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𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘁𝗿𝗲𝘀.

❝Soy más grande que mi cuerpo. Soy más frío que esta casa. Soy más malo que mis demonios. Soy más grande que estos huesos.❞
Control - Halsey
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La música a un volúmen excesivo retumbaba en aquel salón repleto de gente, bailando apretados y de forma obscena. JungKook caminó en compañía de su amigo entre medio de aquel gentío recibiendo algunas invitaciones a la pista de baile entre otras más subidas de tono siendo todas rechazadas por el momento. Lo que realmente necesitaba, primero, era un buen trago y de los más potentes.

—Dame lo más fuerte que tengas —ordenó al barman en voz alta, este asintió alejándose unos instantes para preparar el trago.

—Recuerda que vienes en tu auto, luego no podrás conducir si te pones en modo ebrio, Jeon —reprochó el castaño moviendo la cabeza al compás de la música.

JungKook le dedicó el dedo medio en un insulto bebiendo un sorbo del vaso que el barman le había dejado sobre la barra segundos atrás, escupió el líquido a un costado mojando a un grupito de chicas que chillaron molestas.

—¿Qué mierda me diste? —gritó con los puños en alto.

—Esta bebida verde se llama absenta o el diablo verde —habló un chico palido de cabello rubio platinado acercándose a ellos, este bebió de otro vaso con aquel líquido verde causando que hiciera una mueca por lo fuerte que le resultó al pasar por su garganta— la mejor mierda de este mundo.

Los tres se saludaron con un choque de manos y hombros.

—Una botella del verde —pidió JungKook siendo detenido por los otros dos— ¿qué? —bufó— no me vengan con sus mierdas. Esta noche necesito desahogarme. Anda, la botella —exigió al barman quien prosiguió ante la confirmación del palido segundos después.

Una vez la botella de absenta estuvo frente al pelinegro, la tomó en su mano para beber un largo trago sintiendo la amargura del líquido bajar por su garganta, convirtiéndose en ácido quemando luego, intentando a la vez ser detenido por sus amigos sin lograrlo, pues el chico estaba fuera de control y recién iba por el primero. Trago que traería serios problemas más adelante.

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En medio de aquella pista de baile, su cuerpo se movía al compás de la música con ritmos latinos, su acompañante de espaldas a él se frotaba contá su cuerpo, pudiendo simular estar teniendo sexo por los movimientos insinuantes que hacían, pelvis con pelvis, las manos masculinas del pelinegro recorrían con descaro el cuerpo de la chica a través de su vestido ceñido, corto y de fina tela, quien gustosa se dejaba hacer.

—Deberíamos ir a un lugar más privado —propusó después de voltear y rodear con sus brazos el cuello del chico. Este sonrió coqueto tomándole de la nuca, enredando los cabellos de la fémina entre sus largos dedos mientras devoraba su boca. Aún seguían moviéndose y JungKook no veía la hora de enterrarse profundo en la desconocida.

Pero algo captó su atención sin querer romper el beso, divisó a lo lejos como una conocida castaña parecía alterada gritándole a alguien, gesticulando de forma acentuada con sus manos y con su semblante molesto, así que cambiando de parecer, se separó de la chica alejándose siendo retenido al instante por esta.

—¿Dónde vas? —se quejó con el ceño fruncido presa de la confusión. JungKook rodó los ojos volteando a encararla, sosteniendo con una sola mano la mandíbula de esta.

—Lo siento, ya me aburrí, bye linda —estampó sus labios en los de la femina de forma brusca, luego alejándose de su acompañante que comenzó a insultarle a los gritos.

Sin siquiera detenerse caminó hasta aquellos dos que seguían discutiendo sin importarles su alrededor. Sabía que el chico que recibía tremenda regañina era uno de sus mejores amigos.

—¡Los hermanos Park! —exclamó sonriente rodeando por el hombro al chico unos centímetros más bajo que él, cabellos lacios oscuros y labios carnosos— mis dos cabrones favoritos.

La chica miró con cara de muy poco amigos a Jeon quien parecía divertirle la situación.

—Hye-min, vete, no me jodas más —exclamó el chico más que molesto— no tienes nada que hacer aquí —finalizó volteando con la intención de alejarse.

—Como de qué no —inquirió el pelinegro frunciendo el ceño a su amigo— yo puedo hacerle muchas cositas si me dejas —declaró con una sonrisa cínica.

