"¿Pusiste la ropa en la secadora?" preguntaba Alexis secando los platos.

"Sí, la sequé hace rato y la guardé cuando la secadora acabó." Le respondió Alejandro mientras recogía los juguetes del suelo, tener una hija de dos años de edad era tener una máquina de hacer desorden. "Si vuelvo a pisar un juguete lo voy a tirar." dijo entre dientes al notar que casi pisaba un juguete.

El chico de ojos claros fue al cajón que había en una esquina de la sala para guardar los juguetes. En su camino notó que la casa estaba muy silenciosa.

"Alexis." este le miró. "¿Dónde esta Nancy?"

"No lo sé, le di mi celular para que viera YouTube y te la dejé para que la cuidaras, te lo dije." dijo comenzando a mirar a su al rededor, al notarla la señaló. "Esta debajo de la mesa."

Alejandro se acercó y se agachó para encontrarla allí con el celular. "¿Qué haces ahí, loca?" dijo con una sonrisa para sacarla.

Justo en ese momento tocaron la puerta.

"Yo voy." El mayor se secó las manos y se acercó a la puerta para abrirla recibiendo a, extrañamente, dos guardias de azul. "¿Les puedo ayudar en algo?" El rostro de Alexis mostró su confusión a la perfección.

"Buenas tardes, sí. Recibimos una llamada de esta misma dirección." dijo uno de los dos.

"¿Una llamada?" el chico se cruzó de brazos con el ceño fruncido tratando de comprender lo que sucedía.

"Correcto."

"¿Quien es?" Se escuchaba a Alejandro de fondo.

"La policía." respondió Alexis alzando al voz.

"¿La policía?" El chico pálido se acercó caminando con rapidez hasta asomarse a un lado de su novio.

El rostro de ambos oficiales cambió tan pronto lograron reconocer a Alejandro, lo mismo sucedió con él.

"Ora, putos, ¿qué traen o qué?" Chistó el menor de forma naca con toda la intención de que así fuera.

"Hola, Alex." Le saludó una de los dos. "Disculpa por molestarte, es que recibimos una llamada."

"¿Ah, chinga?" Volvía a chistar repitiendo el pala fraseo anterior. "¿Qué decía la llamada o qué?"

"Eh... Una niña, decía que no podía salir."

Tanto Alexis como Alejandro se miraron con fastidio y una expresión que a leguas decía que ya sabían quien era la causante de esto.

"Un segundo." Se disculpó Alejandro para entrar a la casa, al volver segundos después agarraba a Nancy como si fuera una coca de litro. "Aquí tienen a la niña que no puede salir de debajo de la pinche mesa." explicó.

"Disculpen, de verdad." decía el de greñas avergonzado. "¡Te dije que la vigilaras!" Le reclamaba a su novio para darle una palmada en el brazo no tan fuerte haciendo a los oficiales reír.

"¿Lo pueden arrestar a el por maltrato a su marido?" preguntó el de ojos claros haciendo mala cara, misma cosa que los hizo carcajear.

"No creo que se pueda." negaban.

"Tengan una bonita tarde."

"Igualmente." Alexis soltó otro suspiro. "Y otra vez, disculpen por las molestias." se disculpaba con algo de vergüenza.

"No se preocupe. Fue un gusto conocer al esposo de Alejandro, escuchamos mucho de usted." Dijeron antes de marcharse.

El mayor sólo asintió sabiendo que ya no estaban casados, igual, no gastaría tiempo explicando eso, era innecesario.

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