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𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘀𝗲𝘀𝗲𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗼𝗰𝗵𝗼. 𝗘𝘅𝘁𝗿𝗮.

Dos años después.

Una vez aparcó el auto en el estacionamiento, tomó el teléfono celular colocándolo frente a ella, acomodó su cabello lacio al igual que su flequillo sobre la frente y atendió la videollamada.

—¿Cómo estás mi bebé?

Estoy bien, omma —respondió Beomgyu del otro lado. Estaba caminando por un parque, se había ido de viaje por su último año de preparatoria. Hye-min sintió nostalgia de verlo tan grande y hermoso recordando cuando lo conoció con tan solo siete años.

—¿Necesitas que te enviemos dinero?, dinos si lo necesitas —el chico negó, sonriendo— necesitas que te enviemos algo que has olvidado, Nami dijo que armaron una lista, pero duda de ti.

¡Omma! —la interrumpió— no necesito que me envíen nada, tú sabes muy bien porque te llamo.

Ella suspiró, apartando la mirada por un momento. El chico siempre andaba pendiente de su noona, la conocía y sabía que le pasaba sin siquiera palabras.

—Todo salió bien.

¿Ya estas en casa?

—Si. Acabo de llegar.

Beomgyu rio, Hye-min escuchó voces alrededor de su hijo y pudo distinguir a algunos de sus compañeros y amigos.

Estoy contigo siempre, lo sabes, tengo que dejarte, luego me envías fotos.

—Tú también enviame fotos, no te olvides de comer bien, abrigate, cuídate del sol y toma mucha agua.

Yo también la amo, omma.

Hye-min rio encantada, cortando la llamada.

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Entró al departamento en completo silencio, dejó sus zapatos y bolso en la entrada, podía escuchar perfectamente las risas y chillidos de sus hijos junto a su JungKook. Seguramente se encontraban jugando en la sala living. Caminó con sigilo, debía pasar por allí para dirigirse a la cocina, por lo que no quería llamar la atención del canino.

Sonrió divertida viendo el panorama. Young-nam se encontraba colgada de la espalda de su padre riendo a carcajadas, el pequeño Namjae también se encontraba colgado como koala sobre el torso de este, mientras el más pequeñito, Jeongjun aplaudía riendo divertido en medio de un fuerte de almohadones y osos de peluche, Bam siendo su custodia acostado a su lado con su lengua afuera mirando la divertida escena.

JungKook era un padre dedicado y amoroso. Ayudaba y apoyaba a sus niños en cada cosa que surgiera, aprendía de ellos y los amaba con cada célula de su cuerpo y ser. Hye-min estaba muy orgullosa de él. Era admirable que a pesar de tener el mando de una gran e importante empresa, la atención hacia sus hijos y ella eran la principal prioridad en su vida.

Sirvió un vaso de agua, bebió todo el contenido de una vez jadeando ante el esfuerzo. Sus ojos quedaron fijos sobre el mármol de la mesada, afuera todavía no anochecía y no pudo evitar perderse en el cielo anaranjado del atardecer de verano. No se dio cuenta cuando entraron a la cocina tampoco cuando unos fuertes brazos rodearon su cintura haciéndole sentir la calidez de otro cuerpo a sus espaldas.

—¿Por qué tardaste tanto, amor? —besó la piel del hombro de su esposa por encima de la tela de su camisa— ya te extrañaba —ronroneó, su nariz rozó la piel del cuello femenino— Yoongi hyung vendrá por Nami y Jae en una hora, harán una pijamada con Hyungi, aunque eso ya lo sabes.

—Si, lo sé, ya hablé con SolHyun —respondió, con sus ojos mirando hacia el frente.

—Jun duerme como tronquito una vez le demos su biberón —volvió a besar el hombro, acariciando con sus manos la cintura de su esposa, la volteó enfrentándole— podríamos aprovechar el jacuzzi y la botella de vino blanco que hay en la cava.

Hye-min apretó sus labios en una línea recta, apoyó sus manos sobre el filo de la encimera recostándose sobre este, era decirle ahora o nunca. JungKook frunció el ceño al ver el rostro serio y pensativo de su esposa, en otro caso, ella estaría contestándole con palabras sucias o propuestas que a él lo volverían loco, pero aquella seriedad lo alertó.

—Amor, ¿pasa algo?

—¡Omma! —gritaron los dos niños mayores, entrando a la cocina con su hermanito menor en brazos y el canino detrás de ellos, JungKook dio un paso al costado sobando la cabeza de Bam, Hye-min abrió sus brazos recibiéndolos con una enorme sonrisa, besó sus cabecitas y sostuvo al más pequeño de casi dos años en sus brazos, apretujándole las mejillas— tienes que ayudarnos a preparar las mochilas.

Ambos niños sujetaron a su madre por los brazos alejándola de la cocina entre medio de una conversación y pedidos, JungKook se recargó de la isla con la curiosidad latente. Hye-min le estaba escondiendo algo y sabía que era algo muy importante.

