Ambos chicos se encontraban en una boda. Un familiar de Alejandro se estaba casando y fue invitado, claro que debía traer a Alexis con él. Ambos estaban vestidos formal, Alexis usaba ese mismo outfit morado oscuro con camisa de botones negra y Alejandro usaba lo mismo, pero invertido, su camisa de botones era morada oscura y su saco y pantalones negros. Decían que no pero realmente fueron así a propósito para combinar.

Apenas iban llegando a la fiesta de la boda. Habían muchas personas disfrutando del ambiente y lamentablemente ellos no llegaron a tiempo para la boda como tal pero la fiesta también estaba bien.

"Se me antoja una cerveza." Dijo Alexis sin dejar de mirar alrededor.

"Somos dos." Respondió Alex imitándolo. "Pero primero debemos encontrar la mesa donde está mamá." Le dijo buscando con la mirada la mesa.

"No la veo por aquí. ¿Seguro que está aquí?" Preguntaba alzando la voz por la música.

"Eh, a ver, ¿quien se ve cómo pavo real?" Dijo. "¡Ah,ya la vi!" Exclamó señalando a una mujer vestida con colores llamativos y un maquillaje igual de llamativo. Su cabello era pelirrojo corto con las puntas de un color entre verde y azul.

"¡Adara!" Llamó el chico de gorra con una sonrisa al verla.

Fueron juntos hasta esa mujer y al ella verlos alzó los brazos con una gran sonrisa. "¡Jovencitos lindos y elegantes!" Exclamó yendo a ellos cuando los vió acercarse con felicidad.

"¡Señora payaso!" Devolvió Alejandro sacándole una carcajada a la mujer.

"¿Porqué tardaron tanto?" Los abrazó a ambos al mismo tiempo. "Ay, mis muchachos. ¡Los extrañé tanto, tanto!" Dijo para separarse y mirarlos. "Que guapos se ven."

"Tuvimos unos problemas antes de venir. Pero ya estamos aquí." Dijo el de cabello largo sonriendo.

"Ya veo. Bueno, lo importante es que llegaron." Sonrió. "Vengan, siéntense. Hay dulces." La mujer se sentó en la mesa haciendo a un lado su vestido para sentarse cómoda.

"¿Dónde está—" las palabras de Alejandro fueron interrumpidas por otra mujer.

"¿Y porqué se tardaron tanto ustedes dos?" Preguntó la mujer pelinegra con cabellera larga, vestía con un tuxedo y llevaba sus manos en las caderas.

"Ágata, hola." Saludó Alexis con una gran sonrisa.

"Hola, Alexis. ¿Cómo te anda tratando el cabronazo este?" Preguntó una vez más tirando de la oreja de Alejandro sin delicadeza. "Me dijo un pajarito que te está dando problemas."

"Ya sabes como es él." Se encogió de hombros.

"¡Ay, ay, ay, ay, ay, ya suelta!" Se quejaba el pelinegro de ojos claros. "¡Mamáááá!" Chilló.

"¿Qué?"

"¿Que?"

"¿A quien le hablas?" Preguntó Alexis burlón.

"¡A la que haga que me dejen de maltratar, cuál sea!" Se quejaba.

Sí, Ágata y Adara eran las madres de Alejandro, el chico pálido de ojos claros era producto de una inseminacion artificial. La homosexualidad en su casa no fue algo raro. Cuando salió del armario como homosexual sus madres le aceptaron sin problemas, no fue raro. Tanto Ágata como Adara amaban a Alexis y siempre que le veían los tres comenzaban a hablar mal del chico pálido. Era ya costumbre.

"¿Ya comieron algo? Deben comer." Ni los dejó contestar. Adara ya estaba llevándolos a buscar comida.

Terminaron bebiendo y bailando como tíos borrachos divirtiéndose. Las madres del menor los hicieron brincar y saltar, los cuatro juntos parecían los teletubbies. Pero se la pasaron bien, era lo importante.

¿Qué más?

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