Lo que no se esperó, fue el golpe ardiente en su mejilla derecha quitando todo rastro de diversión para darle lugar a la ira, fulminando a la castaña.

—¡Maldita!

—¡Ya basta! —detuvo el chico a su amigo antes de abalanzarse sobre ella, quien parecía más que cansada ante la absurda situación— Hye, te he dicho que te vayas, no me hagas repetirtelo.

Tomó a JungKook del brazo para alejarse.

—¡JiMin! ¡Nuestro padre te matará! —vociferó haciendo que su hermano se detuviera para hablarle calmadamente.

—Él no es mi dueño, yo soy libre de hacer lo que me plazca, me lo ha dejado muy en claro hoy —susurró lo suficientemente fuerte para que lo escuchará a través de la fuerte música— vete, yo iré luego, ve a descansar —añadió besándole la frente.

Tomó al pelinegro del brazo adentrándose en esa masa de gente bailando para desaparecer de su vista. Hye-min sintiendo más que ofuscación por la actitud infantil de su hermano mayor, JiMin. Las fiestas que se celebraban eran mal vistas en el entorno donde ellos se movían y que por la misma razón se realizaban, al ser prohibidas.

La mayoría en esas fiestas clandestinas compartían el mismo rango social siendo hijos de gente importante del gobierno, CEOs o influyentes personalidades. No era nada extraño que todos se conocieran teniendo un acuerdo de palabras dónde la única regla principal era que nadie diría nada de lo que pasará, ni dónde, ni como. Está vez, tocándole a Min Yoongi, hijo de un importante congresista perteneciente al partido del presidente Jeon Jung-suk.

Hye-min harta de todo decidió voltear para marcharse de vuelta a casa, ella no estaba muy de acuerdo con todo eso. Su partida se retrasó unos instantes al chocar contra el cuerpo de alguien más.

—Disculpa no fue mi intención —se disculpó una chica delgada y de aspecto normal, muy diferente al no llevar ropa provocativa o de diseñador, ni si quiera iba maquillada.

—No te preocupes —sonrió Hye-min, amable queriendo alejarse lo antes posible, pero siendo detenida de nuevo.

—Disculpa, ¿tú conoces a Jeon JungKook? Te he visto con él hace unos instantes.

—Si, pero si crees que obtendrás algo con él te aviso que no conseguirás mucho —comentó mirando con desden hacia la dirección donde el pelinegro reía bebiendo en la barra junto a sus amigos— él es un misógino egoísta, solo querrá un polvo de ti y luego te desechará como basura.

La chica escuchó atenta con una extraña emoción en su rostro asintiendo a cada palabra dicha.

—Entonces dices que no es tan inocente como se muestra cuando está con su padre en los eventos públicos —inquirió pensativa también mirando en dirección a la pista.

—Jeon JungKook es todo menos inocente, querida. Al igual que toda esta gente que ves aquí.

Eso fue lo último que agregó marchandose del lugar.

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JungKook devoraba la boca de una mujer mientras otra besaba la piel de su cuello y acariciaba su ancha espalda desnuda. No era nada raro frecuentar ese tipo de encuentros. Nadie podría decirle que no a él. Comenzó a desabrochar su pantalón jean en un intento por dejar salir a su miembro palpitante cuando la puerta de la habitación resonó con fuerza e insistencia.

Ignoró siguiendo con lo suyo, pero la nueva insistencia por parte de la persona del otro lado no hizo más que molestarlo, se alejó de sus acompañantes a duras penas y abrió bruscamente la puerta a punto de golpear a quien se haya atrevido a interrumpir su caliente momento, deteniéndose cuando vio de quién se trataba.

—Será mejor que te vistas y bajes —habló calmadamente el hombre de mediana edad. Uno de los guardaespaldas principales de su padre y la familia Jeon.

JungKook que aún seguía bajo los efectos del alcohol ladeó su cabeza por sobre su hombro para observar a las dos féminas semidesnudas que lo esperaban ansiosas, confundidas en la cama, debía marcharse y todavía no había empezado. Miró frustrado al hombre frente suyo con el ceño fruncido.

—Sejin, ¿no puedes darme una hora aunque sea? —rogó con un poco de inocencia, el hombre solo miró sobre su hombro y suspiró, estaba cansado de la actitud del muchacho.

—Si eso quieres luego te arreglas con tu padre —murmuró jugando con el walkie tolkie en sus manos.

