Nancy comenzó a parpadear mucho de un día para otro, parpadeaba demasiado. No era algo raro, era normal, estaba aprendiendo a tener reflejos y movimientos así que era normal. Pero cuando Alejandro vió que eran parpadeos fuertes a la vez que sacudía sus piecitos comenzó a preocuparse.

"¿Alexis?" Llamó Alejandro dejando el puré de manzana. "¿Nancy siempre ha hecho eso?"

El de greñas detuvo lo que hacia para voltear a verlos. "¿Qué cosa?" Al ver la situación frunció el ceño extrañado. "No, no creo."

Alejandro la miraba en silencio notando todos esos pequeños detalles hasta que su mente se iluminó. "Automatismos..." Murmuró demasiado bajo como para ser escuchado.

El chico rápidamente se levantó para cargar a su niña y salir corriendo al auto.

"¡Alejandro!" Alexis salió corriendo tras él. "¡¿A dónde vas?!" Preguntaba mientras iba directo tras él. "¡¿Qué pasó?!"

"¡Síntomas motores!" Aclaró subiendo a su niña y luego a él.

"¡¿Qué es eso?!" Alexis rápidamente se subió junto a ellos.

"Acciones repetitivas, como tocarse la ropa, gruñir, chasquear los labios y movimientos torpes." Dijo rápidamente mientras conducía a la vez que se colocaba el cinturón de seguridad. "Sacudidas o rigidez de una o más extremidades. Pérdida repentina del control muscular." Soltaba palabra tras palabra. Todo esto era chino para Alexis y se le notaba. "¡Es posible que sea una convulsión!" Exclamó al notar que no entendía nada.

"¡¿Qué?!"

El de greñas volteó a ver a Nancy muy preocupado. Ella seguía moviendo sus pies y parpadeando mucho, hasta comenzaba a hacer ruiditos.

Al llegar al hospital bajaron corriendo y fueron atendidos de emergencias. Pocas horas después Mary llamó para preguntar si querían comida del restaurante, pero al escuchar que la pequeña bebé estaba en el hospital salió corriendo lo más rápido posible a su auto. Ahora eran tres adultos preocupados en el hospital, daban vueltas como perros envenenados.

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