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Yune observó molesta la pajilla de papel media desecha en su vaso, degustando asqueada los pedazos de papel pegados a su lengua. Bufó irritada, dirigiendo sus ojos a la película infantil proyectándose a unos metros. El molesto niño a su lado continuaba tironeando de su chaqueta roja, señalando a ese tonto personaje en pantalla y repitiendo la misma frase cada vez que aparecía.

—¡Un hámster gigante, Faith!

Se maldijo mentalmente por creer que ese seudónimo sería bonito para ocultar su identidad, pero ahora quería arrancarse lo oídos. 

Las primeras dos veces fue tierna la ignorancia del infante, y no podía decir nada tampoco, por compromiso. Pero ahora, entre toda la mierda que se iba acumulando mientras pasaban los minutos dentro de la sala, tenía muchas ganas de ahorcarlo mientras le gritaba en la cara que eso no era un roedor.

 —Es un puto koala, no un hámster. Así que cierra el pico—le contestó de mal humor. 

Los ojos del pequeño Shiba se llenaron de sorpresa y confusión, no llegando a comprender la situación, ni el cambio tan repentino de actitud de "la novia de su padre", como él la había presentado. Esto no era parte de su contrato, Taiju lo sabía, pero aún así decidió ignorar las pautas. Ya completamente asqueada por la situación, Yune se puso de pie en medio de la oscuridad y salió de la sala. 

Caminó por la calle, tiró la tapa del vaso junto con la inservible pajilla de papel, y continuó bebiendo la gaseosa. Sacó el celular del bolsillo de sus jeans y envió un mensaje, "¿Aún estás en el bar?" soltó un leve quejido, le dolían los pies por culpa de las botas. Un par de segundos después le contestaron "Sí".

Tardó unos cinco minutos llegar al centro de Tokyo. Un gran cartel en neon dorado citaba el nombre del lugar "Infatuation" el bar temático estilo burlesque, el más exclusivo de la ciudad, donde solo un selecto grupo de hombres tenían permitido deleitarse con mujeres de ensueño.

Cuando entró vio a su amigo limpiando las copas en la barra, Inupi le dedicó una leve mueca a modo de saludo. Tomó una cerveza y la destapó para ella, colocando un cenicero junto a la botella. Yune se sentó en el taburete, soltando un suspiro antes de dar un sorbo.

 —¿Trabajo difícil? —preguntó en pocas palabras el rubio.

Yune sacó un cigarrillo y tanteó los bolsillos de su chaqueta en busca del encendedor. Por lo general solo fumaba cuando debía pasar tiempo con Taiju, quien la citaba mínimo dos veces a la semana, así que estaba fumando más de lo cotidiano últimamente.

 —El imbécil de Taiju me pagó para acompañarlo al cine con sus dos mocosos insoportables—contestó, buscando aún más frustrada el encendedor, pero sin éxito alguno. —Mierda, se me debió caer en el cine.

Inupi prendió un fósforo y lo acercó a ella, Yune recargó su cuerpo sobre la barra con ligereza, prendiendo el cigarrillo entre sus dientes instantáneamente. 

 —Sabes que ese tipo es peligroso, deberías alejarte.

Yune dio una calada profunda, saboreando el humo espeso en su lengua con tranquilidad. La música sonaba despacio en los parlantes, dándole un ambiente sensual al lúgubre lugar. Decorado con muebles ambiguos de roble, una alfombra negra de pared a pared con detalles tejidos a mano en plateado, candelabros igual de costosos y elegantes, amplias escaleras de mármol negro; y, por último, un vitral en forma de domo que reflejaba el cielo nocturno.

 —Ya es muy tarde para alejarme, Nupi—su mirada perdida indicó que hablaba con sinceridad. —Taiju no me va a dejar, me absorberá hasta hacerme suya. 

Inupi mantuvo su silencio, no había nada que pudiera decir o hacer, contradecirla sería mentir descaradamente. Además, Yune era consciente del mundo en el que vivía, fue su elección habitarlo después de todo y debía apegarse a las consecuencias de ello.

 —Casi se me olvidaba, mi jefe necesita un par de mujeres de compañía para una reunión. — Yune frunció el ceño, un poco confundida por sus palabras, esperando a que con ese gesto Inupi se explayara más. —Debe hacer un trato con unos rivales, y necesita algo lindo que baje la tensión en el ambiente, pero que no comente nada de lo que hablaron allí.

 —¿Paga bien?—interrumpió. Inupi asintió instantáneamente, el trabajo era fácil, así que Yune no dudó en aceptar—Bien, luego envíame lo que te pida tu jefe. Ya me tengo que ir, nos vemos luego.

Mikey salió junto a Kisaki y Mitsuya de la reunión mensual de la Toman, seguidos por los demás líderes. Trató de sonar su cuello contracturado, pero no pudo. Su día había sido largo y agotador, además aún debía leer todos esos archivos para la próxima cena, analizar qué transacciones convenían más, hacer un par de llamadas, y recién luego podría acostarse. Soltó un frustrado gruñido, y, al levantar la mirada le llamó la atención una mujer, que parecía despedirse de Inupi previamente a marcharse del bar.

Curvas voluptuosas, de su estatura, cabello corto y lacio teñido de violeta. Nada relativamente nuevo dentro de su mundo, estaba acostumbrado a ver bellezas, pero fue cuando vio su rostro que decidió seguirla en cuanto salió por la puerta del lugar.

—Entonces mañana a las ocho nos... ¿Mikey?—Kisaki y los demás miembros de la Toman lo observaron caminar a paso acelerado hacia la salida y esfumarse. —¿Estaba siguiendo a esa chica?

La confusión entre sus amigos pareció darse como un fenómeno compartido, porque todos voltearon a mirarse al mismo tiempo. Smiley soltó una carcajada, bastante divertido y relajado por el acontecimiento.

—Todos estos años creí que pateaba en contra—comentó burlescamente, a lo que todos le dieron una mirada de desaprobación por hablar así de su jefe.

—No digas idioteces, imbécil—golpeó bruscamente su cabeza Pah. —Solo es un hombre con gustos muy específicos, no cualquiera merece estar con Mikey. Quizá estemos presenciando a su futura esposa, quién sabe.

Los que tenían más antigüedad festejaron esa idea, a pesar de no tener mucha esperanza, querían ver a Mikey feliz otra vez.  Algo que no agradó demasiado a los oídos de Kisaki, una esposa era algo demasiado invasivo, alguien metido constantemente en las decisiones de Manjiro, incluso un confidente que le advertiría de posibles traiciones o conspiraciones. Después de todo, era conveniente que Mikey no tuviera una mujer detrás de él, le permitía a Kisaki moverse con más libertad. Conociéndolo bien, Mikey no caería por ninguna mujer fácil de manipular y eso era terrible.

Aún así decidió calmarse y pasar por alto la reciente acción de Sano. Después de todo solo siguió a una chica, eso no daba ninguna certeza a una relación. Se preocuparía por eso si es que pasara a mayores.


¡Ya tenemos portada! No saben el bloqueo que tenía para hacerla, no se me ocurría nada. Pero quedé encantada con esta, la amé tanto que copié el estilo en todas mis novelas. Espero les guste también. 

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