respuesta me tomó por sorpresa.

—Yo no soy chismosa. —arqueó una ceja—. Bien, solo un poco... pero quiero saber qué me dijiste.

Tu me plais... —dice de repente, ya casi fastidiado con un perfecto acento francés.

—¿Qué significa? —mi curiosidad aumenta.

Antes de que pueda obtener una respuesta, Tyler aparece e interrumpe a Henry quien puso su semblante serio al verlo. 

De seguro preguntándose “¿Porque sigues aquí? Deberías estar suspendido” 

—Leah, aquí estás. —Dice Tyler, con voz agitada, no sé si habrá venido casi corriendo como si me tuviera que decir algo y luego mira a Henry con una sonrisa amable.

—Sí, me encontraste. ¿Necesitabas algo, Tyler? —le pregunto.

—Sí, necesito hablar contigo, es urgente. —Tyler parece serio.

—¿Puedes por favor esperar a que termine con Henry? —le pido.

—Ah, claro. —Tyler asiente y se aleja un poco. 

—¿Decías? —vuelvo a mirar a Henry—. ¿Tu me...?

—Tú me... aburres... —responde finalmente, con seriedad.

—¿De verdad era eso? —mi confusión aumenta.

—Sí, no sé qué pensabas... adiós. —Henry se va sin más, dejándome desconcertada.

¿Y por eso Angie sonreía? ¿Le pareció gracioso?.

Volteo a ver a Tyler que estaba con su celular, escribiendo a alguien, y hablando de celular una llamada desconocida aparece en el mío, así que rápidamente atendí. 

—¿Hola?.

No hubo respuestas, ya hace días que me llaman del mismo número. 

—¿Quién eres? Nunca me respondes. ¿Hay alguien ahí?. 

Luego la llamada se cortó, como en estos días; miré mí celular con el ceño fruncido, preguntándome quién debería ser, no le di mucha importancia y miré a Tyler mientras guardaba mí celular en el bolsillo de mí pantalón. 

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