𝐎𝟑𝟑┃ Una calida comida
ִֶָ 𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O33 (💿)
✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)🎀 ꏍ !❛ Un camino juntos...
― ¡MITO-SAN! ¡ESTOY EN CASA, MITO-SAN! ― El peliverde corría con una gran sonrisa en sus labios, saltando a los brazos de la bella mujer, quien lo esperaba con una mirada llena de alivio, rodeándolo con sus brazos.
― Bienvenido, Gon. ― Exclamó con cariño la mayor, de pelo rojo corto y un delantal, levantando su mirada, fijando su vista en los dos jóvenes que se acercaban lentamente.
Era divertido como el chico de pelo blanco se acercaba con las manos en sus bolsillos y una mirada un poco apenada, observando el suelo sin saber qué decir, mientras que la joven de pelo largo y ojos rosas caminaba con seguridad y una sonrisa entusiasmada.
― Ustedes deben ser Killua y Jisoo, ¿cierto? ― Ambos jóvenes frenaron su paso, entreabriendo sus labios sorprendidos, observándose entre ellos para luego asentir.
Jisoo se acercó frente a la mujer, siendo seguida por el albino, quien frenó a un lado de ella al ver que la ojirosa dejaba de caminar.
― ¡Es un gusto por fin conocerla, Mito-san! ¡Soy Jisoo! ― Exclamó la joven, haciendo una reverencia, empujando la cabeza de Killua al suelo al notar que se quedaba congelado, imitando su reverencia.
― A-ah, sí... Yo soy Killua. ― Dijo el ojiazul, observando de reojo como Jisoo se levantaba y asomaba una sonrisa, sonriendo él sin darse cuenta.
― Gon me contó mucho de ustedes, pasen, pasen. ― Mito empezó a caminar, adentrándose en la casa detrás de ella, el tranquilo lugar donde había crecido su amigo peliverde.
Mito caminaba de un lado a otro, buscando cosas en la nevera para recibir las visitas. A paso lento, los tres jóvenes se sentaban en la mesa. El albino y la ojirosa observaban todo en silencio, sin saber qué decir.
― Cielos, debiste haberme avisado que ibas a venir a casa. No tuve tiempo de preparar nada. ― Se lamentó la pelirroja, negando suavemente, con algunos platos sobre sus manos, dándoles la espalda.
― No importa, cualquier cosa está bien. ― Respondió Gon, intentando calmar a Mito, consiguiendo lo contrario.
― ¿Qué estás diciendo? Tus amigos vinieron hasta aquí de visita. ― Exclamó, con las manos en su cintura, alistándose para empezar a preparar algo en la cocina, amarrando el delantal de su espalda con más fuerza.
― No, está bien. ― Aviso el albino, levantando su mano. Por otro lado, Jisoo asintió con nerviosismo.
― No se preocupe, Mito-san... ― Dijo la ojirosa, jugando con sus manos.
― En serio debiste decirme algo primero... ― Siguió diciendo Mito, escuchando como detrás de ella los tres jóvenes reían nerviosos al escucharla, rápidamente dirigieron sus miradas a la mayor. ― ¿Me estás escuchando, Gon? Oh, es cierto. Tomen un baño mientras preparo algo de comer, y quítense la ropa sucia. Estaré lavando ropa.
― Sí, más tarde.― Respondió el peliverde, notando como Mito se daba la vuelta para verlos con el ceño fruncido y una mirada de desaprobación.
― ¡Ahora! ¡Tienen diez segundos! ― Repitió. Gon rápidamente se levantó, agarrando algunas toallas mientras quitaba su chaqueta, todo mientras la mayor hacía una cuenta regresiva.
A un lado, aun sentado, Killua observaba lo que sucedía con sorpresa al igual que la ojirosa, ambos pensando con curiosidad lo rápido que había ocurrido todo. En apenas unos segundos, su amigo peliverde ya estaba listo para ir a bañarse.
― Oh, Jisoo. En el piso de arriba en la primera habitación hay otro baño, utiliza lo que necesites. ¡Gon, préstale algo de ropa de cambio! ― Exclamó Mito. Rápidamente, Gon agarró la mano de la joven para guiarla al piso de arriba, dejando una toalla sobre sus manos.