El pelinegro maldijo en voz baja acomodando sus pantalones, buscando su ropa restante para colocarsela  apresuradamente. Sin siquiera despedirse  o dirigirles una explicación se marchó de allí detrás del guardaespaldas.

La fiesta seguía a pesar de que muchos se encontraban en pésimas condiciones regados por ahí, consumiendo alcohol o algún estupefaciente o teniendo relaciones. Un descontrol que para ellos era algo normal.

Vislumbró por un segundo a Park Hye-min recostada sobre una pared hablando animadamente con otro muchacho importándole poco su presencia, salvó cuando esta compartió una mirada cómplice con Sejin cambiando el rumbo de su camino rápidamente.

—Fuiste tú, ¿no? —la encaró con suma brusquedad sin que ella se inmutara.

—¡Hey, amigo!

—No soy tu maldito amigo —chilló el pelinegro lanzando al suelo de un empujón al chico que quiso defender a Hye-min, haciendo que los demás prestarán atención a la supuesta pelea y algunos corearan incentivando a seguirla.

—Eres un animal, Jeon —recriminó ella alejándose, pero siendo detenida por JungKook cuando la sujetó del brazo causando que chocará contra su duro pecho.

—Me estás colmando la paciencia, Hye, no te metas en dónde no te incumbe —amenazó con sus narices casi rozándose— ¿o qué? ¿acaso tú también quieres probar un poco? —insinuó coqueto haciendo reír a la chica.

—No me hagas reír, Jeon, tú no me moverías ni el más mínimo vello del cuerpo —rebatió desafiando— lo único que hice fue salvar el trasero de JiMin.

—Tu hermano es bastante grandecito para cuidarse no seas una aguafiestas, ¿quieres?

—Agradece que vino uno de tus gorilas y no tu propio padre —desafió burlona soltándose de las manos del pelinegro.

—¡JungKook! —volteó ante el llamado del hombre de negro quien seguía de pie esperando con impaciencia.

—Esta me las vas a pagar, Hye-min. Te lo juro que me las vas a pagar.

Amenazó antes de marcharse hecho una furia empujando a un par de desconocidos en su camino. Desvío su camino dónde su Aston Martin lo esperaba, en el garaje de la mansión Min, siendo detenido al instante cuando saco las llaves.

—No puedes conducir —sostuvo serio el guardaespaldas quitándole las llaves de la mano.

—Sejin, estoy bien, observa —intentó pararse en un pie fallando en el transcurso, trastabillando hacia un costado y componiéndose segundos más tarde, con algunos alrededor mirando y riendo burlones ante la escena.

—Si, claro, me confirmas cada vez más que puedes conducir —se burló el hombre— anda, vamos.

Intentó jalar del brazo a JungKook pero este se zafó brusco comenzando a caminar hasta el Land Rover negro que los esperaba con el motor encendido aparcado en la vereda enfrente. Subió a duras penas a los asientos traseros dejándose caer sobre el cómodo cuero, cerró los ojos por unos instantes suspirando un poco de paz, irguiendose luego solo para quejarse.

—Tengo hambre —avisó— vayamos por una hamburguesa con papas —no obtuvo respuesta— ¡Yah! Acaso eres sordo, dije que tengo hambre —se quejó mirando al conductor.

—Comerás al llegar a la casa, JungKook —informó Sejin sin quitar la vista del frente. El pelinegro bufó sacando su celular dispuesto a entretenerse, pero el mareo le impedía mirar correctamente la pantalla.

Sintió una rabia recorrerle al recordar que tendría una apasionada noche con dos rubias de infarto y por culpa de la maldita frígida no pudo. Park Hye-min, siempre había sido un dolor de cabeza, que sino fuera porque su hermano mayor era uno de sus mejores amigos, él ya le hubiera hecho pagar cada provocación de su parte.

Esos dos se tenían jurada desde siempre. Desde que compartían clases en el instituto. Pues al ser sus familias muy cercanas, era imposible no tener un acercamiento o compartir el mismo círculo social. JungKook siempre molestando a una muy seria, educada y nada popular Hye-min y Park Hye-min, poniendo en su lugar al más popular, atlético y atractivo Jeon JungKook.

Los primeros capítulos muestran un poco, el comportamiento de JungKook con su alrededor. Supongo que irá cambiando sus actitudes común vaya pasando el tiempo y los acontecimientos.

Solo diré, que en mi cabeza la historia suena bien, pero con mucho drama.
No olviden votar y comentar.

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