•••

Jeongjun reía ante las caras graciosas que Namjae le hacía, estaban sentados en el suelo con almohadas a su alrededor, Young-nam ayudaba a su madre acomodar en sus respectivas mochilas sus pertenencias para la pijamada en casa de sus tíos.

—¿Cuándo se lo dirás a appa? —preguntó la mayor, doblando la campera de su hermano y metiendo la prenda en la mochila. La rubia la miró con ojos desorbitados.

—¿De qué hablas, cariño?  —se hizo la desentendida.

—Omma —la niña colocó los brazos en jarra sobre su cintura, reprochándole.

—Ya sabemos que tendremos otro hermanito —acotó, Jae.

—Tiii hemanito —aplaudió, riendo el más pequeño.

—Appa se volverá loco  —negó Young-nam, riendo divertida y cerrando el cierre de su mochila amarilla de chimmy.

—Tu padre quería tener cinco o seis hijos y a como vamos siento que lo va cumplir —susurró, metida en recuerdos finalizando de cerrar la mochila turquesa de koya perteneciente a Namjae.

—Yo quiero que sea nena —opinó el niño de cuatro años, Young-nam y su madre tomaron asiento en el suelo junto a los menores— digo, porque así quedamos pares ahora que hyung se irá a la universidad. Yo comparto habitación con Jun y noona puede hacerlo con la bebé.

Young-nam sonrió entrelazando sus manos al nivel de su barbilla imaginando los miles de escenarios color de rosa junto a su nueva hermanita. Hye-min reía ante sus ocurrencias. Aún era muy pronto para saber el sexo, apenas tenía doce semanas de gestación y la única persona que lo sabía era Beomgyu. Y ahora sus hijos.

—Entonces, hoy cuando ya no estemos y Jun se duerma, en medio de la cena dile a appa la noticia, se morirá de la emoción —dijo con entusiasmo la mayor de los hermanitos Jeon.

Hye-min se cubrió la boca con la mano mientras reía, porque inevitablemente se le había cruzado por la cabeza hacer eso mismo, decirle la gran noticia a su esposo durante la cena. Aunque su idea de “cena” fuera algo diferente y atrevido.


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La habitación se encontraba en penumbras, la única luz alumbrando era de la luna colándose a través del ventanal del balcón, bajos gemidos y jadeos retumbaban en la pared de la enorme habitación. JungKook embestía con lentitud y profundidad el cuerpo de su esposa, sus manos se encontraban ancladas en las caderas femeninas, sus labios besaban con dulzura el rostro de Hye-min, las piernas de ella se encontraban ancladas a la cintura de su esposo, sus manos jugando con el cabello húmedo de este por el sudor.

En un movimiento cambiaron las posiciones, Hye-min tomó el mando arriba con JungKook sentado en la cama rodeando con sus brazos la cintura de esta mientras la rubia sujetaba entre sus manos el rostro de él repartiendo castos besos moviéndose lenta y tortuosamente sobre su miembro.

—Amor… sé que tienes algo que decirme —gimoteó él, aferrando sus manos abiertas a la espalda de su esposa.

—Si, si tengo algo que decirte —respondió, mordiendo y jalando el labio inferior del pelinegro en lo que el vaivén cambiaba de adelante hacia atrás.

—Dime, por favor.

El movimiento de caderas de ella comenzó a ser más frenético, cambiando a pequeños, pero impetuosos saltitos sobre el miembro masculino, los gemidos desenfrenados de los dos se perdían en los labios del otro. JungKook se movió debajo con profundas embestidas ayudando a ambos a llegar al clímax al mismo tiempo.

Sus cuerpos cansados, calientes y sudorosos cayeron al colchón, JungKook jadeaba intentando recuperar la respiración, su mujer aún estaba en sus brazos, Hye-min levantó la cabeza apenas, sus pechos se tocaban, lo miró a los ojos también con la respiración agitada.

—¡Felicitaciones, mi Kookie!, serás padre de nuevo.

De repente su respiración se detuvo, su cuerpo se puso rígido y sus ojos parecían salirse de sus cuencas. Ella rió por la tonta expresión en el rostro de su esposo, JungKook saliendo del trance preguntó con un asentimiento mirando hacia abajo marcando el abdomen femenino, ella asintió con lágrimas en los ojos y él soltó un grito de felicidad besando luego sus acolchonados labios.

Estaba muy feliz de recibir una noticia de esas —el contexto ayudaba todavía mas— se sentía orgulloso por seguir agrandando su anhelada familia. Se sentía orgulloso de haber conseguido más de lo que hubiera soñado y que ella fuera quien le diera todo.

Un extra más 🥺🤧

Si, lo siento, pero me gustan los saltos temporales, así que no se sorprendan si encuentran esos saltos en otras de mis historias.

Si, la relación de esos dos es intensa. Y me gusta describirla. 🤭

Les agradezco mucho, mucho el estar aquí.

💜💜💜

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