Gon salió de la habitación, dejando a la joven en aquel lugar con una pequeña expresión confundida, explorando la habitación con curiosidad. Sobre la cama se encontraba un pantalón café y una camisa blanca con girasoles bordados. Su atención se desvió a un pequeño cuarto de puerta café, entrando al baño.
Sus ojos brillaron al encontrar tantos productos para el pelo en aquella bañera. Tal vez estaba en el cielo.
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― Se está demorando mucho... ¿Se habrá convertido en agua? ― Pregunto Killua al aire, recibiendo miradas confusas y una pequeña risita por parte de Gon.
― Las damas necesitan su tiempo, espera un poco más Killua. ― Respondió Mito, aprovechando para seguir ordenando la mesa, poniendo platos con diferentes comidas, todas de una imagen deliciosa.
La mirada de todos se dirigió a las escaleras al escuchar pasos apurados, logrando distinguir la voz de Jisoo. Rápidamente, se asomó, dejando ver su larga melena levemente mojada, con algunos mechones en su frente.
― ¡Perdón la demora, casi me quedo dormida en la bañera! ― Exclamó la joven, con una mueca apenada, sentándose rápidamente al lado del albino, quien no podía quitar su mirada de la ojirosa, examinando el rostro recién lavado de su amiga con detenimiento.
Sus pestañas goteaban, su piel se encontraba más brillante y su pelo desordenado. Un pequeño sonrojo apareció en las mejillas del ojiazul, notando como la pelinegra le ofrecía una pequeña sonrisa.
El joven no tuvo más opción que alejar su mirada, confundido al sentir un cosquilleo que le erizo la piel.
― Bien, comamos. ― Dijo por fin Mito, aplaudiendo con alegría, feliz de que los jóvenes observaran la comida con sorpresa, halagando lo delicioso que parecía.
― ¡Se ve delicioso! ― Exclamó Killua, agarrando con su tenedor una de las albóndigas y meterla a su boca. Su mirada se levantó, notando como nadie más empezaba a comer. Rápidamente, observo a la ojirosa de reojo, quien permanecía en silencio, con sus ojos abiertos.
― ¿Qué están haciendo? ― Susurro, acercándose a Jisoo, quien ladeo su cabeza no muy segura.
― Deben estar dando las gracias, las familias suelen hacerlo. ― Respondió, notando como el albino hacía una mueca, listo para levantarse de la silla y preguntarle a Gon. La ojirosa agarró el brazo del ojiazul, frunciendo sus labios evitando decir su nombre muy fuerte. ― ¡Killua, siéntate!
― ¿Dar las gracias? ¿Qué significa eso? ― Preguntó el joven, logrando acercarse hasta Gon, quien abrió uno de sus ojos con una pequeña sonrisa nerviosa, escuchando como la ojirosa y el ojiazul forcejeaban.
― Muy bien... ― Tan pronto escucharon la voz de Mito, volvieron a sus puestos, como si nada hubiera pasado. ― Gracias por la comida. Por favor sírvanse, Jisoo, Killua.
La abuela Abe asomo una sonrisa en sus labios, observando con ternura como los menores comían con brillos en sus ojos, riendo entre ellos divertidos. A un lado de ella, Mito también reía con alegría.
Luego de comer, Mito salió a tender la ropa y algunas sábanas, no pasaron ni cinco minutos cuando los tres jóvenes salieron con energía, dispuestos a caminar un buen rato para explorar el lugar.
― ¡Mito-san, voy a mostrarle la isla a Killua y Jisoo! ― Aviso el peliverde antes de continuar a correr.
― ¿Eso no tardará un rato? ¿Quieren que les empaque comida?
― ¡Está bien! Encontraremos algo de comer en el bosque.
El tiempo se les pasó volando a los tres jóvenes, quienes hicieron de todo. Saltaron, se persiguieron, caminaron por la playa, y caminaron por el pueblo. Cuando el sol se empezó a esconder, Killua pescó un gran pez con las sabias enseñanzas de Gon.
Rápidamente, Jisoo hizo una fogata con hojas y ramas secas, y con dos piedras logró prenderle fuego.
― Gon... ¿Sabías que no me gusta el pescado? ― Susurro Jisoo, recostada en el suelo con una mueca triste mientras su semblante era iluminado por el fuego. A un lado, el peliverde dejó escapar una exclamación de sorpresa. ― Lo sé... Es solo que-
El peso de algo sobre su pecho frenó sus palabras, logrando ver a Killua con una mirada apenada, dejando algunas frutas sobre ella para luego sentarse a un lado, evitando la mirada de la joven.
― Come y ya no te quejes, ojos de chicle... ― Exclamó, recostándose en el suelo con sus mejillas sonrojadas, sintiendo la mirada divertida de Gon y la enternecida de la ojirosa. ― ¡¿Qué ocurre?! ¡No me miren así, idiotas!
Ambos jóvenes dejaron escapar una risa, acercándose al albino y ver los tres la luna menguante que los iluminaba desde el cielo despejado. A pesar de estar de noche no sentían frío, los menores se encontraban en silencio, con sonrisas en sus labios.
― Hey, Gon. ¿Qué vas a hacer ahora? ― Pregunto el albino, observándolo de reojo.
― Por ahora, descansaré aquí mientras reúno información...― Respondió el peliverde, apoyando sus brazos detrás de su cabeza. ― La información que necesitaré antes de ir a York Shin a buscar a mi papá.
― Ya veo... Jisoo. ¿Qué vas a hacer con lo que pasó en el Coliseo del Cielo? Es probable que tu familia aún te esté vigilando. ― Inquirió, notando como su amiga fruncía sus labios y ladeaba la cabeza.
― Es complicado, no tengo ni idea... ― Susurró, apoyando su mano sobre su mentón. ― Tal vez debería decirle a la Abuela Hebe... Aunque la verdad aún me siento confundida.
― ¿Y luego de eso? ¿Qué harás Jisoo? ― Pregunto Gon.
― Buscar a mi hermano, claro. ― Respondió, ofreciéndole una sonrisa al peliverde. ― Y luego buscaré la manera de escapar junto a mi padre.
― ¿Qué ocurrirá con las personas que te quieren hacer daño?
― La abuela Hebe se encargará de eso, espero.
Los tres se quedaron en silencio, siendo iluminados por la fogata detrás de ellos que los protegía del frío. Una aburrida exclamación por parte del albino logró llamar la atención de Gon y Jisoo.
― ¿Qué debería hacer? ― Pregunto el albino, notando como Jisoo se sentaba y se acercaba más a él con una mueca.
― ¡Eh! ¿No es obvio? ― Exclamó la joven, mientras Gon asentía a un lado de ella.
― ¿Huh? ¡Deberías quedarte aquí y luego ir a York Shin con nosotros!
― Sí, iré con ustedes. ― Respondió rápidamente, negando levemente. ― Eso no fue lo que quise decir.
Killua se sentó correctamente, bajo la atenta mirada de ambos jóvenes, quienes se acercaron a él con miradas confundidas. Jisoo bajo su mirada por un momento, aliviada.
― Estaba pensando que... Son algo admirables. ― Exclamó, desviando su mirada al cielo. ― No hay nada que en verdad quiera hacer. En verdad no hay nada que quiera hacer como ustedes. Aunque hay muchas cosas que no quiero hacer, no quiero estar en casa... O heredar el negocio familiar.
Jisoo ladeo su cabeza, escuchándolo atentamente. Ahora que lo pensaba, estaban en una situación similar, y aunque él ya había escapado, seguía sintiendo un leve sentimiento de tristeza por su situación.
― Creo que estoy un poco celoso... ― Susurro el chico, soltando un suave suspiro.
Rápidamente, Gon y Jisoo se miraron entre ellos, volteando a ver al albino con un extraño brillo en sus ojos.
― Killua... Creo que es divertido estar contigo. ― Exclamó Gon, asintiendo para el mismo.
― Sí, me gusta estar contigo... ― Susurro Jisoo, con un pequeño sonrojo, observando al albino a los ojos. ― Aunque a veces me molestes... ¡Definitivamente, me gusta estar contigo!
El ojiazul parpadeo varias veces, con un pequeño sonrojo al escuchar los comentarios de sus amigos.
― ¿De qué se trata esto? ― Exclamó el albino, retrocediendo con una mueca. Gon asomo una sonrisa, fijando su vista al cielo.
― La Isla Ballena es un lugar para que los pescadores se queden durante largas expediciones. No hay muchos nativos. Hay otro niño aquí de mi edad y es una chica, así que ustedes son mis primeros amigos de mi edad...
― Mi situación era parecida. Atrapado en casa todo el día sin poder salir. Pase todo el tiempo aprendiendo a matar. Fueron mis primeros amigos.
― En mi caso, en Isla Esmeralda había muchos chicos de mi edad, demasiados... Siempre quise acercarme, pero en el pueblo siempre había rumores sobre mí... ¡Me acercaba y salían corriendo! Era molesto... Por esa razón estoy agradecida con ustedes. ― Susurro Jisoo, observando el cielo mientras una sonrisa se asomaba en sus labios. ― A pesar de todo, somos amigos...
Killua la observó de reojo en silencio, curioso.
― ¿Se divierten cuando estamos juntos? ― Pregunto Gon con una sonrisa, logrando que el albino frotara su cuello con nerviosismo y una pequeña sonrisa, volteando rápidamente para verlo.
― Eso creo, si...
― ¡No seas tímido, Killua! ― Exclamó Jisoo, posando sus manos sobre los hombros del joven, quien desvió la mirada apenado. ― ¡Yo me divierto mucho cuando los tres estamos juntos!
― ¡Permanezcamos juntos! ¡Podemos viajar y ver el mundo juntos! ― Exclamó el peliverde, notando como Jisoo se acercaba a él y lo abrazaba por el hombro con una gran sonrisa.
― ¡Mientras siempre estemos juntos, estoy de acuerdo! ― Asintió Jisoo, también abrazando al albino, sin notar como el sonrojo en sus pálidas mejillas aumentaba.
― ¿Nunca te avergüenza decir esas cosas? ¿Cómo es que pueden decir eso? ― Exclamó, escuchando la risa de sus amigos, quienes aún se sentían emocionados por la idea.
Los tres desviaron nuevamente su mirada el cielo
― Yo salvaré a mi padre y escaparé de mi familia... Gon buscará a su papá, y tú, Killua... Estarás buscando lo que quieres hacer ― Exclamó la ojirosa, observando de reojo al albino, notando como sus ojos empezaban a brillar. ― ¡Será divertido!
Killua bajo su mirada, asomando una sonrisa para luego observar a Jisoo. Sus ojos brillaban como nunca antes lo habían hecho, entusiasmado.― Sí. No se oye tan mal... ― Sus manos se levantaron con energía luego de unos segundos, agrandando su sonrisa. ― ¡Bien! ¡Te ayudaré a escapar, soy un experto en eso! ¡Y ayudaré a encontrar al padre de Gon mientras decido qué quiero hacer!
Jisoo asintió con una pequeña sonrisa, observando al albino con una mirada aliviada, notando como él también le correspondía la sonrisa, levantando su dedo pulgar.
De repente la sonrisa del joven se convirtió en una mueca, observando a Gon con curiosidad.
― Oh, ¿qué está haciendo tu mamá?
Todo se quedó en silencio, únicamente lográndose escuchar el sonido de la naturaleza. Gon ladeo su cabeza, observando el cielo, para luego mirar a sus amigos.
― Es difícil preguntar acerca de mi papá, pero preguntar acerca de mi mamá es aún más difícil. ― Respondió, posando sus manos sobre sus rodillas. ― Ya que Mito-san me crió sola, se sentiría mal preguntarle eso... Al principio, Mito-san me dijo que mis padres murieron en un accidente de tránsito. Estaba preocupada de que pudiera acabar como mi papá, si supiera que estaba vivo y era un Cazador
― Y tenía razón. ― Exclamó el albino, bajando su mirada. Jisoo asomo una pequeña sonrisa al escuchar aquello.
― Cuando obtuve información sobre mi papá imaginé que mi mamá probablemente estaba muerta.
― ¡Eso es muy duro! ― Exclamó Killua.
― Sí, realmente lo es. ― Asintió Jisoo, ladeando su cabeza con nerviosismo.
― Así que siempre he pensado en Mito-san como si fuera mi mamá. Es la única madre que tengo, así que no tengo nada que pueda preguntar. No necesito hacerlo.
― Ya veo. ― Asintió el ojiazul acostándose nuevamente en el suelo. ― ¡Cielos!, desearía tener una mamá como Mito-san, o un padre como el señor Ryoma...
Jisoo dejó escapar una risa al escuchar aquello, mientras Gon asentía con energía.
― Mi papá suele ser muy animado y hablador. ― Susurro la ojirosa, asomando una sonrisa. ― Es como mi madre a la vez, así que definitivamente es un padre genial.
― ¡El señor Ryoma cocina delicioso y es divertido! ― Dijo el peliverde, cuando una gota de sudor apareció en su frente. ― ¡Mito-san es la mejor! Aunque regaña mucho...
― Eso no es nada... ¡Mi mamá empieza a llorar en el momento en que le digo que quiero salir! ¡En serio, se pone histérica!
Tal vez Killua ya se había dado cuenta, pero una bella mujer de pelo rojizo se encontraba detrás de unos arbustos, con una pequeña lonchera llena de comida en la mano para aquellos jóvenes.
Una pequeña sonrisa se asomó en los labios de Mito, sintiendo como sus ojos picaban al escuchar las palabras de aquel adorable peliverde.
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― ¡Piedra, papel, o tijera! ― Exclamaron ambos. Killua dejó escapar una fuerte carcajada mientras Jisoo cubría su rostro con una mueca triste. A pesar de todos los intentos que aquel albino le había dado, seguía perdiendo una y otra vez.
― ¡Vamos, otra oportunidad! ¡Solo una más! ― Exclamó la joven, sintiendo como el albino pellizcaba sus mejillas con diversión mientras reía. ― ¡Oye, no hagas eso! ¡Killua!
― ¿Cuántas oportunidades te he dado? ¿Treinta y dos? ― Dijo, cruzándose de brazos, notando como la joven fruncía sus labios molesta. ― Yo duermo en la cama, lo acabamos de decidir de manera justa como querías.
Jisoo bajo su mirada, renegando en voz baja, observando de reojo el colchón en el suelo y luego la cama. Era obvio cuál era más cómoda, pero su intento por conseguir dormir en aquel lugar había fallado rotundamente.
Su mirada se levantó rápidamente, encontrando la mirada divertida del albino.
― ¡Tengo una idea!
― ¿Y cuál es?
― ¡Durmamos juntos!
― ¿¡A-ah!?
La cara de Killua provocó risas en Jisoo, quien no podía formular ninguna palabra al ver como su amigo parecía un tomate, sin poder responderle de lo sorprendido que se encontraba.
¿Dormir con Jisoo? Aunque una vez compartieron cama en el Examen de Cazador, ahora era diferente. Sus latidos se aceleraron y negó.
― ¡N-no, idiota! ― Exclamó, escuchando como la ojirosa se quejaba nuevamente al ver su reacción. ― ¡No insistas, ya dije que no!
― ¡Pero la cama es grande, podremos dormir juntos sin problemas! ¡Vamos, al menos solo esta noche! ― Dijo la joven, mirando a los ojos al albino, quien sintió como nuevamente un sonrojo aparecía en sus mejillas, alejando la mirada con una mueca.
No tuvo más opción que aceptar a regañadientes, sintiendo una molesta sensación en su pecho, observando cómo la joven se lanzaba a la cama y se cubría con una sonrisa victoriosa.
Era sorprendente como aquella chica le hacía sentir cosas tan inexplicables.
Gon tendría que dormir en el colchón, pues ambos jóvenes ya habían reclamado su lugar mientras el peliverde hablaba con Mito. La luz de la habitacion se apagó, dejando a ambos jóvenes totalmente quietos, con miedo a incomodar al otro.
Una sonrisa se asomó en los labios de Jisoo, observando de reojo al albino, quien permanencia con los ojos cerrados y un leve sonrojo.
― No te preocupes, si te quito las cobijas cuando esté dormida me encargaré de volver a cubrirte.
― ¡N-no hagas que me arrepienta, i-idiota! ¡Ya duérmete!
Estaba muy emocionada por empezar a escribir este arco TT
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